Capítulo 8
La Gran Guerra de Familias
—Anya.
—...
—¿Hasta
cuándo piensas seguir así?
—...
—¡…Pregunté
hasta cuándo piensas seguir escondida en la cama!
—...Runoa,
cálmate nya.
—¡No
me detengas, Chloe! ¡Freya-sama es Syr, ¿verdad, Anya?!
—...
—Bueno,
¡entonces deberíamos ir y escuchar la historia completa, aunque eso signifique
hacerlo por la fuerza si es necesario!
—...
—¡Solo
tenemos que ayudar al chico y recuperar a Syr, ¿verdad?!
—...
—¡Di
algo, gata estúpida!
—Runoa,
cálmate.
—¡Levántate
de una vez! ¡Si no lo haces, te obligaré a hacerlo!
—¡Runoa!
—Gh...
—...
—...
—...
—...Nos
vamos.
—...
—¡Puedes
pudrirte allí el resto de tu vida!
La
puerta se abrió de golpe.
El
sonido resonó en la habitación; su resentimiento había tomado forma. Ahora solo
quedaban dos personas en la habitación.
—Anya,
mya y las demás iremos al Juego de Guerra hoy, nya.
—...
—Ya
suplicamos de rodillas a Njord-sama y a Demeter-sama, y logramos convencer a
May y las demás también.
—...
—No
sabemos nada de Ryuu... Pero nosotras iremos a la batalla.
—...
—Anya,
¿no quieres que este lugar vuelva a ser como antes?
—Ugh.
—Bueno,
yo sí quiero que eso vuelva... Así que me voy.
Y
luego solo quedó una.
La
puerta se cerró, y Anya, que estaba acurrucada en su cama, abrazó sus rodillas
con fuerza.
Runoa
era fuerte. Chloe también lo era.
Pero
para Anya, la idea de luchar le era imposible.
Tenía
miedo de su hermano Allen.
Tenía
miedo de la diosa Freya.
Ya
ni siquiera sabía quién era realmente la chica (Syr) que la había salvado.
Y
no podía reunir el valor para encontrar la respuesta a esa pregunta.
Como
había dicho Runoa. Anya solo continuaría pudriéndose ahí, incapaz de hacer algo
por su cuenta, como una gatita perdida.
Anya
agacho la cabeza sintiéndose decepcionada de sí misma.
Fue
entonces que...
—--Oi.
La
puerta se abrió violentamente, y alguien se acercó bruscamente a la cama.
Ese
tono áspero y vulgar le sonaba muy familiar.
Sus
hombros temblaron mientras enterraba el rostro en su regazo.
—¿...Nii-sama...?
La gatita perdida levantó nerviosamente la mirada.
* * *
Las
gigantescas murallas al este de la ciudad débilmente resplandecían de blanco.
Mientras
observaba como la oscuridad empezaba a ceder ante la luz del sol, una gota de
sudor resbaló por mi mejilla.
—¡Eeeya!
Al
siguiente instante, el sudor y varios mechones de pelo fueron borrados por una espada
de Doble Hoja increíblemente grande.
Incluso
mientras mis ojos se abrían de par en par y me quedaba sin aliento, mis brazos
y piernas no dejaban de moverse.
Inclinando
mi postura hacia un lado, golpeé el suelo dos veces como si estuviera bailando,
y utilizando el impulso de la rotación, intenté atacar con Hakugen, sujetándolo
en mi mano derecha.
—¡Haaah!
Una
respuesta de pura fuerza bruta que dependía de mis estadísticas de Fuerza y
Agilidad.
A
simple vista, parecía caótico, y definitivamente no habría sido capaz de
hacerlo antes. Pero siendo nivel 5, podía combinar la evasión y el ataque en un
solo movimiento fluido.
—¡No
te dejes llevar tanto por tu Estado!
Pero
mi violenta reacción fue aplastada instantáneamente por la más violenta
respuesta de mi oponente.
Con
una asombrosa agudeza visual, coraje--y la fuerza de una Amazona-- sujetó mi
muñeca y me arrojó detrás de ella.
—¡Guuuuuugh!
Tras
dibujar un arco en el aire, reboté contra el suelo como una pelota.
Casi
estrellándome contra el suelo, golpeé las hierbas plantadas con mi brazo libre.
Ajusté mi postura con dificultad debido al impacto y, al mismo tiempo, pateé la
pared cercana, saltando hacia un lado.
El
tiempo apremiaba, puesto que la otra Amazona, cuyo largo cabello negro se
desplegaba al viento, ya se había lanzado hacia mí con su espada.
—No
te precipites tanto por una abertura tan obvia.
—¡…Aaaaah!
Dos
cuchillas Kukri destellaron sucesivamente, mientras la gran Espada de Hojas Gemelas
caía desde arriba.
Un
grito se abrió camino desde lo más profundo de mi estómago mientras enfrentaba
su ataque combinado de frente.
Era
justo antes del amanecer en la Mansión Chimenea.
Me
pregunto, ¿cuántas veces ya habremos repetido este entrenamiento con Tiona-san
y Tione-san en el patio?
Habían
entrado de golpe a nuestro hogar hace unos días. Al igual que Kami-sama y el
resto, quedé sorprendido cuando anunciaron que querían ayudarme. Finn-san,
quien se había ofrecido como mentor de Lili, nos aconsejó aceptar la ayuda para
perfeccionar los últimos ajustes... y desde entonces hemos estado entrenando.
Para
un entrenamiento serio, probablemente hubiera sido mejor hacerlo en la cima de
la enorme muralla de la ciudad como lo hice con Ais-san, o en el Calabozo, pero
Tione-san señaló que el tiempo que pasaríamos preparándonos y yendo de un lado
a otro sería desperdiciado, así que se decidió que entrenaríamos aquí, en medio
de la mansión.
—¡Aquí
voyyyyy!
El
patio no era lo suficientemente grande como para albergar a un grupo de
aventureros de Primera Clase actuando violentamente. El césped estaba
completamente destrozado, las plantas estaban en pésimo estado y los postes que
sostenían las lámparas de Piedra Mágica estaban rotos. Estaba seguro que
Lili se quejaría sobre los costos de reparación más tarde, pero no tenía tiempo
para preocuparme por eso. No podía permitirme perder la concentración.
Entrenamiento
o no, esto era lo que significaba enfrentarse con aventureros de Primera Clase.
—¡Tu
cuerpo primero! ¡Tus pensamientos después! ¡De lo contrario, nunca podrás
seguir el ritmo en una pelea con aventureros de Primera Clase!
—¡Los
ataques de la Familia Freya serán aún más intensos!
Incontables
arañazos cubrían mis brazos y piernas. Sentía cada impacto en mis huesos y todo
estaba entumecido.
Los
rápidos cortes de los cuchillos Kukri y el aplastante golpe de la gran Espada
de Hojas Gemelas a menudo me sacudían, a pesar de que estaba a la
defensiva.
Me
seguían empujando contra la pared una y otra vez con lo que solo podía llamarse
un torbellino de ataques.
El
90% de mis contraataques eran interceptados instantáneamente, así que evadirlo
a toda prisa era la única manera de sobrevivir. Incluso al soltar una patada
como un disparo de cañón, que fácilmente fue parada por un ágil codo, me sentí
como en una pesadilla.
Como
aventureras de Primera Clase, las hermanas Amazonas tenían mucha más
experiencia y habilidad que yo.
Así
que el resultado era exactamente lo que esperarías. Estuve recibiendo golpizas
día tras día.
—¡Recuerda
tu entrenamiento con Ais!
—¡Tienes
las habilidades y técnicas que ella te inculcó, ¿verdad?! ¡Así que úsalas
ahora!
Pero
tan a menudo como sus palabras avivaban mi corazón y cuerpo…
--No
dejes que tu Estado decida por ti.
--No
te lances ciegamente a cada abertura.
Correcto,
esas fueron cosas que la persona que tanto admiro también me dijo.
Ahora
que había llegado al Nivel 5, necesitaba revivir mi antigua resolución.
¡Vincular
mis habilidades y técnicas, combinar mis armas y estrategias, y que mi cuerpo y
espíritu se sincronicen!
—Crece...
¡Uchide no Kozuchi!
Justo
en ese momento, una voz de apoyo llegaba a mi espalda herida.
Haruhime-san,
que había estado arrodillada en un rincón del patio, se levantó y terminó su
canto.
Estaba
sudando tanto como yo mientras exprimía toda su fuerza mental para otorgarme un
aumento de nivel.
—¡--Ngggh!
Reajustando
mi estado que de repente había sido potenciado, lancé mi contraataque.
Aceleré
junto con los hermosos rayos de luz que envolvían mi cuerpo. Y los relucientes
cuchillos blanco y negro azabache en mis manos destellaron.
Utilizando
las técnicas que había aprendido, apunté a los lados de las armas de Tione-san,
desviando cada uno de los cortes con destreza. Luego, dejando intencionalmente
una abertura, intenté engañar a Tiona-san. Y aprovechando la iniciativa,
balanceé el Cuchillo Hestia en mi mano derecha y puse todo mi peso detrás de
él.
—¡¡Haaaaaaaaah!!
Todo
estaba en juego en ese ataque. Literalmente, un solo golpe que contenía todo lo
que tenía.
Tiona-san
abrió bien los ojos, y sonrió mientras lo bloqueaba de frente con su masiva
arma antes de salir volando hacia atrás.
El
impacto hizo temblar las dos grandes hojas de Adamantita. Fue el sonido más
refrescante que jamás había escuchado desde que comenzó este entrenamiento. Se
sentía bien.
Este
sonido agudo como el de un diapasón resonó por todo el patio.
—¡Muy
bieeen! ...Entonces, ¿cómo se siente, Argonauta-kun?
—...Sí,
probablemente ya estoy bien.
Tiona-san,
quien giró en el aire y aterrizó sin dificultad, me preguntó desde la
distancia.
