Capítulo 8

La Gran Guerra de Familias

 

—Anya.

—...

—¿Hasta cuándo piensas seguir así?

—...

—¡…Pregunté hasta cuándo piensas seguir escondida en la cama!

—...Runoa, cálmate nya.

—¡No me detengas, Chloe! ¡Freya-sama es Syr, ¿verdad, Anya?!

—...

—Bueno, ¡entonces deberíamos ir y escuchar la historia completa, aunque eso signifique hacerlo por la fuerza si es necesario!

—...

—¡Solo tenemos que ayudar al chico y recuperar a Syr, ¿verdad?!

—...

—¡Di algo, gata estúpida!

—Runoa, cálmate.

—¡Levántate de una vez! ¡Si no lo haces, te obligaré a hacerlo!

—¡Runoa!

—Gh...

—...

—...

—...

—...Nos vamos.

—...

—¡Puedes pudrirte allí el resto de tu vida!

La puerta se abrió de golpe.

El sonido resonó en la habitación; su resentimiento había tomado forma. Ahora solo quedaban dos personas en la habitación.

—Anya, mya y las demás iremos al Juego de Guerra hoy, nya.

—...

—Ya suplicamos de rodillas a Njord-sama y a Demeter-sama, y logramos convencer a May y las demás también.

—...

—No sabemos nada de Ryuu... Pero nosotras iremos a la batalla.

—...

—Anya, ¿no quieres que este lugar vuelva a ser como antes?

—Ugh.

—Bueno, yo sí quiero que eso vuelva... Así que me voy.

Y luego solo quedó una.

La puerta se cerró, y Anya, que estaba acurrucada en su cama, abrazó sus rodillas con fuerza.

Runoa era fuerte. Chloe también lo era.

Pero para Anya, la idea de luchar le era imposible.

Tenía miedo de su hermano Allen.

Tenía miedo de la diosa Freya.

Ya ni siquiera sabía quién era realmente la chica (Syr) que la había salvado.

Y no podía reunir el valor para encontrar la respuesta a esa pregunta.

Como había dicho Runoa. Anya solo continuaría pudriéndose ahí, incapaz de hacer algo por su cuenta, como una gatita perdida.

Anya agacho la cabeza sintiéndose decepcionada de sí misma.

Fue entonces que...

—--Oi.

La puerta se abrió violentamente, y alguien se acercó bruscamente a la cama.

Ese tono áspero y vulgar le sonaba muy familiar.

Sus hombros temblaron mientras enterraba el rostro en su regazo.

—¿...Nii-sama...?

La gatita perdida levantó nerviosamente la mirada.


* * *


 

Las gigantescas murallas al este de la ciudad débilmente resplandecían de blanco.

Mientras observaba como la oscuridad empezaba a ceder ante la luz del sol, una gota de sudor resbaló por mi mejilla.

—¡Eeeya!

Al siguiente instante, el sudor y varios mechones de pelo fueron borrados por una espada de Doble Hoja increíblemente grande.

Incluso mientras mis ojos se abrían de par en par y me quedaba sin aliento, mis brazos y piernas no dejaban de moverse.

Inclinando mi postura hacia un lado, golpeé el suelo dos veces como si estuviera bailando, y utilizando el impulso de la rotación, intenté atacar con Hakugen, sujetándolo en mi mano derecha.

—¡Haaah!

Una respuesta de pura fuerza bruta que dependía de mis estadísticas de Fuerza y Agilidad.

A simple vista, parecía caótico, y definitivamente no habría sido capaz de hacerlo antes. Pero siendo nivel 5, podía combinar la evasión y el ataque en un solo movimiento fluido.

—¡No te dejes llevar tanto por tu Estado!

Pero mi violenta reacción fue aplastada instantáneamente por la más violenta respuesta de mi oponente.

Con una asombrosa agudeza visual, coraje--y la fuerza de una Amazona-- sujetó mi muñeca y me arrojó detrás de ella.

—¡Guuuuuugh!

Tras dibujar un arco en el aire, reboté contra el suelo como una pelota.

Casi estrellándome contra el suelo, golpeé las hierbas plantadas con mi brazo libre. Ajusté mi postura con dificultad debido al impacto y, al mismo tiempo, pateé la pared cercana, saltando hacia un lado.

El tiempo apremiaba, puesto que la otra Amazona, cuyo largo cabello negro se desplegaba al viento, ya se había lanzado hacia mí con su espada.

—No te precipites tanto por una abertura tan obvia.

—¡…Aaaaah!

Dos cuchillas Kukri destellaron sucesivamente, mientras la gran Espada de Hojas Gemelas caía desde arriba.

Un grito se abrió camino desde lo más profundo de mi estómago mientras enfrentaba su ataque combinado de frente.

Era justo antes del amanecer en la Mansión Chimenea.

Me pregunto, ¿cuántas veces ya habremos repetido este entrenamiento con Tiona-san y Tione-san en el patio?

Habían entrado de golpe a nuestro hogar hace unos días. Al igual que Kami-sama y el resto, quedé sorprendido cuando anunciaron que querían ayudarme. Finn-san, quien se había ofrecido como mentor de Lili, nos aconsejó aceptar la ayuda para perfeccionar los últimos ajustes... y desde entonces hemos estado entrenando.

Para un entrenamiento serio, probablemente hubiera sido mejor hacerlo en la cima de la enorme muralla de la ciudad como lo hice con Ais-san, o en el Calabozo, pero Tione-san señaló que el tiempo que pasaríamos preparándonos y yendo de un lado a otro sería desperdiciado, así que se decidió que entrenaríamos aquí, en medio de la mansión.

—¡Aquí voyyyyy!

El patio no era lo suficientemente grande como para albergar a un grupo de aventureros de Primera Clase actuando violentamente. El césped estaba completamente destrozado, las plantas estaban en pésimo estado y los postes que sostenían las lámparas de Piedra Mágica estaban rotos. Estaba seguro que Lili se quejaría sobre los costos de reparación más tarde, pero no tenía tiempo para preocuparme por eso. No podía permitirme perder la concentración.

Entrenamiento o no, esto era lo que significaba enfrentarse con aventureros de Primera Clase.

—¡Tu cuerpo primero! ¡Tus pensamientos después! ¡De lo contrario, nunca podrás seguir el ritmo en una pelea con aventureros de Primera Clase!

—¡Los ataques de la Familia Freya serán aún más intensos!

Incontables arañazos cubrían mis brazos y piernas. Sentía cada impacto en mis huesos y todo estaba entumecido.

Los rápidos cortes de los cuchillos Kukri y el aplastante golpe de la gran Espada de Hojas Gemelas a menudo me sacudían, a pesar de que estaba a la defensiva.

Me seguían empujando contra la pared una y otra vez con lo que solo podía llamarse un torbellino de ataques.

El 90% de mis contraataques eran interceptados instantáneamente, así que evadirlo a toda prisa era la única manera de sobrevivir. Incluso al soltar una patada como un disparo de cañón, que fácilmente fue parada por un ágil codo, me sentí como en una pesadilla.

Como aventureras de Primera Clase, las hermanas Amazonas tenían mucha más experiencia y habilidad que yo.

Así que el resultado era exactamente lo que esperarías. Estuve recibiendo golpizas día tras día.

—¡Recuerda tu entrenamiento con Ais!

—¡Tienes las habilidades y técnicas que ella te inculcó, ¿verdad?! ¡Así que úsalas ahora!

Pero tan a menudo como sus palabras avivaban mi corazón y cuerpo…

--No dejes que tu Estado decida por ti.

--No te lances ciegamente a cada abertura.

Correcto, esas fueron cosas que la persona que tanto admiro también me dijo.

Ahora que había llegado al Nivel 5, necesitaba revivir mi antigua resolución.

¡Vincular mis habilidades y técnicas, combinar mis armas y estrategias, y que mi cuerpo y espíritu se sincronicen!

Crece... ¡Uchide no Kozuchi!

Justo en ese momento, una voz de apoyo llegaba a mi espalda herida.

Haruhime-san, que había estado arrodillada en un rincón del patio, se levantó y terminó su canto.

Estaba sudando tanto como yo mientras exprimía toda su fuerza mental para otorgarme un aumento de nivel.

—¡--Ngggh!

Reajustando mi estado que de repente había sido potenciado, lancé mi contraataque.

Aceleré junto con los hermosos rayos de luz que envolvían mi cuerpo. Y los relucientes cuchillos blanco y negro azabache en mis manos destellaron.

Utilizando las técnicas que había aprendido, apunté a los lados de las armas de Tione-san, desviando cada uno de los cortes con destreza. Luego, dejando intencionalmente una abertura, intenté engañar a Tiona-san. Y aprovechando la iniciativa, balanceé el Cuchillo Hestia en mi mano derecha y puse todo mi peso detrás de él.

—¡¡Haaaaaaaaah!!

Todo estaba en juego en ese ataque. Literalmente, un solo golpe que contenía todo lo que tenía.

Tiona-san abrió bien los ojos, y sonrió mientras lo bloqueaba de frente con su masiva arma antes de salir volando hacia atrás.

El impacto hizo temblar las dos grandes hojas de Adamantita. Fue el sonido más refrescante que jamás había escuchado desde que comenzó este entrenamiento. Se sentía bien.

Este sonido agudo como el de un diapasón resonó por todo el patio.

—¡Muy bieeen! ...Entonces, ¿cómo se siente, Argonauta-kun?

—...Sí, probablemente ya estoy bien.

Tiona-san, quien giró en el aire y aterrizó sin dificultad, me preguntó desde la distancia.

Sin aliento, devolví mis dos cuchillos a sus fundas antes de abrir y cerrar mis puños una y otra vez.

—La brecha que sentía... se ha ido.

Cuando subíamos de nivel, inevitablemente aparecía una brecha en la percepción entre nuestro cuerpo y mente. Era una situación en la que la mente no podía adaptarse de inmediato a los cambios repentinos de nuestras habilidades físicas. Tal vez porque era inexperto y solo había sido aventurero por poco tiempo, me llevaba un tiempo ajustarme. La última vez que sucedió fue mientras luchaba contra el Iguazu durante la expedición de hace dos meses.

Por lo tanto, el objetivo de este entrenamiento no era practicar para volver más fuerte hasta el último minuto. Sino como dijo Finn-san, era adaptar mi cuerpo y mente para eliminar esa desconexión.

—Nos llevó hasta el último momento, pero parece que funcionó. Ya no deberías tener problemas... Y te las arreglaste bien para seguir el ritmo. Ya había oído hablar mucho de ella, pero sí que es una magia asombrosa.

—M-Muchas graciaaaas…

Incluso Tione-san elogió a Haruhime-san, quien parecía estar a punto de poner los ojos en blanco y colapsar. Haruhime-san también había subido de nivel y, desde hace algunos días, había estado ayudando con mi ajuste.

En su caso, en lugar de volverse físicamente más fuerte, su aumento de nivel se había vuelto aún más formidable. Ahora que era Nivel 2, duraba veinte minutos en lugar de quince, y el tiempo de reutilización había pasado de diez minutos a nueve. Por supuesto, el número máximo de colas que podía reunir había aumentado de cinco a seis.

No había duda de que el poder de Haruhime-san sería clave en el Juego de Guerra. Los ojos de Lili estaban enrojecidos por la falta de sueño cuando le pidió a Haruhime-san que lo llevará al límite. De esta manera, no tendríamos que preocuparnos por usarlo sin práctica durante el evento principal.

(Además, fue genial para mi probar movimientos de pseudo-nivel 6...)

Combinar el aumento de nivel con la brecha mental que ya tenía al subir de nivel, realmente podría haber terminado descontrolándome como un toro.

Era una comparación un poco extraña, pero la salida de potencia se sentía casi como transformarse en un dragón. Gracias a Tione-san y Tiona-san, ahora podía controlarlo.

Teniendo en cuenta que esto también fue una práctica para enfrentarme a aventureros de Primera Clase, esta sesión de ajuste era algo que solo podría haberse llevado a cabo con alguien de nivel 6 como ellas. No podía agradecerles lo suficiente.

—Habría sido genial que Ais los hubiera entrenado también, así que... lo siento, Argonauta-kun.

—No, escuché que tenía sus razones, pero estoy seguro de que también nos está apoyando.

Moví la cabeza. No sabía los detalles, pero... las cosas que me enseñó todavía estaban firmemente arraigadas en mí. Ahora, e incluso durante aquella batalla, todo lo que había hecho por mí fue de gran ayuda.

Es así que enfrentaré la guerra de hoy con sus enseñanzas.

—...El sol está...

Haruhime-san levantó la vista y murmuró para sí misma.

Incluso en el patio, rodeado por las paredes de la mansión por todos lados, era evidente que el sol había comenzado a asomarse sobre el horizonte.

El cielo brillaba de color rojo. Tan rojo que casi parecía un crepúsculo.

Hoy era el tercer día de nuestro entrenamiento y el día del Juego de Guerra.

Mientras me preparaba para enfrentar el fatídico día, mi corazón que latía en silencio repentinamente se aceleró.

—Argonauta-kun...

Miré hacia el cielo nerviosamente, y me di cuenta de que Tione-san y Tiona-san se habían acercado y nos estaban sonriendo.

—¡Buena suerte!

—¡Ve y patea el trasero de la Familia Freya!

En ese momento, Haruhime-san y yo nos miramos, sintiéndonos un poco aliviados por sus sonrisas radiantes y sus palabras duras como reconfortantes.

Asintiendo, le devolvimos la sonrisa a Kami-sama, a Lili y a todos los demás también.

—“”¡¡Sí!!””


* * *

Era una huella dejada por el gigante llamado historia.

Filas y filas de grandes pilares en ruinas alineadas.

Innumerables adoquines descoloridos se extendían por todas partes.

Aunque los arcos rotos inclinados, después de muchos años, seguían de pie.

Las numerosas ruinas, que se creía que eran tumbas y residencias de sacerdotes, estaban siendo invadidas por la tierra desnuda, las grandes rocas que sobresalían y la vegetación dispersa, convirtiéndolas gradualmente en parte de la naturaleza. Era una escena majestuosa, pero también impregnada de una profunda soledad.

Y lo más notable era que todas estas ruinas estaban sobre un lago.

Esta isla flotaba sobre las hermosas aguas verde esmeralda de una vasta caldera, bordeada por imponentes montañas.

Estas eran las Ruinas de la Ciudad de Orza.

Un vasto complejo de ruinas que se habían construido en el hueco de la caldera del lago al noroeste de Orario, en el extremo occidental de las Montañas Beor. Y este era el campo de batalla donde se llevaría a cabo el Juego de Guerra.

La historia de estas ruinas se remonta a más de 2,000 años. Originalmente era una ciudad fortaleza erigida en la tierra para contener la marea de monstruos que desbordaba del Gran Agujero.

 

Además de su ubicación ventajosa que le aseguraba un suministro constante de agua, se dice que la caldera del lago actuaba como un foso natural que impedía la invasión de monstruos. Y gracias al trabajo de los semi-elfos y semi-enanos, la isla prosperó como una ciudad autosuficiente hasta el día en que un poderoso monstruo, especialmente grande, la atacó desde el cielo.

La isla, que tenía la forma de una elipse distorsionada, ahora estaba llena de restos de murallas y torres. Esparcidas por el paisaje accidentado, se apreciaban diversas pendientes y numerosos edificios totalmente en ruinas, dejando claro que este lugar había sido abandonado hace mucho tiempo.

Y entre ellos había un templo especialmente grande en el borde oeste de la isla.

En los tiempos antiguos, antes de que los dioses descendieran al reino mortal, las personas expuestas a la amenaza de los monstruos adoraban a dioses imaginarios, buscando la salvación. Se creía que Orza tenía una profunda conexión con los espíritus, y ese gran templo era conocido en general como la Casa del Dios, donde se adoraban estatuas de distintas deidades.

Se dice que entre las deidades adoradas allí había una diosa de la belleza.

—--El viento es frío, algunas nubes se asoman aquí y allá, ¡pero como pueden ver, es un hermoso día! ¡Un día perfecto para la guerra, incluso en este campo de batalla en las montañas donde el clima puede cambiar rápidamente!

—¡Bueeenos días a todos! ¡Soy Ibri Achaa, la bola de fuego parlante de la Familia Ganesha, también conocido como Fire Inferno Flame!¡Y nuevamente en esta ocasión, seré su anfitrión y comentarista del Juego de Guerra!

—¡Soy Ganeshaaaaa!

—¡Y también me acompaña Ganesha-sama!

En la lejana Orario, las ruinas de Orza eran visibles en el reflejo de los espejos. Los espejos divinos, que permitían ver cualquier lugar a distancia, ya se habían instalado por toda la ciudad, y la Familia Ganesha estaba transmitiendo comentarios en vivo.

Sin embargo, a diferencia del Juego de Guerra con la Familia Apolo que se llevó a cabo hace cinco meses, la ciudad había olvidado su emoción y estaba tranquila. Los aventureros en las tabernas, la gente mirando los espejos instalados en las calles principales e incluso los dioses reunidos en Babel parecían tensos incluso antes de que comenzara la batalla.

—¡Ahora, bien! ¡Esta será una nueva experiencia para Orario: ¡La Gran Guerra de Familias! ¡Un choque entre la Familia Freya, aclamada como la más fuerte de la ciudad, y una Alianza de Familias liderada por la Familia Hestia! ¡Y el desafío para esta ocasión, o mejor dicho, el evento será... ¡Búsqueda!  ¡Divinaaaaaa!

 

Los únicos emocionados eran los comentaristas constantemente ruidosos.

Frente a la sede del Gremio, Ibri, el comentarista, gritaba con un micrófono de Piedra Mágica en la mano.

Permítanme explicar rápidamente las reglas. ¡El vencedor será el lado que encuentre primero al dios del otro! Cada Familia participante ocultará a su dios patrón en algún lugar de las ruinas de Orza, ¡y los seguidores correrán para encontrarlos! ¡Es literalmente un juego del escondite!

—¿¡Eso significa que... Ganesha!?

—¡Así es, Ganesha-sama! Por supuesto, ¡no es solo un simple juego del escondite! Si los miembros de las Familias enemigas se encuentran, se obstaculizarán y lucharán... ¡Así es, es una Batalla Campal! ¡Ríos de sangre y lapidas de armas seguramente surgirán mientras intentan proteger y encontrar a los dioses!

Eso no era solo una metáfora.

En total, cuarenta y siete Familias estaban participando, y más de ochocientos seguidores estarían luchando en esta guerra, por lo que sin importar cuáles serían las reglas, una batalla llena de sangre aguardaba.

Al escuchar la explicación de Ibri, la gente de la ciudad tragó saliva.

—¡Peeeeeero! ¡Mientras que la Familia Freya tendrá que encontrar a todos y cada uno de los dioses enemigos, la Alianza solo necesita encontrar a la Diosa Freya para ganar! Efectivamente, ¡eso tiene que ser una gran ventaja para la Alianza! O más bien, ¡casi parece injusto! ¿¡Qué piensa al respecto, Ganesha-sama!?

—Francamente, no creo que esa sea una desventaja suficiente.

—¿¡Ganesha-sama acaba de dar una respuesta seria!?

En medio de los comentarios en vivo resonando por las calles, y el opuesto estado de ánimo de la ciudad, aquellos que aún permanecían en Orario expresaron diferentes emociones en sus respectivos lugares.

—Bell-kun...

—Eina...

En la Sede del Gremio, donde un espejo colgaba cerca del techo, Eina que no podía hacer más que rezar por la seguridad de Bell, deseaba poder haber hecho algo más, mientras que su colega Misha la abrazaba con delicadeza mostrándole su apoyo.

—Por reglas como estas, tuvieron que prohibirme participar específicamente a mí, quien no solo podría volar por el cielo y localizar a la diosa, sino que incluso podría terminar el Juego de Guerra inmediatamente con un ataque sorpresa... ¿Eso es lo que quieres decir?

—Pensé que era por tus Talaria más precisamente. Algunas personas sabían que había un objeto mágico que permitía a su usuario volar por el cielo, pero contigo cargando a Hestia y entrando al hogar de Freya así, definitivamente se convirtió en un hecho conocido... ¿Todavía no lo has aceptado?

—...Ya no tiene sentido hacer un escándalo de eso ahora. Aparte de las Talaria, que fueron prohibidas, ya he compartido todos mis objetos mágicos con Liliruca Arde y el resto... Solo queda confiar en él. En ellos.

En el piso 30 de Babel, donde se habían reunido varios dioses, Asfi frunció el ceño mientras Hermes se encogía de hombros resignado.

—Ais, puede que sea difícil, pero... ¿Lo vemos juntas?

—...Sí.

En el hogar de la Familia Loki, Ais, cuya mano era sostenida por Tiona, finalmente levantó la vista, que había estado cabizbajo, y entró al salón.

Tione estaba sentada en el sofá, Gareth tenía sus brazos cruzados como rocas, Riveria mantenía un ojo cerrado, y Finn se mantenía mordiendo la punta de su dedo. Todos estaban mirando el espejo que Loki había colocado allí.

El Juego de Guerra estaba a punto de comenzar.


* * *

—Es enorme...

Murmuré mientras observaba las ruinas que no podía apreciar por completo incluso con la visión de un aventurero de Primera Clase.

—El lado este será ocupado por nuestra Alianza... y el oeste por la Familia Freya, ¿verdad?

—Así es... las ruinas más grandes están en el centro. Se supone que ese será el límite...

Naaza-san, quien sostenía un arco largo y acababa de llegar, me dio una explicación.

Estábamos en una de las montañas circundantes, desde donde teníamos una vista panorámica de toda la ciudad en ruinas de Orza.

La vista del Lago Caldera desde la cima del acantilado era espectacular.

Si las circunstancias fueran distintas, y hubiéramos venido de turismo, seguramente me habría quedado atónito al ver el lago, tan verde y brillante como un espejo del cielo.

Esta era la segunda vez que venía a las Montañas Beor. La llamada Caldera del Valle de Beor estaba en el extremo opuesto de la cordillera en relación con la Aldea Edas, donde Kami-sama, Ais-san y yo nos perdimos durante la invasión de Rakia.

Nunca hubiera imaginado que una vista tan hermosa estuviera a solo un par de horas de distancia, incluso si cargara a Haruhime-san, lo que no sería demasiado difícil para un aventurero de clase alta.

—La Familia Freya ha estado en las ruinas desde esta mañana... Supongo que están escondiendo a su diosa en algún lugar del oeste...

Siguiendo la dirección que Naaza-san señalaba con el dedo, pude ver claramente que justo en el punto donde se dividía el campo de batalla, se encontraba una gran ruina de un templo parcialmente destruido.

El área para que la Alianza ocultara a nuestros dioses estaba en la mitad este, mientras que la Familia Freya ocupaba la mitad oeste. Siempre y cuando estuvieran dentro de estos territorios, era justo esconder a los dioses donde quisiéramos. Podrían estar en una de las torres en el borde exterior, o justo en la franja central con una excelente vista.

Las ruinas eran lo suficientemente grandes como para contener todo un distrito de Orario, por lo que sería difícil encontrar a un solo dios.

—Pero tener un Juego de Guerra en un complejo de ruinas tan vasto...

—Considerando que casi cincuenta Familias participan, es bastante razonable...

Mientras Ouka-san, quien había venido para hacer un reconocimiento juntos, comentaba eso, Naaza-san sujetó su cabello, fastidiada de que fuera agitado por la brisa.

No quería robar sus palabras, pero las ruinas de la ciudad que flotaba en el enorme lago realmente parecían casi un mundo completamente diferente.

Estábamos a punto de convertir lo que solía ser la antigua ciudad fortaleza en un campo de batalla para resolver las cosas con los oponentes más poderosos que existían.

—...Gracias, ya estoy bien. Regresemos.

Controlando mis nervios, me di la vuelta con ambos.

Descendimos la larga y empinada pendiente, de regreso al campamento en el campo.

Las Ruinas de la Ciudad de Orza, ubicadas en el lado sur del lago hueco de la caldera, tenía un único puente en su extremo sur, y el campamento de la Alianza de Familias estaba ubicado en la orilla de ese puente.

Mientras Haruhime-san y yo entrenábamos hasta el último momento, la mayoría de los otros aventureros de la Alianza entraron al grupo de tiendas instaladas por el Gremio y la Familia Ganesha el día anterior; por cierto, aparentemente la Familia Freya había cruzado el lago de la caldera en una balsa desde el norte.

Una vez comenzara el Juego de Guerra, este campamento base sería el punto de evacuación donde los aventureros heridos que se retiraran de la lucha serían llevados para recibir tratamiento, por lo que se podían encontrar por todo el campamento a los miembros de la Familia Dian Cecht.

—Siento que no tengo suficientes ítems... Oi, ¡¿alguien tiene algunos extras?!

—¡La Familia Miach los está preparando! ¡Ve a hablar con Miach-sama y coge los que necesites!

—Tener Espadas Mágicas Crozzo e incluso espadas de la tienda de Hefesto para elegir es como un sueño hecho realidad... pero aun así no puedo calmarme.

El campamento estaba lleno de conmoción y entusiasmo.

Voces que sonaban como una mezcla de emoción y nerviosismo.

Un hombre bestia inspeccionaba cuidadosamente sus armas, y un enano estaba siendo ayudado por un compañero para ponerse una armadura pesada. Mientras contemplaba en silencio la batalla que se acercaba, un par de voces me llamaron.

—"”¡Bell Cranel!””

—Ah... ¡Luvis-san, Dormul-san!

Cuando me di la vuelta, vi a un par familiar corriendo hacia mí.

Luvis-san de la Familia Modi y Dormul-san de la Familia Magni.

El elfo y el enano que lucharon junto a nosotros contra el musgo gigante mejorado durante la expedición a los pisos inferiores.

—¿Lucharán junto a nosotros...?

—Por supuesto. La vida que debería haber perdido junto con mi brazo derecho, fue salvada por ustedes. Si no pago esa deuda ahora, ¿cuándo lo haré?

Luvis-san, que llevaba una aljaba de flechas y un arco, tocó suavemente su brazo derecho.

Estaba cubierto por su equipo de batalla y un guante, pero si miraba debajo, estaba seguro de que vería una prótesis plateada como la de Naaza-san.

Aunque había perdido su brazo, todavía tenía una sonrisa ordenada propia de un elfo.

—Ha llegado el momento de cumplir mi promesa. Luchemos juntos, aliado de los elfos.

--Juro por el nombre de Luvis Lilix que algún día pagaré esta enorme deuda.

Recordé la promesa que hizo cuando estábamos en Rivira después de derrotar al musgo gigante. Detrás de él, Lana-san llevaba la misma sonrisa mientras se mantenía firme sobre su pierna protésica.

—¿A quién llamas aliado de los elfos? ¡Entonces nosotros y la Familia Hestia somos hermanos Enanos!

Dormul-san respondió con una voz atronadora.

Ignorando la mirada reprobatoria de Luvis-san, golpeó su amplio pecho.

—Nosotros tampoco lo hemos olvidado. Es un oponente increíble... pero por ustedes, lucharemos hasta el final, mis hermanos.

Me quedé sin palabras mientras Dormul-san y sus camaradas enanos me sonreían cálidamente.

Aunque los conocía a ambos de una manera extraña a través de Eina-san, nos ayudamos mutuamente en el Calabozo y ahora estábamos luchando lado a lado. Sería fácil llamarlo un vínculo extraño. Pero las conexiones que llevaron a estos elfos y enanos a venir en nuestra ayuda me hicieron sentir cálidamente reconfortado, y les estaba realmente agradecido desde el fondo de mi corazón.

—¡Sí! Muchas gracias...

—¡Oye! ¡No olvides que también estamos aquí, Rabbit Foot!

—¿¡--Eh!?

De la nada, un grueso brazo me rodeó el cuello.

Tosi nerviosamente mientras Luvis-san y el resto miraban en shock, rápidamente giré la mirada y vi a un aventurero veterano mostrando una sonrisa torcida.

—¿¡M-Mord-san?! ¿¡También vinieron!?

—¡Claro que sí! ¡Si ganamos esto, nos llevaremos hasta el último tesoro que la Familia Freya haya acumulado! ¡Y podremos jugar hasta arrasar con el casino!

 

No pude evitar sonreír al ver que incluso en un momento como este, Mord-san era el mismo de siempre.

A unos pasos de distancia, Guile-san y Scott-san estaban sacudiendo la cabeza mientras suspiraban... ¿De qué podría tratarse?

—...Parece que también estas listo, ¿no?

Soltándome, Mord-san me examinó de arriba abajo.

Llevaba puesta la sexta generación de la armadura de conejo que Welf hizo para mí y un nuevo conjunto de equipo de batalla anti-detección.

Mis armas eran el confiable Cuchillo Hestia y Hakugen. Además, tenía una Bufanda Goliath alrededor de mi cuello.

Mi equipo también incluía tres pociones duales de recuperación, y un preciado elixir recién desarrollado por Naaza-san.

Antes de ir a inspeccionar el campo de batalla de nuevo, eché otro vistazo al equipo que llevaba puesto, y asentí firmemente.

—Ganemos esto, Rabbit Foot.

—¡...Sí!

Mostraba una sonrisa de aventurero en lugar de su habitual sonrisa de matón, y no pude evitar sonreír en respuesta.

—¡Que todos los dioses y niños se acerquen aquí! ¡Es hora de la reunión final!

Mientras todos se preparaban para la próxima batalla, la voz de Kami-sama resonó desde el centro del campamento. Naaza-san, Ouka-san, Luvis-san, Dormul-san, y Mord-san asintieron entre sí y comenzaron a moverse.

Ya solo faltaban dos horas para que comenzara el Juego de Guerra.

Solo estábamos esperando la señal de la Familia Ganesha, la Familia arbitro, en el último intermedio justo antes de salir al escenario.

Frente a la tienda en el centro del campamento, Kami-sama había reunido la atención de todos. Los demás dioses y los capitanes de las diversas Familias estaban posicionados al frente del grupo mientras Welf, Aisha-san y docenas y docenas de aventureros, herreros y las Berbera formaban un semicírculo a su alrededor.

—En primer lugar, cada dios deberá tomar una de las flores colocadas aquí. ¡Asegúrense de ponerlas en su pecho y no traten de esconderla! ¡Este es un aviso oficial de la Familia Ganesha!

Siguiendo las instrucciones de Kami-sama, los dioses tomaron una flor a la vez de las que estaban dispuestas en la mesa.

Takemikazuchi-sama eligió un crisantemo morado.

Miach-sama una flor con hojas de Coleus.

Hefesto-sama tomó un iris arcoíris de color rosa pálido.

Modi-sama y Magni-sama, con lágrimas en los ojos, mostraron una sonrisa irónica mientras murmuraban “”¡Se acabó!”". Y con expresiones variadas en sus rostros, las diosas que le guardaban rencor a la diosa de la belleza también se pusieron una flor en el pecho.

—Las reglas ya se establecieron con detalle en el Denatus, y estoy segura de que los dioses ya lo saben, pero... si su flor es robada por uno de los hijos de Freya o si la pierden, serán eliminados del juego, ¡así que tengan cuidado!

—Así que incluso si se encuentran a un dios, ese no será el final, y mientras mantengan su flor, el juego no habrá terminado... ¿A eso se refiere?

—¡Exacto, Mord-kun! Todos ustedes niños apuntarán a la flor de Freya, ¡y los niños de ella también vendrán por las nuestras! Sin embargo, si se toma la flor de un dios, toda su Familia quedará fuera del Juego de Guerra, así que todos ustedes dioses asegúrense de correr y resistir hasta el final.

Mientras respondía la pregunta de Mord-san, Kami-sama se puso una fresia roja en el pecho.

Estaba prohibido que los mortales lastimaran o mataran a los dioses. Escuché que esta Captura de Flores era una regla preparada para evitar ese problema. Por supuesto, también se nos prohibía atacar directamente a los dioses. Y si, por casualidad, un bombardeo mágico alcanzaba a un dios y lo enviaba accidentalmente de vuelta al cielo, el lado culpable del ataque sería descalificado de inmediato. Esto se había decidió para evitar estrategias extremas como hacer explotar las ruinas enteras tan pronto como comenzara la batalla.

La Familia Freya estaría cazando las flores de nuestros dioses.

Y en cuanto a nosotros... nuestro objetivo final era tomar la flor que esa diosa tenía.

—No pude confirmarlo en el Denatus, pero ¿cuánto se nos permite resistir? ¿Podemos luchar directamente contra los hijos de Freya?

—El uso de la autoridad divina está prohibido, y el encanto de Freya por supuesto que está fuera de lugar, pero...

—¿...Y qué hay de Take?

Cuando Takemikazuchi-sama hizo su pregunta, Hefesto-sama no tenía una respuesta clara, y parecía que Kami-sama tampoco.

Todos los dioses presidian algo... y en el caso de Takemikazuchi-sama, era la guerra y las artes marciales. Ciertamente resistir era una extensión de la guerra, por lo que no estaba realmente claro si debería estar prohibido, y si lo estuviera, en qué medida... Básicamente, había una delgada línea entre ello.

—...Por cierto, si te enfrentaras a los hijos de Freya, ¿contra cuántos podrías luchar?

—Contra aventureros de Segunda Clase, podría manejar a veinte de ellos. Y contra aventureros de Primera Clase, debería poder derribar al menos a uno.

—“”"Entonces sal y lucha en la primera línea"””.

Escuchando su respuesta tranquila a la pregunta de Kami-sama, Modi-sama y los otros dioses masculinos murmuraron juntos.

Mientras todas nuestras expresiones se volvían rígidas, Mikoto-san, Ouka-san y el resto de su Familia hincharon sus pechos con orgullo.

—B-Bueno, supongo que podrías ofrecer algo de resistencia, pero no vayas tan lejos como para que se considere jugar sucio y seas castigado... Ahora, lo más importante es cómo desplegaremos nuestras fuerzas y donde se ocultarán los dioses.

Recuperando la compostura, Kami-sama se dio la vuelta para dirigirse a la multitud.

Allí estaba la comandante en jefe de la operación, de pie sobre una caja de manera, observando el pergamino desplegado sobre la gran mesa.

--La Familia Hestia lideraba la Alianza, por lo que naturalmente el cerebro de la operación debía ser uno de sus seguidores.

Al principio hubo algunas quejas de que ella asumiera el cargo de comandante, dado que yo era el líder de la Familia, y había alcanzado el nivel 5. Pero finalmente ya no había nadie que se opusiera.

Al igual que cierto héroe de su raza, ella seguía mirando el mapa de las ruinas con una expresión tranquila que era como la superficie del agua tranquila.

Incluso antes de que yo llegara al campamento, Lili había estado inspeccionando el campo de batalla y formulando un plan.

—...El cómo se desplegarán y esconderán... se lo dejaré en manos de los dioses.

Después de finalmente recoger sus pensamientos, o tal vez porque se había acabado el tiempo, Lili levantó la vista con una mirada resuelta, dispuesta a dejar atrás sus dudas y enfrentarse a las múltiples miradas que la observaban.

—Si Lili decide las posiciones de todos, hará que la formación sea predecible. El enemigo sería capaz de averiguar dónde se esconde cada Dios. Así que Lili prefiere separar por completo sus lugares de escondite de los planes.

—... Sí, entendido, supporter-kun.

Nadie aquí pensaba que estaba eludiendo su responsabilidad.

Lili comprendía claramente la diferencia en habilidad entre nuestro lado y la de nuestros oponentes, y estaba teniendo en cuenta a los dioses omniscientes lo mejor que podía.

Un dios masculino desconocido silbó alegremente mientras miraba a la chica pallum parada al lado de Hestia-sama, quien asentía.

—Todos, déjenme decirles esto primero. El comandante enemigo es alguien realmente astuto. Es mucho más capaz que Lili. Si preparamos diez planes, aplastará nueve de ellos y usará el último como trampa para acorralarnos.

Las palabras de Lili, mientras observaba a los aventureros, no estaban adornadas con ninguna exageración.

El comandante enemigo casi con seguridad seria Hildrsleif.

El elfo blanco que me había entrenado sin descanso, y a quien consideraba como mi maestro, Hedin Selrand.

Sabia dolorosamente bien lo inteligente, lógico y despiadado que podía ser.

—No hace falta decirlo, pero nos enfrentamos a los Einherjars. Incluso con los números que tenemos, si los enfrentáramos de frente, nos aplastarían. Ese es nuestro enemigo. Esa es la Familia Freya.

—Liliruca...

—Para ser honesta, si la situación fuera diferente, Lili querría huir en este mismo instante.

Al observar a Lili compartir su análisis, sus pensamientos internos y un momento de debilidad, Daphne-san no pudo evitar expresar su preocupación con un suave murmullo.

Por solo un momento, Lili apartó la mirada, luciendo débil, casi efímera.

—Pero... Lili quiere ganar.

Sin embargo.

Al siguiente momento, levantó la vista con una luz impresionantemente poderosa en sus ojos.

—¡Lili quiere darle una paliza a Freya-sama por las cosas imperdonables que hizo...! ¡y, sobre todo, porque Lili no quiere ser separada de Bell-sama! ¡Lili nunca entregará a la persona más preciada para ella!

Una pasión repentina llenó su voz. Los ojos de Mikoto-san y Haruhime-san se abrieron de par en par, y Welf sonrió.

Daphne-san y Cassandra-san se sorprendieron, Aisha-san y Mord-san sonrieron ferozmente, Ouka-san y Chigusa-san asintieron, y los ojos de Naaza-san, Luvis-san y Dormul-san se volvieron más afilados.

—¡Aventureros, presten su fuerza a Lili! ¡Y Lili los guiará hacia la victoria!

Ella lo dijo.

Esas palabras.

No había vuelta atrás. Ahora teníamos que salir y conseguir la victoria.

Al instante siguiente, los aventureros explotaron.

¡¡¡Uoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!

Cada uno de ellos levanto sus armas por encima de sus cabezas y dejaron escapar un grito de batalla al unísono.

Hestia-sama, que se encontraba al lado de Lili, casi se cae al escuchar los gritos que resonaron en el cielo, dirigidos a una sola chica.

—¡Muy bien! ¡Hagámoslo!

—¡Si esa niña pallum se atrevió a decir todo eso, entonces no tenemos elección!

—¡Cualquier cosa menos sería una deshonra para todas las Amazonas!

La moral de los aventureros que habían estado luchando contra la inquietud, ansiedad y miedo había sido completamente reemplazada por una determinación feroz de luchar.

—¡Umm, eres una chica genial, Lili-chan! ¡Perdón por reírme y llamarte enana!

—¡En la próxima ceremonia de nombramiento, deberíamos darle el título de My Little Lover!

—¡Tengo que demostrarle a la adorable Lili-taso de lo que también soy capaz de hacer!

No solo los seguidores, sino los dioses masculinos, que eran conocidos por estar de mal humor, de repente sonaron como si estuvieran ansiosos por ir también.

No pude evitar sorprenderme por el repentino frenesí que había consumido el campamento... Aunque solo duró un breve momento.

De repente me di cuenta de que mis mejillas estaban sonrojadas y mostraba una amplia sonrisa.

—Parece que te robaron el protagonismo, comandante-san.

—Ah-ja-ja... Pero, aun así, creo que esto está bien.

Naaza-san burlonamente me había susurrado al oído, a lo que solo pude responderle con una sonrisa incomoda.

No era la persona adecuada para dar a todos un discurso emocionante. Puede que incluso mi reputación como líder quedara completamente arruinada., pero... Estaba feliz. Estaba tan feliz que no podía expresarlo con palabras.

La compañera con quien forme mi primera party, la supporter que tanto odiaba a los aventureros, se había convertido en alguien que podía mover los corazones de tanta gente e inspirar sus vítores.

--Ella realmente se parece a Braver.

Ese fue el primer pensamiento que se me vino a la mente. Aunque no era la persona más indicada para hacer esa comparación, realmente estaba orgulloso de ella.

—Ah, Bell-sama...

Mientras los aventureros emocionados salieron de la tienda, apresurándose a terminar los preparativos de último minuto, me acerqué a Lili y a Kami-sama. Con su primer trabajo terminado, Lili suspiró profundamente y empezó a sonrojarse cuando me vio acercarme.

—Lili, eso fue increíble. Realmente... Fue como ver a Finn-san.

—Todo fue gracias a la idea de Finn-sama. "Aprovecha tu linda apariencia y después de actuar como alguien débil, enciéndelos a todos con una declaración audaz"... Dijo que esa sería la mejor manera de acercarse a los aventureros.

Lili parecía avergonzada después de revelar su truco, y comentó: "El apodo de Braver no encaja con lo astuto que es".

Por alguna razón, eso me hizo gracia. Pero al mismo tiempo, la actual Lili se veía mucho más grande.

(...Tal y como estaba Lili ahora, siento que podía decírselo...)

Un asunto en el que había estado pensando todo este tiempo.

No era algo fuera de lugar. Incluso podría ser solo una idea absurda. Pero el qué pasaría si me había estado molestando.

—Oye, Lili... ¿podrías escucharme?

 

Bajo el cielo azul, las nubes blancas se deslizaban hacia el este al compás del viento.

Todos los dioses y otros aventureros habían dejado la tienda central.

Los únicos que quedaban eran Welf, y el resto de nuestra Familia, además de Aisha-san y aquellos que nos acompañaron en la expedición. Sin embargo, luego de escuchar lo que dije, una expresión incómoda apareció en el rostro de Lili.

—Es imposible que dude tus palabras, Bell-sama, pero... Lili simplemente no puede aceptarlo ciegamente. Las posibilidades de que algo así suceda son extremadamente bajas.

—Sí, está bien. Creo que tienes razón. Sin embargo, ¿podrías tenerlo en cuenta por mí?

Cuando le pedí eso, Lili sonrió y asintió con un "Entiendo".

Tal vez no debería haberle dicho algo tan extraño y molestar a la comandante a cargo de dirigir toda la batalla. De hecho, eso era exactamente en lo que había estado pensando y por eso no se me había ocurrido decirlo antes.

Pero al ver cuánto había crecido, decidí confiar en Lili.

—Ah, ummm... ¿Podría hablar contigo... solo un poco...?

Cassandra-san, que sostenía su largo báculo, hizo una solicitud nerviosa.

—¿Qué sucede, Cassandra? Esto no se trata de algún nuevo sueño o algo así, ¿verdad?

—Uuuh, Daphne-chan... aunque me creíste en los Pisos Inferiores... todavía no aceptas el contenido de mis sueños.

Ante la mirada afilada de Daphne-san, Cassandra-san, con lágrimas en los ojos, se estremeció nerviosamente.

Mientras todos la miraban, ella comenzó a ponerse más nerviosa, así que le di una mano.

—Umm, ¿tuviste otro sueño?

—S-Sí...

—¿Qué tipo de sueño fue?

—Y-Yo... realmente no quisiera decirlo... En primer lugar, no hay forma de escapar de él, es algo inevitable... Todo tipo de cosas sucedieron en un suelo de color crepuscular... hadas y pallums... y un jabalí y un carro de guerra...

Eso... realmente me hace querer saber más...

Empecé a sudar cuando la vi ponerse pálida y luchar por expresar lo que vio con palabras. Sus ojos se movían de un lado a otro antes de que finalmente parecieran decidirse.

—Pero había un viento soplando.

Cuando ella dijo eso, lo que sentí no era duda, sino sorpresa.

—¿U-Un viento...?

—¿Qué es lo que hacía?

—Y-Yo... no lo sé, pero... aun así... el viento seguía soplando.

Aunque Haruhime-san inclinó ligeramente la cabeza, y Aisha-san tenía una mirada dudosa, Cassandra-san simplemente repitió lo mismo.

Mientras Daphne-san y los demás suspiraron exasperados, miré hacia el cielo.

—Un viento... eh...

Una ligera brisa arrastró las nubes bajo el brillante sol.


* * *

—¡A partir de ahora, el puente estará abierto! ¡La Alianza de Familias deberá desplegarse a su región designada!

Quedaba una hora antes del inicio de la batalla.

Por orden de Shakti, la capitana de la Familia Ganesha, el puente hacia las ruinas de la ciudad de Orza había sido abierto.

Al ver eso, los aventureros de la Alianza que esperaban ansiosamente frente al campamento, salieron corriendo todos a la vez.

Enanos cargando martillos de guerra, magos elfos con báculos, herreros sosteniendo Espadas Mágicas, y las Berbera, prostitutas combatientes que respondieron al llamado de Aisha, todos se apresuraron a los puntos que la comandante Lili había designado para ellos.

—Qué sorpresa verte aquí, Bors. ¿También te unirás a esta batalla?

—¡Cierra la boca, Cyclops! ¡Cuando es necesario, hasta yo puedo levantar mi trasero! ...No, es mentira. ¡La verdad es que ni muerto hubiera querido venir...!

Al escuchar la voz de Tsubaki, quien empuñaba una Espada Mágica, Bors, con su gran hacha en mano, le respondió con indiferencia. Sin embargo, su rostro pronto palideció y sus ojos se llenaron de lágrimas, casi como si estuviera a punto de llorar.

—¡Tenía planeado esconderme en Rivira! ¡Pero mi estúpida diosa se unió, queriendo poner a Freya en su lugar...! ¡Y me arrastró hasta aquí!

—Ohhh, ¿es esa realmente la única razón?

—...No, no es eso. Si no fuera por Rabbit Foot y Vendaval, ya habría mordido el polvo. Solo estoy pagando mi deuda antes de que los intereses crezcan. Así es como lo hacemos en Rivira.

Mientras los pasos de varios aventureros corriendo a grandes zancadas hacían temblar el ancho puente de piedra, el representante de la ciudad de Rivira, quien se había visto envuelto con el Juggernaut junto a Bell y Ryuu, pronunció una serie de palabras como excusa.

—¡Ja-ja-ja! Ya veo, ya veo. En ese caso, ¡asegúrate de demostrar tu hombría!

—¡Claro que sí! Ahora que estoy aquí, definitivamente ganaré y reclamaré mi parte del dinero y fama. ¡Y presumir frente a todos los cobardes que no vinieron a luchar!

Ante el último grito desesperado de Bors, Tsubaki soltó una carcajada y, al cruzar el puente, se dirigieron en direcciones opuestas. Los demás aventureros siguieron sus pasos y comenzaron a dispersarse.

No hubo palabras de despedida. Sabían que el enemigo al que se enfrentaban no les iba a dar tiempo para despedidas emotivas.

—En lo profundo del bosque, dentro de las ruinas, e incluso en los sótanos.... Hay tantos lugares para esconderse, que estoy un poco preocupada de que no lleguen a encontrarme. Que no puedan encontrarte durante el juego del escondite es tan solitario como una puesta de sol grabándose en tu retina, ¿saben...?

Los dioses también cruzaron el puente, buscando puntos estratégicos desde los cuales ocultarse dentro del área designada, en la mitad este de la isla.

—Déjate de tonterías y apresúrate en encontrar un lugar para esconderte de una vez. No será divertido si te atrapan antes de que tus niños hagan algo.

—¡Y-Ya... lo sé! ¡Sabes, en el cielo era tan buena jugando a las escondidas que me consideraron un ser único!

—Es la primera vez que escucho sobre eso...

—¿No querrás decir que te encerraste en tu templo y por eso no te encontraron?

Mientras Hestia inflaba su pecho frente a Hefesto, quien la estaba reprendiendo, Takemikazuchi la miró con escepticismo, y Miach pronunció una teoría muy cercana a lo que había sucedido en realidad.

Los dioses de la Alianza se movían con pequeños grupos que los resguardaban, teniendo en cuenta los movimientos de los demás al decidir dónde esconderse.

—¡Todos los aventureros y dioses han cruzado el puente!

—¡Muy bien, sellen el puente! ¡Ilta y el resto, vigilen el área a lo largo del acantilado como se había planeado!

Después de que los dioses terminaron de cruzar el puente, la Familia Ganesha volvió a sellar el camino.

Las ruinas de la ciudad de Orza estaban ubicadas en una isla gigante en el extremo sur del Lago Caldera. Era imposible llegar allí sin cruzar el puente del lado sur, e incluso si intentabas cruzarlo nadando, los guardias, posicionados alrededor de las orillas a intervalos regulares, no lo permitiría. En otras palabras, incluso si aparecieran fuerzas externas o monstruos, tendrían que pasar por los aventureros de Nivel 4 y Nivel 5 de la Familia Ganesha antes de llegar a las ruinas.

El perímetro sólido de Shakti no se desmoronaría hasta que todas las flores de las Familias que luchaban en la Gran Guerra fueran contabilizadas.


× × ×


—Freya-sama.

Dentro del campamento de la Familia Freya en las ruinas del oeste, su diosa patrona estaba sentada en un trono de piedra mientras Ottar se acercaba después de terminar sus preparativos.

—¿Qué sucede, Ottar?

—La flor del Gremio finalmente ha llegado. Por favor, colóquesela en su pecho.

Era un pequeño ramo de pétalos.

Esta sería la bandera y la clave de la victoria en este Juego de Guerra.

La flor que le presentaron era una lila.

—...Qué increíble ironía...

Al ver la hermosa flor color purpura, Freya mostró una sonrisa casi de autodesprecio.

—¿...? ¿Hay algún problema?

—No, no es nada.

Freya tomó la flor y la puso en su pecho.

No llevaba su habitual vestido que se asemejaba a unas llamas negras.

Sino un elegante y modesto vestido blanco que recordaba al de una novia.

Y con la intensión de cortar con todos sus apegos, la diosa, envuelta en su vestido blanco, le habló a su asistente jabalí.

—Gana, Ottar.

—Sí.

—Obtendré a Bell, cueste lo que cueste. No hay otra alternativa.

—...Sí

El guerrero simplemente asintió. Haría eso tantas veces como fuera necesario.

Todo por el bien de la voluntad divina de su maestra.

—...

Un par de ojos color rojo coral miraron en su dirección.

Con su largo cabello dorado ondeando al viento, Hedin miraba a la diosa sin cambiar su expresión.

—¿Qué haces ahí parado como un maldito insecto?

—...Silencio, gato de mierda. Solo estaba reafirmando mi lealtad.

Sin siquiera echarle un vistazo a Allen, que llevaba una hombrera de plata y un manto sobre un hombro, Hedin se alejó.

Apartándose de su maestra, ajustó la posición de sus gafas con una mano y se dirigió a los que estaban debajo de él.

—Ofrezco toda mi lealtad a esa persona. --Seguidores de la noble diosa, obedezcan mi voz y conviértanse en sus brazos y piernas.

—¡¡¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!

Ante la voz de su comandante, que se encontraba en lo alto de las enormes ruinas, los valientes Einherjars rugieron en respuesta.

El grito de guerra sacudió el lago verde esmeralda, resonando como un cuerno que anuncia la llegada de una batalla.

—Ku, ku-ku... el momento ha llegado. El Ragnarök... está a punto de comenzar...

El elfo oscuro, abrazando su enfundada espada negra color azabache, murmuró tímidamente.

—¿Es la hora?

—Es la hora.

—¿Ahora?

—Ahora.

Los cuatro pallums, hablando al unísono, bajaron sus yelmos de color arena.

—Terminemos con esto de una vez. Ya saben lo que hay que hacer. Arróllenlos.

El Catman preparó su lanza plateada y se vistió con un espíritu de intención asesina.

—Una vez que la batalla haya comenzado, ustedes me apoyarán, Rona, Ilda. Si aparece algún bárbaro que quiera dañar a la diosa, no seré complaciente.

—¡Sí! ¡Heith-sama!

Las Sanadoras y Herbolarias conocidos como las Andhrímnir se pusieron en alerta temerosas de la chica sentada en lo alto de los escombros con los ojos cerrados.

—...Ven, elegido de la diosa.

Murmurando para sí mismo, el guerrero boaz se alejó del lado de la diosa, interesado solo en un único chico.


 * * *


—Comencemos, Bell.

—¡Sí...!

Mientras tanto--

El joven pelirrojo y el chico peliblanco apretaron los puños al escuchar el grito de los guerreros resonando desde el oeste.

¡Y con eso! ¡El Juego de Guerra comienza ahoraaaaaaaaaaaaaa!

Las dos manecillas del reloj se alinearon apuntando hacia el cielo.

Desde la Ciudad Laberinto al otro lado de las montañas, la gran campana sonó, señalando el comienzo de la batalla.

Enfrentamiento contra la Familia Freya. Tipo de combate: Búsqueda Divina.

Condición de la victoria: captura de la flor divina.

El telón del Juego de Guerra más grande de toda la historia fue levantado.


* * *

Las Ruinas de la Ciudad de Orza realmente hacían honor a su nombre.

El área total de las enormes ruinas construidas en el lago caldera era tan grande que podría cubrir completamente un sector de Orario.

Es decir, era tan amplia que incluso si cerca de cincuenta Familias se entremezclaran, aún sobraría espacio.

La propuesta de estas ruinas como un posible campo de batalla fue hecha por la Familia Hermes, cuando el Gremio solicitó opiniones. Esta Familia neutral, cuyo dios principal disfrutaba de explorar ruinas, también realizaba trabajos de campo recogiendo información y tesoros antiguos. Las ruinas de la ciudad, ya prácticamente saqueadas de artefactos antiguos, fueron consideradas un cascarón vacío, y por lo tanto, un lugar ideal para la Gran Guerra de Familias.

Pilares y paredes medio destruidos que, bañados por la luz del sol, creaban sombras.

Estatuas de dioses ficticios que, en silencio, habían perdido partes de sus caras o brazos.