Sin
aliento, devolví mis dos cuchillos a sus fundas antes de abrir y cerrar mis
puños una y otra vez.
—La
brecha que sentía... se ha ido.
Cuando
subíamos de nivel, inevitablemente aparecía una brecha en la percepción entre
nuestro cuerpo y mente. Era una situación en la que la mente no podía adaptarse
de inmediato a los cambios repentinos de nuestras habilidades físicas. Tal vez
porque era inexperto y solo había sido aventurero por poco tiempo, me llevaba
un tiempo ajustarme. La última vez que sucedió fue mientras luchaba contra el
Iguazu durante la expedición de hace dos meses.
Por
lo tanto, el objetivo de este entrenamiento no era practicar para volver más
fuerte hasta el último minuto. Sino como dijo Finn-san, era adaptar mi cuerpo y
mente para eliminar esa desconexión.
—Nos
llevó hasta el último momento, pero parece que funcionó. Ya no deberías tener
problemas... Y te las arreglaste bien para seguir el ritmo. Ya había oído
hablar mucho de ella, pero sí que es una magia asombrosa.
—M-Muchas
graciaaaas…
Incluso
Tione-san elogió a Haruhime-san, quien parecía estar a punto de poner los ojos
en blanco y colapsar. Haruhime-san también había subido de nivel y, desde hace
algunos días, había estado ayudando con mi ajuste.
En
su caso, en lugar de volverse físicamente más fuerte, su aumento de nivel se
había vuelto aún más formidable. Ahora que era Nivel 2, duraba veinte minutos
en lugar de quince, y el tiempo de reutilización había pasado de diez minutos a
nueve. Por supuesto, el número máximo de colas que podía reunir había aumentado
de cinco a seis.
No
había duda de que el poder de Haruhime-san sería clave en el Juego de Guerra.
Los ojos de Lili estaban enrojecidos por la falta de sueño cuando le pidió a
Haruhime-san que lo llevará al límite. De esta manera, no tendríamos que
preocuparnos por usarlo sin práctica durante el evento principal.
(Además, fue genial para mi probar movimientos de pseudo-nivel 6...)
Combinar
el aumento de nivel con la brecha mental que ya tenía al subir de nivel,
realmente podría haber terminado descontrolándome como un toro.
Era
una comparación un poco extraña, pero la salida de potencia se sentía casi como
transformarse en un dragón. Gracias a Tione-san y Tiona-san, ahora podía
controlarlo.
Teniendo
en cuenta que esto también fue una práctica para enfrentarme a aventureros de Primera
Clase, esta sesión de ajuste era algo que solo podría haberse llevado a cabo
con alguien de nivel 6 como ellas. No podía agradecerles lo suficiente.
—Habría
sido genial que Ais los hubiera entrenado también, así que... lo siento,
Argonauta-kun.
—No,
escuché que tenía sus razones, pero estoy seguro de que también nos está
apoyando.
Moví
la cabeza. No sabía los detalles, pero... las cosas que me enseñó todavía
estaban firmemente arraigadas en mí. Ahora, e incluso durante aquella batalla,
todo lo que había hecho por mí fue de gran ayuda.
Es
así que enfrentaré la guerra de hoy con sus enseñanzas.
—...El
sol está...
Haruhime-san
levantó la vista y murmuró para sí misma.
Incluso
en el patio, rodeado por las paredes de la mansión por todos lados, era
evidente que el sol había comenzado a asomarse sobre el horizonte.
El
cielo brillaba de color rojo. Tan rojo que casi parecía un crepúsculo.
Hoy
era el tercer día de nuestro entrenamiento y el día del Juego de Guerra.
Mientras
me preparaba para enfrentar el fatídico día, mi corazón que latía en silencio
repentinamente se aceleró.
—Argonauta-kun...
Miré
hacia el cielo nerviosamente, y me di cuenta de que Tione-san y Tiona-san se
habían acercado y nos estaban sonriendo.
—¡Buena
suerte!
—¡Ve
y patea el trasero de la Familia Freya!
En
ese momento, Haruhime-san y yo nos miramos, sintiéndonos un poco aliviados por
sus sonrisas radiantes y sus palabras duras como reconfortantes.
Asintiendo,
le devolvimos la sonrisa a Kami-sama, a Lili y a todos los demás también.
—“”¡¡Sí!!””
* * *
Era
una huella dejada por el gigante llamado historia.
Filas
y filas de grandes pilares en ruinas alineadas.
Innumerables
adoquines descoloridos se extendían por todas partes.
Aunque
los arcos rotos inclinados, después de muchos años, seguían de pie.
Las
numerosas ruinas, que se creía que eran tumbas y residencias de sacerdotes,
estaban siendo invadidas por la tierra desnuda, las grandes rocas que
sobresalían y la vegetación dispersa, convirtiéndolas gradualmente en parte de
la naturaleza. Era una escena majestuosa, pero también impregnada de una
profunda soledad.
Y
lo más notable era que todas estas ruinas estaban sobre un lago.
Esta
isla flotaba sobre las hermosas aguas verde esmeralda de una vasta caldera,
bordeada por imponentes montañas.
Estas
eran las Ruinas de la Ciudad de Orza.
Un
vasto complejo de ruinas que se habían construido en el hueco de la caldera del
lago al noroeste de Orario, en el extremo occidental de las Montañas Beor. Y
este era el campo de batalla donde se llevaría a cabo el Juego de Guerra.
La
historia de estas ruinas se remonta a más de 2,000 años. Originalmente era una
ciudad fortaleza erigida en la tierra para contener la marea de monstruos que
desbordaba del Gran Agujero.
Además
de su ubicación ventajosa que le aseguraba un suministro constante de agua, se
dice que la caldera del lago actuaba como un foso natural que impedía la
invasión de monstruos. Y gracias al trabajo de los semi-elfos y semi-enanos, la
isla prosperó como una ciudad autosuficiente hasta el día en que un poderoso
monstruo, especialmente grande, la atacó desde el cielo.
La
isla, que tenía la forma de una elipse distorsionada, ahora estaba llena de
restos de murallas y torres. Esparcidas por el paisaje accidentado, se
apreciaban diversas pendientes y numerosos edificios totalmente en ruinas,
dejando claro que este lugar había sido abandonado hace mucho tiempo.
Y
entre ellos había un templo especialmente grande en el borde oeste de la isla.
En
los tiempos antiguos, antes de que los dioses descendieran al reino mortal, las
personas expuestas a la amenaza de los monstruos adoraban a dioses imaginarios,
buscando la salvación. Se creía que Orza tenía una profunda conexión con los
espíritus, y ese gran templo era conocido en general como la Casa del Dios,
donde se adoraban estatuas de distintas deidades.
Se
dice que entre las deidades adoradas allí había una diosa de la belleza.
—--El viento es frío, algunas nubes se asoman aquí y allá, ¡pero como
pueden ver, es un hermoso día! ¡Un día perfecto para la guerra, incluso en este
campo de batalla en las montañas donde el clima puede cambiar rápidamente!
—¡Bueeenos días a todos! ¡Soy Ibri Achaa, la bola de fuego parlante de
la Familia Ganesha, también conocido como Fire Inferno Flame!¡Y nuevamente en
esta ocasión, seré su anfitrión y comentarista del Juego de Guerra!
—¡Soy Ganeshaaaaa!
—¡Y también me acompaña Ganesha-sama!
En
la lejana Orario, las ruinas de Orza eran visibles en el reflejo de los
espejos. Los espejos divinos, que permitían ver cualquier lugar a distancia, ya
se habían instalado por toda la ciudad, y la Familia Ganesha estaba
transmitiendo comentarios en vivo.
Sin
embargo, a diferencia del Juego de Guerra con la Familia Apolo que se
llevó a cabo hace cinco meses, la ciudad había olvidado su emoción y estaba
tranquila. Los aventureros en las tabernas, la gente mirando los espejos
instalados en las calles principales e incluso los dioses reunidos en Babel
parecían tensos incluso antes de que comenzara la batalla.
—¡Ahora, bien! ¡Esta será una nueva experiencia para Orario: ¡La Gran
Guerra de Familias! ¡Un choque entre la Familia Freya, aclamada como la más
fuerte de la ciudad, y una Alianza de Familias liderada por la Familia Hestia!
¡Y el desafío para esta ocasión, o mejor dicho, el evento será... ¡Búsqueda! ¡Divinaaaaaa!
Los
únicos emocionados eran los comentaristas constantemente ruidosos.
Frente
a la sede del Gremio, Ibri, el comentarista, gritaba con un micrófono de Piedra
Mágica en la mano.
—Permítanme
explicar rápidamente las reglas. ¡El vencedor será el lado que encuentre
primero al dios del otro! Cada Familia participante ocultará a su dios patrón
en algún lugar de las ruinas de Orza, ¡y los seguidores correrán para
encontrarlos! ¡Es literalmente un juego del escondite!
—¿¡Eso significa que... Ganesha!?
—¡Así es, Ganesha-sama! Por supuesto, ¡no es solo un simple juego del
escondite! Si los miembros de las Familias enemigas se encuentran, se
obstaculizarán y lucharán... ¡Así es, es una Batalla Campal! ¡Ríos de sangre y lapidas
de armas seguramente surgirán mientras intentan proteger y encontrar a los
dioses!
Eso
no era solo una metáfora.
En
total, cuarenta y siete Familias estaban participando, y más de ochocientos
seguidores estarían luchando en esta guerra, por lo que sin importar cuáles
serían las reglas, una batalla llena de sangre aguardaba.
Al
escuchar la explicación de Ibri, la gente de la ciudad tragó saliva.
—¡Peeeeeero! ¡Mientras que la Familia Freya tendrá que encontrar a
todos y cada uno de los dioses enemigos, la Alianza solo necesita encontrar a
la Diosa Freya para ganar! Efectivamente, ¡eso tiene que ser una gran ventaja
para la Alianza! O más bien, ¡casi parece injusto! ¿¡Qué piensa al respecto,
Ganesha-sama!?