Lo que fue un gran baño, ahora sin techo ni paredes, había acumulado agua de lluvia durante años y se había transformado en un vasto y claro manantial.

Dispersas por las ruinas, se encontraban estelas rúnicas en blanco y gris, grabadas con imágenes de dioses armados con lanzas y grandes lobos. Estas piedras, de gran valor cultural, habían sido destruidas por monstruos y estaban demasiado deterioradas para ser descifradas adecuadamente. Todos los valiosos bienes que estaban en las tumbas habían sido robados por ladrones.

Eran un símbolo de destrucción y decadencia.

La majestuosidad de la historia y la sensación de soledad de ser olvidada por las eras se balanceaban en la balanza del tiempo.

Los aventureros echaban un vistazo a estas escenas y rápidamente desviaban la mirada.

La ciudad que una vez floreció y enfrentó su destrucción, hoy se transformaba nuevamente en un campo de feroz batalla.

—¿Algún enemigo?

—No. Parece que aún no se han acercado al límite entre el este y el oeste.

—Entonces, ¡informa al cuartel general! ¡Nos movemos!

Los aventureros de la Alianza de Familias continuaban moviéndose.

Los elfos de la Familia Modi, liderados por Luvis, junto con un grupo de bestias, y muchos exploradores habían sido desplegados por las ruinas.

—No se detectan enemigos en el sureste, Lili-dono. Parece que aún no han llegado al territorio del este.

—Entendido, Mikoto-sama. Deja el resto a la guardia y avanza hacia el oeste. Desde allí, investiga las ruinas que están adelante. Si fuera Lili, ese sería el primer lugar donde desplegaría tropas.

—¡Entendido!

Lili envió ordenes hacia el cristal desde donde resonaba la voz de Mikoto.

El lugar se encontraba al lado este del territorio de la Alianza de Familias, casi en el centro.

Lili había establecido una especie de cuartel general en las ruinas de un mercado, rodeado por las bases de varias columnas.

En las bases del tamaño de tocones, se colocaron varios cristales, los Occulus.

Esta escena recordaba extrañamente al cuartel general que Hestia había establecido en la azotea de una torre durante la batalla en la Calle Daedalus. Para lo cual, Lili había desplegado un mapa de las ruinas, recibía informes de varias unidades a través de los Occulus y emitía instrucciones sin vacilación.

—L-Lili-san... los informes han estado llegando sin parar, ¿estás bien?

—Los demás están luchando contra el monstruo que es la Familia Freya. Lili, que no puede luchar adecuadamente, ¡no puede permitirse flaquear por algo así!

Chigusa, la guardia de Lili, estaba aturdida por cuántos Occulus brillaban, transmitiendo constantemente voces de aventureros, pero Lili ni siquiera miraba hacia arriba mientras se concentraba en tomar notas.

Aunque lo llamaban cuartel general, solo estaban Lili y Chigusa allí.

La Alianza también necesitaba proteger a las deidades escondidas en las ruinas, por lo que no podían permitirse asignar más personal para proteger a Lili. Si ella caía, el mando pasaría a Aisha, Daphne y luego a Tsubaki. No sería el peor escenario para la Alianza. Lo que realmente debían evitar era no descubrir la estrategia del enemigo debido a un exceso de precaución.

Con su silencio, Lili dejaba claro a Chigusa que no podían permitirse el lujo de tener las prioridades equivocadas.

Sin embargo,

—¡Oye, pequeña pallum! ¡No hay enemigos en el centro! ¿Y ahora qué?

—Lilisuke, no vienen enemigos desde el gran norte. Parece que no hay que preocuparse por ser rodeados por ahora.

—¡Estamos avanzando hacia la línea enemiga en el oeste, ¿de acuerdo?!

—¡Comandante, necesitamos órdenes!

(¡¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh...!! Por más fuerte que intente ser, ¡esto supera mi capacidad de manejo!)

Había hablado como si fuera una obligación que debía cumplir, pero lo que realmente sentía era totalmente diferente.

Las voces roncas de Bors, Welf, una amazona, un elfo... todos los Occulus estaban parpadeando y haciendo sonidos estridentes, y ella deseaba poder simplemente arrojarlos.

Incluso empezó a sentir un poderoso rencor contra Braver por solo sonreír y decir, "Si eres tú, lo manejarás", y ordenarle que orquestara y comandara una masiva operación en múltiples frentes.

(¡Pero tengo que hacerlo...! Esta es la única manera en que la débil Lili puede ser de ayuda para Bell-sama y los demás! ¡No puedo depender solo de la fuerza de Daphne-sama!)

Daphne, quien había alcanzado el Nivel 3 gracias a sus hazañas en la expedición, era una de las combatientes más valiosas de la Alianza.

No podían permitirse tenerla solo como ayudante de Lili.

Había aceptado el mando, por lo que no tenía opción de depender de nadie más.

Mientras sus ojos se enrojecían y el sudor perlaba su frente, Lili emitía órdenes a los aventureros con una expresión que incluso asustaba a Chigusa. Además, garabateaba la información escuchada en un pergamino diferente al mapa.

—Repito, los exploradores deben priorizar la detección de las fuerzas enemigas y a Freya-sama. ¡Eviten el combate en la medida de lo posible! ¡La recolección de información es la máxima prioridad!

Con un Occulus del tamaño de un puño en mano, gritaba órdenes en voz baja con destreza.

Lili se estaba enfocando intensamente en la ofensiva en esta batalla de Búsqueda Divina.

La proporción entre los exploradores que buscaban información enemiga y los defensores que impedían su avance era de siete a tres.

Hablando claramente, no era posible defenderse de los ataques de la Familia Freya.

Incluso Finn de la Familia Loki admitía que la embestida de Ottar, los aventureros de Primera Clase y los valientes Einherjars era algo que debía evitarse a toda costa. Por muchos que fueran, los aventureros serían aplastados en cualquier enfrentamiento serio.

Una batalla defensiva significaría una derrota asegurada.

Dándose cuenta de esto, Lili creía que el mejor ataque era la mejor defensa: deseaba desesperadamente crear una situación donde el enemigo tuviera que recibir y evitar a toda costa que su propio bando quedara en desventaja.

(¡Información ante todo! ¡Movimientos del enemigo! ¡Posicionamiento! ¡Números! Incluso si el lugar de escondite de Freya-sama está ingeniosamente oculto, la única opción es deducir su ubicación a partir de la formación del enemigo. ¡No importa cuántas trampas hayan sido desplegadas en el proceso!)

Aunque no lo expresaba verbalmente, Lili estaba dispuesta a aceptar que los exploradores fueran sacrificados si era necesario.

Dicho de otra manera, estaba resuelta a que no podían hacer esto sin aceptar algunos sacrificios.

Un encuentro con el enemigo significaba una aniquilación completa.

Incluso si las fuerzas eran iguales en nivel, la fuerza base de los aventureros de la alianza y la Familia Freya era simplemente demasiado desigual.

Si detectaban su presencia, sin duda, los exploradores serían completamente aniquilados.

—¿Eh? ¿Estás diciendo que Lili-san está usando a todos los exploradores como peones sacrificables?

—No importa cómo lo maneje, eso es lo que sucederá. Yo haría lo mismo si estuviera al mando.

Daphne, alejada del mercado en la zona central de las ruinas y cubriéndose una oreja molesta, explicaba a Cassandra.

—Para ganar en esta Búsqueda Divina, debemos dedicar un número significativo de nuestras fuerzas a la exploración. Necesitamos encontrar a la deidad principal del enemigo en este vasto campo de batalla.

Optó por no mencionar que la Familia Freya, si tenía suficiente tiempo, podría optar por simplemente aniquilar a todos los seguidores de la Alianza.

—Si sabemos dónde está su diosa, no importa cuán intensos sean los ataques que lancen, podemos contraatacar. Cuantas más tropas envíen a atacarnos, más débil será la defensa alrededor de su diosa.

—Um... entonces, dado que necesitan encontrar a todas nuestras deidades para atacar, tendrán que dispersar sus fuerzas... ¿y esa es la apertura que Lili-san está tratando de explotar?

—Exactamente.

Echando un vistazo al Occulus colgado en su cintura, Daphne reflexionaba sobre lo que Lili estaba enfrentando en ese momento mientras elegía cuidadosamente sus palabras.

—Si intentamos minimizar el daño a nuestros aliados, nunca podremos ganar esta pelea.

—Entonces, ¿"terminaremos sacrificándonos para crear una abertura"?

—Sí. Eso fue lo que dijo Lili-dono. Para ser exactos, no sólo nosotros, la fuerza de exploración, sino también Takemikazuchi-sama y los dioses serán utilizados como señuelos...

En uno de los equipos de exploradores, Ouka y Mikoto intercambiaban palabras mientras corrían a través del bosque.

—No tenemos más opción que perforar el corazón del oponente mientras raspan nuestra carne.

—No importa el dolor y los gritos que eso conlleve.

Justo después de que se determinara el formato del combate del Juego de Guerra, Lili expresó esto frente a la Familia Hestia. Incluso sin que Finn se lo dijera, la pequeña comandante ya se había dado cuenta de cómo iría el curso de la batalla.

Junto a Ouka, que tenía una expresión misteriosa en su rostro, Mikoto habló mientras miraba al frente.

—Debemos derrotar a Freya-sama antes de que nuestro último dios caiga, incluso si ello implica morir en el proceso. Eso es lo que se espera de nosotros.

—Aunque digas eso, parece que han establecido adecuadamente las prioridades del escuadrón.

—En ese aspecto, es similar a Finn, es astuta. ¿O debería decir calculadora?

La semi-enana Tsubaki se rio levemente de las palabras de la amazona Aisha.

Había una cantidad limitada de Occulus disponibles. Era evidente que Lili había estado escogiendo cuidadosamente a las personas a las que daría estos valiosos comunicadores, como al grupo de Aisha, al de Daphne, y al de Mikoto.

Con un gran ejército como este, que llevaba el nombre de Alianza, inevitablemente habría aventureros que no escucharían a la comandante Lili, ya sea intencionalmente o inconscientemente. Los miembros de la Alianza de Diosas, que buscaban vengarse de Freya por razones personales, eran el mejor ejemplo de ello.

Tomando todo eso en consideración, Lili confió los cristales Occulus a personas de confianza, especialmente a aquellos como Aisha, que podrían convertirse en sus cartas de triunfo o ases bajo la manga.

—Nosotros dirigiremos... no, supervisaremos al equipo dentro de nuestro campo de visión y le informaremos a Chibiske sobre la situación de la batalla. Bueno, algo así como ser capitán de una centuria.

—No soy buena dirigiendo a otros. Tomaré la vanguardia, así que te encargo las cosas problemáticas, Antianeira.

—Solo hay dos de nosotros de Nivel 5 aquí, así que también tendrás que trabajar, Cyclops.

Ante la irresponsabilidad extrema de Tsubaki, Aisha no pudo más que mostrar su exasperación diciendo: "Tú eres la capitán de una Familia, ¿no?"

Después de dejar escapar un suspiro, y verificar a los herreros que se preparaban detrás de ellas, armados con una gran cantidad de Espadas Mágicas como parte del escuadrón de artillería, Aisha habló al Occulus en su mano.

—No hay movimiento en el centro del campo de batalla, Chibiske. Está tan silencioso que es casi inquietante.


* * *

(¿Ningún escuadrón ha notado movimientos enemigos..?)

En el cuartel general.

Al recibir el informe de Aisha y los demás, Lili, vigilada por Chigusa, se sumergió en unos profundos pensamientos.

(¿Están tratando de ver de dónde venimos?...Pero incluso sabiéndolo, ¡Lili y los demás no tienen más opción que empezar a investigar!)

Sintiendo algo extraño, Lili dio otra ronda de órdenes para que los exploradores avanzaran al territorio enemigo.

(Habíamos sustraído tantos Occulus como pudimos de Fels-sama, por lo que deberíamos tener una clara ventaja en comunicación. Por otro lado, cuanto más se alejara la Familia Freya del comandante enemigo, Hedin-sama, más sufriría su comunicación. ¡Lo mismo aplica incluso a los aventureros de Primera Clase!)

Eso crearía una apertura que seguramente podrían aprovechar. Eso era lo que Lili creía. O más bien, eso era lo que estaba rezando para que fuera cierto.

Incluso si intentaran comunicarse utilizando dispositivos de luz hechos de Piedra Mágica, no podrían mantener una comunicación recíproca completa, y en algunas áreas de la isla, incluso les sería imposible comunicarse. Para este formato del juego de las escondidas, los Occulus, que trascendían las barreras del tiempo y la distancia, eran tan valiosos que prácticamente era hacer trampa.

(En última instancia, el juego del escondite en esta isla es una guerra de información. No importa cuántas veces perdamos en las batallas cercanas, ¡todo lo que necesitamos es ganar en el campo de batalla principal!)

Incluso si los propios miembros de la Familia Freya se alejaran de Hedin y actuaran según su propio criterio, la Alianza de Familias todavía tendría la ventaja en números. Si podían coordinar sus fuerzas mientras las unidades sacrificadas ganaban tiempo y atacaban el escondite de Freya, entonces existía una oportunidad de victoria.

(Tan pronto como confirmemos la formación enemiga, desplegamos nuestro escuadrón de artillería equipado con las Espadas Mágicas Crozzo, junto con Haruhime-sama, y nuestra carta de triunfo, Bell-sama. ¡No nos detendremos! ¡El tiempo es un enemigo para Lili y los demás! Antes de que perdamos a nuestros cuarenta y seis dioses, debemos arrebatar la flor de Freya-sama...)

Lili apretó sus manos, empapadas de un sudor frío y desagradable, mientras pensaba en Haruhime y los demás que estaban en espera.

Como Daphne y los demás eran conscientes, la estrategia de Lili implicaba grandes sacrificios.

Sin embargo, Lili todavía deseaba conocer con precisión el tablero de juego.

¿En qué casillas del mapa estaban posicionadas las tropas enemigas, y en dónde se escondía la reina?

¿Dónde estaba la torre que vendría a destruirlo todo?

¿Dónde estaban los alfiles blanco y negro que podrían desatar un bombardeo a larga distancia?

¿Dónde estaban los caballos que podrían usar sus movimientos y coordinación únicos para generar disturbios?

¿Y dónde estaba el guerrero más fuerte, el Rey, la defensa definitiva de la Reina?

Lili deseaba capturar toda esa información lo antes posible para obtener una visión general del tablero. Incluso si las unidades de exploradores eran aniquiladas, mientras dejaran atrás información, sería invaluable. Esa información podría ser la clave para decidir el curso de la batalla.

Por eso, Lili asumió el papel de una comandante despiadada, suprimiendo cualquier sentimiento de culpa en su corazón.

Cuando se trataba de la frialdad de un comandante, Lili sentía que nunca podría igualar a Finn, sin importar cuánto pudiera crecer.

—Todo despejado en el norte.

—No se avistan enemigos en el sur.

—¡Avanzamos!

A pesar de la ansiedad que crecía dentro de ella, el campo de batalla estaba tranquilo.

Al menos, el lado de la Alianza tenía que mantener la calma.

Para encontrar rápidamente a Freya, o para capturar a cualquier escuadrón enemigo que apuntara a sus dioses, una gran cantidad de exploradores se movían en silencio o estaban apostados en emboscadas en cada sector.

¿Cuándo se rompería este silencio?

Lili, que estaba al mando de toda la operación, sintió que su corazón latía cada vez más fuerte a medida que pasaba el tiempo.

Así que Lili esperó atentamente el momento.

El momento en que los aliados adquirieran información.

El momento en que lanzaran gritos al convertirse en sacrificios.

Esperando, simplemente esperando, y luego...

¿...?

Notó esa anomalía.

Estaba demasiado tranquilo.

Demasiado.

—L-Liliruca Arde... hemos avanzado hasta la mitad del territorio enemigo.

Como confirmando la premonición de Lili, el elfo Luvis informo con voz confusa.

La mitad del territorio enemigo.

En otras palabras, la Alianza tenía una red desplegada a lo largo de tres cuartos de la isla entera.

Y aun así no solo no habían encontrado al enemigo, sino que ni siquiera habían visto algún rastro de ellos.

Era extraño. Inquietantemente extraño.

¿Realmente el enemigo había desplegado sus tropas dentro de la isla?

¿El comandante enemigo, Hedin, realmente había entendido el propósito de la Búsqueda Divina?

—Lili-dono... N-No hemos podido encontrar al enemigo...

—Oye, Lilisuke, ¿qué está pasando? ¡Aún no ha tenido lugar ni una sola batalla!

—No hay manera de que solo se estén escondiendo. Tenemos una red usando los artículos mágicos de Asfi. Incluso si se volvieran invisibles y borraran cualquier olor, no podrían haber pasado desapercibidos.

Mientras los pensamientos de Lili vacilaban entre la duda y la inquietud, los cristales Occulus se iluminaban con una sinfonía de voces desconcertadas.

¿Sin enemigos? No digas tonterías. Eso es imposible.

Pero incluso si debería haber sido imposible, la situación actual iba en contra de todas las predicciones de Lili.

La posibilidad de que de alguna manera estuvieran manteniendo un increíble sigilo también se desvaneció con el informe de Aisha.

¿Qué es esta sensación de incomodidad? ¿A qué se debe esta ligera sensación fría?

¿Lili ya ha caído en la trampa del enemigo?

Innumerables preocupaciones pasaban por su mente, devorando su corazón, pero logró reprimirlas con una voluntad de hierro.

(El lado oeste de la isla... ¿nos están invitando a su territorio? ¿Pero qué están planeando? ¿Están intentando estirar nuestras líneas para separarnos de Hestia-sama y del resto de dioses que se esconden? ¿O hay alguna trampa preparada para aniquilar nuestras fuerzas en el campo...?)

Con manos temblorosas, intento escribir en Koine sobre el pergamino, actualizando la información y tratando de interpretar el tablero.

Su cerebro considero las posibilidades una y otra vez, examino todos los factores posibles mientras la duda le quemaba la mente.

Los pensamientos de Lili se estancaron debido a la inexplicable situación y dejo de moverse... y entonces.

¿Deberíamos seguir avanzando hacia el oeste? ¿O debería detener a los exploradores por el momento?

Pero, ¿qué pasaría si la situación se estanca?

Sin información, no habría manera de lanzar un ataque preventivo ni responder a un asalto enemigo.

Los pensamientos de Lili se estancaron frente a una situación intratable—justo entonces.

—¡Ah, avistado! ¡Enemigo avistado!

—¡¡!!

Uno de los Occulus se iluminó.

La voz era de Luvis.

Perteneciente al escuadrón de cuatro hombres de la Familia Modi, que iban al frente del escuadrón de exploración.

Con los hombros agitados, Lili rápidamente salto para agarrar el cristal.

—¿Dónde?

—¡Al oeste, en el extremo más oeste de la isla!

—¿En el extremo oeste?

Lili no podía creer lo que oía.

—¿Cuántos? ¿En qué escala?

Se contuvo de preguntarle si estaba seguro, pero reflejamente elevó la voz en un grito, olvidando que intentaban ocultarse.

Pero no hubo respuesta por más que esperó.

En su lugar, solo escuchó la sensación de alguien conteniendo la respiración a través del cristal.

Cuando la confusión se asomaba en el rostro de Lili, Luvis finalmente habló.

—...Todo su ejército.

—¿...Ah?

La voz del elfo temblaba mientras el tiempo se congelaba para la pallum.

—Todo el ejército de la Familia Freya.


* * *

—¿Qué... demonios es eso...?

Mord se congeló ante la escena que se desarrollaba frente a él.

—O-Oi...

—¿Q-Qué pretender hacer...?

Welf, armado con su Espada Mágica, y Dormul, con su escudo, murmuraron en shock.

—¿Esos tipos, están locos...?

Bors, con su ojo derecho descubierto completamente abierto, estaba empapado en sudor frío.

—¿Han desplegado a todo su ejército en el extremo oeste de la isla? ¿¡Acaso es una broma!?

Y la segunda al mando, Daphne, que había teorizado docenas de despliegues enemigos anticipados por sí misma, no pudo ocultar su sorpresa.

La Familia Freya había establecido su cuartel general en el borde del precipicio.

En una zona donde las ruinas de templos cubrían el suelo, al extremo más occidental de la isla, con las aguas del lago a sus espaldas.

Ciento cincuenta guerreros estaban desplegados en esta área repleta de ruinas de templos. Cada uno llevaba el uniforme de su facción, las Gloriosas Prendas de la Familia, y estaba armado, formando una estructura similar a una jaula de hierro.

No mostraban signos de moverse, y no había rastro de ningún hechizo siendo preparado. Ninguno de ellos siquiera parpadeaba.

Se habían dispuesto en el borde oeste de las ruinas como un ejército preparado para defender el Castillo de su diosa hasta el final.

—¿Y Freya-sama? ¿¡Realmente está en el campamento enemigo!?

En las ruinas de un mercado al este, Lili gritó en un Occulus mientras su incredulidad se mostraba en su rostro.

Mostrando sorpresa y agitación, confusión y ansiedad, y un temor de "no puede ser".

Y rezando para que esto fuera solo una trampa o un nido vacío, mientras buscaba que lo confirmaran una y otra vez.

—¡E-Espera! ...No, ¡ahí está! ¡La diosa Freya también está dentro del campamento!¡Está dentro del templo más alejado, con el lago detrás!

Luvis, que había escalado hasta la cima de la torre más alta de la isla, al suroeste de las ruinas, no pudo mantener la calma y gritó.

Entrecerrando los ojos, afilados como los de un arquero elfo, pudo ver a través del techo roto del templo más grande --la Casa del Dios-- donde estaba la diosa.

Estaba sentada en un trono que había sido preparado para ella, sin hacer nada más que apoyar casualmente su cabeza.

De repente levanto la vista, y al ver esos ojos plateados que lo miraban de vuelta, el elfo Luvis finalmente palideció.

—¿Un destacamento? ¿No será que están usando esa enorme fortaleza como señuelo para que los aventureros de Primera Clase nos ataquen por detrás?

—...No, todos están allí. Al menos, su fuerza principal está dentro del campamento. Vana Freya, Bringar, Dainsleif, Hildrsleif... y Ottar también.

Un gigantesco mausoleo se encontraba en el centro de las ruinas occidentales.

Mientras Aisha mostraba su sorpresa moviéndose hasta la cima del techo del mausoleo, Tsubaki observó detalladamente el comportamiento de la Familia Freya, con una expresión como si hubiera masticado un insecto amargo.

—Por eso no pudimos encontrar ningún rastro de ellos...

Desde el inicio del Juego de Guerra hasta ahora, no se habían movido ni un paso de su base.

No eran solo Tsubaki y Aisha. Más y más informes llegaban de los exploradores que habían avanzado en la mitad occidental de las ruinas solo para quedarse sin palabras.

—¿Un anaguma...?

Mikoto murmuró en estado de shock.

La formación enemiga que vio le recordaba a una estrategia utilizada en un juego de mesa del Lejano Oriente.

Una formación tipo castillo que rodeaba y protegía al rey con cada pieza en el tablero.

—¡No, literalmente están "formando filas con el agua a sus espaldas"...!

Lejos de Mikoto y los demás, en el extremo este de la isla, Takemikazuchi gruñó al ver la escena reflejada en el Occulus que sostenía Hestia.

El enemigo había cortado todas sus rutas de escape, y había renunciado a todos los trucos. Tenían la intención de enfrentar a la Alianza de frente.

—¿Eh? ¿Ehhh? ¿Qué quieres decir con eso?

—¡Están ignorando las reglas...!

Mientras tanto, dentro de Orario.

Tiona no podía seguir lo que estaba sucediendo, y Ais exhaló sorprendida.

—Así que eso es lo que él eligió.

Mientras tanto, en la misma habitación, Finn entrecerró bruscamente sus ojos azules.

—Hermes-sama, esto es...

—No es que hayan roto ninguna regla del juego. Simplemente ignoraron el enfoque estándar que se suponía que debían seguir.

Mientras la confusión se extendía por toda la ciudad, dentro de Babel, Hermes explicaba tranquilamente a Asfi, como si hubiera descifrado la estrategia.

—¡Es un plan que nosotros no podríamos copiar jamás. Algo que solo la Familia Freya podría llevar a cabo...!

De vuelta en la isla, Hestia se tensó mientras apretaba el Occulus en su mano derecha.

—¡...! ¡Maestro...!

Y la noticia también llegó a Bell, quien actuando completamente solo, y evitando ser detectado por el enemigo o sus aliados, visualizaba en su mente a la persona que probablemente había planeado todo.

—¿Por qué deberíamos seguir unas reglas de juego tan absurdas?

Mientras la sorpresa de su despliegue retumbaba a través del campo de batalla y sobre las montañas hacia Orario mismo, Hedin habló con arrogancia desde su lugar en la formación de la Familia Freya.

Parado en lo alto del templo desde donde podía observar a todos sus soldados, ajustó sus gafas con la mano derecha.

—Mientras mi voz llegue a ellos, los guerreros se moverán como si fueran mis extremidades. Este método es el más eficiente. Esta formación es la más fuerte

Declaró, mientras el viento ondeaba su hermoso cabello dorado con la brisa.

Por supuesto, no solo los fuertes guerreros Einherjars de segunda clase o inferior permanecieron en silencio, sino que incluso los aventureros de Primera Clase, que mostraron insatisfacción y chasquearon la lengua, también asintieron de manera silenciosa.

—Respondan rápidamente. Solo tienen dos opciones.

La estrategia de Hedin era extremadamente simple.

Concentraba sus fuerzas en un solo punto, abandonando cualquier pensamiento de esconderse.

Tal y como lo dedujo la diosa Hestia, esta era una estrategia que solo la Familia Freya puede llevar a cabo.

Si la Alianza lo intentara, simplemente serían aplastados. Este era un privilegio exclusivo de los más poderosos.

Y solo porque podían hacer lo que Takemikazuchi, el dios de la guerra, llamó Yokozuna Sumo, tener la fuerza de un peso pesado, fue que podían convertir la Búsqueda Divina en una simple Batalla campal.

(Es un demonio...)

Lili palideció.

Dejando las ruinas del mercado del este con Chigusa, se apresuró hacia el enorme mausoleo donde esperaba el grupo de Aisha. En el momento que vio la formación del enemigo por sí misma, sintió que sus pulmones se congelaron.

Había sido demasiado ingenua.

A pesar de toda la información que había recibido de Finn, no había sido suficiente.

De cuánto el comandante enemigo, Hedin Selland, detestaba la ineficiencia y de lo despiadado que era como elfo.

Quedaba claro cuanto despreciaba la ineficiencia, y lo cruel que era el comandante enemigo, Hedin Selland.

Haciéndole recordar de nuevo cuan grande era la diferencia entre él y ella como comandante.

(No tiene intención de dialogar con Lili ni seguir las reglas del juego! Esta ignorando los turnos y las normas, ¡intentando decirme: "Saca tu espada"!)

Esto era lo equivalente a clavar un cuchillo en el tablero, frente a los ojos atónitos de Lili, y decirle: "Sácalo y ven a por mí".

Normalmente, cualquiera se dejaría atrapar por el concepto del evento de las Escondidas.

¿Dónde deberían buscar?

¿Dónde esconderían a su dios?

¿Dónde deberían preparar sus emboscadas?

Cómo construir una estrategia que tenga en cuenta todas las posibles opciones.

Pero Hedin había transformado lo que era una competencia problemática para su lado en un concurso de fuerza más conveniente.

Sin embargo, Hedin había transformado la problemática competencia de Búsqueda Divina por un Campo de Batalla más conveniente para él.

Al no dispersar sus fuerzas, había anulado completamente el plan de Lili de "sacrificar números para crear una apertura". Ya no habría una gran Búsqueda Divina.

Desde el momento en que la Familia Freya eligió una estrategia de fortaleza, la Alianza se quedó con solo dos opciones.

Cargar contra ella o no.

(¡¡Ese elfo... es un demonio!!)

El pensamiento resonó en su cabeza mientras sus pensamientos daban vueltas.

Era el peor tipo de elección.

No había otras opciones. O al menos, Lili no pudo pensar en otra.

Reconoció que estaba siendo forzada a elegir entre dos opciones que eran convenientes para el enemigo.

—Oi, ¿qué hacemos ahora, comandante?

Podía escuchar las voces nerviosas de Mord y Bors resonando desde el Occulus.

No había opción para una batalla prolongada.

Toda la fuerza de la Familia Freya estaba reunida en un solo lugar. Y para empezar, su fuerza principal estaba a otro nivel. Los ataques esporádicos simplemente serían interceptados, y las bajas en el lado de la Alianza solo aumentarían. Además, si simplemente se quedaran mirándose el uno al otro, serían emboscados por un ataque aplastante en el momento en que su concentración flaqueara.

Lili y el resto eran mucho más débiles en fuerza, así que básicamente no podían permitirse estar a la defensiva. Incluso cuando se trataba de la cuestión de provisiones, la Alianza, con su ventaja numérica significativa, se quedaría sin suministros primero.

Una lucha prolongada era inútil. ¡Inútil!

¡¡Tal como lo pide el enemigo, no tenemos más opción que enfrentar la Batalla Final aquí!!

—L-Lili-san...

—Lili-sama...

Chigusa, que era su guardia, y el escuadrón de Haruhime, que había corrido hacia el mausoleo, notaron el sudor pesado en la frente de Lili y quedaron consternadas.

No es bueno, no puedo perder la calma, esto afectara mi capacidad de dirigir, pero aun así, el sudor y las palpitaciones de mi corazón no se detienen.

Aisha, Tsubaki y Daphne, que habían estado esperando que llegara su comandante, observaban en silencio mientras ella permanecía inmóvil, atrapada en un laberinto de shock, sin decir una palabra.

¿No nos queda otra opción que enfrentar la desesperación de un combate directo contra la Familia Freya?

Tomar esa decisión me descalificaría como comandante. ¿No hay otra opción? ¿Qué diría Finn si estuviera aquí?

¿Realmente no hay otra opción que enviar a mis compañeros a esa muerte segura...?

Justo cuando Lili estaba a punto de ser aplastada por el peso de su responsabilidad—

—Lili.

El Occulus blanco que colgaba de su cadera se iluminó.

—Hagámoslo.

Dijo el chico con voz temblorosa, intentando luchar contra su propio miedo.

—Enfrentémoslo juntos.

Diciendo eso, puso su mano sobre la espalda de Lili, que estaba paralizada.

Eso fue suficiente para iluminar el oscuro laberinto en el que había estado atrapada.

Sus pensamientos que no paraban de dar vueltas de repente se aclararon, y los latidos de su corazón acelerado se calmaron mientras tomaba una decisión.

Las manos de la chica se cerraron en puños.

—Por favor, reúnan a todas las fuerzas dispersas.

Con el sudor aun goteando por su mejilla, Lili abrió la boca mientras fijaba la mirada en el campamento enemigo.

—Reorganicen rápidamente los escuadrones. Luvis-sama y el resto de los exploradores actuarán como una fuerza de asalto.

—¡D-De acuerdo!

—Haruhime-sama, colóquese el Velo Inverso dentro del sepulcro. No permita que ni el enemigo ni nadie de la ciudad noten su presencia, y manténgase justo detrás del escuadrón de Aisha-sama. Prepárese para lanzar un Aumento de Nivel cuando sea necesario.

—¡S-sí!

Sorprendida por el cambio en la expresión y el tono de voz de Lili, Daphne comenzó a dar instrucciones a Cassandra y las demás, mientras Haruhime y las Berberas bajaban una vez más al gran mausoleo.

—Chigusa-sama, Lili ya no necesita que la protejan. Por favor, únase al escuadrón de Ouka-sama y apóyelos.

—Lili-san… ¡sí!

—Aisha-sama, Tsubaki-sama, ¿conocen la ubicación de los sanadores enemigos?

—...No, no podemos verlos desde aquí.

—Probablemente ellos también andan ocultando algo. No lo sabremos hasta que comience el combate.

—Entonces, prioricen encontrar a las Andhrímnir una vez que comience el combate. Lili los buscará lo mejor que pueda también. Romper la línea de vida del enemigo será crucial... Además, preparen los objetos mágicos para Luvis-sama y su escuadrón.

Chigusa asintió enérgicamente, y Aisha y Tsubaki sonrieron al responder.

Al escuchar la voz inquebrantable de su comandante y ver la valiente presencia de la pallum, las fuerzas de la Alianza superaron su momento de conmoción.

Tanto Mord como los demás aventureros cercanos, alentados por las órdenes sucesivas, respondieron con exclamaciones de "¡Sí!" y "¡Cuenta con nosotros!”

—A excepción del grupo de exploración, dividiremos los escuadrones en tres unidades. Tsubaki-sama comandará el centro, Aisha-sama el ala izquierda, y Daphne-sama y Bors-sama el ala derecha. ¡Por favor, distribuyan las Espadas Mágicas entre cada unidad!

Mientras la moral, que había estado desordenada, se restauraba rápidamente, Lili comenzó a dar órdenes de forma rápida y continua.

Se podría decir que la ventaja que Lili había intentado obtener del Occulus—la velocidad y fidelidad de la comunicación— había sido básicamente perdida.

Mientras los ojos y oídos de Hedin abarcaran todo el campo, sus órdenes llegarían a cada guerrero. Incluso si hubiera algún retraso, estos serían insignificantes. Su ejército estaba firmemente coordinado, y podrían compensar la velocidad de comunicación del Occulus.

Por tanto, la única ventaja clara que le quedaba a la Alianza era el enorme número de Espadas Mágicas Crozzo que habían preparado.

Teniendo en cuenta lo que preparó la Familia Hefesto, y el gran poder de las Espadas Mágicas creadas sin descanso por Welf, la única opción era romper esa formación suprema.

(¡No te acobardes! ¡Estás aquí por el bien de Bell-sama!)

Acabaremos con ellos.

No, acabar con ellos es una obligación.

¡Recuerda esa tristeza y enojo!

¡A partir de ahora arrasaremos sin piedad con el campamento enemigo y nos vengaremos de Freya y sus seguidores por haber encantado a Lili y lastimar a Bell!

(¡Lili es la comandante de esta Alianza de Familias!)

Obligándose a sí misma, Lili sacó el cuchillo clavado en el tablero y lo apuntó hacia el elfo diabólico frente a ella.

—¡Hagámoslo...!

—Es aceptable.

Tras reconocer la decisión de la Alianza de Familias de reorganizar sus fuerzas, Hedin elogio la valiente decisión de Lili como tal.

Si ella hubiera huido solo porque el enemigo era la Familia Freya, o si hubiera usado alguna estrategia inútil, Hedin habría planeado destruir a la mitad de la Alianza en un abrir y cerrar de ojos.

—Desprecio la incompetencia. Sin embargo, valoro a las personas débiles que luchan por volverse capaces.

Un comandante ordinario se habría acobardado ante la diferencia de poder entre los dos lados, y ni siquiera habría sacado la espada clavada en el tablero.

En ese sentido, la chica pallum, que había recibido la sabiduría compartida de Finn, tenía una calificación aceptable, al igual que Bell.

—Si eres tú, podré cruzar espadas según lo previsto.

Habiendo reconocido silenciosamente a la chica, Hedin dio su orden.

—Prepárense para atacar. No se defiendan. Solo ataquen.

—¡Sí!

Mientras uno de los integrantes del grupo se ponía en marcha, el elfo blanco observó de cerca los movimientos de la Alianza de Familias.


* * *

—Es como si fuera un sueño. Alineados frente a frente contra la Familia Freya

—Lo sé... una pesadilla, ¿verdad?

Siguiendo las órdenes de Lili, un gran número de aventureros comenzó a moverse hombro con hombro.

Al oír el murmullo de Guile de la Familia Ogma, que había perdido el color en su rostro, Naaza curvó ligeramente la comisura de sus labios.

—Me uní porque pensé que también podría luchar, ya que no son monstruos, pero esto... esto si da miedo. Mucho miedo.

Su brazo derecho, su Airgetlam envuelto en un guante, tembló.

El oponente era el enemigo más fuerte jamás visto, que era lo suficientemente difícil como para hacer pensar que sería mejor enfrentarse a un monstruo rex. Incluso Naaza, que siempre tenía una expresión indiferente, no podía evitar sentir miedo.

—Pero no pienso huir. Estoy haciendo esto para ayudar a Bell. No lo lastimaré de nuevo.

Aun así, no diría que lo lamentaba.

Era otra aventurera que se había comprometido a luchar por el bien de Bell, al igual que Lili.

La sonrisa en su rostro cautivó a Guile y, fortaleciendo su resolución, le sonrió de vuelta diciendo: "Lo mismo aquí".

Luego, sin intercambiar palabras de despedida, ambos se dirigieron a sus respectivos lugares.

Guile, que llevaba un hacha, se dirigió hacia el escuadrón de asalto, mientras que Naaza, con su arco y flechas, al ala izquierda.

—El escuadrón central estará en la primera línea y se compondrá por aventureros especializados en la defensa. Las alas, por su parte, estarán formadas por hombres bestia y elfos para mayor movilidad. La Familia Magni, integrada exclusivamente por enanos, ocupará el centro.

Lili estaba de pie en la cima del masivo mausoleo, habiendo enviado a todos los demás mientras continuaba dando órdenes en su Occulus.

No estaba dividiendo a los aventureros por nivel. Era natural mantener a los miembros de una misma Familia juntos permitiéndoles trabajar en armonía. Salvo excepciones como Naaza y su grupo, que ya estaban familiarizados, la disposición de las unidades se realizaba por Familia.

El centro tenía a Tsubaki, Welf, la Familia Magni y muchos de los altos herreros de la Familia Hefesto.

El ala derecha tenía a Daphne, la Sanadora Cassandra, Ouka y Chigusa, y los forajidos de Rivira liderados por Bors.

El ala izquierda estaba formada por Aisha y las amazonas ex-Familia Ishtar. Dado que tenían notablemente menos Espadas Mágicas que las otras dos divisiones, Mikoto con su magia de gravedad también había sido desplegada allí. Detrás de las tres divisiones estaban los magos y las reservas de Haruhime.

—¿N-No deberíamos cambiar nuestras posiciones también?

—Déjalo. Aunque nosotros, los dioses, intentáramos algo, seria en vano. Todo lo que podemos hacer por ahora es mantenernos ocultos y observar.

Dentro de cierta ruina, Hestia miraba inquieta el Occulus conectado a Lili, mientras Hefesto simplemente cruzaba los brazos y se apoyaba contra la pared con los ojos cerrados.

La mitad este de la isla, donde se ocultaban los dioses de la Alianza, estaba desprovista de aventureros, excepto por sus guardaespaldas.

El campo de batalla se encontraba más al oeste de la línea que dividía la isla de norte a sur.

La Alianza había establecido su cuartel general en el gran mausoleo del centro occidental, mientras que la Familia Freya se había desplegado para proteger la Casa del Dios en el borde occidental de la isla, enfrentándose en una tensa vigilancia.

—Esta es la primera vez que veo un Juego de Guerra tan tranquilo.

Desde una ciudad distante, el altavoz hecho con Piedras Mágicas recogió el suave murmullo de Ibri, que por lo general era ruidoso.

Tenía razón, todo estaba muy tranquilo.

Lo único que resonaba era el movimiento de reorganización de las unidades por parte de la Alianza.

Aparte de eso, no había choque de espadas ni gritos de batalla.

Los dioses en la isla y los habitantes de Orario tragaban saliva mientras seguían observando.

Pero finalmente.

El silencio se rompió.

—...Es hora. Por favor, avancen...

Lili, habiendo terminado sus preparativos, dio la orden a través del Occulus en su mano.

Mientras ambos campamentos observaban, las ruinas desmoronadas se transformaron en un campo de batalla sembrado con un mar de rocas.

No había nadie que impidiera que lo que alguna vez fueron bloques llenos de edificios se convirtieran en un terreno baldío histórico.

Las tres grandes divisiones comenzaron a avanzar nerviosamente en línea hacia la Familia Freya, visible a la distancia.

—Deténganse.

Por otro lado, la Familia Freya permanecía inmóvil.

Bajo el sereno comando de Hedin, mantenían sus posiciones, sin moverse en absoluto.

Algunos habían clavado los pomos de sus lanzas en el suelo como porteros, mientras otros simplemente miraban furiosos con sus espadas aún enfundadas.

—Sigan avanzando. No se detengan...

Lili repetía la orden mientras las divisiones inconscientemente se ralentizaban bajo la mirada de tantos ojos.

Lo que ella quería era entrar en el alcance efectivo.

Un alcance donde las Espadas Mágicas podrían escupir las llamas que quemarían a las fuerzas enemigas.

Sentía como si su vida se desgastara con cada paso que daba la fuerza de la Alianza, pero con una voluntad de acero, les hizo continuar el avance.

—Adelante...

La Alianza presionó hacia adelante.

—Deténganse.

Los fuertes Einherjars no se movieron.

—Adelante...

Una gota de sudor recorrió la mejilla de la chica pallum.

—Deténganse.

La expresión del estratega elfo permanecía inquebrantable.

—Adelante...

El sudor goteó por la barbilla de la chica.

—Deténganse.

Los ojos del estratega no errarían en juzgar la distancia.

—¡Adelante!

Al instante siguiente.

—Ahora.

—¡¡Oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!

El grito de batalla marcó el inicio del combate.

—¡¡Aquí vienen!!

Bors gritó mientras los Einherjars se lanzaban hacia adelante en un abrir y cerrar de ojos como una marea enfurecida.

—¡Preparen las Espadas Mágicas!

Ante el rugido de Tsubaki que emano desde el centro, los aventureros, que estuvieron a punto de retroceder, levantaron sus Espadas Mágicas al unísono.

—¡Aún no! ¡No disparen aún!

Desde el ala izquierda, Aisha esperaba el momento adecuado para desatar la ráfaga.

—¡El enemigo aún no ha usado magia!¡Mantengan la calma, aún estamos fuera de su alcance!

En el ala derecha, Daphne anunciaba su análisis.

En la era de los dioses, cuando ejércitos opuestos se encontraban, era común ver ráfagas de hechizos en lugar de flechas. Sin embargo, eso no ocurrió aquí. Es decir, el enemigo se había cansado de ser cauteloso con las Espadas Mágicas Crozzo.

Así es como lo veía Daphne.

—¡¡Ugh...!!

Pero el peligro que representaban era demasiado real.

Armas empuñadas con intenciones asesinas, rugidos bestiales y una velocidad que solo podía ser alcanzada por aquellos con estados aterradores.

Una ofensiva desorganizada se desataba como una oleada imparable, como si no tuvieran intención de cooperar entre ellos. Los seguidores de la Familia Freya, que perfeccionaban su fuerza individual a diario en el Folkvangr, no prestaban atención a sus camaradas. Solo buscaban atravesar las líneas de la Alianza y dispersar al enemigo con sus propias armas.

El ataque, que recordaba a un torcido campo de espadas, hizo que Ouka y Chigusa se sintieran inesperadamente abrumados mientras empuñaban sus Espadas Mágicas.

—¡T-Todavía!¡Todavía no! ¡No se precipiten!

Frente a la escena que heló su corazón y mente, Bors lucho por mantener la compostura, temblando mientras hablaba.

Avanzaban, cerraban el cerco, embestían.

Ante los guerreros más fuertes que los aplastarían en un abrir y cerrar de ojos en el momento en que cortaran la distancia, sintieron una presión tan intensa que les secó la lengua, pero aun así soportaron el momento, que parecía interminable

—¡Todavía no, todavía no--! ¡Ahoraaaaaaaaaaa!!!

Y entonces.

Con las venas hinchadas y la saliva volando, Bors rugió.

—¡¡Fuegoooooooooooooo!!

Tsubaki también dio la señal.

Al instante siguiente.

—¡Kazukiiiiiiiiiiii!!!

Innumerables llamas brotaron de las Espadas Mágicas.

Llamas explosivas, tormentas de nieve, truenos, ráfagas, todo estalló sobre la fuerza que avanzaba.

—¡¿--?!

Los destellos arcoíris de la artillería se entrelazaron, creando un formidable torrente de poder mágico, apagando los gritos de la Freya Familia que recibió el impacto directo.

Explosiones y ondas de choque destrozaron el suelo empedrado, haciendo temblar las ruinas de la ciudad.

Explosión tras explosión. El fuego concentrado de toda la fuerza desencadenó una cadena de detonaciones, y un diluvio de destrucción siguió en un abrir y cerrar de ojos.

—¿¡Giii!?

—¡Geeeh!

—¿¡Gaaaaaa!?

El implacable disparo arrasó primero con los bestias que iban al frente, luego con los humanos, y después con los mitad-elfos, desapareciéndolos en la explosión.

Frente a los paradójicos e implacables cañones de disparo rápido, ni siquiera la Familia Freya pudo evitar ser alcanzada. Incluso los famosos aventureros de segunda clase se convirtieron en presas de las Espadas Mágicas, siendo tragados por el torbellino de destellos.

Todas las Espadas Mágicas Crozzo podían emitir una potencia que superaba incluso la magia de largo alcance de un mago de alto nivel.

Al añadir las Espadas Mágicas de la Familia Hefesto a la mezcla, el poder de fuego se infló a proporciones excesivas. Se trataba de una cantidad de energía pura que bien podría compararse con la necesaria para conquistar las profundidades del calabozo.

Hasta los aventureros que usaron las Espadas Mágicas Crozzo temblaron al ver la amplia franja de destrucción que habían cortado ante ellos.

Sin embargo, ese asombro fue inmediatamente reemplazado por miedo.

—¡¡Oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!

No caían.

Aun con la piel quemada, aun después de perder sus armas.

Aun habiendo perdido un brazo, o incluso teniendo una pierna volada.

Los seguidores de la diosa de la belleza no podían ser detenidos.

—¡Hiii!

Olvidando que era una Sanadora, Cassandra abrazó su bastón y gritó.

Una figura humana, mutilada y quemada, continuaba lanzándose al ataque.

Un enano con carámbanos aun colgando de su cuerpo y una amazona sosteniendo su brazo que había sido cortado por una cuchilla de viento. No importaba cuántas veces fueran repelidos, seguían levantándose, incluso caminando sobre sus aliados caídos mientras cargaban contra la Alianza.

—¡Los poderosos Einherjars!

Daphne gritó inconscientemente.

Las fuerzas que seguían avanzando a través de este panorama infernal eran verdaderos berserkers.

La Familia Freya no temía a la muerte. La habían experimentado innumerables veces en los combates diarios en el Folkvangr, literalmente muriendo y luego reviviendo. Había miedo. Dolor también. Pero los formidables seguidores de la diosa sometían todo eso con su inquebrantable lealtad e instinto de lucha crudo feroz.

Por eso no podían ser detenidos.

Por eso seguían corriendo bajo el furioso asalto de las Espadas Mágicas, buscando aún el combate.

Por eso eran Einherjars.

Era una hazaña solo la Familia Freya podía lograr. Y después de presenciar esa demostración en vivo de por qué a menudo se les llamaba la Familia más fuerte, los aventureros de la Alianza palidecieron y comenzaron a retroceder en miedo.

—¡¡N-No tengan miedo!! ¡Aplástenlos! ¡Fuego! ¡Fuego! ¡Fuego!

Sin embargo, la voz enojada de Bors, que gritaba de miedo, tuvo efecto.

Era una orden imprudente, pero porque era simple, los aventureros obedecieron reflejamente.

Dispararon. Y dispararon. Y dispararon de nuevo.

Bajando y levantando las espadas, deseando la caída de los guerreros que no temían a la muerte, se desesperaban mientras continuaban con sus ataques.

Se formaron grietas en las hojas, pero cuando se rompían, uno de los aventureros de la última línea avanzaba y hacia rugir una nueva Espada Mágica.

Incluso sin los espejos divinos, lo que sonaba como una erupción volcánica resonó sobre las montañas de Orza y Orario, haciendo que todos los residentes de la ciudad se remecieran.

—Waa... eso es una locura...

—Esto es prácticamente una guerra de verdad.

—Pero esta es la única manera de que Hestia y los demás ganen.

—Así que por eso ese idiota de Ares estaba tan obsesionado con ese herrero Crozzo...

Mientras la gente se estremecía, los dioses en Babel tenían sus propios pensamientos.

Los disparos resonaron sin cesar, y las montañas Beor temblaron con fuerza.

La tierra vibraba con cada sacudida, causando que los monstruos que habitaban las montañas se desorientaran y huyeran en todas direcciones, buscando escapar de la imponente caldera.

Y entonces, el número de Espadas Mágicas Crozzo restantes comenzó a alcanzar la mitad de sus reservas.

A medida que la nube de polvo, las chispas de fuego, el frío, el viento con destellos eléctricos y las partículas de luz multicolores se desvanecieron en silencio, el campo de batalla, devastado hasta el empedrado, estaba cubierto por innumerables valientes Einherjars caídos.

—¡¡JaJajajajajajajajajajajaja!! ¡Lo hicimos! ¡Que les den, malditos bastardos de la Familia Freya!

Tras casi un minuto de silencio, al ver que el enemigo no se levantaba, Bors empezó a reír como un maníaco.

—¡Al diablo con los Einherjars! ¡Tenemos las Espadas Mágicas Crozzo!

Su risa se contagió y los otros aventureros, que respiraban con dificultad, también empezaron a vitorear.

Incluso si los Einherjars no temían a la muerte, no había nadie que pudiera escapar de ella. Nadie excepto los DeusDea.

Por tanto, habría un límite. La pura fuerza de las Espadas Mágicas Crozzo resultó ser esta vez mayor que su fortaleza.

─¡¡Ooooooooooooooooooooo!!

La Alianza rugió con emoción.

Aunque los aventureros de Primera Clase del enemigo no habían sido incluidos, habían derribado una gran parte de la fuerza de combate enemiga. Era seguro calificar este combate inicial como una victoria completa. Sosteniendo las empuñaduras de las espadas rotas, los miembros de cada Familia vitorearon.

Todos, excepto algunos que fruncieron el ceño.

Aunque esta había sido la única opción, Daphne, Aisha y los demás sintieron emociones contradictorias ante el uso de una estrategia que se reducía a una simple potencia de fuego.

—La invencibilidad mítica del Reino de Rakia... ¡maldita sea!

Entre ellos, Welf, quien había producido en masa las Espadas Mágicas Crozzo, tenía una expresión amarga.

Su tierra natal, Rakia, había combatido contra muchos países utilizando innumerables Espadas Mágicas Crozzo, convirtiendo todo lugar al que llegaban en un páramo. Habían ganado el resentimiento de la mayoría de los elfos y traído el tipo de destrucción que los espíritus maldijeron. Y la escena ante ellos no era diferente de las obras de Rakia que dieron origen a su leyenda de invencibilidad. O al menos así le parecía a Welf.

—¡Al final terminé haciendo exactamente lo mismo que ellos...!

Siguiendo el mismo camino que tanto había despreciado, Welf fue golpeado por un intenso odio hacia sí mismo.

Pero.

Había un malentendido en su reacción. No veía el panorama completo

Era demasiado ingenuo.

—Jajajajajajajajajajaja... ¿eh?

La risa estruendosa de Bors de repente se detuvo.

Su buen ojo estaba enfocado en los miembros de la Familia Freya colapsados sobre el suelo roto y destrozado.

Y un sinfín de partículas doradas del color del crepúsculo.

"Mi nombre es Oro. Soy la mano derecha de la diosa que promete la inmortalidad".

Entonces, una voz dulce llegó a sus oídos.

"Tres veces serán quemados, y por siempre atravesados. En el infierno de lanzas de fuego, nacerá la luz que eliminará a la muerte".

Provenía de la formación enemiga.

De pie, dentro de la nube de polvo que se disipaba en la distancia, ellas aparecieron.

—¿¡Las Andhrímnirs!?

Lili fue la primera en darse cuenta de que estaban allí.

Lo que sus ojos color avellana distinguieron fue un grupo vestido con túnicas blancas como una banda de sacerdotisas.

Dándose cuenta de que había sido lenta en notarlas porque la ráfaga desatada por las Espadas Mágicas había creado una cortina de humo que cubría el campo de batalla, emitió un grito casi desesperado.

"Regocíjense, alégrense, enloquezcan. Mi cuerpo es oro. Fuente de luz renovadora, trae aquí la guerra eterna".

Su largo cabello, levemente carmesí, estaba atado en dos coletas. Llevaba un delantal blanco sobre un vestido de enfermera rojo y una modesta armadura. La única diferencia entre Heith Velvet y las otras Sanadoras y herbolarias era que ella sostenía una vara adornada con decoraciones doradas mientras tejía su hechizo.

Un gigantesco círculo mágico dorado apareció en el centro del campo de batalla, lleno de pilas de cadáveres.

El tiempo se congeló para las fuerzas de la Alianza. Simplemente no podían creer la escala de la magia.

"Zeo Gullvieg".

Era un hechizo de curación que cubría una vasta área.

La habilidad especial de la chica que había apoyado por si sola el bautismo en el Folkvangr se activó-- y los fuertes Einherjars caídos revivieron.

—¿¡Eh!?

Bañados en la magia dorada que brotaba del suelo, las marcas de quemaduras del humano y las heladas del hombre bestia desaparecieron por completo.

El enano y la amazona presionaron sus extremidades cortadas contra sus heridas y, tras una erupción de energía mágica, recuperaron el uso de sus miembros.

Y como si fueran seres inmortales, más guerreros volvieron a ponerse de pie.