—Francamente, no creo que esa sea una desventaja suficiente.
—¿¡Ganesha-sama acaba de dar una respuesta seria!?
En
medio de los comentarios en vivo resonando por las calles, y el opuesto estado
de ánimo de la ciudad, aquellos que aún permanecían en Orario expresaron
diferentes emociones en sus respectivos lugares.
—Bell-kun...
—Eina...
En
la Sede del Gremio, donde un espejo colgaba cerca del techo, Eina que no podía
hacer más que rezar por la seguridad de Bell, deseaba poder haber hecho algo
más, mientras que su colega Misha la abrazaba con delicadeza mostrándole su
apoyo.
—Por
reglas como estas, tuvieron que prohibirme participar específicamente a mí,
quien no solo podría volar por el cielo y localizar a la diosa, sino que
incluso podría terminar el Juego de Guerra inmediatamente con un ataque
sorpresa... ¿Eso es lo que quieres decir?
—Pensé
que era por tus Talaria más precisamente. Algunas personas sabían que había un
objeto mágico que permitía a su usuario volar por el cielo, pero contigo
cargando a Hestia y entrando al hogar de Freya así, definitivamente se
convirtió en un hecho conocido... ¿Todavía no lo has aceptado?
—...Ya
no tiene sentido hacer un escándalo de eso ahora. Aparte de las Talaria, que
fueron prohibidas, ya he compartido todos mis objetos mágicos con Liliruca Arde
y el resto... Solo queda confiar en él. En ellos.
En
el piso 30 de Babel, donde se habían reunido varios dioses, Asfi frunció el
ceño mientras Hermes se encogía de hombros resignado.
—Ais,
puede que sea difícil, pero... ¿Lo vemos juntas?
—...Sí.
En
el hogar de la Familia Loki, Ais, cuya mano era sostenida por Tiona,
finalmente levantó la vista, que había estado cabizbajo, y entró al salón.
Tione
estaba sentada en el sofá, Gareth tenía sus brazos cruzados como rocas, Riveria
mantenía un ojo cerrado, y Finn se mantenía mordiendo la punta de su dedo.
Todos estaban mirando el espejo que Loki había colocado allí.
El
Juego de Guerra estaba a punto de comenzar.
* * *
—Es
enorme...
Murmuré
mientras observaba las ruinas que no podía apreciar por completo incluso con la
visión de un aventurero de Primera Clase.
—El
lado este será ocupado por nuestra Alianza... y el oeste por la Familia
Freya, ¿verdad?
—Así
es... las ruinas más grandes están en el centro. Se supone que ese será el
límite...
Naaza-san,
quien sostenía un arco largo y acababa de llegar, me dio una explicación.
Estábamos
en una de las montañas circundantes, desde donde teníamos una vista panorámica
de toda la ciudad en ruinas de Orza.
La
vista del Lago Caldera desde la cima del acantilado era espectacular.
Si
las circunstancias fueran distintas, y hubiéramos venido de turismo,
seguramente me habría quedado atónito al ver el lago, tan verde y brillante
como un espejo del cielo.
Esta
era la segunda vez que venía a las Montañas Beor. La llamada Caldera del
Valle de Beor estaba en el extremo opuesto de la cordillera en relación con
la Aldea Edas, donde Kami-sama, Ais-san y yo nos perdimos durante la invasión
de Rakia.
Nunca
hubiera imaginado que una vista tan hermosa estuviera a solo un par de horas de
distancia, incluso si cargara a Haruhime-san, lo que no sería demasiado difícil
para un aventurero de clase alta.
—La
Familia Freya ha estado en las ruinas desde esta mañana... Supongo que
están escondiendo a su diosa en algún lugar del oeste...
Siguiendo
la dirección que Naaza-san señalaba con el dedo, pude ver claramente que justo
en el punto donde se dividía el campo de batalla, se encontraba una gran ruina
de un templo parcialmente destruido.
El
área para que la Alianza ocultara a nuestros dioses estaba en la mitad este,
mientras que la Familia Freya ocupaba la mitad oeste. Siempre y cuando
estuvieran dentro de estos territorios, era justo esconder a los dioses donde
quisiéramos. Podrían estar en una de las torres en el borde exterior, o justo
en la franja central con una excelente vista.
Las
ruinas eran lo suficientemente grandes como para contener todo un distrito de
Orario, por lo que sería difícil encontrar a un solo dios.
—Pero
tener un Juego de Guerra en un complejo de ruinas tan vasto...
—Considerando
que casi cincuenta Familias participan, es bastante razonable...
Mientras
Ouka-san, quien había venido para hacer un reconocimiento juntos, comentaba
eso, Naaza-san sujetó su cabello, fastidiada de que fuera agitado por la brisa.
No
quería robar sus palabras, pero las ruinas de la ciudad que flotaba en el
enorme lago realmente parecían casi un mundo completamente diferente.
Estábamos
a punto de convertir lo que solía ser la antigua ciudad fortaleza en un campo
de batalla para resolver las cosas con los oponentes más poderosos que
existían.
—...Gracias,
ya estoy bien. Regresemos.
Controlando
mis nervios, me di la vuelta con ambos.
Descendimos
la larga y empinada pendiente, de regreso al campamento en el campo.
Las
Ruinas de la Ciudad de Orza, ubicadas en el lado sur del lago hueco de la
caldera, tenía un único puente en su extremo sur, y el campamento de la Alianza
de Familias estaba ubicado en la orilla de ese puente.
Mientras
Haruhime-san y yo entrenábamos hasta el último momento, la mayoría de los otros
aventureros de la Alianza entraron al grupo de tiendas instaladas por el Gremio
y la Familia Ganesha el día anterior; por cierto, aparentemente la Familia
Freya había cruzado el lago de la caldera en una balsa desde el norte.
Una
vez comenzara el Juego de Guerra, este campamento base sería el punto de
evacuación donde los aventureros heridos que se retiraran de la lucha serían
llevados para recibir tratamiento, por lo que se podían encontrar por todo el
campamento a los miembros de la Familia Dian Cecht.
—Siento
que no tengo suficientes ítems... Oi, ¡¿alguien tiene algunos extras?!
—¡La
Familia Miach los está preparando! ¡Ve a hablar con Miach-sama y coge
los que necesites!
—Tener
Espadas Mágicas Crozzo e incluso espadas de la tienda de Hefesto para
elegir es como un sueño hecho realidad... pero aun así no puedo calmarme.
El
campamento estaba lleno de conmoción y entusiasmo.
Voces
que sonaban como una mezcla de emoción y nerviosismo.
Un
hombre bestia inspeccionaba cuidadosamente sus armas, y un enano estaba siendo
ayudado por un compañero para ponerse una armadura pesada. Mientras contemplaba
en silencio la batalla que se acercaba, un par de voces me llamaron.
—"”¡Bell Cranel!””
—Ah... ¡Luvis-san, Dormul-san!
Cuando
me di la vuelta, vi a un par familiar corriendo hacia mí.
Luvis-san
de la Familia Modi y Dormul-san de la Familia Magni.
El
elfo y el enano que lucharon junto a nosotros contra el musgo gigante mejorado
durante la expedición a los pisos inferiores.
—¿Lucharán
junto a nosotros...?
—Por
supuesto. La vida que debería haber perdido junto con mi brazo derecho, fue
salvada por ustedes. Si no pago esa deuda ahora, ¿cuándo lo haré?
Luvis-san,
que llevaba una aljaba de flechas y un arco, tocó suavemente su brazo derecho.
Estaba
cubierto por su equipo de batalla y un guante, pero si miraba debajo, estaba
seguro de que vería una prótesis plateada como la de Naaza-san.
Aunque
había perdido su brazo, todavía tenía una sonrisa ordenada propia de un elfo.
—Ha
llegado el momento de cumplir mi promesa. Luchemos juntos, aliado de los elfos.
--Juro por el nombre de Luvis Lilix que algún
día pagaré esta enorme deuda.
Recordé
la promesa que hizo cuando estábamos en Rivira después de derrotar al musgo
gigante. Detrás de él, Lana-san llevaba la misma sonrisa mientras se mantenía
firme sobre su pierna protésica.
—¿A
quién llamas aliado de los elfos? ¡Entonces nosotros y la Familia Hestia
somos hermanos Enanos!
Dormul-san
respondió con una voz atronadora.
Ignorando
la mirada reprobatoria de Luvis-san, golpeó su amplio pecho.
—Nosotros
tampoco lo hemos olvidado. Es un oponente increíble... pero por ustedes,
lucharemos hasta el final, mis hermanos.
Me
quedé sin palabras mientras Dormul-san y sus camaradas enanos me sonreían
cálidamente.
Aunque
los conocía a ambos de una manera extraña a través de Eina-san, nos ayudamos
mutuamente en el Calabozo y ahora estábamos luchando lado a lado. Sería fácil
llamarlo un vínculo extraño. Pero las conexiones que llevaron a estos elfos y
enanos a venir en nuestra ayuda me hicieron sentir cálidamente reconfortado, y
les estaba realmente agradecido desde el fondo de mi corazón.
—¡Sí!
Muchas gracias...
—¡Oye!
¡No olvides que también estamos aquí, Rabbit Foot!
—¿¡--Eh!?
De
la nada, un grueso brazo me rodeó el cuello.
Tosi
nerviosamente mientras Luvis-san y el resto miraban en shock, rápidamente giré
la mirada y vi a un aventurero veterano mostrando una sonrisa torcida.
—¿¡M-Mord-san?!
¿¡También vinieron!?
—¡Claro
que sí! ¡Si ganamos esto, nos llevaremos hasta el último tesoro que la Familia
Freya haya acumulado! ¡Y podremos jugar hasta arrasar con el casino!
No
pude evitar sonreír al ver que incluso en un momento como este, Mord-san era el
mismo de siempre.