—He recibido el permiso de Freya-sama. De ahora en adelante, este será otro Folkvangr.

Ignorando a la Alianza que miraba en shock, Heith, la persona que creo esta escena, habló con calma.

—Bienvenidos, valientes barbaros.

Contrario a lo sugirieron esas palabras, su mirada era despiadada, como si observara a insectos en lugar de a guerreros.

Una mirada de Enemiga Despiadada, muy distinta a la de una Sanadora Confiable, que Bell nunca había visto.

La hermosa chica con un rostro casi divino pronunció la sentencia de muerte.

—Les otorgo la bendición de la batalla.

Los ojos de los fuertes y valientes Einherjars recién revividos brillaban ferozmente.

—¡L-Las Espadas Mágicas!

Gritó Lili.

—Demasiado tarde

Concluyó Hedin.

—Adelante, valientes Einherjars.

Heith decretó el mandato de la diosa.

—¡¡Ooooooooooooooooooooooooooooooooo!!

Un segundo asalto.

Esta vez, el ataque de un ejército que no temía a la muerte, se estrelló contra las líneas de la Alianza.

—¡¡N-No puede serrrrrrrrrrrrr...!!

El grito de Bors fue ahogado por un grito de guerra ensordecedor.

Tras acortar la distancia a más de la mitad en el primer avance, los valientes Einherjars cerraron la brecha de golpe y lanzaron simultáneamente sus espadas, lanzas, hachas y mazos con gran ímpetu.

La muralla de escudos de la Alianza se preparó inmediatamente, mientras las líneas del frente se estrellaban.

—¡¡Guooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!

Dormul gritó en shock en el momento en que la carga del enemigo impactó.

La superficie de su escudo se hundió y el enano fuertemente armado fue empujado hacia atrás.

—¡¡N-No puedo contenerlos!!

La lucha solo duró un momento.

La defensa de Dormul y de los demás miembros de la Familia Magni fue destrozada y lanzada por los aires en un abrir y cerrar de ojos.

—¡Gaaah! ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaah!

Después de que su muralla de escudos colapsara, los gritos de los aventureros eran inevitables.

Bajo el brutal asalto de los Einherjars, sus armaduras se destrozaron, sus armas se partieron por la mitad y, antes de que se dieran cuenta, la sangre salpicaba por todas partes. Y desde allí, era una escena familiar. Los números despiadados de niveles y estadísticas superiores aplastaron completamente a los aventureros de nivel inferior.

Un humano fue abatido, un hombre bestia atravesado, un elfo golpeado por una espada arrojadiza, y las Amazonas retrocedieron todas a la vez. Después de que Dormul y los otros enanos fueron lanzados por los aires y cayeran al suelo, quedaron atrapados bajo el peso de docenas de sabatons, siendo aplastados completamente y derramando su sangre por todas partes.

El pánico y la confusión consumieron a la Alianza, y la línea comenzó a ceder.

—¡Maldita sea!

En medio de la caótica batalla desigual, el grito furioso de Aisha, que blandía su gran Podao, resonó.

El ala derecha, el ala izquierda y el centro se habían desmoronado al instante de la colisión. La primera línea de defensa, incluida la vanguardia, fue devastada, dejando a los magos de la retaguardia y al escuadrón de reserva que se ocultaba junto a Haruhime muy expuestos.

Algunos desataron sus Espadas Mágicas Crozzo incluso si eso significaba golpear a aliados, pero fue en vano. Incluso si algunos de ellos fueron arrastrados, la Familia Freya no se detendría. Ignorando a sus compañeros caídos, los Einherjars solo pensaban en cortar al enemigo. La parte más aterradora de todo era que incluso si tres aventureros de la Alianza se unían para atacar, serían eliminados por un solo Einherjar.

En la era de los dioses, la calidad superaba a la cantidad.

Un solo aventurero de nivel superior podría dominar fácilmente a cien ordinarios.

En una lucha contra oponentes que superaban incluso sus habilidades y estrategias, los aventureros de la Alianza estaban indefensos.

—¡¡Son demasiado fuertes...!! ¡¡Todos, incluso hasta los de menor clase!!

Mikoto no podía hacer más que enfocarse en esquivar mientras resistía ataques por todos lados.

Se vio obligada a utilizar habilidades de shinobi para sobrevivir en lugar de enfrentar la batalla como una samurái o una espadachín. Bombas de humo, granadas y sus kunais Shakuya: estaba utilizando armas y objetos a un ritmo que pronto la dejaría sin nada en las manos.

Finalmente logró derribar a una sola persona, pero por la respuesta supo que era un aventurero de nivel 1. Mientras se quedaba quieta, golpeada por esa cruel verdad, casi fue decapitada y se vio obligada a seguir luchando en estado de shock y pánico.

La Familia más fuerte.

Deberían haber estado plenamente conscientes del peso de esa reputación, pero la amenaza resultó ser aún mayor de lo esperado, causando escalofríos en Mikoto y en los demás.

—¡Haruhime-sama! ¡Aplique un aumento de nivel para Aisha-sama, Mikoto-sama, Daphne-sama, Bors-sama y Welf-sama!

—¡S-Sí!

Con la Alianza siendo despedazada, Lili no iba a quedarse de brazos cruzados.

Se habían usado cinco colas. Con su aumento de nivel, la habilidad Kokonoe de Haruhime ahora podía manejar seis, pero el agotamiento mental crecía con cada cola. Cuando usó cinco durante la expedición, casi cayó en un Mente Cero, pero Lili no podía preocuparse por eso ahora. Para mantener la línea, tenía que usar su carta de triunfo sin restricciones.

—<<¡Magos! ¡Comiencen su ataque! ¡¡Desde la Familia Serket hasta la Familia Ratri, concentren la potencia del fuego en el centro!!>>

También era el momento para usar el Command Call.

El efecto de la nueva habilidad que había ganado con su aumento de nivel permitía que sus palabras viajaran más lejos cuando gritaba por encima de un cierto volumen.

En otras palabras, cuanto más elevaba su voz, era posible que sus órdenes llegaran a todos, incluso en el campo de batalla más intenso. Así que esto le permitía enviar órdenes a aquellos que no habían recibido un Occulus.

De pie sobre el techo del gran mausoleo, observando a todas las divisiones luchando, Lili continúo usando su habilidad y el Occulus para enviar más órdenes.

Sin embargo, no podía borrar la preocupación en su rostro.

—¡Nos incitaron a usar las Espadas Mágicas para...!¡No, nos obligaron a desperdiciarlas!

El avance inicial de los Einherjars había parecido temerario, pero el verdadero propósito era provocar a la Alianza para que usara sus Espadas Mágicas Crozzo.

Hedin no había subestimado la amenaza que representaban las Espadas Mágicas creadas por Welf y la Familia Hefesto. Así que los había provocado para que desperdiciaran una gran parte de sus recursos limitados en un ataque fallido que fue completamente anulado por las Andhrímnir. El feroz contraataque fue solo la guinda del pastel.

(Las Andhrímnir... tal como dijo Finn-sama, ¡¡son demasiado peligrosas!!)

Aunque la Alianza debería haber ganado completamente la batalla inicial, ellos —o más bien una sola chica— habían borrado completamente todo su progreso.

Un ejército que no temía a la muerte y una habilidad de curación que, en el peor de los casos, era la segunda mejor en todo Orario. Era una estrategia que requería ambos factores para funcionar; en otras palabras, era algo que solo la Familia Freya podía llevar a cabo.

—¡Pero ahora sabemos dónde están...!

Junto con los aventureros de Primera Clase del enemigo, derrotar a las Andhrímnir era el objetivo de máxima prioridad.

Con la situación tan crítica en el tablero que prefería no mirar, Lili extendió su mano hacia el Occulus, que había estado inactivo, con la determinación de acabar con Heith y su grupo a toda costa.

—¡Luvis-sama, Mord-sama! ¡Por favor!

Pronto, las tropas ocultas que habían sido preparadas para dar una emboscada, lanzaron un grito de guerra.

—¡Vamooos!

—¡Hagámoslo!

Desde el noroeste, y alejados del combate principal, justo en el flanco donde estaban desplegados las Andhrímnir, el escuadrón de Mord se quitó las túnicas, volviéndose visible de nuevo.

Los Velos Inversos de Fels.

Lili los había distribuido al escuadrón de asalto y les hizo avanzar en sigilo. Había preparado una emboscada haciendo que rodearan el campo de batalla principal con el fin de enviarlos tras las Andhrímnir.

—¡Estábamos esperando que aparecieran!

Mord y sus compañeros se habían aproximado cuidadosamente al enemigo, evitando ser detectados, y ahora se habían lanzado rápidamente para no desperdiciar su oportunidad.

Dado que las filas de la Alianza habían sido destrozadas, casi todos los enemigos se estaban desplegando en las líneas del frente.

Y al estar tan alejados de las líneas de la retaguardia, no había nadie protegiendo a las Andhrímnir.

Mord se relamió los labios al ver a los sanadores aislados mientras balanceaba su Espada Mágica.

—¡Tráguense estoooo!

Mord, Guile y Scott lanzaron cada uno una ráfaga de fuego que engulló a las Andhrímnir.

—¡Continúen, continúen!

Los rudos y temibles matones dispararon sus Espadas Mágicas Crozzo una y otra vez para destruir a las hermosas chicas.

Sin saber que los dioses que observaban los espejos en Orario los abucheaban, Mord y sus amigos continuaron su bombardeo sin cesar.

—¡O-Oi! ¿no estás exagerando un poco?

—¡No hay tal mierda cuando se trata de la Familia Freya! ¡Además, la estamos usando por ti ya que dijiste que no podías usar estas Espadas Mágicas! ¡Así que solo cállate y mira!

El elfo Luvis habló en contra del implacable ataque, pero Mord no lo escuchaba.

Mord estaba en llamas.

No por heroísmo, sino por un poderoso deseo de ayudar a un chico.

Como si estuviera saldando todas sus deudas, el matón arremetió con fuerza.

—¡Ayudaremos a Bell Cranel!

Impulsados por la sensación de omnipotencia que daban las Espadas Mágicas Crozzo, siguieron provocando más explosiones.

Pronto, sus ataques crearon un mar de llamas, chamuscando a las Andhrímnir.

Dado que había sido un ataque sorpresa perfectamente ejecutado, no tuvieron tiempo para evitarlo. Y no había manera de defenderse contra tanto poder de fuego.

Cuando las hojas de las Espadas Mágicas comenzaron a agrietarse y alcanzaron su límite, Mord y su grupo, exhaustos y respirando pesadamente, finalmente detuvieron su ataque.

—Haa… haa… ¡No importa cuánto puedan recuperarse, si ustedes mismos reciben un bombardeo concentrado, no podrán usar su magia! ¡¡Así que muéranse de una vez!!

Con una sonrisa orgullosa, Mord llevo la espada demoniaca sobre su hombro

No quedaba ni una sola persona en pie en el mar de llamas.

El crepitar de las llamas llenaba el aire.

Los Einherjars que luchaban en las líneas del frente no estaban preocupados.

Naturalmente.

Incluso Hedin, que estaba en la retaguardia, observaba en silencio. Como si no hubiera necesidad de hacer algo.

Finalmente, Mord, junto con Luvis y el resto de los asaltantes, frunció el ceño ante el desagradable olor a carne quemada y se cubrió el rostro con su fornido brazo.

—¿Quizás me excedí un poco...?

—Era de esperar que habría una emboscada dirigida a nosotros.

Mord se quedó helado cuando escuchó una voz proveniente de las llamas.

—¿Pero eso que importa?

Lentamente, una sola chica se levantó del suelo ardiente donde había estado acostada.

—¿¡Qué!?

Mord y Luvis no podían creer lo que veían.

La chica estaba ardiendo.

Su armadura quedo completamente destruida, su ropa fue quemada, y su piel blanca como la nieve se tiño de un color rojo brillante.

De pie en el mar de llamas, atormentada por el fuego infernal, su cuerpo se cubría de quemaduras grotescas.

Y estaba regenerándose.

"Earth Gullveig". Desafortunadamente, mi magia ya ha sido activada.

Una luz dorada alejaba las llamas feroces que lamían su piel.

Un patrón de luz parecido un círculo mágico comprimido apareció en la superficie de su piel.

—¡M-Mord! ¡Es como...!

—¡Lo del Piso 18!

Guile y Scott palidecieron al recordar al Goliath Negro con el que Bell y los demás habían luchado.

La escena ante sus ojos era inquietantemente similar a la pesadilla de un monstruo rex cuya regeneración superaba el daño que podía infligir un ataque masivo de magos.

Auto-curacion.

Una regeneración que curaba continuamente el daño durante cierto período de tiempo.

Heith había usado su magia sobre sí misma y sobre el resto de las Andhrímnir antes de que fueran atacados por Mord y su grupo, incluso antes de que pusieran un pie en el campo de batalla.

Uno tras otro, las Sanadoras y Herbolarias se levantaron después de ella.

—¡¡N-No puede ser...!!

La escena de renacer desde las cenizas parecía a la de un fénix, o quizás a la de un muerto volviendo a la vida luego de la cremación.

Su piel chamuscada recuperaba su lustroso brillo bajo las motas doradas de luz.

Las horquillas que sujetaban el cabello de Heith se quemaron, pero incluso así su largo cabello chamuscado pronto se recuperó.

Las llamas debilitadas no eran rivales para la auto-curación, y ahora las Andhrímnir ni siquiera estaban siendo quemadas. Todo lo que el ardiente infierno podía hacer era avergonzar a las chicas al quemarles la ropa.

Lo que quedaba de sus equipos de batalla desaparecían lentamente mientras se revelaban hombros, estómagos, caderas flexibles y muslos, e incluso la parte inferior de sus bien formados pechos.

Pero aun así, los aventureros no tenían tiempo para sentirse lujuriosos.

Con un bastón en mano, Heith avanzó sola por las llamas, con un aspecto que parecía celestial.

—¡M-Malditos monstruoooos!

—¡Mord! ¡Detente!

Frente a una magia rara que solo los miembros de la Familia Freya conocían, Mord se puso furioso.

Sin escuchar mientras Guile intentaba detenerlo, atacó a Heith mientras ella salía de las llamas.

—¡Si tan solo pudiera quemarla directamente con esta Espada Mágica...!

Levantando su Espada Mágica Crozzo, intentó dispararle directamente con un ataque ardiente.

—Que desagradable.

Sin embargo, la vara en la mano de la chica brilló a gran velocidad.

—¿¡Gh!?

La larga vara, que se había balanceado verticalmente desde una gran altura, golpeo al hombre contra el suelo como si fuera un martillo de guerra.

El suelo de piedras rotas y su rostro se encontraron en un choque violento, mientras la consciencia de Mord, con los ojos en blanco, fue segada.

—Sucios. Repugnantes. Demasiado desagradables.

Mientras Guile, Scott, y los elfos de Luvis se quedaron en silencio, la chica pisaba con fuerza la Espada Mágica a sus pies.

—No comprendo por qué personas tan insignificantes como ustedes se atrevieron a mostrar sus colmillos a la diosa. ¿Por qué intentan mancillar su autoridad...? ¡Pongo en duda su cordura!

Al levantar la mirada y apartar el flequillo de cabello que cubría su rostro, lo que residía en sus brillantes ojos carmesí era la llama de la ira.




—¡¡Tengan algo de vergüenza, malditos demonios!! ¡¡Miserables impuros que rechazan la Voluntad Divina de la diosa!

—¡¡No permitiré que ni una sola de sus miradas vulgares, olores nauseabundos, o gotas de saliva lleguen a ella!!

En su tono feroz y rostro de ira no había ni rastro de su habitual gentileza.

Si Bell hubiera estado allí, seguramente habría quedado asombrado por tal cambio de personalidad; pero no sería nada raro. Al igual que sus compañeros y el resto de la Familia, ella adoraba a la diosa de la belleza.

Salvada por la diosa, ofrecía fielmente un asombro y amor que no palidecían en comparación con los de Hörn.

La devoción de Heith, quien fue salvada por la diosa y le ofreció su lealtad, rivalizaba con la de fanática, Hörn.

—¡Todo es por el bien de Freya-sama--! ¡Desaparezcan, aventureros!

Enfurecida, reveló su intención asesina y su disposición para luchar.

Lo que comenzó fue simplemente una aniquilación.

—""¡Guaaaaaaaaaaaa--!""

—¡Guuuu--!

Sin darles oportunidad de usar sus Espadas Mágicas, Heith derribó a Guile y Scott con su vara. Y aunque la flecha de Luvis, disparada rápidamente, atravesó el hombro de la chica, no hizo más. Una vez que ella la retiró, no quedó ni un rasguño, y antes de que Luvis pudiera reaccionar, el golpe de la vara lo dejó inconsciente.

Heith, con una fuerza y agilidad impropias de una Sanadora, envió al suelo a los elfos restantes de la Familia Modi.


* * *

Un Sanadora dedicada acababa de arrasar con los aventureros de clase alta de nivel 2 y 3.

Al ver esa extraña escena en los espejos de Orario, los más sin palabras no fueron las personas normales ni siquiera los aventureros.

Fueron otros sanadores.

—Heith Velvet…

Entre los sanadores de la Familia Dian Cecht que habían evitado participar en el Juego de Guerra, Amid Teasanare, Dea Saint, entrecerró los ojos con asombro.

Amid, conocida por ser la mejor Sanadora de la ciudad, y Heith.

Durante un tiempo, habían sido conocidas como las dos grandes Sanadoras de Orario: la Santa Plateada y la Bruja Dorada.

La principal diferencia entre los dos que dominaban el primer y segundo puesto en la lista de mejores Sanadoras era sobre todo su alcance de curación.

Amid también podía usar magia curativa de amplio alcance, pero Heith, forjada en los fuegos de Folkvangr, estaba a un nivel completamente diferente. Amid podría ganar en términos de poder de curación bruto, pero Heith probablemente llevaba la delantera en cuanto a rendimiento y durabilidad.

Y la otra diferencia decisiva era... la capacidad de combate puro.

Mientras que la habilidad de combate cuerpo a cuerpo de Amid estaba en el reino de los sanadores normales, Heith podía aniquilar por sí sola a aventureros de segundo nivel.

—Su formación como Sanadora simplemente es muy diferente...

Eso decían los rumores que habían llegado a la santa, pero estaban inequívocamente impregnados de verdad.

La chica originalmente había soportado el bautismo en el Folkvangr como una Einherjar, pero—al igual que un cierto gatito abandonado—reconoció sus límites como guerrera y cayó en la desesperación. Sin embargo, con una devoción inquebrantable a la diosa de la belleza, cambió de clase a Sanadora y descubrió un talento latente que eventualmente floreció.

Su Estado actual era Nivel 4.

Su segundo nombre era Vana Mardoll.

En consideración al brillo dorado de su magia, su determinación inquebrantable y su fuerza vital inmortal, los dioses la aclamaban como una verdadera valquiria, alguien que presidia sobre la vida y la muerte.

—Una seguidora única nacida del duro ambiente de la Familia Freya... Al igual que los aventureros de Primera Clase, si la Alianza no se encarga de ella, no tendrán ninguna posibilidad de victoria...

Mientras los otros sanadores de su propia Familia temblaban a su alrededor, la santa murmuró esas palabras con absoluta confianza.

—¡Esto es malo! A este ritmo...!

Daphne también era plenamente consciente de eso.

—Liliruca, ¿hay más unidades de asalto que puedas enviar?

—¡¡Ya lo estoy haciendo!! ¡Pero la capacidad de curación de Vana Mardoll es demasiado anormal! ¡No puedo acabar con ella!

En una abertura entre los Einherjars que corrían hacia ellos, Daphne apenas podía ver a otro escuadrón atacando, pero las Andhrímnir no caían. El trabajo de los otros sanadores y herbolarios era anormal, y mientras los asaltantes luchaban por derribarlos, los magos enemigos en la retaguardia los destrozaban.

La impaciencia de Lili se podía sentir dolorosamente bien a través del Occulus.

—Si no detenemos a las Andhrímnir, no importa cuánto luchemos, todo será en vano...

El enemigo que acababa de eliminar sería revivido de nuevo si Heith y los sanadores comenzaban a moverse. Con la ayuda de un aumento de nivel, finalmente habían derribado a uno. Que revivieran una y otra vez sería una pesadilla.

Sin embargo, podían culpar a Lili por la incompetencia de dejar que la emboscada fallara. En el momento en que tuvieran una carta oculta como la auto-curación, la estrategia más efectiva de aplastar a los sanadores antes de que pudieran activar su curación estaba fuera de cuestión. Si Daphne estuviera en el lugar de Lili, ya habría volcado el tablero y hubiera hecho un alboroto.

—¿Pueden las Andhrímnir ser atacadas desde el ala derecha?

—¡No pidas lo imposible...! ¡Estamos ocupados manteniendo la línea del frente!

Ella misma estaba en medio del tumulto mientras comandaba el ala derecha, interceptando un golpe de lanza con su Fencer Laureate. Las partículas de aumento de nivel alrededor de su cuerpo brillaban como si gimieran por el esfuerzo, pero de alguna manera logró repeler el ataque. No tenía tiempo ni para recuperar el aliento.

¡"Soullight"!

Pero aun así, Daphne y el resto estaban bien.

Estaban centrados alrededor de Cassandra mientras Ouka, Chigusa y Bors en particular luchaban desesperadamente.

Al igual que Daphne, Cassandra había alcanzado el nivel 3 en la Expedición a los Pisos Inferiores, y estaba haciendo pleno uso de su magia curativa, ayudando a los aventureros que colapsaban una y otra vez.

Incluso mientras luchaban por lidiar con los sanadores enemigos, eran salvados por los suyos.

Pero lamentablemente, en una batalla de sanadores, la Alianza no tenía esperanza de victoria.

—¡La base enemiga! ¡Si sus magos avanzan, serán un gran problema! ¡Todo acabará si caemos dentro del alcance de su magia! Tenemos que eliminar a las Andhrímnir antes de que...

Daphne, que continuaba luchando sin siquiera tener tiempo de secarse el sudor, suplicó al Occulus.

—Gh.

La respiración de Lili se cortó, como si la estuvieran estrangulando con la punta de un cristal.

Daphne comprendió el significado un instante después.

—“--”

El tiempo se congeló para ella cuando lo vio.

A lo lejos, en lo profundo de la base enemiga, incontables Lanzas de Rayos apuntaban a Daphne y a los demás.

—Parece que hubo un malentendido... ese lugar ya está dentro de mi rango de alcance.

El color desapareció del rostro de Daphne.

La voz del elfo blanco, que no debería haber podido escuchar, resonó en sus oídos mientras se daba cuenta de su error.

Al comienzo del combate, parecía que el enemigo había decidido ignorar la amenaza de las Espadas Mágicas. Que habían calculado mal su alcance.

Así lo había visto Daphne y el resto de la Alianza.

Pero estaban equivocados.

El comandante enemigo—Hedin—no había atacado simplemente para hacerles gastar sus Espadas Mágicas Crozzo.

El área principal del campo de batalla, el recién formado Folkvangr, ¡¡había estado dentro del alcance de ese aventurero de Primera Clase desde el principio!!

—Acabemos con esto--Caurus Hildr.

Desató su hechizo.

Numerosos rayos de luz iluminaron los rostros de los aventureros congelados en la incredulidad, dibujando arcos en el aire y lloviendo sobre el campo de batalla.

—¡Gyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!

Los innumerables rayos que caían desde arriba impactaban como bombas.

Los rayos que sembraron el caos en el campo de batalla eran en sí mismos un ejército brutal. Atravesaban a los humanos que huían aterrorizados, lanzaban por los aires a las hombres bestia junto con la tierra, y electrocutaban a las amazonas que intentaban cubrir a sus compañeras.

Los disparos de rayos habían sido ultra precisos, que ningún miembro de la Familia Freya fue afectado en lo más mínimo.

Hedin tenía una comprensión clara y precisa de todo lo que sucedía en el campo de batalla, y se tomó el cuidado adicional de atacar solo a los aventureros enemigos. Además de destruir muchas de las Espadas Mágicas restantes.

—Gh-- ¡Protejan a Cassandra!

—¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!!

Daphne gritó tan fuerte como pudo mientras la lluvia de rayos caía sobre ella.

Había tomado la desgarradora decisión de renunciar a mantener la línea del frente y priorizar el soporte vital de su escuadrón. De manera inmediata, Ouka levantó su gran escudo mientras Bors y el resto de los residentes de Rivira se apresuraban con una determinación de acero. Desde la perspectiva de Cassandra, que había sido empujada al suelo por Chigusa, innumerables rayos se estrellaban contra docenas de escudos, desencadenando un frenesí.

Pilares caídos y escombros se dispersaron en todas direcciones, levantando fragmentos de piedra mientras el campo de batalla se dividía miserablemente en dos.

—El absurdo número de Espadas Mágicas ha sido reducido. Es hora.

Mientras el crujido de la electricidad y una enorme nube de polvo se elevaban sobre el campo de batalla, el elfo blanco que había creado la situación actual por sí solo, entregó su frío anuncio.

La cuenta regresiva para el verdadera ataque había comenzado.

—Llego la hora, bestias. Vayan.


* * *

—¿Un bombardeo tan potente, desde tan lejos? ¡Está tan loco como siempre...!

Tione escupió irritada mientras observaba la batalla en el espejo.

El ataque mágico había viajado más de 500 meders, y había golpeado tan fuerte que más de doscientos aventureros habían caído.

Su aluvión de rayos, que logró cubrir la mayor parte del campo de visión con polvo, fue lo suficientemente aterrador como para hacer estremecer a la Familia Loki.

Hildrsleif, Hedin Selland... en términos de alcance, su magia es probablemente la mejor en todo Orario.

—¿¡Eh!? Pero, pero, tú eres más fuerte, ¿verdad, Riveria?¡Después de todo, te conocen como la maga más fuerte de la ciudad!

—Dependiendo de lo que exactamente quieras decir con eso, la respuesta cambiaría. Llevado al extremo, si se trata de lanzar hechizos a muy largas distancias, o incluso un combate cuerpo a cuerpo, probablemente perdería contra Hedin.

Tiona intentó resueltamente argumentar contra el análisis frío de Riveria, pero la alta elfa con cabello color jade menciono los hechos de manera calmada.

Nine Hell, Riveria Ljos Alf, era superior en potencia mágica y en la cantidad de hechizos elementales que podía convocar para ataque, defensa y soporte. Como maga de apoyo, su poder y habilidades eran tan excepcionales que no admitían comparación.

Sin embargo, Hedin era un Espadachín Mágico que también había dominado el combate cuerpo a cuerpo.

Sus campos de especialización eran demasiado diferentes como para realmente compararlos.

Él, que era un experto en combate cuerpo a cuerpo y hechizos rápidos usando cantos supercortos, representaba el modelo ideal de un Apoyo de alto nivel.

Pero además de eso, como demostró tan poderosamente en este Juego de Guerra, también tenía un potencia y alcance absurdo.

—Una vez derrotó a un enorme ejército de diez mil hombres solo usando magia.

Cierto o no, rumores sobre él se habían esparcido desde el mar de arena.

Si hubiera una sola manera de describirlo adecuadamente, sería como un Artillero Espadachín Mágico.

—Pero sobre todo, en cuanto a la cantidad total de poder Mental... La resistencia mágica de Hedin me supera con certeza.

Su cantidad total de poder Mental para usar magia era tan grande que incluso Riveria, la maga más fuerte de la ciudad, admitió su derrota sin reservas.

El hecho de que ni siquiera hubiera sudado después de lanzar un bombardeo mágico que cubría todos los rincones del gran ejército, respaldaba esto.

Mientras las hermanas Amazonas dejaban claro su descontento, los ojos de Riveria se entrecerraron.

—Junto con el otro elfo, se les conoce como Los Caballeros Blanco y Negro....

Y aquí viene.

Sus ojos de jade miraban fijamente al espejo mientras la nube de polvo comenzaba a aclararse.


* * *

—¡Aaaaaaaaah!

—¿¡Waaa!?

Un corte agudo rasgó a la Familia Freya.

Mientras muchos de los aventureros de la Alianza eran repelidos, Tsubaki Collbrande mostraba su valentía mientras se limpiaba bruscamente su rostro manchado de sangre y polvo.

—¡No duden! ¡Si tres no son suficientes, ataquen a uno de ellos con cinco de los nuestros! ¡Si cinco no son suficientes, entonces háganlo con diez! Mientras puedan resistir, ¡yo los cortaré a todos!

El ánimo de todos los aventureros a su alrededor se elevó gracias a los ánimos de la maestra herrera de Nivel 5.

Dado que realmente no podía tomar el mando, Tsubaki se convirtió en una guerrera que derribaba enemigo tras enemigo. Incluso los Einherjars, conocidos por su fortaleza y tenacidad, acababan cayendo de rodillas ante ella, que poseía la fuerza de un aventurero de Primera Clase.

Ya había derribado a docenas de enemigos, y numerosos guerreros en armadura yacían a su alrededor.

(¡Esto es malo! ¡El flujo de enemigos no disminuye para nada! A pesar de que he acabado con docenas de ellos, ¡siguen viniendo!)

El sudor goteó por la mejilla de Tsubaki.

Se murmuró a sí misma, llamándolos demonios de guerra—

(¡Y mientras haya sanadores, aquellos que están durmiendo en el suelo seguirán volviendo a la vida...!¡Esto es peor que el Calabozo!)

—Es por eso que la Familia Freya es tan difícil de manejar.

Dijo con cierto pesar.

Habían estado resistiendo con el apoyo de las Espadas Mágicas de la Familia Hefesto, pero el bombardeo anterior de Hedin había eliminado muchas de ellas. Ahora que el polvo había reducido la visibilidad, él no iba a disparar otra ráfaga aún, pero si eso se repetía, la moral de la Alianza se derrumbaría por completo. Y Tsubaki probablemente también alcanzaría su límite.

—Si llegara a suceder, no tendría otra opción que lanzarme en un ataque suicida contra las Andhrímnir antes de que la nube de polvo se disipe.

Justo cuando estaba a punto de tomar su decisión—

—¡Aaaaaaaaaah!

Se produjo un sonido repentino.

No era el grito de alguien que había sido derrotado, sino el espantoso sonido de un corte.

—...

Los oídos de Tsubaki no la engañaron.

Era un sonido que solo podría haber provenido de un maestro de la espada.

—¡--Hogni!

Se giró hacia el oeste.

El elfo oscuro estaba de pie en la parte trasera de la nube que se desvanecía.

—¿¡H-Hogni Ragnar!?

—¡¡Un aventurero de Primera Clase!!

—¡É-Él realmente vino...!

El grito de Tsubaki incitó a los aventureros y pronto sus gritos y alaridos llenaron el aire.

El cabello plateado, casi púrpura, y la piel oscura marcaban a Hogni como un elfo oscuro.

Su espada de color negro azabache estaba empapada en sangre, y su mirada aguda vagaba como si buscara presas a las que perseguir. Tenía una sonrisa fría en los labios, como si deseara disfrutar de un banquete de sangre.

Enfrentarse a un aventurero de Primera Clase. Eso era suficiente para hacer que cualquier aventurero se desesperara, y así la Alianza se tambaleaba sobre sus pies.

Mientras tanto, Hogni...

(Aaaaah... ¡¡tanta gente que no conozco me está mirando...!!)

Entró en pánico.

Completamente en pánico.

Su mirada peligrosa iba de un lado a otro para evitar encontrarse con la de alguien, y su sonrisa fría era solo un espasmo que había congelado su cara de manera extraña. El inútil elfo, que era el introvertido definitivo y completamente carente de habilidades de comunicación, sentía cómo su corazón se aceleraba mientras se transformaba en un monstruo.

(Esto no es bueno... ¡Tengo que hacer esto bien...! Soy un seguidor de Freya-sama y técnicamente un asombroso aventurero de Primera Clase en Orario... ¡Si la gente se burla de mí, sería una humillación para la Familia y Freya-sama...!)

Forzó sus labios hacia arriba, espasmo de mejilla y todo, obligándose a llevar una sonrisa siniestra.

—...Ku, Ku-ku-ku, enfrentarse con mi abismo aquí marcará su final... los vestigios de la antigüedad no significan nada, y el carmesí entona su canto... mi espada ansia un sacrificio. Así que... m-m-m-m-mueran.

Temblando bajo la mirada de tanta gente, Hogni intentó transmitir la idea "Manejaré este escuadrón y acabare con todos. El combate inicial ha terminado. Prepárense."

Mientras tanto, la reacción de la Alianza fue desastrosa.

—Uwa, ¿qué le pasa?

—Pensé que iba a decir algo, pero vaya que es raro.

—Oye, ¿qué le pasa? ¿Qué está diciendo?

—¡Para ser un elfo, está sonriendo como un ogro!

—¡Pide disculpas! ¡¡Pide disculpas a todos los elfos!!

—""¿¡Cómo demonios alguien como él es un aventurero de Primera Clase?!""

(Ahh, no, quiero morir.)

Una gota brillante brilló en la esquina del ojo del elfo oscuro.

(Deténganse, por favor deténganse, no me miren asííííííí. ¡No puedo, no puedo, simplemente no puedo! ¿C-Cómo es que terminé siendo un aventurero de Primera Clase?  No necesito ser el foco de atención, solo déjenme desvanecerme en la oscuridad y luchar. De hecho, quiero convertirme en la misma oscuridad, quiero ser la encarnación de las sombras. Ya no puedo más. Deténganse. Es demasiado. Tan solo quiero recluirme en el bosque. Ahh, ya basta. Lo único que deseo es que Freya-sama me ofrezca su regazo... No, quiero que ella apoye su cabeza en mi regazo.)

Hogni hizo lo mejor que pudo.

Realmente lo intentó, soportando la presión de los ojos de todos y su propia victimización imaginada.

Pero en el momento en que se dio cuenta de que su ridícula actuación estaba siendo transmitida por los espejos en Orario, su equilibrio mental colapsó y la catástrofe golpeó. La vergüenza y la humillación se grabaron en su mente, y ejecutó una retirada patética.

(No puedo más... Debería usarla...)

En otras palabras, utilizó su magia.

—"Libéralo, Rey de las Espadas Mágicas".

Levantó su espada hacia los cielos con ambas manos, como un caballero, o como si intentara ocultar su rostro.

Al mismo tiempo, un círculo mágico negro se desplegó alrededor de sus pies.

—¡Ghh! ¡Detengan su canto!

Tsubaki gritó sin preocuparse por la dignidad.

Se había sorprendido por su actuación cómica que había durado solo un breve momento, pero en el momento en que lo escuchó comenzar a lanzar un hechizo, las campanas de alarma más grandes comenzaron a sonar en su cabeza.

Conocía la razón del segundo nombre de Hogni y preocupada sacó la Espada mágica en forma de daga que estaba atada a su cintura.

—"Sacrifica la razón, y ofrece sangre fresca. Hasta que termine el banquete--asesínalos a todos".

Era un conjuro rápido. Incluso si lo atacaran ahora, sería demasiado tarde.

Viendo la reacción de Tsubaki, los otros aventureros y herreros siguieron su ejemplo.

Innumerables Espadas Mágicas y decenas y decenas de flechas volaron hacia Hogni mientras él permanecía allí con los ojos cerrados.

Dainsleif.

Hubo una explosión cuando dijo el nombre del hechizo.

El círculo mágico pareció brillar y luego fue tragado en una tormenta de ataques.

Era un poder de fuego que incluso un aventurero de Primera Clase no podría simplemente escapar ileso. Tsubaki y los demás se cubrieron la cara y tragaron saliva. Las llamas danzaban.

Frente a un poder de fuego tan intenso que incluso aventureros de Primera Clase no saldrían ilesos, Tsubaki y los demás se cubrieron el rostro y miran fijamente, conteniendo la respiración, mientras el humo de la explosión comenzaba a oscilar.

Y entonces.

—¡Gyaaaaaaaa!

Se escucho un sonido.

Un estruendoso sonido aplastante resonó en los oídos de Tsubaki, desprovista de toda moderación y misericordia alguna.

—...

Tsubaki quedó sin palabras mientras un chorro de sangre se elevaba desde un extremo de su escuadrón.

Tres aventureros de clase alta cayeron al suelo.

Junto a ellos, estaba un solo elfo oscuro que parecía estar usando el humo de la explosión como una armadura.

—--Estoy dispuesto a escuchar sus suplicas de clemencia. Pero a cambio, sus vidas serán el precio.

El tono de su voz cambio dramáticamente.

Con una mirada despiadada que no mostraba ni un rastro de su timidez anterior.

Tsubaki se dio cuenta de que se había activado la magia que nunca debía permitirse ser lanzada.

—¡Dainsleif...! ¡La magia que altera la personalidad de Hogni!

Ese era el ritual y la clave que permitía al elfo oscuro, tan asustado por lo que pensaran los demás, transformarse en un guerrero.

Era diferente de una magia ofensiva estándar o un encantamiento. Dainsleif era una magia rara que afectaba el estado mental del usuario. El efecto era una transformación literal tanto de su personalidad como de su habla. Esta "magia" era la razón por la que, cuando Bell fue atacado por Hogni durante el Festival de la Diosa, se preguntaba si realmente era la misma persona.

Sin embargo, no afectaba su estado de ninguna manera.

Solo afectaba su personalidad, por lo que entre la amplia gama de magias, incluso podría decirse que era bastante simple.

—¡Se ha convertido en el otro Hogni...!

Pero al especializarse tan completamente en sus efectos mentales, superaba la mera autosugestión y trascendía a la autoconstrucción.

Lo que sucedía podría llamarse la realización de su forma ideal.

Una magia que invocaba la versión más fuerte de Hogni, nacida del profundo desprecio hacia sí mismo.

—Ya estoy harto de ver sus rostros aterrados. Les ofreceré misericordia. Empuñen sus espadas. Les permitiré morir como guerreros.

--Una gota de sudor resbaló por la mejilla de Tsubaki.

Durante la Edad Oscura de Orario, Hogni utilizo esa magia para acabar con más de mil seguidores de Evilus en una sola batalla. Tsubaki era dolorosamente consciente de cuán poderoso podía ser.

Absorbiendo la luz del círculo mágico que se había hecho trizas, los ojos ligeramente púrpuras de Hogni brillaron sutilmente mientras hacía su anuncio.

—Desaparezcan, escorias. Los gusanos que rechazan el amor de la diosa no son dignos de seguir viviendo.

En un instante, el cuerpo del elfo oscuro se hundió ligeramente.

Y luego, se lanzó. Fue tan rápido que casi parecía como si se hubiera teletransportado.

En el momento en que parecía que había pasado una sombra oscura, un escuadrón completo había sido aniquilado.

—Aaa... aaaah...

Fue un solo tajo.

La Espada Maldita que empuñaba extendía el alcance de sus cortes, permitiéndole derribar a muchos aventureros en un solo destello.

El rondó de desesperación y cortes había empezado.

No vaciló ni tuvo piedad. El limitador que retenía todo su potencial había sido completamente eliminado por su magia, transformándolo en la encarnación de una cuchilla que incluso su máximo rival, Hedin, lo llamó "Un elfo de mierda, pero el más fuerte en combate cuerpo a cuerpo entre los elfos".

Como si empuñara una Espada Mágica que no podía volver a su vaina sin traer innumerables muertes, desató una tormenta de sangre.

Los aventureros fueron cortados en pedazos. Los altos herreros, junto con sus Espadas Mágicas, también fueron aniquilados.

Su tajo no conocía distinciones. Atacaba a hombres y mujeres, de todas las razas, sin importar si eran jóvenes o ancianos. Dictando sentencias de muerte como un tirano, con la imparcialidad de un Dios.

—No me corresponde ser llamado despiadado. Todo es culpa de ustedes, que se conformaron con ser débiles.

El alias de Hogni, Dainsleif, provenía en realidad del nombre de su magia.

Era el mayor elogio de los fanáticos y apasionados seguidores que tenía entre los dioses de la ciudad, reconociendo su transformación de un Caballero Oscuro (en tono de burla) a un verdadero Tirano de la Oscuridad.

Diez, luego diez más. Los aventureros estaban siendo masacrados a un ritmo vertiginoso. El elfo oscuro, convertido en un despiadado y cruel Señor de la Guerra que sembraba muerte y destrucción, hizo que Tsubaki, a solo unos pasos de distancia, hablara con voz temblorosa.

—...Lilisuke, necesito ese Level Boost o Aumento de Nivel que mencionaste.

—¿Eh?

—¡Date prisa, rápido!

—¡S-Sí!

Tomando prestado el nombre que Welf le daba, llamó a la chica pallum a través del Occulus.

Justo cuando parecía escuchar una presencia agitada, un poderoso poder mágico se elevó desde muy detrás de Tsubaki, y un pilar de luz dorada, semejante a un martillo, apareció sobre su cabeza.

¡"Uchide no Kozuchi"!

Habiendo recibido el Aumento de Nivel de Haruhime en su cuerpo, su estado cambió de Nivel 5 a Nivel 6.

Sin embargo, incluso así, eso no la tranquilizó.

Todos los aventureros, excepto ella, habían caído, dejando un anillo carmesí de sangre a su alrededor.

—Así que tú eres la que está calificada para enfrentarse a mí en un duelo mortal, Cyclops.

—Así es, maldita cuchilla demoniaca. Seré yo quien rompa tu Espada Mágica personalmente.

Los ojos de Hogni, afilados como la punta de una espada, se posaron sobre Tsubaki.

No eres un elfo, eres un espíritu maligno.

Dejando entrever una sonrisa tras su comentario casual, cambio de expresión, y empuño a su querida Benishigure.

La brisa movió la capa del elfo oscuro, emitiendo un ruido.

En medio del escuadrón central casi aniquilado, el Señor de la Guerra y la Herrera se encontraban frente a frente.

—Tu destino está sellado. --Esta espada será tu lápida.

De repente, ambos desaparecieron, y se produjo un furioso choque de espadas.


* * *

—¡Tsubaki!

Welf alzo la voz ante el furioso choque de espadas detrás de él.

Era un danza de espadas que un Nivel 2 como Welf realmente ni siquiera podía ver. La espada negra azabache y la espada larga chocaban y se deslizaban juntas, mientras las chispas formaban un rastro que indicaba el corte.

Welf jadeó ante las imágenes residuales creadas por una batalla entre dos Nivel 6, y luego apretó el puño.

(¡Incluso si es un duelo de uno contra uno, tengo que ayudar! ¡Lilisuke me habló de la magia de Dainsleif! Mi Will-o-Wisp podría funcionar...)

Lili había compartido mucha de la información que Finn le dio sobre la Familia Freya, y la magia de Hogni, por supuesto, formaba parte de eso.

La magia de alteración de personalidad, Dainsleif, utilizada para mantener al otro Hogni, consumía constantemente su Mente, mientras su cuerpo se inundaba de poder mágico. Esto se evidenciaba en la inquietante luz de sus ojos y el oscuro brillo púrpura, similar a un espejismo, que emanaba de su cuerpo.

Y si había partículas mágicas, entonces había una chispa que encendería el fuego anti mágico de Welf.

Dainsleif, que tenía que estar activo constantemente como un encantamiento, era un objetivo perfecto para Welf.

—"¡Arde, fuego blasfemo!"

Sosteniendo su Espada Mágica en su mano izquierda, extendió su mano derecha.

Al concentrar toda su Mente, empujo su alcance al límite.

De esa manera, no importaba cuán rápido fuera Hogni o si podía verlo, toda el área de movimiento del elfo oscuro quedaría cubierta.

Apuntando a todo el ring donde el elfo estaba cruzando espadas con Tsubaki, gritó su canto ultracorto.

—"¡Will-o-Wi...!"

Pero entonces.

*TON*

Hubo un sonido como si golpearan ligeramente una rueda con un bastón.

Como un ágil gato que se impulsó del suelo y empezó a correr.

Justo antes de que se activara su fuego anti mágico, el sonido de una aceleración instantánea resonó en los oídos de Welf.

En un abrir y cerrar de ojos.

Un trozo de carne salió volando del hombro derecho de Welf.

—--

Una línea diagonal ultrarrápida cruzó su campo visual, robándole parte de su hombro.

El tiempo pareció ralentizarse para Welf, y en el momento en que reconoció que estaba siendo atacado, la sangre brotó de la abertura y un grito estalló de su garganta.

—¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!

Los ojos de Welf estaban inyectados en sangre, y un terrible sudor estalló en su cara mientras su brazo derecho colgaba inertemente como el de un muñeco roto.

—No intentes nada raro, inútil.

Una voz se escuchó desde su derecha.

Cuando Welf se dio la vuelta, él estaba allí.

—Tú eres...

Vana Freya, Allen Fromel.

El aventurero, que había bloqueado fácilmente la magia de Welf, estaba allí de pie, relajado, con una lanza plateada en la mano.

Llevaba una hombrera de plata en su hombro izquierdo, de la cual se desprendía un pelisse de color verde esmeralda. La única otra armadura que vestía eran las grebas de plata, que cubrían sus piernas desde las rodillas hacia abajo. Este equipo no estaba diseñado para recibir impactos, ya que estaba hecho para el más rápido de la ciudad.

Welf, quien retorcía su rostro debido al sudor grasiento y un dolor intenso como el de una quemadura, no tenía manera de saberlo.

Vana Freya solo llevaba su pelisse cuando tenía la intención de luchar con todo sus fuerzas.

—Tenía planeado acabar contigo de un solo golpe, como la última vez.

—¿¡Gh...!?

—¿Te alejaste en el último segundo? ¿Ya aprendiste la lección de ser arrollado por mí?

Tenía razón.

Welf había sido atacado por Allen durante el Festival de la Diosa. En el momento en que oyó el escalofriante sonido de esa aceleración instantánea, se movió inconscientemente. Ese instinto defensivo de fracción de segundo evitó que muriera instantáneamente.

—Sin embargo, es inútil. Solo eres una pérdida de tiempo. Desaparece.

—Gh... ¡¡No me jodas!!

Estalló ante esos ojos que no lo veían ni siquiera como un enemigo, sino solo como un bache en el suelo que estorbaba el avance del carro.

Sin embargo, justo cuando Welf trató de ignorar el ardiente dolor y gritó, Allen se acercó rápidamente delante de él.

Comenzando un feroz aluvión de estocadas de lanza.

—Gah, Gh, ¿¡Uggggh...!?

Su grito no fue más que una demostración de su espíritu. Lo único que Welf podía hacer, con su brazo derecho sorprendentemente aún adherido, era adoptar una postura defensiva y usar su Espada Mágica, Shikou Kazuki, que sostenía con la mano izquierda como un escudo. Pero al hacer eso, era como un niño incapaz de ocultarse completamente detrás del tronco de un árbol. Bajo la protección de la hoja plana de la espada larga, soportó el aluvión de estocadas.

Pero estaba siendo gradualmente desgastado. Su ropa, su piel, todo su cuerpo.

Se estaba desvaneciendo. Perdiendo sangre, la fuerza para sostenerse, la voluntad de contraatacar.

Continuó gritando mientras su mano izquierda, que empuñaba la Espada Mágica, y su hombro, que presionaba contra la hoja, eran perforados por ataques que burlaban su defensa. Su carne se rasgaba y sus huesos se agrietaban y rompían mientras todo su cuerpo se descomponía. La serie de estocadas llevó a Welf al límite en muy poco tiempo.

(...No se romperá...)

Mientras tanto, Allen miraba con curiosidad la escena.

A pesar de los repetidos golpes y sacudidas, la Espada Mágica de Welf no se rompía. A diferencia de las típicas Espadas Mágicas, que eran básicamente consumibles, esta superaba esa condición al representar la tenacidad de su forjador.

La mirada aguda de Allen se desplazó, reconociendo el bache en el camino como un obstáculo real, aunque menor.

—¿Qué clase de Espada Mágica es esa?

—...Solo algo... que hice...

Welf no estaba orgulloso ante la pregunta de Allen.

Con la dignidad de un herrero, insistió en que su obra maestra, forjada en el calabozo, solo era un peldaño hacia lo más alto.

—¡¡Si ni siquiera puedes romper una simple Espada Mágica, tampoco debes ser la gran cosa...!!

Y mantenía una falsa bravuconería.

Estaba sangrando y su cuerpo estaba magullado, pero aun así se obligó a sonreír.

Era una provocación, un herrero arrogante riéndose de un aventurero de Primera Clase. Pero Allen no se inmutó.

—Reconozco tu habilidad como herrero.

De hecho, por primera vez, realmente reconoció las capacidades de Welf.

—Pero solo eso.

—--

Y entonces, se revistió de una intención asesina que incluso atravesó a Welf.

Pateando contra los adoquines de piedra, aceleró.

--No había forma de que un simple herrero pudiera reaccionar a tiempo.

Welf se había atrincherado detrás de su espada, pero en un instante, Allen apareció a su lado, lanzando una patada.

—¡¡Gh!!

Y eso fue todo lo que se necesitó para acabar con Welf.

Con una patada de su pie derecho, como si estuviera levantando algo, golpeó directamente en las costillas de Welf, levantándolo del suelo.

Por un breve momento, experimentó una sensación de flotar, y luego una patada giratoria con el pie izquierdo lo golpeó con fuerza.

Con las costillas agrietadas, fue catapultado por los aires, rodando por los adoquines, hasta colapsar miserablemente.

Con el último vestigio de su terquedad, logró sostener su Espada Mágica, que se teñía de rojo con la sangre que goteaba de su mano.

—Te lo dije antes, inútil. Vuelve a tu taller y juega con el hierro.

Esto había ocurrido el día que se atacó y destruyó a la Familia Ishtar.

Y al igual que cuando conoció a Welf por primera vez, Allen mostró su desprecio.

—Entiéndelo bien. Los herreros nunca van a ser útiles en un campo de batalla, perdedor.

Lo único que Welf había logrado fue retrasar a Allen por menos de un minuto.

Dejando al herrero tranquilamente desplomado en el suelo, Allen comenzó a ejecutar su misión.

—¡Aaah! ¡Uwaaaaaaaaaa!

—N-No logramos golpearlo... ¡nada funcionaaaaaaaaa!

Bajo la dirección de su comandante Hedin, el Carro, que al igual que Hogni entró en la batalla, provocó la desesperación entre los aventureros de la Alianza. Incluso Lili se puso pálida al observar desde lo alto del mausoleo cómo su formación había sido completamente destrozada.

—¡Aisha-dono! ¡El escuadrón central esta...!

—¡Maldición...! ¡Esos monstruosos aventureros de Primera Clase!

En el ala izquierda...

Tan pronto como la nube de polvo se disipó, Mikoto y Aisha pudieron ver que Hogni y Allen habían aniquilado por completo al escuadrón central.

Siguiendo los manuales, dentro de la línea de batalla de la Alianza, el escuadrón central era el más sólido. Tsubaki, de nivel 5, había sido asignada al frente, y se había reunido a la mayor cantidad de fuerzas, incluyendo aventureros y herreros. Sin embargo, estaban al borde de ser completamente aniquilados.

Al ver a los aventureros ser abatidos sin siquiera poder escapar, estaba claro que ya no era siquiera una batalla.

—¿¡Qué hacemos!? ¡Lili-dono está ocupada dirigiendo el escuadrón central y el ala derecha! ¡A este paso...!

—Gh... ¡Dirijámonos al centro! ¡Si Cyclops cae, esto realmente será el fin! ¡Necesitamos llevarnos a Haruhime y ayudar a esa enano—!

Esa fue la angustiosa decisión de Aisha.

Con el ala izquierda también sumida en una feroz batalla, la única manera de cruzar hacia el centro era designando a alguien como retaguardia para que se sacrificara. Aisha, superando su sentimiento de culpa, estaba a punto de decirles a las Berbera, que luchaban valientemente a su alrededor, "Por favor, mueran aquí por nosotras".

—¿¡Ah!?

—¡¡Kyaaaaaa!!

Pero su resolución no sirvió de nada.

—¿¡...!? ¡Sharay, Elisa!

Las Berbera que estaban detrás de ella fueron derribadas repentinamente por cuatro personas a la vez.

Dándose la vuelta en shock con Mikoto, Aisha vio cuatro figuras.

—Es un plan inútil.

—No es como si tú pudieras hacerlo.

—¿Acaso no es obvio?

—Aunque ya estamos aquí.

Cascos de color arena y armaduras a juego.

Una lanza larga, un gran martillo, un gran hacha y una gran espada. Cuatro armas para cuatro pallums.

—Los hermanos Gulliver... ¡Bringar!

Mikoto se estremeció mientras los labios de los tres hermanos menores se curvaban en burlas.

SombraAbsoluta y Antianeira.

—Esto es una repetición del Festival de la Diosa.

—¿Vas a caer ante nosotros otra vez?

Y finalmente, el hermano mayor, Alfrigg, anunció con compasión—

—Caigan aquí, por el bien de Freya-sama.

—¡Ghhh! ¡No me subestimes!

El grito furioso de Aisha rompió el silencio, y las Amazonas ensangrentadas a su alrededor levantaron un grito de batalla.

Con las llamas de las Espadas Mágicas, la luz del aumento de nivel y las ondas de gravedad, lucharon con todas sus fuerzas contra los cuatro pallums y los Einherjars.

Desventaja tras desventaja.

Mirando fijamente y atónitos al espejo sobre la Calle Principal, uno de los residentes, un aventurero —o tal vez un dios— lo dijo. O quizás todos estaban pensando lo mismo.