A
unos pasos de distancia, Guile-san y Scott-san estaban sacudiendo la cabeza
mientras suspiraban... ¿De qué podría tratarse?
—...Parece
que también estas listo, ¿no?
Soltándome,
Mord-san me examinó de arriba abajo.
Llevaba
puesta la sexta generación de la armadura de conejo que Welf hizo para mí y un
nuevo conjunto de equipo de batalla anti-detección.
Mis
armas eran el confiable Cuchillo Hestia y Hakugen. Además, tenía una Bufanda
Goliath alrededor de mi cuello.
Mi
equipo también incluía tres pociones duales de recuperación, y un preciado
elixir recién desarrollado por Naaza-san.
Antes
de ir a inspeccionar el campo de batalla de nuevo, eché otro vistazo al equipo
que llevaba puesto, y asentí firmemente.
—Ganemos
esto, Rabbit Foot.
—¡...Sí!
Mostraba
una sonrisa de aventurero en lugar de su habitual sonrisa de matón, y no pude
evitar sonreír en respuesta.
—¡Que
todos los dioses y niños se acerquen aquí! ¡Es hora de la reunión final!
Mientras
todos se preparaban para la próxima batalla, la voz de Kami-sama resonó desde
el centro del campamento. Naaza-san, Ouka-san, Luvis-san, Dormul-san, y
Mord-san asintieron entre sí y comenzaron a moverse.
Ya
solo faltaban dos horas para que comenzara el Juego de Guerra.
Solo
estábamos esperando la señal de la Familia Ganesha, la Familia
arbitro, en el último intermedio justo antes de salir al escenario.
Frente
a la tienda en el centro del campamento, Kami-sama había reunido la atención de
todos. Los demás dioses y los capitanes de las diversas Familias estaban
posicionados al frente del grupo mientras Welf, Aisha-san y docenas y docenas
de aventureros, herreros y las Berbera formaban un semicírculo a su
alrededor.
—En
primer lugar, cada dios deberá tomar una de las flores colocadas aquí.
¡Asegúrense de ponerlas en su pecho y no traten de esconderla! ¡Este es un
aviso oficial de la Familia Ganesha!
Siguiendo
las instrucciones de Kami-sama, los dioses tomaron una flor a la vez de las que
estaban dispuestas en la mesa.
Takemikazuchi-sama
eligió un crisantemo morado.
Miach-sama
una flor con hojas de Coleus.
Hefesto-sama
tomó un iris arcoíris de color rosa pálido.
Modi-sama
y Magni-sama, con lágrimas en los ojos, mostraron una sonrisa irónica mientras
murmuraban “”¡Se acabó!”". Y con expresiones variadas en sus
rostros, las diosas que le guardaban rencor a la diosa de la belleza también se
pusieron una flor en el pecho.
—Las
reglas ya se establecieron con detalle en el Denatus, y estoy segura de que los
dioses ya lo saben, pero... si su flor es robada por uno de los hijos de Freya
o si la pierden, serán eliminados del juego, ¡así que tengan cuidado!
—Así
que incluso si se encuentran a un dios, ese no será el final, y mientras
mantengan su flor, el juego no habrá terminado... ¿A eso se refiere?
—¡Exacto,
Mord-kun! Todos ustedes niños apuntarán a la flor de Freya, ¡y los niños de
ella también vendrán por las nuestras! Sin embargo, si se toma la flor de un
dios, toda su Familia quedará fuera del Juego de Guerra, así que todos
ustedes dioses asegúrense de correr y resistir hasta el final.
Mientras
respondía la pregunta de Mord-san, Kami-sama se puso una fresia roja en el
pecho.
Estaba
prohibido que los mortales lastimaran o mataran a los dioses. Escuché que esta
Captura de Flores era una regla preparada para evitar ese problema. Por
supuesto, también se nos prohibía atacar directamente a los dioses. Y si, por
casualidad, un bombardeo mágico alcanzaba a un dios y lo enviaba
accidentalmente de vuelta al cielo, el lado culpable del ataque sería
descalificado de inmediato. Esto se había decidió para evitar estrategias
extremas como hacer explotar las ruinas enteras tan pronto como comenzara la
batalla.
La
Familia Freya estaría cazando las
flores de nuestros dioses.
Y
en cuanto a nosotros... nuestro objetivo final era tomar la flor que esa diosa
tenía.
—No
pude confirmarlo en el Denatus, pero ¿cuánto se nos permite resistir? ¿Podemos
luchar directamente contra los hijos de Freya?
—El
uso de la autoridad divina está prohibido, y el encanto de Freya por supuesto
que está fuera de lugar, pero...
—¿...Y
qué hay de Take?
Cuando
Takemikazuchi-sama hizo su pregunta, Hefesto-sama no tenía una respuesta clara,
y parecía que Kami-sama tampoco.
Todos
los dioses presidian algo... y en el caso de Takemikazuchi-sama, era la guerra
y las artes marciales. Ciertamente resistir era una extensión de la guerra, por
lo que no estaba realmente claro si debería estar prohibido, y si lo estuviera,
en qué medida... Básicamente, había una delgada línea entre ello.
—...Por
cierto, si te enfrentaras a los hijos de Freya, ¿contra cuántos podrías luchar?
—Contra
aventureros de Segunda Clase, podría manejar a veinte de ellos. Y contra
aventureros de Primera Clase, debería poder derribar al menos a uno.
—“”"Entonces
sal y lucha en la primera línea"””.
Escuchando
su respuesta tranquila a la pregunta de Kami-sama, Modi-sama y los otros dioses
masculinos murmuraron juntos.
Mientras
todas nuestras expresiones se volvían rígidas, Mikoto-san, Ouka-san y el resto
de su Familia hincharon sus pechos con orgullo.
—B-Bueno,
supongo que podrías ofrecer algo de resistencia, pero no vayas tan lejos como
para que se considere jugar sucio y seas castigado... Ahora, lo más importante
es cómo desplegaremos nuestras fuerzas y donde se ocultarán los dioses.
Recuperando
la compostura, Kami-sama se dio la vuelta para dirigirse a la multitud.
Allí
estaba la comandante en jefe de la operación, de pie sobre una caja de manera,
observando el pergamino desplegado sobre la gran mesa.
--La
Familia Hestia lideraba la Alianza,
por lo que naturalmente el cerebro de la operación debía ser uno de sus
seguidores.
Al
principio hubo algunas quejas de que ella asumiera el cargo de comandante, dado
que yo era el líder de la Familia, y había alcanzado el nivel 5. Pero
finalmente ya no había nadie que se opusiera.
Al
igual que cierto héroe de su raza, ella seguía mirando el mapa de las ruinas
con una expresión tranquila que era como la superficie del agua tranquila.
Incluso
antes de que yo llegara al campamento, Lili había estado inspeccionando el
campo de batalla y formulando un plan.
—...El
cómo se desplegarán y esconderán... se lo dejaré en manos de los dioses.
Después
de finalmente recoger sus pensamientos, o tal vez porque se había acabado el
tiempo, Lili levantó la vista con una mirada resuelta, dispuesta a dejar atrás
sus dudas y enfrentarse a las múltiples miradas que la observaban.
—Si
Lili decide las posiciones de todos, hará que la formación sea predecible. El
enemigo sería capaz de averiguar dónde se esconde cada Dios. Así que Lili
prefiere separar por completo sus lugares de escondite de los planes.
—...
Sí, entendido, supporter-kun.
Nadie
aquí pensaba que estaba eludiendo su responsabilidad.
Lili
comprendía claramente la diferencia en habilidad entre nuestro lado y la de
nuestros oponentes, y estaba teniendo en cuenta a los dioses omniscientes lo
mejor que podía.
Un
dios masculino desconocido silbó alegremente mientras miraba a la chica pallum
parada al lado de Hestia-sama, quien asentía.
—Todos,
déjenme decirles esto primero. El comandante enemigo es alguien realmente
astuto. Es mucho más capaz que Lili. Si preparamos diez planes, aplastará nueve
de ellos y usará el último como trampa para acorralarnos.
Las
palabras de Lili, mientras observaba a los aventureros, no estaban adornadas
con ninguna exageración.
El
comandante enemigo casi con seguridad seria Hildrsleif.
El
elfo blanco que me había entrenado sin descanso, y a quien consideraba como mi
maestro, Hedin Selrand.
Sabia
dolorosamente bien lo inteligente, lógico y despiadado que podía ser.
—No
hace falta decirlo, pero nos enfrentamos a los Einherjars. Incluso con
los números que tenemos, si los enfrentáramos de frente, nos aplastarían. Ese
es nuestro enemigo. Esa es la Familia
Freya.
—Liliruca...
—Para
ser honesta, si la situación fuera diferente, Lili querría huir en este mismo
instante.
Al
observar a Lili compartir su análisis, sus pensamientos internos y un momento
de debilidad, Daphne-san no pudo evitar expresar su preocupación con un suave
murmullo.
Por
solo un momento, Lili apartó la mirada, luciendo débil, casi efímera.
—Pero...
Lili quiere ganar.
Sin
embargo.
Al
siguiente momento, levantó la vista con una luz impresionantemente poderosa en
sus ojos.
—¡Lili
quiere darle una paliza a Freya-sama por las cosas imperdonables que hizo...! ¡y,
sobre todo, porque Lili no quiere ser separada de Bell-sama! ¡Lili nunca
entregará a la persona más preciada para ella!
Una
pasión repentina llenó su voz. Los ojos de Mikoto-san y Haruhime-san se
abrieron de par en par, y Welf sonrió.
Daphne-san
y Cassandra-san se sorprendieron, Aisha-san y Mord-san sonrieron ferozmente,
Ouka-san y Chigusa-san asintieron, y los ojos de Naaza-san, Luvis-san y
Dormul-san se volvieron más afilados.
—¡Aventureros,
presten su fuerza a Lili! ¡Y Lili los guiará hacia la victoria!