Esto solo era una masacre, un juego completamente desigual.


* * *

—El idiota de Hogni, el más fuerte en combate cuerpo a cuerpo entre los elfos, está en el centro; el estúpido gato, que destaca por su velocidad, está aplastando a las unidades con Espadas Mágicas; y el ala izquierda, poco afectada, está siendo asegurada por los hermanos pallums... todo es tan predecible y aburrido como lo dicta el manual.

Hedin sonaba aburrido mientras observaba el desarrollo de la batalla desde su posición en lo alto del templo de su Familia.

Si hubiera desplegado a los aventureros de Primera Clase desde el inicio de la batalla, probablemente el resultado habría sido prácticamente el mismo.

Sin embargo, Hedin había tomado todas las precauciones necesarias.

Como estratega a cargo de las operaciones de la Familia Freya, comprendía lo devastador que sería la caída de un aventurero de Primera Clase. Si Hogni o Allen cayeran, incluso los Einherjars, esos guerreros indomables que no temían a la muerte, perderían la compostura, llevando a una inigualable baja de moral. Y sin duda, la comandante enemiga, Lili, estaba apuntando precisamente a eso.

Debido a ello, desplegó su carta más poderosa, los aventureros de Primera Clase, solo después de haber eliminado por completo la única fuente de incertidumbre: las Espadas Mágicas Crozzo. Desde la perspectiva de Lili o Daphne, esto representaba una crueldad que rozaba la desesperación.

—Las principales fuerzas de la Alianza han sido desplegadas por completo... sin embargo, falta un conejo.

Sus ojos élficos no pasaron por alto ni el más mínimo detalle de la formación del enemigo.

Aun en medio de una gran batalla campal, se dio cuenta de que el joven de cabello blanco a quien había entrenado no estaba presente.

—Por más que cargue su explosión y la detone en el campo de batalla principal, mientras Heith y su grupo estén ahí, será en vano.

Enviar a un solo Nivel 5 a estas alturas no cambiaría la situación.

Después de ser asesinado tantas veces en Folkvangr, incluso ese estúpido conejo debería saberlo hasta la médula.

—Y sobre todo... con las reglas de este Juego de Guerra, ni siquiera eso es posible.

De hecho, la única oportunidad de victoria para la Alianza era utilizar el campo de batalla principal como señuelo y enfocarse en la reina.

Anticipando las tácticas de la Alianza con una precisión diabólica, el elfo blanco levantó la vista.

Sus ojos se estrecharon mientras miraba hacia los extremos de la isla, lejos del campo de batalla.

—¿Será el suroeste... o quizás, el noroeste?


* * *

Corría hacia el noroeste.

Asegurándome de no ser visto mientras iba a toda velocidad.

Avanzaba hacia la base de la Familia Freya, completamente solo.

—Lili, quizás debería luchar junto a los demás...

—¡No, Bell-sama! ¡Sigue avanzando hacia Freya-sama!

Entre los gritos de guerra que azotan mi hombro izquierdo y mi espalda—y sin necesidad de ver, conocía los numerosos lamentos de mis aliados—intenté voltear, pero la voz de Lili emergiendo del Occulus en mi guantelete izquierdo me detuvieron.

En el mismo instante en que las Espadas Mágicas Crozzo desataron sus llamas, marcando el comienzo de la batalla, rodeé el noroeste de la isla, evitando completamente el campo de batalla principal.

Esa había sido la orden de Lili. Usar el combate a gran escala como señuelo para acercarse sigilosamente a la base enemiga.

—¡Hildrsleif y el Rey todavía están en la base enemiga!

—¡...!

—¡No podremos ganar a menos que derrotemos al aventurero más fuerte de Orario!

Lili tenía razón. El Rey era alguien de esa magnitud.

Soy dolorosamente consciente de eso después de que me derribó de un solo golpe durante el Festival de la Diosa.

Mientras él permanezca de pie frente al trono protegiendo a su señora, la Alianza estará destinada a la derrota.

No tendremos futuro a menos que encontremos una manera de superar al más fuerte de la ciudad, de nivel 7.

—¡Y la habilidad Argonauta de Bell-sama es nuestra única esperanza para derrotarlo!

Eché un vistazo al Occulus, recordando la batalla en la Calle Daedalus, y luego observé mi mano derecha. El campanilleo resonaba, acompañado del iluminado brillo de la carga que ya había comenzado.

El maestro y el resto de la Familia Freya solo habían visto mi estado durante el tiempo que pasé con su Familia cuando el encanto de su diosa torció toda la ciudad. Si espero hasta poder ver al enemigo antes de activar el Argonauta, no llegaré a tiempo. Los Einherjars nunca lo permitirían.

Eso significa que ahora es el momento. Para desatar un ataque a plena potencia, necesito comenzar a cargar antes de encontrarme con el enemigo.

La misión que me habían asignado era montar un ataque sorpresa.

Alternando entre ocultarme y moverme, mi objetivo era asestar un golpe completamente cargado a la mayor fuerza del enemigo--a Ottar-san.

Lili había concluido que, si el ataque en oleadas de las Espadas Mágicas Crozzo fallaba, este sería el único método para derrotar al Rey.

—Tenemos que sacrificar a todos para que al menos puedas llegar a Freya-sama! De lo contrario, no podremos ganar esta batalla.

Incluso si nuestros aliados son cortados por Hogni-san, arrollados por Allen-san, destruidos por Alfrigg-san y sus hermanos, abatidos por mi maestro--o incluso si eso significa ignorar a Heith-san y a las sanadoras, tengo que derrotar a Ottar-san y llegar hasta Freya-sam--no, tengo que llegar hasta ella.

Apreté los dientes mientras Lili daba las órdenes.

Incluso el sonido resonante de las campanadas me hacía consciente de que así tenía que ser.

Descartando los pensamientos que me desgarraban el corazón, continué acercándome a la base enemiga.

(¡Con cuidado, pero rápido! ¡No deben detectarme!)

Incluso en el noroeste, lejos del campo de batalla principal, se extendía un vasto campo de ruinas.

Había edificios en ruinas, una avenida de mármol y colosales columnatas sin techos. Utilizando este paisaje digno de una ciudad en ruinas, me ocultaba mientras verificaba la ausencia de enemigos o miradas indiscretas, antes de correr hacia el siguiente punto.

Actualmente era invisible.

Estaba usando uno de los Velos Inversos de Fels-san y era básicamente invisible.

Pero aun así, evitaba cualquier acercamiento audaz.

Esta vez el enemigo era mi Maestro y la Familia Freya. Si percibían incluso la más mínima anomalía, sería el fin. Aunque usé un objeto para neutralizar mi olor y evitar ser detectado incluso por el olfato de las beastman, nunca podía estar completamente seguro.

Y, lo más importante...

(¡El sonido de la carga...! Aunque todavía no había alcanzado su base, ¡sin duda lo detectarán si me acerco demasiado!)

Sentí una ola de sudor frío mientras escuchaba las campanadas repetirse y las partículas de luz blanca se acumulaban.

No importa cuán perfectamente un explorador elimine su presencia, si produce un sonido que revele su ubicación al enemigo, simplemente será un tonto. Y yo tengo que adoptar precisamente ese tipo de sigilo imprudente para lanzar mi ataque. Aunque necesito acumular suficiente fuerza para derribar al enemigo, también debo hacerlo de manera sigilosa. La contradicción entre acumular fuerza y mantener el sigilo hacía que mi corazón se acelerara involuntariamente.

(El Limit Off... ¡No puedo dejar que suene la Gran Campana...!)

Si la campanada de la campana gigante resonaba, sería detectado inmediatamente sin importar cuán lejos estuviera.

Y si los Einherjars me interceptaban antes de que pudiera infiltrarme en su base, perderíamos nuestra única oportunidad.

No tenía más opción que acercarme lo máximo posible utilizando una carga normal.

(Pero... ¿realmente podía evadir los ojos de mi Maestro?)

No podía dejar de imaginar a mi Maestro, observándome como un halcón desde su posición aún distante.

Era fuerte. Y más astuto que cualquiera.

Seguramente ya había descifrado nuestros planes, ¿no es así?

Luchaba contra esa terrible sospecha, reprimiendo mi respiración temblorosa, y avanzando lo más rápido que pude.

—...Este lugar es...

Había llegado a una estructura especialmente grande.

Debió haber sido un anfiteatro alguna vez.

Parte de la pared exterior estaba derrumbada, y dentro se podía ver los asientos para espectadores y la arena. La arena tenía un diámetro de unos 150 mederos, y la altura total de la pared exterior y los asientos para espectadores alcanzaban unos 30 mederos. No era difícil imaginar que, en una época donde las opciones de entretenimiento eran escasas, muchas personas acudían a este anfiteatro al aire libre para disfrutar de los espectáculos.

Entre columnas descoloridas y caídas que evocaban una cierta melancolía, rápidamente desvié la mirada.

No tenía tiempo para detenerme en sentimientos. Así que empecé a rodear el exterior del anfiteatro.

Y justo entonces.

—¡Haaaaaaaaaaaah!

—¿¡!?

Una sombra se deslizó por el suelo y sentí un aura asesina caer desde arriba.

Justo en el momento en que un grito de batalla y una hoja estaban a punto de alcanzarme, levanté rápidamente mi cuchillo.

—¿¡Gh!?

Las hojas del atacante y el Cuchillo Hestia chocaron.

No logré bloquearlo completamente.

Evité el daño directo, pero mi Velo Inverso termino rasgado, disipando mi Invisibilidad. Mientras me recuperaba del impacto,  mi atacante aprovechó para darme una patada. Dado que no podía usar mi mano derecha libremente debido a la carga, fui fácilmente lanzado por el aire.

Salté hacia atrás para disminuir el impacto, lo que me llevó al centro del anfiteatro.

Rodé a través de la pared exterior derrumbada, quedando atrapado en una arena sin salida.

—¿¡De verdad creíste que podrías pasar desapercibido haciendo ese ruido de campanas!? ¡Bell!

—¡...! ¡Van-san!

El fuerte guerrero Einherjar mitad-pallum, Van-san, me había seguido hasta el centro del amplio anfiteatro, regañándome como solía hacerlo.

(¡He sido descubierto...!)

El ataque sorpresa había fallado. El plan ya no funcionaria. Este era el fin del camino.

¿Van-san estaba solo? ¿Dónde están los demás? ¿Podía recuperar la situación? ¿Qué debería hacer?

Mientras la desesperación se apoderaba de mí, Van-san pareció adivinar lo que estaba pensando y gritó.

—¡Estoy solo! ¡Esto no tiene nada que ver con las órdenes de Hedin-sama! ¡Después de haber luchado tantas veces contigo en el Folkvangr, sabía que terminarías viniendo aquí!

—¿¡Qu...!?

—¡Y decidí que sería yo quien realizaría tus ritos finales!

¿¡Predijo mis movimientos...!? No, ¿¡se ocultó aquí en el noroeste, esperándome!?

Luché por procesar lo sucedido, mientras que Van-san me miraba como si hubiera traicionado su confianza.

—¡A pesar de haber recibido la bendición de Freya-sama, eres un traidor que rechazó su voluntad divina! No importa lo que Ottar-sama o los demás digan, ¡seré yo quien acabe contigo!

Era una ira innegable, una obsesión, un punto de no retorno.

—¡Es mi deber como el que estuvo a cargo de vigilarte!

Aunque ocurrió en un mundo distorsionado, vivimos bajo el mismo techo y compartimos la misma mesa.

Durante el Bautismo, nos enfrentamos en múltiples ocasiones, y a veces compartimos consejos. Esto creó un extraño vínculo entre nosotros.

Puede que solo haya sido una ilusión, pero durante esos veinte días, fui un miembro más de la Familia Freya.

Los ojos del mitad-pallum se distorsionaron mientras me miraba. Y los míos hicieron lo mismo.

Sin embargo, en un instante, Van-san dejo a un lado todas las emociones triviales y me atacó.

—¿¡Gh...!?

—¡Vamos, Bell! ¡¡Pelea!!

Las Espadas Gemelas de Plata de Van-san me amenazaron una y otra vez.

"Si no tomas mi mano, te mataré". Esa determinación se reflejaba claramente en sus dos espadas.

Repelí las dos espadas que se dirigían hacia a mi pecho con el Cuchillo Hestia.

No tenía opción. En medio del anfiteatro, volví a enfrentarme a Van-san, como si recreáramos el bautismo.

El cuchillo y las espadas gemelas chocaron entre sí.

Chispas se esparcieron en el aire.

Un agudo sonido metálico resonó como un grito de dolor.

El ataque se desvió.

Mis dudas me llevaron a tomar varias decisiones equivocadas.

Mi afecto hacia Van-san y la Familia Freya era más profundo de lo que había imaginado.

—¿¡Estas jugando conmigo al combatir con una mano!? ¿¡Desde cuándo te crees tan superior como para menospreciarme!?

—¡Gh...!

—¡Apunta esa carga!¡Contra mí!¡Yo soy tu enemigo ahora!

Su furia, teñida de rojo, resonaba una y otra vez en mis oídos.

A estas alturas, el hecho de que aún reservara mi carga enfureció a Van-san, quien ahora realmente intentaba matarme.

Mientras soportaba su ataque, lo que sentía no era miedo ni ansiedad, sino una abrumadora sensación de vacío y una tristeza tan profunda que me hacía querer gritar.

Ascender de nivel era realmente cruel.

Van-san, de Nivel 4, con quien luché innumerables veces durante el bautismo, a veces ganando y a veces perdiendo... ahora parecía dolorosamente lento.

Podía ver sus ataques con total claridad.

A pesar de estar lleno de dudas, lograba esquivar sus ataques con facilidad.

Había entrenado intensamente con Tiona-san y los demás, aventureros de Primera Clase, para adaptarme después de subir de nivel.

No había forma de que pudiera perder aquí.

—¡Ghhhh!

Apreté los dientes con todas mis fuerzas y acorté la distancia.

Todo terminó en ese momento.

Con los ojos de Van-san bien abiertos, me lancé hacia él, guardé el cuchillo en mi mano izquierda y lo golpeé en el estómago con un puñetazo.

—¿¡Gah!?

Grité con todas mis fuerzas, como si el grito pudiera consumir la lástima y el apego que aún persistían en mi corazón.

—¡"FIREBOLT"!

Una explosión resonó desde mi puño izquierdo al impactar en su abdomen.

Las atronadoras llamas envolvieron el cuerpo de Van-san, lanzándolo por los aires hasta que se estrelló contra una parte de las gradas.

—¡...B-elll...!

El golpeado mitad-pallum se desprendió del escalón de piedra donde había impactado y cayó hacia adelante.

Y con la boca ensangrentada, extendió su mano temblorosa hacia mí antes de perder el conocimiento.

—Ngh...

Ni siquiera me quedé sin aliento.

La batalla había durado menos de un minuto.

Nivel 5 y Nivel 4. La diferencia entre esos dos números lo era todo.

Y esta amarga experiencia me había mostrado las alturas que había logrado alcanzar como Aventurero de Primera Clase.

—Así que aquí estabas.

Sin embargo…

—--

Ese breve combate fue más que suficiente para atraer al más fuerte hacia mí.

—¿Actuaste por tu cuenta, Van? Aunque, me ahorraste el tiempo de buscarlo.

Escuché algo aterrizar en la arena y una voz solemne.

Conteniendo la respiración, me di la vuelta lentamente.

Cabello y ojos color óxido, y una figura abrumadoramente gigantesca que parecía una roca.

Empuñaba dos grandes espadas, una en cada mano, y en su espalda portaba una espada que más bien parecía un inmenso bloque negro.

Frente al boaz, que se erigía como la Cúspide de todos los Aventureros, una voz ronca cayó de mis labios.

—...Ottar-san...

El más fuerte de la ciudad que no se había unido a la batalla principal... ¿Había estado buscándome desde el principio?

Todavía estaba lejos de una carga máxima completa. Y ahora que él me había encontrado, un ataque sorpresa ya no tendría sentido.

Mi cuerpo había perdido tanto la temperatura que me sentí como una estatura de hielo. Podía sentir las respiraciones pesadas de Lili a través del Occulus.

Esta vez seguro, nuestro plan había fallado. Había sido completamente destrozado, y nuestra única oportunidad de victoria era—

Esta vez ya era seguro, el plan había fallado, la estrategia había fracasado, y al perder nuestra única oportunidad de victoria nos encontrábamos en una—

"Situación desesperada". Esas dos palabras llenaron nuestras mentes.

—...

Ottar-san, sin decir una palabra, dirigió su mirada hacia mi figura paralizada en el centro del anfiteatro.

Al ver las partículas de luz condensándose en mi mano derecha, sutilmente estrechó los ojos.

Acto seguido...

Arrojó la enorme espada que tenía en su mano derecha frente a mí.

—¿Gh...?

Con un sonido sordo, la gran espada se clavó en el suelo a una distancia lo suficientemente cerca como para que pudiera alcanzarla y tomarla.

Sin darme cuenta, me quedé mirándola fijamente.

La hoja estaba hecha de un mithril refinado. Su filo y solidez eran auténticas, indiscutiblemente era un arma de Primera Clase.

Ello no había sido un ataque. Ni mucho menos una intimidación.

Era casi como si estuviera dándome el arma. Y después de notar que era incapaz de moverme debido a mi confusión, habló.

—Tómala.

—¿…Eh?

—Dije que la tomes.

Se refería a la gran espada.

Mis ojos se abrieron ampliamente al escuchar esas breves palabras.

—Con todo tu poder

Dijo el Rey.

—Ven a por mí con todo lo que tengas.

Con el porte de un rey, dictó su decisión.

—Te concederé un ataque.

Estaba probando mi capacidad.

O tratando de medir mi habilidad.

—Apuéstalo todo y ven. Enfréntame con toda la fuerza de Bell Cranel.

—¡Gh...!

Me quedé sin palabras.

Lo decía en serio. Realmente lo decía en serio.

El boaz frente a mí sabía exactamente lo que estábamos intentando hacer, y aun así me decía ¡"Ven e inténtalo"!

(Una trampa, no..., ¡no tendría sentido poner una!)

Él era el más fuerte. Podía vencerme fácilmente con solo atacarme de frente.

No habría ninguna razón para idear estrategias contra un aventurero inferior al que podía aplastar en un abrir y cerrar de ojos.

Esta era simplemente la manera del Rey.

Como el seguidor más fuerte de su diosa, quería ponerme a prueba.

Guerrero.

Esa palabra dominaba mi mente.

—B-Bell-sama...

Una voz temblorosa resonó desde el Occulus.

Lili también estaba agitada. Pero también estaba suplicando.

Esta era una oportunidad única en la vida.

No podía darme el lujo de dejarlo pasar. Incluso si era algo dado por el enemigo, tenía que aprovecharlo.

Además, si perdiera esta oportunidad, simplemente seria aniquilado.

Por otro lado, si de alguna manera lograra vencer a Ottar-san aquí, se abriría un camino hacia la victoria.

—...¡Gh!

Ya lo había decidido.

Tomé la gran espada plateada frente a mí con la mano derecha.

—¡”FIREBOLT”!

Canalicé el rayo de llamas desde mi mano izquierda hacia el filo de la espada de mithril.

Inmediatamente, las partículas luz que había acumulado en mi mano derecha se extendieron a la gran espada.

La llama que debía haberse desvanecido se aferró al metal, incrementando poderosamente su fuerza.

Carga Dual.

Una alteración del rango de acumulación de carga.

Al extender el efecto sobre la espada, el consumo de mi Resistencia y Mente se disparó de inmediato, pero no tenía otra opción.

No podía cambiar el suave tintineo en un gran campanada.

Cambiar de estrategia ya no era posible.

No a menos que cancelara la carga y comenzara desde cero. Pero hacer eso significaría perder toda la resistencia y Mente que ya había gastado. Considerando la pelea que me esperaba con los Einherjars, incluso si lograba derribar a Ottar-san, no podía darme el lujo de consumir demasiada Mente.

Sosteniendo el mango con ambas manos, corrí hasta que la carga completa estuviera a menos de un minuto de distancia.

(...¿Realmente podía hacerlo? Aunque es un enemigo al que normalmente nunca podría vencer... ¡Con un Argonauta completamente cargado podría...!)

Conocía el poder destructivo total del Argonauta mejor que nadie.

Una carga breve tal vez no sería suficiente, pero potenciado al máximo, podía borrar a cualquier enemigo sin dejar rastro. Gracias a esta habilidad, había superado la diferencia de niveles en repetidas ocasiones.

Era lo que Kami-sama llamaba el Golpe del Héroe, la fuerza para revertir cualquier situación.

¿Realmente podía golpear a un aventurero de carne y hueso con ese ataque tan extremo...?

Observé al boaz que estaba frente a mí.

La armadura que llevaba era sorprendentemente ligera.

Contrario a lo que el considerable grosor podría sugerir, su armadura solo cubría ciertas partes como el lado izquierdo de su pecho, sus manos, su frente y lugares similares. Con una protección así, ¿no sería sencillo que un ataque con carga máxima lo supere y le quite la vida?

Mi oponente era el aventurero más fuerte de la ciudad.

No era un oponente contra quien pudiera bajar la guardia, retener mi fuerza, o hacer suposiciones ingenuas.

Pero aun así…

La indecisión que surgía en mi corazón me hacía dudar sobre usar mi ataque a máxima potencia.

No obstante, como si quisiera disipar esas preocupaciones mías, Ottar-san comenzó a cantar.

—"Misericordia de la luna de plata, y el desierto dorado. Ofrezco este cuerpo al jabalí de la guerra”.

Mis ojos se abrieron de par en par ante el eco del canto.

—"Corre, lleva la voluntad de la diosa--".

Era un canto corto.

Y a pesar de que el hechizo se completó en un breve instante, se liberó un tremendo poder mágico.

—"Hildis Vini".

Una luz dorada hirió mis ojos.

Un brillo similar al color del crepúsculo se acumulaba en la espada del Rey.

—¿Qué...?

Ante tal brillo, instintivamente entrecerré los ojos y contuve el aliento.

Su arma estaba envuelta en luz, convirtiéndose en una Espada Dorada.

La furiosa luz mágica cubrió la superficie de la gran espada, casi como una llama del fin. La luz era tan intensa que daba la ilusión de que la hoja había aumentado de tamaño, casi como si el arma llevara la piel de un gran jabalí dorado.

Ese inusual aumento de poder mágico... ¿era como el Argonauta?

No--¡es solo una forma sencilla y extrema de fortalecimiento!

—¿Esa es... la magia de Ottar-sama de la que habló Finn-sama...? ¡¡El brillo dorado que se dice que derrotó a otro aventurero de Nivel 7!!

Frente al cegador brillo dorado, Lili murmuro aterrorizada a través del Occulus.

Su aumento de fuerza no requería una carga previa.

Aunque no estaba seguro, combiné la información que Lili me había dado de antemano y llegué a esa conclusión.

Era un simple aumento de fuerza.

Y porque era simple, se convertía en una carta de triunfo inimaginablemente poderosa cuando se combinaba con la absurda cantidad de fuerza de Ottar-san.

Fue en ese momento que al sentir como un sudor frio bajaba por mi piel, dejé de lado toda duda.

El poder que almacenada esa Espada Dorada era tan inmenso que me había impulsado a tomar una decisión.

—...

—...

Mientras continuaba mi carga, como una ballesta preparándose para disparar, lentamente asumí mi postura.

Sujeté firmemente la empuñadura de la gran espada con ambas manos, bajé mi cadera y adopté una postura lateral.

Ottar-san tomó la misma postura, casi como si estuviera imitándome a propósito.

Me había dado una de sus grandes espadas gemelas.

Nuestras armas eran iguales. No existían ventajas ni desventajas.

La victoria se decidiría por la combinación de fuerza, magia y poder destructivo puro.

Una luz blanca y una luz dorada.

Una llama rugiente y un brillo feroz.

Las ondas de poder que emanaban de nuestras armas llenaron el anfiteatro.

Lili observaba conteniendo la respiración.

Estoy seguro de que Ais-san y el resto de la ciudad también lo estaban observando a través de los espejos.

Apreté con fuerza el grueso mango de la espada, mientras sentía cómo todas las miradas de quienes no estaban luchando en el campo de batalla se centraban en nosotros.

Y finalmente, ese momento había llegado.

Cinco minutos.

Luego de alcanzar el nivel 5 y haber prolongado el tiempo para cargar mi energía, el sonido de la campana alcanzó un punto crítico.

—¡--Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

Empecé a correr.

Con todas mis fuerzas.

Blandiendo la espada imbuida con la llama sagrada sobre mi hombro derecho, avancé hacia el guerrero más fuerte que se interponía en mi camino.

Ottar-san no se movió. Permanecía tan quieto que resultaba aterrador.

Inmóvil como una enorme roca, me observaba avanzar directamente hacia él.

Inquietud, miedo, preocupación—

Descartando todas esas emociones, y soltando un rugido de fuego, liberé la Llama Sagrada.

—¡¡"ARGO VESTA"!!

Con toda mi fuerza y espíritu.

Desaté, sin duda, el ataque más fuerte de Bell Cranel, quien había alcanzado el Nivel 5.

Frente a ese ataque mortal, el boazman, armado con su gran espada, rugió.

—¡UUUUOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Como si intentara repelerme solo con su rugido, desencadenó una fuerza sobrehumana impresionante.

Su Corte Dorado colisionó contra mi Llama Sagrada.

Y entonces—

—¿¡Gh!?

Se produjo un impacto inmenso, un destello de luz y luego un estruendo ensordecedor.

El enfrentamiento duró solo un instante.

La llama sagrada ardiente pareció ser repelida por la luz dorada, pero casi al mismo tiempo, ambas espadas alcanzaron su límite y se desintegraron desde la empuñadura, lanzando a Ottar-san y a mí en direcciones opuestas.

—¿¡Gah!?

Con la fuerza de una corriente imparable, fui lanzado a través de la enorme arena y me estrellé de espaldas contra la pared de mármol.

El impacto destrozó la pared y me dejó sin aliento, haciendo que todo el anfiteatro se estremeciera. Las grietas recorrieron las paredes y las gradas, levantando una densa nube de polvo.

Probablemente me lo esté imaginando, pero podría jurar que toda la isla acababa de quedarse en silencio.

Era como si, al ver la colisión de nuestros ataques, los aventureros y los Einherjars detuvieran sus combates y contuvieran el aliento.

—¡Geha, gaha…! ¡¡Aaaaaah...!!

Lo poco que quedaba de la empuñadura de la gran espada cayó de mis manos mientras me retorcía por el retroceso del impacto.

Con las manos aun temblando, alcé la mirada.

A través del humo que se disipaba...

Vi aparecer una sombra.

Mi respiración temblaba mientras observaba casi como si suplicara... y entonces, la sombra se mostró.

—...Así que es un empate...