Ella
lo dijo.
Esas
palabras.
No
había vuelta atrás. Ahora teníamos que salir y conseguir la victoria.
Al
instante siguiente, los aventureros explotaron.
—¡¡¡Uoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!
Cada
uno de ellos levanto sus armas por encima de sus cabezas y dejaron escapar un grito
de batalla al unísono.
Hestia-sama,
que se encontraba al lado de Lili, casi se cae al escuchar los gritos que
resonaron en el cielo, dirigidos a una sola chica.
—¡Muy
bien! ¡Hagámoslo!
—¡Si
esa niña pallum se atrevió a decir todo eso, entonces no tenemos elección!
—¡Cualquier
cosa menos sería una deshonra para todas las Amazonas!
La
moral de los aventureros que habían estado luchando contra la inquietud,
ansiedad y miedo había sido completamente reemplazada por una determinación
feroz de luchar.
—¡Umm,
eres una chica genial, Lili-chan! ¡Perdón por reírme y llamarte enana!
—¡En
la próxima ceremonia de nombramiento, deberíamos darle el título de My
Little Lover!
—¡Tengo
que demostrarle a la adorable Lili-taso de lo que también soy capaz de hacer!
No
solo los seguidores, sino los dioses masculinos, que eran conocidos por estar
de mal humor, de repente sonaron como si estuvieran ansiosos por ir también.
No
pude evitar sorprenderme por el repentino frenesí que había consumido el
campamento... Aunque solo duró un breve momento.
De
repente me di cuenta de que mis mejillas estaban sonrojadas y mostraba una
amplia sonrisa.
—Parece
que te robaron el protagonismo, comandante-san.
—Ah-ja-ja...
Pero, aun así, creo que esto está bien.
Naaza-san
burlonamente me había susurrado al oído, a lo que solo pude responderle con una
sonrisa incomoda.
No
era la persona adecuada para dar a todos un discurso emocionante. Puede que
incluso mi reputación como líder quedara completamente arruinada., pero...
Estaba feliz. Estaba tan feliz que no podía expresarlo con palabras.
La
compañera con quien forme mi primera party, la supporter que tanto odiaba a los
aventureros, se había convertido en alguien que podía mover los corazones de
tanta gente e inspirar sus vítores.
--Ella
realmente se parece a Braver.
Ese
fue el primer pensamiento que se me vino a la mente. Aunque no era la persona
más indicada para hacer esa comparación, realmente estaba orgulloso de ella.
—Ah,
Bell-sama...
Mientras
los aventureros emocionados salieron de la tienda, apresurándose a terminar los
preparativos de último minuto, me acerqué a Lili y a Kami-sama. Con su primer
trabajo terminado, Lili suspiró profundamente y empezó a sonrojarse cuando me
vio acercarme.
—Lili,
eso fue increíble. Realmente... Fue como ver a Finn-san.
—Todo
fue gracias a la idea de Finn-sama. "Aprovecha tu linda apariencia y
después de actuar como alguien débil, enciéndelos a todos con una declaración
audaz"... Dijo que esa sería la mejor manera de acercarse a los
aventureros.
Lili
parecía avergonzada después de revelar su truco, y comentó: "El apodo de Braver
no encaja con lo astuto que es".
Por
alguna razón, eso me hizo gracia. Pero al mismo tiempo, la actual Lili se veía
mucho más grande.
(...Tal
y como estaba Lili ahora, siento que podía decírselo...)
Un
asunto en el que había estado pensando todo este tiempo.
No
era algo fuera de lugar. Incluso podría ser solo una idea absurda. Pero el qué
pasaría si me había estado molestando.
—Oye,
Lili... ¿podrías escucharme?
Bajo
el cielo azul, las nubes blancas se deslizaban hacia el este al compás del
viento.
Todos
los dioses y otros aventureros habían dejado la tienda central.
Los
únicos que quedaban eran Welf, y el resto de nuestra Familia, además de
Aisha-san y aquellos que nos acompañaron en la expedición. Sin embargo, luego
de escuchar lo que dije, una expresión incómoda apareció en el rostro de Lili.
—Es
imposible que dude tus palabras, Bell-sama, pero... Lili simplemente no puede
aceptarlo ciegamente. Las posibilidades de que algo así suceda son extremadamente
bajas.
—Sí,
está bien. Creo que tienes razón. Sin embargo, ¿podrías tenerlo en cuenta por
mí?
Cuando
le pedí eso, Lili sonrió y asintió con un "Entiendo".
Tal
vez no debería haberle dicho algo tan extraño y molestar a la comandante a
cargo de dirigir toda la batalla. De hecho, eso era exactamente en lo que había
estado pensando y por eso no se me había ocurrido decirlo antes.
Pero
al ver cuánto había crecido, decidí confiar en Lili.
—Ah,
ummm... ¿Podría hablar contigo... solo un poco...?
Cassandra-san,
que sostenía su largo báculo, hizo una solicitud nerviosa.
—¿Qué
sucede, Cassandra? Esto no se trata de algún nuevo sueño o algo así, ¿verdad?
—Uuuh,
Daphne-chan... aunque me creíste en los Pisos Inferiores... todavía no aceptas el
contenido de mis sueños.
Ante
la mirada afilada de Daphne-san, Cassandra-san, con lágrimas en los ojos, se
estremeció nerviosamente.
Mientras
todos la miraban, ella comenzó a ponerse más nerviosa, así que le di una mano.
—Umm,
¿tuviste otro sueño?
—S-Sí...
—¿Qué
tipo de sueño fue?
—Y-Yo...
realmente no quisiera decirlo... En primer lugar, no hay forma de escapar de él,
es algo inevitable... Todo tipo de cosas sucedieron en un suelo de color
crepuscular... hadas y pallums... y un jabalí y un carro de guerra...
Eso...
realmente me hace querer saber más...
Empecé
a sudar cuando la vi ponerse pálida y luchar por expresar lo que vio con
palabras. Sus ojos se movían de un lado a otro antes de que finalmente
parecieran decidirse.
—Pero
había un viento soplando.
Cuando
ella dijo eso, lo que sentí no era duda, sino sorpresa.
—¿U-Un
viento...?
—¿Qué
es lo que hacía?
—Y-Yo...
no lo sé, pero... aun así... el viento seguía soplando.
Aunque
Haruhime-san inclinó ligeramente la cabeza, y Aisha-san tenía una mirada
dudosa, Cassandra-san simplemente repitió lo mismo.
Mientras
Daphne-san y los demás suspiraron exasperados, miré hacia el cielo.
—Un
viento... eh...
Una
ligera brisa arrastró las nubes bajo el brillante sol.
* * *
—¡A
partir de ahora, el puente estará abierto! ¡La Alianza de Familias
deberá desplegarse a su región designada!
Quedaba
una hora antes del inicio de la batalla.
Por
orden de Shakti, la capitana de la Familia
Ganesha, el puente hacia las ruinas de la ciudad de Orza había sido
abierto.
Al
ver eso, los aventureros de la Alianza que esperaban ansiosamente frente al
campamento, salieron corriendo todos a la vez.
Enanos
cargando martillos de guerra, magos elfos con báculos, herreros sosteniendo Espadas
Mágicas, y las Berbera, prostitutas combatientes que respondieron al
llamado de Aisha, todos se apresuraron a los puntos que la comandante Lili
había designado para ellos.
—Qué
sorpresa verte aquí, Bors. ¿También te unirás a esta batalla?
—¡Cierra
la boca, Cyclops! ¡Cuando es necesario, hasta yo puedo levantar mi
trasero! ...No, es mentira. ¡La verdad es que ni muerto hubiera querido
venir...!
Al
escuchar la voz de Tsubaki, quien empuñaba una Espada Mágica, Bors, con
su gran hacha en mano, le respondió con indiferencia. Sin embargo, su rostro
pronto palideció y sus ojos se llenaron de lágrimas, casi como si estuviera a
punto de llorar.
—¡Tenía
planeado esconderme en Rivira! ¡Pero mi estúpida diosa se unió, queriendo poner
a Freya en su lugar...! ¡Y me arrastró hasta aquí!
—Ohhh,
¿es esa realmente la única razón?
—...No,
no es eso. Si no fuera por Rabbit Foot y Vendaval, ya habría mordido el polvo.
Solo estoy pagando mi deuda antes de que los intereses crezcan. Así es como lo
hacemos en Rivira.
Mientras
los pasos de varios aventureros corriendo a grandes zancadas hacían temblar el
ancho puente de piedra, el representante de la ciudad de Rivira, quien se había
visto envuelto con el Juggernaut junto a Bell y Ryuu, pronunció una serie de
palabras como excusa.
—¡Ja-ja-ja!
Ya veo, ya veo. En ese caso, ¡asegúrate de demostrar tu hombría!
—¡Claro
que sí! Ahora que estoy aquí, definitivamente ganaré y reclamaré mi parte del
dinero y fama. ¡Y presumir frente a todos los cobardes que no vinieron a
luchar!
Ante
el último grito desesperado de Bors, Tsubaki soltó una carcajada y, al cruzar
el puente, se dirigieron en direcciones opuestas. Los demás aventureros
siguieron sus pasos y comenzaron a dispersarse.
No
hubo palabras de despedida. Sabían que el enemigo al que se enfrentaban no les
iba a dar tiempo para despedidas emotivas.
—En
lo profundo del bosque, dentro de las ruinas, e incluso en los sótanos.... Hay
tantos lugares para esconderse, que estoy un poco preocupada de que no lleguen
a encontrarme. Que no puedan encontrarte durante el juego del escondite es tan
solitario como una puesta de sol grabándose en tu retina, ¿saben...?
Los
dioses también cruzaron el puente, buscando puntos estratégicos desde los
cuales ocultarse dentro del área designada, en la mitad este de la isla.
—Déjate
de tonterías y apresúrate en encontrar un lugar para esconderte de una vez. No
será divertido si te atrapan antes de que tus niños hagan algo.
—¡Y-Ya...
lo sé! ¡Sabes, en el cielo era tan buena jugando a las escondidas que me
consideraron un ser único!
—Es
la primera vez que escucho sobre eso...
—¿No
querrás decir que te encerraste en tu templo y por eso no te encontraron?
Mientras
Hestia inflaba su pecho frente a Hefesto, quien la estaba reprendiendo,
Takemikazuchi la miró con escepticismo, y Miach pronunció una teoría muy
cercana a lo que había sucedido en realidad.
Los
dioses de la Alianza se movían con pequeños grupos que los resguardaban,
teniendo en cuenta los movimientos de los demás al decidir dónde esconderse.
—¡Todos
los aventureros y dioses han cruzado el puente!
—¡Muy
bien, sellen el puente! ¡Ilta y el resto, vigilen el área a lo largo del
acantilado como se había planeado!
Después
de que los dioses terminaron de cruzar el puente, la Familia Ganesha volvió a sellar el camino.
Las
ruinas de la ciudad de Orza estaban ubicadas en una isla gigante en el extremo
sur del Lago Caldera. Era imposible llegar allí sin cruzar el puente del lado
sur, e incluso si intentabas cruzarlo nadando, los guardias, posicionados
alrededor de las orillas a intervalos regulares, no lo permitiría. En otras
palabras, incluso si aparecieran fuerzas externas o monstruos, tendrían que
pasar por los aventureros de Nivel 4 y Nivel 5 de la Familia Ganesha antes de llegar a las ruinas.
El
perímetro sólido de Shakti no se desmoronaría hasta que todas las flores de las
Familias que luchaban en la Gran Guerra fueran contabilizadas.
× × ×
—Freya-sama.
Dentro
del campamento de la Familia Freya en
las ruinas del oeste, su diosa patrona estaba sentada en un trono de piedra
mientras Ottar se acercaba después de terminar sus preparativos.
—¿Qué
sucede, Ottar?
—La
flor del Gremio finalmente ha llegado. Por favor, colóquesela en su
pecho.
Era
un pequeño ramo de pétalos.
Esta
sería la bandera y la clave de la victoria en este Juego de Guerra.
La
flor que le presentaron era una lila.
—...Qué
increíble ironía...
Al
ver la hermosa flor color purpura, Freya mostró una sonrisa casi de
autodesprecio.
—¿...?
¿Hay algún problema?
—No,
no es nada.
Freya
tomó la flor y la puso en su pecho.
No
llevaba su habitual vestido que se asemejaba a unas llamas negras.
Sino
un elegante y modesto vestido blanco que recordaba al de una novia.
Y
con la intensión de cortar con todos sus apegos, la diosa, envuelta en su
vestido blanco, le habló a su asistente jabalí.
—Gana,
Ottar.
—Sí.
—Obtendré
a Bell, cueste lo que cueste. No hay otra alternativa.
—...Sí
El
guerrero simplemente asintió. Haría eso tantas veces como fuera necesario.
Todo
por el bien de la voluntad divina de su maestra.
—...
Un
par de ojos color rojo coral miraron en su dirección.
Con
su largo cabello dorado ondeando al viento, Hedin miraba a la diosa sin cambiar
su expresión.
—¿Qué
haces ahí parado como un maldito insecto?
—...Silencio,
gato de mierda. Solo estaba reafirmando mi lealtad.
Sin
siquiera echarle un vistazo a Allen, que llevaba una hombrera de plata y un
manto sobre un hombro, Hedin se alejó.
Apartándose
de su maestra, ajustó la posición de sus gafas con una mano y se dirigió a los
que estaban debajo de él.
—Ofrezco
toda mi lealtad a esa persona. --Seguidores de la noble diosa, obedezcan mi voz
y conviértanse en sus brazos y piernas.
—¡¡¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!
Ante
la voz de su comandante, que se encontraba en lo alto de las enormes ruinas,
los valientes Einherjars rugieron en respuesta.
El
grito de guerra sacudió el lago verde esmeralda, resonando como un cuerno que
anuncia la llegada de una batalla.
—Ku,
ku-ku... el momento ha llegado. El Ragnarök... está a punto de comenzar...
El
elfo oscuro, abrazando su enfundada espada negra color azabache, murmuró
tímidamente.
—¿Es
la hora?
—Es
la hora.
—¿Ahora?
—Ahora.
Los
cuatro pallums, hablando al unísono, bajaron sus yelmos de color arena.
—Terminemos
con esto de una vez. Ya saben lo que hay que hacer. Arróllenlos.
El
Catman preparó su lanza plateada y se vistió con un espíritu de intención
asesina.
—Una
vez que la batalla haya comenzado, ustedes me apoyarán, Rona, Ilda. Si aparece
algún bárbaro que quiera dañar a la diosa, no seré complaciente.
—¡Sí!
¡Heith-sama!
Las
Sanadoras y Herbolarias conocidos como las Andhrímnir se pusieron en
alerta temerosas de la chica sentada en lo alto de los escombros con los ojos cerrados.
—...Ven,
elegido de la diosa.
Murmurando
para sí mismo, el guerrero boaz se alejó del lado de la diosa, interesado solo
en un único chico.
* * *
—Comencemos,
Bell.
—¡Sí...!
Mientras
tanto--
El
joven pelirrojo y el chico peliblanco apretaron los puños al escuchar el grito
de los guerreros resonando desde el oeste.
—¡Y con eso! ¡El Juego de Guerra comienza
ahoraaaaaaaaaaaaaa!
Las
dos manecillas del reloj se alinearon apuntando hacia el cielo.
Desde
la Ciudad Laberinto al otro lado de las montañas, la gran campana sonó,
señalando el comienzo de la batalla.
Enfrentamiento contra la Familia Freya. Tipo de combate: Búsqueda Divina.
Condición
de la victoria: captura de la flor divina.
El
telón del Juego de Guerra más grande de toda la historia fue levantado.
* * *
Las
Ruinas de la Ciudad de Orza realmente hacían honor a su nombre.
El
área total de las enormes ruinas construidas en el lago caldera era tan grande
que podría cubrir completamente un sector de Orario.
Es
decir, era tan amplia que incluso si cerca de cincuenta Familias se
entremezclaran, aún sobraría espacio.
La
propuesta de estas ruinas como un posible campo de batalla fue hecha por la Familia
Hermes, cuando el Gremio solicitó opiniones. Esta Familia neutral,
cuyo dios principal disfrutaba de explorar ruinas, también realizaba trabajos
de campo recogiendo información y tesoros antiguos. Las ruinas de la ciudad, ya
prácticamente saqueadas de artefactos antiguos, fueron consideradas un cascarón
vacío, y por lo tanto, un lugar ideal para la Gran Guerra de Familias.
Pilares
y paredes medio destruidos que, bañados por la luz del sol, creaban sombras.
Estatuas
de dioses ficticios que, en silencio, habían perdido partes de sus caras o
brazos.
Lo
que fue un gran baño, ahora sin techo ni paredes, había acumulado agua de
lluvia durante años y se había transformado en un vasto y claro manantial.
Dispersas
por las ruinas, se encontraban estelas rúnicas en blanco y gris, grabadas con
imágenes de dioses armados con lanzas y grandes lobos. Estas piedras, de gran
valor cultural, habían sido destruidas por monstruos y estaban demasiado
deterioradas para ser descifradas adecuadamente. Todos los valiosos bienes que
estaban en las tumbas habían sido robados por ladrones.
Eran
un símbolo de destrucción y decadencia.
La
majestuosidad de la historia y la sensación de soledad de ser olvidada por las
eras se balanceaban en la balanza del tiempo.
Los
aventureros echaban un vistazo a estas escenas y rápidamente desviaban la
mirada.
La
ciudad que una vez floreció y enfrentó su destrucción, hoy se transformaba
nuevamente en un campo de feroz batalla.
—¿Algún
enemigo?
—No.
Parece que aún no se han acercado al límite entre el este y el oeste.
—Entonces,
¡informa al cuartel general! ¡Nos movemos!
Los
aventureros de la Alianza de Familias continuaban moviéndose.
Los
elfos de la Familia Modi, liderados por Luvis, junto con un grupo de
bestias, y muchos exploradores habían sido desplegados por las ruinas.
—No
se detectan enemigos en el sureste, Lili-dono. Parece que aún no han llegado al
territorio del este.
—Entendido,
Mikoto-sama. Deja el resto a la guardia y avanza hacia el oeste. Desde allí,
investiga las ruinas que están adelante. Si fuera Lili, ese sería el primer
lugar donde desplegaría tropas.
—¡Entendido!
Lili
envió ordenes hacia el cristal desde donde resonaba la voz de Mikoto.
El
lugar se encontraba al lado este del territorio de la Alianza de Familias,
casi en el centro.
Lili
había establecido una especie de cuartel general en las ruinas de un mercado,
rodeado por las bases de varias columnas.
En
las bases del tamaño de tocones, se colocaron varios cristales, los Occulus.
Esta
escena recordaba extrañamente al cuartel general que Hestia había establecido
en la azotea de una torre durante la batalla en la Calle Daedalus. Para lo
cual, Lili había desplegado un mapa de las ruinas, recibía informes de varias
unidades a través de los Occulus y emitía instrucciones sin vacilación.
—L-Lili-san...
los informes han estado llegando sin parar, ¿estás bien?
—Los
demás están luchando contra el monstruo que es la Familia Freya. Lili,
que no puede luchar adecuadamente, ¡no puede permitirse flaquear por algo así!
Chigusa,
la guardia de Lili, estaba aturdida por cuántos Occulus brillaban,
transmitiendo constantemente voces de aventureros, pero Lili ni siquiera miraba
hacia arriba mientras se concentraba en tomar notas.
Aunque
lo llamaban cuartel general, solo estaban Lili y Chigusa allí.