Eso fue todo lo que dijo con una voz cortante y baja.

Él se encontraba de pie.

Sus gruesas piernas habían tallado dos profundos surcos en el escenario pavimentado con piedra cuando fue empujado contra la pared.

Desprendiendo su enorme espalda de la pared rota, Ottar-san me miró lentamente.

—No... considerando la diferencia de nivel, tu ataque fue mejor que el mío.

Un elogio sincero.

Sus ojos color óxido se entrecerraron mientras elogiaba el Argo Vesta que igualó su Hildis Vini.

Sin embargo, a pesar de esas palabras de elogio, mi rostro se había puesto pálido.

¿Un empate? ¿Anulado? ¿El Argonauta?

¿El mismo Argo Vesta que derrotó a las poderosas garras del Juggernaut?

—Fue un ataque espléndido... Sin embargo...

A pesar de haberlo dado todo, mi ataque a máxima potencia no fue lo suficiente como para derrotar al Rey.

El humo se elevaba de los lugares donde la llama sagrada había quemado su cuerpo, pero el guerrero boaz avanzó con calma, como si no hubiera recibido daño alguno.

—El trato se limitó a un solo ataque.

Desechando la empuñadura de la gran espada, ahora convertida en un trozo de metal deformado, desenfundó una increíble Gran Espada Negra de su espalda.

Un grito surgió del Occulus en mi guantelete.

Seguro que era para decirme que tenía que huir.

Pero incluso cuando el temblor se apoderaba de mi cuerpo--lo sabía.

Si le daba la espalda, me mataría.

No me estaba permitido huir.

Tenía que luchar contra el más fuerte hasta caer.

—De ahora en adelante, es simplemente un combate.

El anfiteatro se había transformado en un campo de caza para el despiadado jabalí.


* * *

Las espadas brillaban.

El destello plateado de una espada y el brillo negro azabache de la otra intercambiaban golpes feroces.

—¡Gaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!

Tsubaki rugió como una bestia.

Su ropa estaba hecha jirones, y solo un pedazo de tela cubría su torso, pero aun así, la semi-enana rugía. Con gran destreza, manejaba la larga espada en sus manos, desviando los poderosos cortes y contraatacando con fuerza.

La herrera, convertida en una Asura de un solo ojo, se enfrentaba a Hogni.

La capa del elfo oscuro estaba hecha trizas, pero en sus ojos no había ni miedo ni desprecio. Reconocía que la mujer, envuelta en el resplandor del aumento de nivel y dispuesta a derrotarlo, era una enemiga formidable, y la enfrentaba con la dignidad de un rey guerrero en un duelo frontal de espadas.

Plata y negro. Oro y púrpura. Las luces residuales de sus armas y sus magias se entrelazaban, dibujando trayectorias en el aire. Su duelo estaba en un nivel completamente diferente, dejando estupefactos a los demás Einherjars y aventureros mientras la batalla se intensificaba. Y entonces—

—¡¡Sei...aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!!

—¡Haaah!

El golpe decisivo fue lanzado.

Uno soltó su vaina y desató un corte diagonal hacia abajo con todas sus fuerzas.

El otro lanzó un corte ascendente a gran velocidad, interceptando el ataque.

Tsubaki y Hogni, empuñando sus espadas, intercambiaron posiciones y se quedaron inmóviles por unos momentos.

—¡Kuh...!

La sangre brotó del hombro de Hogni.

Entrecerró los ojos al notar la herida en su hombro izquierdo, mientras su capa ondeaba al viento de la batalla.

—Guh...

Al mismo tiempo, Tsubaki comprendió que había sido derrotada.

La sangre brotaba del corte diagonal que cruzaba su torso, rasgando incluso su sarashi, mientras caía hacia un lado.

Incluso su largo cabello negro, que había estado atado en un lazo, se soltó y se extendió como un abanico mientras la luz del aumento de nivel se desvanecía.

—Puedes sentirte orgullosa, Cyclops. Tu ataque amenazó mi vida.

Dijo Hogni, mirando hacia atrás con su espada aún en la mano derecha.

Tsubaki lo miraba fijamente desde donde yacía, moviendo solo su ojo derecho, el que no llevaba el parche.

—Pero mi Victim Abyss es un asesino de vanguardias... Tu destino era caer ante esta Espada Maldita, igual que los otros espadachines.

La querida arma de primera clase de Hogni: Victim Abyss.

Era una Espada Maldita creada con la ayuda de cierto hechicero hexer, y a cambio de un precio, podía extender el alcance de su corte.

En combates uno a uno, cuanto mejor fuera el espadachín, más alteraba la distancia, y en batallas contra múltiples enemigos, era una habilidad mortal que le permitía derribar a varios oponentes de un solo tajo. Cuando era empuñada por Hogni, un aventurero de primera clase con excepcionales habilidades en combate cuerpo a cuerpo, se transformaba en el Emperador de la Espada Maldita, dominando tanto los duelos individuales como las batallas grupales.

—¡Tú...!

Tsubaki, quien había trabajado con innumerables armas, no pudo prever los movimientos de la espada maldita Victim Abyss, que cortó repetidamente su piel morena, dejándole múltiples heridas.

Ni siquiera con su estado mejorado por el Aumento de Nivel pudo superar la espada de Hogni.

—Por esto... es que... no quería luchar contra ti...

Lo siento, Diosa... Welfchi.

Justo antes de que sus ojos se cerraran, susurró una disculpa a su diosa y al joven que ya había sido derrotado.

La combatiente más fuerte de la coalición, la herrera maestra de nivel 5, había sido vencida, y la situación comenzó a cambiar rápidamente.

—¡Cyclops...!

Daphne palideció al ver a Tsubaki caer.

La coalición ya estaba en una situación crítica, pero ahora la moral se desplomaba por completo.

Esa era la consecuencia de perder a Tsubaki en el centro: perder la fuerza de una aventurera de primera clase.

—¿Oi, qué se supone que haremos ahora?

—¡Ya no nos quedan más Espadas Mágicas!

—¡Vana Freya derrotó a los herreros...!

Bors, Ouka y Chigusa reforzaron su defensa en grupo.

Allen había irrumpido libremente, cazando a cualquiera que empuñara una Espada Mágica Crozzo, sin importar dónde estuvieran. Ala derecha, centro, ala izquierda: nada le importaba. Su velocidad le permitía ignorar las distancias mientras eliminaba a los restantes herreros de la Familia Hefesto y a los aventureros de Rivira.

Ni siquiera Daphne, la segunda al mando, pudo idear un plan de acción, mucho menos una estrategia para revertir la situación.

Su mente estaba al borde de detenerse cuando el tirano de la guerra apareció implacable ante ellos.

—¿Así que ustedes serán las próximas ofrendas?

—¡Gh! ¡Dainsleif!

El siguiente objetivo de Hogni, tras Tsubaki, eran ellos.

Apenas lograban mantenerse organizados como grupo, pero Hogni los consideraba la mayor amenaza restante, aunque solo fuera un riesgo tan pequeño como una hormiga. Por eso se dirigió con diligencia hacia el ala derecha del campo de batalla.

—¿¡D-Daphne-chan...!?

Cassandra, situada en el centro del grupo, palideció como una paciente que reconocía la llegada de la muerte.

Daphne se interpuso instintivamente frente a su sanadora, solo para recordar que ya no hacía ninguna diferencia.

Una mezcla espesa y pegajosa de sangre y sudor le goteaba por la mejilla.

—¡Oi, oi! ¿Qué estás haciendo, Laurus Fuga?! ¿¡Qué debemos hacer!? ¡Date prisa y di algo!

Bors, que entendía mejor que nadie lo desesperante que era enfrentarse a un aventurero de Primera Clase en el campo de batalla, estaba al borde del pánico mientras gritaba. La única razón por la que no había huido de inmediato era porque sabía, al igual que Daphne, que sería inútil.

—¡Daphne-san...!

—¡Laurus Fuga!

Chigusa levantó su arco, y Ouka dio un paso adelante frente al grupo con su hacha Kougou, esperando una decisión de su comandante.

(Deténganse. No soy tan genial…)

El sonido de su corazón acelerado ahogaba sus pensamientos.

(No soy Braver... ¡No puedo encontrar ningún movimiento perfecto que lo cambie todo…!)

El impulso de abandonar toda responsabilidad llenaba su mente.

(…Pero Liliruca…)

Sin embargo, en el último momento, recordó el rostro de aquella chica y se mantuvo firme.

(Sin importar cuán desesperada fuera la situación, ella no huiría…)

Escenas de la expedición pasaron por su mente: el musgo gigantesco, la anfisbena, y todos los dilemas a los que se habían enfrentado.

Aunque el pequeño cuerpo de Lili temblaba en esas situaciones sin esperanza, ella seguía luchando.

La chica a quien Daphne había guiado, tomando el papel de maestra, jamás huiría.

(...Bueno, supongo que tendré que hacerlo.)

En realidad, no quería.

Con esa última queja en su corazón, la determinación regresó a sus ojos.

Para ella, esos momentos de conflicto interno parecieron una eternidad, pero para los demás, solo fueron unos breves instantes.

Sin embargo, en esos pocos momentos, los ojos de Hogni se entrecerraron, centrados en Daphne, quien había recuperado el aire de amenaza que él había percibido antes.

—¿Así que tienen la intención de resistir? Muy bien. Entonces los reconoceré como enemigos. Los cazaré minuciosamente, con precisión, sin dejar a ninguno.

El tirano no bajaría la guardia.

Sin importar cuán inferiores pudieran parecer, su espada negra y demoníaca los exterminaría a todos.

Daphne devolvió la mirada al elfo oscuro, que ni siquiera les ofrecía una apertura.

Su espada negra, su capa oscura ondeando con la brisa, su magia completamente activada…

Observando todo sobre su enemigo, Daphne absorbió toda la información que pudo, y el último lugar al que dirigió la mirada... fue al filo de la espada que les apuntaba.

—…

Cerrando los ojos, apretó silenciosamente el cristal azul en su cintura, confiándole todo.

—Todos, por favor.

Finalmente, abrió los ojos y dio la peor orden con una resolución tiránica.

—Dejen que los corte.


* * *

El sureste de la batalla principal en las ruinas occidentales.

—¡Kuh...!

—¡Aisha-dono!

Tras un terrible intercambio de golpes, la amazona gimió y el grito de la humana resonó.

—""Este es el fin.""

Un martillo de batalla y un hacha de guerra se acercaron, llenando el campo de visión de Aisha.

La derrota era inevitable, provocada por la cooperación entre el segundo y el tercero de los hermanos Gulliver, Dvalinn y Berling.

Su retirada estaba sellada, y no tenía posibilidad alguna de defenderse o escapar. Los ataques se desataron en perfecta sincronización, buscando aplastar a Aisha sin piedad.

—""¿--Otra vez van a detenernos?""

Pero justo antes de que pudieran concretarlo, Alfrigg, el mayor, y Grer, el menor, gruñeron molestos.

Como si sus visiones estuvieran perfectamente sincronizadas, Dvalinn y Grer, que estaban a punto de acabar con Aisha, saltaron hacia atrás.

En el instante siguiente, una tremenda ráfaga de relámpagos golpeó justo donde los cuatro hermanos habían estado.

—¡Naaza-dono...! ¡Estoy muy agradecida!

—Tch, ¡me ha salvado el trasero más veces de las que puedo contar ahora!

Una Espada Mágica Crozzo, con forma de Estoque, sobresalía del centro de un cráter, habiendo sido disparada.

Mikoto no perdió tiempo y saltó hacia el estoque, blandiéndolo contra los cuatro pallums.

—Perdimos la oportunidad otra vez.

—¿Cuántas veces ya van?

—Once.

—Los demás aventureros están cayendo en masa, pero Antianeira y SombraAbsoluta siguen resistiendo.

Los cuatro hermanos casi gruñían mientras evadían fácilmente la única explosión que podría haberlos derrotado: el enorme poder de fuego de esa Espada Mágica.

El ala izquierda de la Alianza había evitado el colapso completo hasta el momento.

Incluso los dioses que observaban desde la ciudad habrían llamado a esto un esfuerzo verdaderamente valiente, resistiendo el furioso ataque de los Einherjars, liderados por los Bringar.

La razón de su resistencia era la arquera, cautelosa y cobarde, que los apoyaba.

—¡Son demasiado rápidos...! ¡No puedo alcanzarlos con mi arco!

Detrás de Aisha y los demás, Naaza estaba situada en la cima de una columna de diez meders de altura, gimiendo mientras sacaba otra flecha, o más bien, una Espada Mágica, de su carcaj y la colocaba en su arco largo.

Un ataque de largo alcance utilizando Espadas Mágicas Crozzo.

Su destreza como arquera, capaz de mantener en jaque incluso a aventureros de primera clase, había prolongado la resistencia del ala izquierda.

—¡Apuntar al enemigo y al mismo tiempo reabastecernos con Espadas Mágicas...! ¡Es increíble que una táctica como esta sea posible!

—¡A veces la suerte también está de nuestro lado! ¡Pero esos pallums se adaptarán pronto! ¡No dejen que nos quiten las Espadas Mágicas!

Naaza disparaba Espadas Mágicas estilo estoque que parecían flechas.

Si no acertaban a su objetivo, se clavaban en el suelo con una explosión; mientras tanto, Mikoto o Aisha podían apresurarse a recogerlas mientras el enemigo retrocedía para evitar la explosión.

Era tanto fuego de cobertura como reabastecimiento.

Gracias a eso, el ala izquierda apenas—solo apenas—mantenía la línea. Aisha reconocía que habría sido derrotada fácilmente sin ese apoyo.

Con las Espadas Mágicas de Naaza en mano, Mikoto y los demás lanzaron valientemente explosiones contra los Gulliver.

—¡Dogman! ¡Protege a Aisha, cueste lo que cueste!

—¡Nosotras, las Berbera, detendremos a estos tipos! ¡Oraaaaaah!

Naaza se centró en apoyar a Aisha y Mikoto. Es decir, se enfrentaría a los hermanos Gulliver.

Las Berbera, que admiraban a Aisha, estaban combatiendo al resto de los enemigos—los Einherjars que intentaban eliminar a la arquera problemática—con firmeza y resolución. Aunque era un equilibrio precario, gracias a ellas, Naaza podía centrarse en su apoyo.

También continuaba moviéndose entre los pilares, cambiando agresivamente de posición.

—Tienen una buena arquera.

—Y además cautelosa.

—Una parte del plan de Hedin se está arruinando. Se lo merece.

—Nosotros somos los que estamos siendo retenidos, así que no te alegres demasiado.

Todavía completamente imperturbables, los hermanos Gulliver elogiaron a Naaza.

La estrategia de la Familia Freya era simplemente forzar un combate a muerte una vez que se hubieran agotado suficientes Espadas Mágicas Crozzo.

Pero gracias al ingenio rápido de Naaza, había surgido un pequeño obstáculo en su camino.

Mientras que cada división, excepto las de reserva, había estado disparando sus Espadas Mágicas como parte de una gran exhibición—tal como Hedin les había guiado a hacer—Naaza era la única que no había distribuido sus Espadas Mágicas. Usando su propio juicio, ignoró la orden de Lili de realizar un bombardeo concentrado para salvarse a sí misma.

—Estas Espadas Mágicas son nuestra única salvación, ¿verdad...? ¡No las soltaré tan fácilmente! ¡Ya actué precipitadamente una vez y perdí mi brazo por eso...!

Naaza Erisuis, quien se había retirado como aventurera hacía seis años, siempre había luchado manteniendo algún seguro. El trauma de perder un brazo a manos de un monstruo, tras cometer un error mientras exploraba el Calabozo, le había robado el coraje para luchar contra ellos de nuevo.

Pero también la había hecho más sabia y decidida.

(Está bien. Conozco mis límites. Solo estoy ayudando a Mikoto y Aisha. ¡Así que mantén la calma...!)

Naaza sudaba mientras contaba continuamente cuántos disparos de Espadas Mágicas le quedaban, sin dejarse llevar y centrándose solo en el apoyo.

No pensó ni por un momento que podría derrotar a un aventurero de Primera Clase por sí sola.

No soñaba con convertirse en una heroína.

Pero debido a eso, fue capaz de prolongar la resistencia del ala izquierda durante tanto tiempo.

Sus fracasos y experiencias pasadas estaban salvando a sus compañeros del peligro ahora.

—¡Pero esto no llevará a nada... el resultado seguirá siendo el mismo!

Sin embargo, también comprendía que todo esto era solo un combate inútil.

Una vez que se agotaran todas las Espadas Mágicas, los hermanos Gulliver contraatacarían fácilmente; Aisha, Mikoto y Naaza serían derrotadas tan fácil como romperle el cuello a un bebé. Simplemente esperaba que el equilibrio se rompiera finalmente, sin intentar lo imposible.

Había una amarga resignación en sus ojos.


* * *

80/20.

Ese era el balance actual del Juego de Guerra.

Y eso era solo dándole a la Alianza todos los posibles beneficios de la duda.

Mientras los dioses en la ciudad observaban en silencio, los residentes palidecían ante la brutal masacre. La unilateralidad de la situación apagaba cualquier impulso de animar a la Alianza. A pesar de algunos momentos de resistencia que podrían considerarse un buen combate, la mayoría de los residentes comenzó a apartar la mirada ante la abrumadora diferencia de fuerzas.

Los aventureros, que realmente estaban luchando, sentían una desesperación incomparablemente peor que la de los espectadores en la ciudad. Pero aun así, seguían peleando. A estas alturas,  simplemente era una cuestión de orgullo. El enemigo era tan absurdo que, aunque sabían que no podían ganar, querían al menos asestarles un golpe. Incluso si solo era un rasguño, querían incomodar a sus enemigos, hacerlos enfurecer. Después de todo, la Familia Freya era tan poderosa que los irritaba, y por mucho que hubieran temido luchar antes, eso dejó de importar. Incluso se habían convertido en guerreros fuertes y valientes, Einherjars en el sentido más verdadero.

Pero sobre todo, querían ver a esos presumidos enemigos quedar humillados.

Porque la carta de triunfo de la Alianza aún no había sido jugada.

Los aventureros más sabios sabían que eran señuelos.

Que Lili los estaba usando como tapadera para enviar al conejo blanco directamente hacia Freya.

Por muy tenue que fuera el hilo, aún albergaban alguna esperanza de victoria.

Se convencían a sí mismos de que todavía había una posibilidad.

Y así, los aventureros lucharon. Y lucharon. Y siguieron luchando.

Aquellos que conocían al Little Rookie se sentían orgullosos.

Aisha, Mikoto, Naaza, Daphne y Cassandra seguían resistiendo, mientras que Haruhime, ignorando el abundante sudor que le corría por la frente, continuó cantando.

Lucharon. Y lucharon. Y siguieron luchando.

Y al final de todo—

Se escuchó un rugido que destrozó su esperanza.

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El silencio se apoderó del campo de batalla.

Un estruendo tan fuerte que invadió todos los corazones, y ahogó cualquier grito de batalla.

Todos los que luchaban en la isla detuvieron sus combates.

Enemigos y aliados por igual.

Todos miraron en esa dirección.

Los Einherjars tragaron saliva.

Los aventureros palidecieron.

Las expresiones de los Aventureros de Primera Clase se mantuvieron sin cambios, pero entrecerraron los ojos.

El estruendo provenía del noroeste, donde el sonido de la batalla había resonado, los sonidos que las fuerzas de la Alianza habían pretendido no oír.

—¡Ya detente!

La primera en gritar fue Eina.

—Por favor... ¡detente...!

—E-Eina...

Saltó, tirando su silla al suelo mientras se paraba frente a un espejo que reflejaba la escena.

Tras su grito ronco, lágrimas comenzaron a caer de sus ojos, cubriéndose el rostro, sin escuchar la voz de Misha.

—¡Kuh...!

Ais apretó los puños con tanta fuerza que sus uñas cortaron su piel, y la sangre comenzó a fluir.

Su rostro estaba lleno de desesperación, mientras se maldecía y se recriminaba por no estar en ese campo de batalla.

Los otros aventureros de Primera Clase observaban en silencio. Tiona también palideció, siendo la única que podía entenderla.

—¿¡Bell-sama!?

La última en gritar fue Lili.

Perdió toda la compostura, y su máscara de comandante se rompió mientras observaba el desenlace.

Sus temblorosos ojos color avellana miraron a través del Occulus hacia la enorme sombra que se alzaba en el anfiteatro.

El solitario guerrero sostenía al chico por la cabeza.

—¡...Ah...! ¡...ahh...!

El chico, cuyo cráneo seguía crujiendo, dejó escapar fragmentos de voz.

Su cuerpo estaba maltrecho, y su armadura se había perdido o roto hacía tiempo.

Sus piernas colgaban en el aire, balanceándose como las manecillas de un reloj roto.

Bell Cranel había sufrido una derrota aplastante.

—...

El guerrero boaz no dijo una palabra.

Sosteniendo su gran espada negra en su mano izquierda y agarrando la cabeza del chico con su derecha, no mostró ninguna emoción.

Sus ojos de color óxido permanecieron enfocados en el chico maltratado y destrozado.

—No lo rompas, Ottar.

A lo lejos.

Escuchando el estruendo desde las ruinas de la Casa del Dios, la diosa de la belleza comprendió el curso de los acontecimientos. Cerró los ojos y, aun apoyando su cabeza, habló.

No había una sonrisa en su rostro, ni alegría. Solo una aceptación del resultado natural de las cosas.

—Levántate.

—¡Gaha!

Ottar agitó ligeramente su brazo derecho.

Ese simple movimiento envió el cuerpo de Bell volando hacia un montón de escombros.

Como testimonio de la feroz batalla, el anfiteatro había cambiado drásticamente.

Tras ser alcanzado por el fuego, los rayos y el impacto de múltiples ataques, las paredes y las gradas colapsaron, dejando los adoquines agrietados en varios lugares.

Era la prueba de que Bell Cranel, el héroe incompleto, había luchado con todas sus fuerzas.

Y en medio de aquel campo de batalla que contaba la historia de un feroz combate, Ottar estaba, extrañamente, ileso.

El guerrero era la manifestación misma de la desesperación para el chico.

—¡Ahgrgh…! ¡Guhhhhhhh…!

Bell logró emitir un terrible gemido desde lo profundo de sus pulmones mientras se levantaba.

Con la sangre goteando de sus heridas, formando un charco a sus pies, exprimió hasta la última gota de su fuerza restante y se puso de pie una vez más.

Sus ojos rojos, inyectados en sangre, se volvían aún más intensos mientras extendía su temblorosa mano derecha frente a él.

¡¡¡...FIRE...BOLT!!!

Rayos de llamas estallaron.

Una magia de disparo rápido.

Mientras la lanza de relámpagos carmesí se dirigía hacia él, Ottar no intentó evadirla.

*PLAFF*

Ni siquiera usó su espada. Simplemente la desvió con su mano derecha, como si apartara un insecto molesto.

Eso fue todo.

Solo eso bastó para dispersar la magia del chico.

—...

Y saltó.

Sin esperar a que Bell, ensangrentado y jadeante, recuperara el aliento, el enorme cuerpo de Ottar se elevó por encima de su cabeza.

Bell intentó impulsarse desde el suelo.

Estaba gravemente herido, pero aun así ejecutó una evasión impecable, digna de un aventurero de Primera Clase.

Aun así, no fue suficiente.

Justo después de que el montón de escombros se convirtiera en un espacio vacío tras el aterrizaje de la pesada patada de Ottar, este extendió su mano y atrapó la pierna de Bell, balanceándolo en un arco sobre su cabeza y luego estrellándolo contra las losas de piedra.

—¡Gaha!

Aterrizando de espaldas, el cuerpo de Bell se convirtió en un martillo que destrozó el suelo.

El impacto fue descomunal.

El dolor ya no era más que una chispa insignificante recorriendo su columna.

El azul del cielo en sus ojos comenzaba a desvanecerse, mientras lo que debería haber sido un grito se convirtió en un alarido desgarrador.

Y justo cuando su conciencia amenazaba con desvanecerse por completo, un despiadado pisotón se estrelló contra su estómago.

—¡Guh!

Volvió a despertar.

Volvió a reanimarse.

Volvió al infierno.

Ansiaba la curación de Heith, que parecía mucho más agradable en comparación con la resurrección a través del dolor infligido por Ottar.

—Levántate.

No había terminado.

Aun con el cuerpo de Bell lleno de heridas y sumido en la desesperación, el bautismo del guerrero aún no había concluido.

Mirando con indiferencia el rostro del chico, desfigurado por la sangre y las lágrimas, Ottar habló.

—Recuerda esto bien. Así es como sabe el barro.

Sin prestar atención a la débil súplica del chico pidiendo que se detuviera, Ottar agarró el pecho de Bell con su mano derecha y lo lanzó nuevamente a gran velocidad.

Un estruendo seguido de fragmentos esparcidos. El cuerpo delgado del chico y su cabello blanco rebotaron como un conejo muerto.

Bell se desplomó como una marioneta cuyos hilos habían sido cortados, besando el suelo mientras un charco de sangre se formaba silenciosamente debajo de él.

Al ver eso, Eina sintió que sus piernas cedían y cayó al suelo llorando.

—...

Hedin, que observaba la escena con sus agudos ojos de elfo, no mostró emociones.

—Bell-kun…

Hestia, viendo el terrible espectáculo a través del Occulus de Lili, quedó congelada.

—¡Kuh!

—¿...A dónde vas, Asfi?

—¡No hace falta que lo preguntes, ya deberías saberlo! ¡Y no permitiré que digas que es en vano!

Asfi saltó de su asiento, dándole la espalda al inexpresivo Hermes, y salió corriendo mientras empuñaba un brillante ítem mágico.

—Bell Cranel está...

—¿Ese mocoso...? ¿Ha alcanzado el Nivel 5, verdad?

—¿Incluso el Record Holder no puede hacerle frente...?

En una taberna de la ciudad, los aventureros que sabiamente evitaron participar en la guerra estaban completamente desconcertados.

Viendo la imagen en el espejo, todos estaban presos del terror, mientras uno de los aventureros habló.

—Idiotas, ¿a quién creen que se enfrentaban?

Era un aventurero veterano.

Un beastman que había sobrevivido a los conflictos de hace siete años. Su voz estaba llena de asombro y miedo.

—Él es Ottar.

Esa fue la respuesta.

Una verdad absoluta que no requería prueba alguna.

El más fuerte de la ciudad.

El Nivel 7.

La cima.

El cuerpo de Bell convulsionó silenciosamente y cayó de lado mientras la solitaria figura del Rey llenaba su visión, cada vez más teñida de rojo.

—Si vas a recibir el amor de esa persona, entonces demuestra que puedes superarme.

El chico, con lágrimas de sangre fluyendo de sus ojos y enfrentando su interminable bautismo, comprendió que su fin había llegado.