La
Alianza también necesitaba proteger a las deidades escondidas en las ruinas,
por lo que no podían permitirse asignar más personal para proteger a Lili. Si
ella caía, el mando pasaría a Aisha, Daphne y luego a Tsubaki. No sería el peor
escenario para la Alianza. Lo que realmente debían evitar era no descubrir la
estrategia del enemigo debido a un exceso de precaución.
Con
su silencio, Lili dejaba claro a Chigusa que no podían permitirse el lujo de
tener las prioridades equivocadas.
Sin
embargo,
—¡Oye,
pequeña pallum! ¡No hay enemigos en el centro! ¿Y ahora qué?
—Lilisuke,
no vienen enemigos desde el gran norte. Parece que no hay que preocuparse por
ser rodeados por ahora.
—¡Estamos
avanzando hacia la línea enemiga en el oeste, ¿de acuerdo?!
—¡Comandante,
necesitamos órdenes!
(¡¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh...!!
Por más fuerte que intente ser, ¡esto supera mi capacidad de manejo!)
Había
hablado como si fuera una obligación que debía cumplir, pero lo que realmente
sentía era totalmente diferente.
Las
voces roncas de Bors, Welf, una amazona, un elfo... todos los Occulus
estaban parpadeando y haciendo sonidos estridentes, y ella deseaba poder
simplemente arrojarlos.
Incluso
empezó a sentir un poderoso rencor contra Braver por solo sonreír y
decir, "Si eres tú, lo manejarás", y ordenarle que orquestara
y comandara una masiva operación en múltiples frentes.
(¡Pero
tengo que hacerlo...! Esta es la única manera en que la débil Lili puede ser de
ayuda para Bell-sama y los demás! ¡No puedo depender solo de la fuerza de
Daphne-sama!)
Daphne,
quien había alcanzado el Nivel 3 gracias a sus hazañas en la expedición, era
una de las combatientes más valiosas de la Alianza.
No
podían permitirse tenerla solo como ayudante de Lili.
Había
aceptado el mando, por lo que no tenía opción de depender de nadie más.
Mientras
sus ojos se enrojecían y el sudor perlaba su frente, Lili emitía órdenes a los
aventureros con una expresión que incluso asustaba a Chigusa. Además,
garabateaba la información escuchada en un pergamino diferente al mapa.
—Repito,
los exploradores deben priorizar la detección de las fuerzas enemigas y
a Freya-sama. ¡Eviten el combate en la medida de lo posible! ¡La
recolección de información es la máxima prioridad!
Con
un Occulus del tamaño de un puño en mano, gritaba órdenes en voz baja
con destreza.
Lili
se estaba enfocando intensamente en la ofensiva en esta batalla de Búsqueda
Divina.
La
proporción entre los exploradores que buscaban información enemiga y los
defensores que impedían su avance era de siete a tres.
Hablando
claramente, no era posible defenderse de los ataques de la Familia Freya.
Incluso
Finn de la Familia Loki admitía que la embestida de Ottar, los
aventureros de Primera Clase y los valientes Einherjars era algo que debía
evitarse a toda costa. Por muchos que fueran, los aventureros serían
aplastados en cualquier enfrentamiento serio.
Una
batalla defensiva significaría una derrota asegurada.
Dándose
cuenta de esto, Lili creía que el mejor ataque era la mejor defensa: deseaba
desesperadamente crear una situación donde el enemigo tuviera que recibir
y evitar a toda costa que su propio bando quedara en desventaja.
(¡Información
ante todo! ¡Movimientos del enemigo! ¡Posicionamiento! ¡Números! Incluso si el
lugar de escondite de Freya-sama está ingeniosamente oculto, la única opción es
deducir su ubicación a partir de la formación del enemigo. ¡No importa cuántas
trampas hayan sido desplegadas en el proceso!)
Aunque
no lo expresaba verbalmente, Lili estaba dispuesta a aceptar que los
exploradores fueran sacrificados si era necesario.
Dicho
de otra manera, estaba resuelta a que no podían hacer esto sin aceptar algunos
sacrificios.
Un
encuentro con el enemigo significaba una aniquilación completa.
Incluso
si las fuerzas eran iguales en nivel, la fuerza base de los aventureros de la
alianza y la Familia Freya era simplemente demasiado desigual.
Si
detectaban su presencia, sin duda, los exploradores serían completamente
aniquilados.
—¿Eh?
¿Estás diciendo que Lili-san está usando a todos los exploradores como peones sacrificables?
—No
importa cómo lo maneje, eso es lo que sucederá. Yo haría lo mismo si estuviera
al mando.
Daphne,
alejada del mercado en la zona central de las ruinas y cubriéndose una oreja
molesta, explicaba a Cassandra.
—Para
ganar en esta Búsqueda Divina, debemos dedicar un número significativo
de nuestras fuerzas a la exploración. Necesitamos encontrar a la deidad
principal del enemigo en este vasto campo de batalla.
Optó
por no mencionar que la Familia Freya, si tenía suficiente tiempo,
podría optar por simplemente aniquilar a todos los seguidores de la Alianza.
—Si
sabemos dónde está su diosa, no importa cuán intensos sean los ataques que
lancen, podemos contraatacar. Cuantas más tropas envíen a atacarnos, más débil
será la defensa alrededor de su diosa.
—Um...
entonces, dado que necesitan encontrar a todas nuestras deidades para atacar,
tendrán que dispersar sus fuerzas... ¿y esa es la apertura que Lili-san está
tratando de explotar?
—Exactamente.
Echando
un vistazo al Occulus colgado en su cintura, Daphne reflexionaba sobre
lo que Lili estaba enfrentando en ese momento mientras elegía cuidadosamente
sus palabras.
—Si
intentamos minimizar el daño a nuestros aliados, nunca podremos ganar esta
pelea.
—Entonces,
¿"terminaremos sacrificándonos para crear una abertura"?
—Sí.
Eso fue lo que dijo Lili-dono. Para ser exactos, no sólo nosotros, la fuerza de
exploración, sino también Takemikazuchi-sama y los dioses serán utilizados como
señuelos...
En
uno de los equipos de exploradores, Ouka y Mikoto intercambiaban palabras
mientras corrían a través del bosque.
—No
tenemos más opción que perforar el corazón del oponente mientras raspan nuestra
carne.
—No
importa el dolor y los gritos que eso conlleve.
Justo
después de que se determinara el formato del combate del Juego de Guerra, Lili
expresó esto frente a la Familia Hestia. Incluso sin que Finn se lo
dijera, la pequeña comandante ya se había dado cuenta de cómo iría el curso de
la batalla.
Junto
a Ouka, que tenía una expresión misteriosa en su rostro, Mikoto habló mientras
miraba al frente.
—Debemos
derrotar a Freya-sama antes de que nuestro último dios caiga, incluso si ello
implica morir en el proceso. Eso es lo que se espera de nosotros.
—Aunque
digas eso, parece que han establecido adecuadamente las prioridades del
escuadrón.
—En
ese aspecto, es similar a Finn, es astuta. ¿O debería decir calculadora?
La
semi-enana Tsubaki se rio levemente de las palabras de la amazona Aisha.
Había
una cantidad limitada de Occulus disponibles. Era evidente que Lili
había estado escogiendo cuidadosamente a las personas a las que daría estos
valiosos comunicadores, como al grupo de Aisha, al de Daphne, y al de
Mikoto.
Con
un gran ejército como este, que llevaba el nombre de Alianza,
inevitablemente habría aventureros que no escucharían a la comandante Lili, ya
sea intencionalmente o inconscientemente. Los miembros de la Alianza de
Diosas, que buscaban vengarse de Freya por razones personales, eran el
mejor ejemplo de ello.
Tomando
todo eso en consideración, Lili confió los cristales Occulus a personas
de confianza, especialmente a aquellos como Aisha, que podrían convertirse en
sus cartas de triunfo o ases bajo la manga.
—Nosotros
dirigiremos... no, supervisaremos al equipo dentro de nuestro campo de visión y
le informaremos a Chibiske sobre la situación de la batalla. Bueno, algo así
como ser capitán de una centuria.
—No
soy buena dirigiendo a otros. Tomaré la vanguardia, así que te encargo las
cosas problemáticas, Antianeira.
—Solo
hay dos de nosotros de Nivel 5 aquí, así que también tendrás que trabajar, Cyclops.
Ante
la irresponsabilidad extrema de Tsubaki, Aisha no pudo más que mostrar su
exasperación diciendo: "Tú eres la capitán de una Familia,
¿no?"
Después
de dejar escapar un suspiro, y verificar a los herreros que se preparaban
detrás de ellas, armados con una gran cantidad de Espadas Mágicas como
parte del escuadrón de artillería, Aisha habló al Occulus en su
mano.
—No
hay movimiento en el centro del campo de batalla, Chibiske. Está tan silencioso
que es casi inquietante.
* * *
(¿Ningún
escuadrón ha notado movimientos enemigos..?)
En
el cuartel general.
Al
recibir el informe de Aisha y los demás, Lili, vigilada por Chigusa, se
sumergió en unos profundos pensamientos.
(¿Están
tratando de ver de dónde venimos?...Pero incluso sabiéndolo, ¡Lili y los demás
no tienen más opción que empezar a investigar!)
Sintiendo
algo extraño, Lili dio otra ronda de órdenes para que los exploradores
avanzaran al territorio enemigo.
(Habíamos
sustraído tantos Occulus como pudimos de Fels-sama, por lo que
deberíamos tener una clara ventaja en comunicación. Por otro lado, cuanto más
se alejara la Familia Freya del comandante enemigo, Hedin-sama, más
sufriría su comunicación. ¡Lo mismo aplica incluso a los aventureros de Primera
Clase!)
Eso
crearía una apertura que seguramente podrían aprovechar. Eso era lo que Lili
creía. O más bien, eso era lo que estaba rezando para que fuera cierto.
Incluso
si intentaran comunicarse utilizando dispositivos de luz hechos de Piedra Mágica,
no podrían mantener una comunicación recíproca completa, y en algunas áreas
de la isla, incluso les sería imposible comunicarse. Para este formato del
juego de las escondidas, los Occulus, que trascendían las barreras del
tiempo y la distancia, eran tan valiosos que prácticamente era hacer trampa.
(En
última instancia, el juego del escondite en esta isla es una guerra de
información. No importa cuántas veces perdamos en las batallas cercanas, ¡todo
lo que necesitamos es ganar en el campo de batalla principal!)
Incluso
si los propios miembros de la Familia Freya se alejaran de Hedin y
actuaran según su propio criterio, la Alianza de Familias todavía
tendría la ventaja en números. Si podían coordinar sus fuerzas mientras las
unidades sacrificadas ganaban tiempo y atacaban el escondite de Freya, entonces
existía una oportunidad de victoria.
(Tan
pronto como confirmemos la formación enemiga, desplegamos nuestro escuadrón de
artillería equipado con las Espadas Mágicas Crozzo, junto con
Haruhime-sama, y nuestra carta de triunfo, Bell-sama. ¡No nos detendremos! ¡El
tiempo es un enemigo para Lili y los demás! Antes de que perdamos a nuestros
cuarenta y seis dioses, debemos arrebatar la flor de Freya-sama...)
Lili
apretó sus manos, empapadas de un sudor frío y desagradable, mientras pensaba
en Haruhime y los demás que estaban en espera.
Como
Daphne y los demás eran conscientes, la estrategia de Lili implicaba grandes
sacrificios.
Sin
embargo, Lili todavía deseaba conocer con precisión el tablero de juego.
¿En
qué casillas del mapa estaban posicionadas las tropas enemigas, y en dónde se
escondía la reina?
¿Dónde
estaba la torre que vendría a destruirlo todo?
¿Dónde
estaban los alfiles blanco y negro que podrían desatar un bombardeo a
larga distancia?
¿Dónde
estaban los caballos que podrían usar sus movimientos y coordinación
únicos para generar disturbios?
¿Y
dónde estaba el guerrero más fuerte, el Rey, la defensa definitiva de la
Reina?
Lili
deseaba capturar toda esa información lo antes posible para obtener una visión
general del tablero. Incluso si las unidades de exploradores eran aniquiladas,
mientras dejaran atrás información, sería invaluable. Esa información podría
ser la clave para decidir el curso de la batalla.
Por
eso, Lili asumió el papel de una comandante despiadada, suprimiendo cualquier
sentimiento de culpa en su corazón.
Cuando
se trataba de la frialdad de un comandante, Lili sentía que nunca podría
igualar a Finn, sin importar cuánto pudiera crecer.
—Todo
despejado en el norte.
—No
se avistan enemigos en el sur.
—¡Avanzamos!
A
pesar de la ansiedad que crecía dentro de ella, el campo de batalla estaba
tranquilo.
Al
menos, el lado de la Alianza tenía que mantener la calma.
Para
encontrar rápidamente a Freya, o para capturar a cualquier escuadrón enemigo
que apuntara a sus dioses, una gran cantidad de exploradores se movían en
silencio o estaban apostados en emboscadas en cada sector.
¿Cuándo
se rompería este silencio?
Lili,
que estaba al mando de toda la operación, sintió que su corazón latía cada vez
más fuerte a medida que pasaba el tiempo.
Así
que Lili esperó atentamente el momento.
El
momento en que los aliados adquirieran información.
El
momento en que lanzaran gritos al convertirse en sacrificios.
Esperando,
simplemente esperando, y luego...
¿...?
Notó
esa anomalía.
Estaba
demasiado tranquilo.
Demasiado.
—L-Liliruca
Arde... hemos avanzado hasta la mitad del territorio enemigo.
Como
confirmando la premonición de Lili, el elfo Luvis informo con voz confusa.
La
mitad del territorio enemigo.
En
otras palabras, la Alianza tenía una red desplegada a lo largo de tres cuartos
de la isla entera.
Y
aun así no solo no habían encontrado al enemigo, sino que ni siquiera habían
visto algún rastro de ellos.
Era
extraño. Inquietantemente extraño.
¿Realmente
el enemigo había desplegado sus tropas dentro de la isla?
¿El
comandante enemigo, Hedin, realmente había entendido el propósito de la Búsqueda
Divina?
—Lili-dono...
N-No hemos podido encontrar al enemigo...
—Oye,
Lilisuke, ¿qué está pasando? ¡Aún no ha tenido lugar ni una sola batalla!
—No
hay manera de que solo se estén escondiendo. Tenemos una red usando los
artículos mágicos de Asfi. Incluso si se volvieran invisibles y borraran
cualquier olor, no podrían haber pasado desapercibidos.
Mientras
los pensamientos de Lili vacilaban entre la duda y la inquietud, los cristales Occulus
se iluminaban con una sinfonía de voces desconcertadas.
¿Sin
enemigos? No digas tonterías. Eso es imposible.
Pero
incluso si debería haber sido imposible, la situación actual iba en contra de
todas las predicciones de Lili.
La
posibilidad de que de alguna manera estuvieran manteniendo un increíble sigilo
también se desvaneció con el informe de Aisha.
¿Qué
es esta sensación de incomodidad? ¿A qué se debe esta ligera sensación fría?
¿Lili
ya ha caído en la trampa del enemigo?
Innumerables
preocupaciones pasaban por su mente, devorando su corazón, pero logró
reprimirlas con una voluntad de hierro.
(El
lado oeste de la isla... ¿nos están invitando a su territorio? ¿Pero qué están
planeando? ¿Están intentando estirar nuestras líneas para separarnos de
Hestia-sama y del resto de dioses que se esconden? ¿O hay alguna trampa
preparada para aniquilar nuestras fuerzas en el campo...?)
Con
manos temblorosas, intento escribir en Koine sobre el pergamino,
actualizando la información y tratando de interpretar el tablero.
Su
cerebro considero las posibilidades una y otra vez, examino todos los factores
posibles mientras la duda le quemaba la mente.
Los
pensamientos de Lili se estancaron debido a la inexplicable situación y dejo de
moverse... y entonces.
¿Deberíamos
seguir avanzando hacia el oeste? ¿O debería detener a los exploradores por el
momento?
Pero,
¿qué pasaría si la situación se estanca?
Sin
información, no habría manera de lanzar un ataque preventivo ni responder a un
asalto enemigo.
Los
pensamientos de Lili se estancaron frente a una situación intratable—justo
entonces.
—¡Ah,
avistado! ¡Enemigo avistado!
—¡¡!!
Uno
de los Occulus se iluminó.
La
voz era de Luvis.
Perteneciente
al escuadrón de
cuatro hombres de la Familia Modi, que iban al frente del escuadrón de
exploración.
Con
los hombros agitados, Lili rápidamente salto para agarrar el cristal.
—¿Dónde?
—¡Al
oeste, en el extremo más oeste de la isla!
—¿En
el extremo oeste?
Lili
no podía creer lo que oía.
—¿Cuántos?
¿En qué escala?
Se
contuvo de preguntarle si estaba seguro, pero reflejamente elevó la voz en un
grito, olvidando que intentaban ocultarse.
Pero
no hubo respuesta por más que esperó.
En
su lugar, solo escuchó la sensación de alguien conteniendo la respiración a
través del cristal.
Cuando
la confusión se asomaba en el rostro de Lili, Luvis finalmente habló.
—...Todo
su ejército.
—¿...Ah?
La
voz del elfo temblaba mientras el tiempo se congelaba para la pallum.
—Todo
el ejército de la Familia Freya.
* * *
—¿Qué...
demonios es eso...?
Mord
se congeló ante la escena que se desarrollaba frente a él.
—O-Oi...
—¿Q-Qué
pretender hacer...?
Welf,
armado con su Espada Mágica, y Dormul, con su escudo, murmuraron en
shock.
—¿Esos
tipos, están locos...?
Bors,
con su ojo derecho descubierto completamente abierto, estaba empapado en sudor
frío.
—¿Han
desplegado a todo su ejército en el extremo oeste de la isla? ¿¡Acaso es una
broma!?
Y
la segunda al mando, Daphne, que había teorizado docenas de despliegues
enemigos anticipados por sí misma, no pudo ocultar su sorpresa.
La
Familia Freya había establecido su cuartel general en el borde del
precipicio.
En
una zona donde las ruinas de templos cubrían el suelo, al extremo más
occidental de la isla, con las aguas del lago a sus espaldas.
Ciento
cincuenta guerreros estaban desplegados en esta área repleta de ruinas de
templos. Cada uno llevaba el uniforme de su facción, las Gloriosas Prendas
de la Familia, y estaba armado, formando una estructura similar a una jaula
de hierro.
No
mostraban signos de moverse, y no había rastro de ningún hechizo siendo
preparado. Ninguno de ellos siquiera parpadeaba.
Se
habían dispuesto en el borde oeste de las ruinas como un ejército preparado
para defender el Castillo de su diosa hasta el final.
—¿Y
Freya-sama? ¿¡Realmente está en el campamento enemigo!?
En
las ruinas de un mercado al este, Lili gritó en un Occulus mientras su
incredulidad se mostraba en su rostro.
Mostrando
sorpresa y agitación, confusión y ansiedad, y un temor de "no puede ser".
Y
rezando para que esto fuera solo una trampa o un nido vacío, mientras buscaba
que lo confirmaran una y otra vez.
—¡E-Espera!
...No, ¡ahí está! ¡La diosa Freya también está dentro del campamento!¡Está
dentro del templo más alejado, con el lago detrás!
Luvis,
que había escalado hasta la cima de la torre más alta de la isla, al suroeste
de las ruinas, no pudo mantener la calma y gritó.
Entrecerrando
los ojos, afilados como los de un arquero elfo, pudo ver a través del techo
roto del templo más grande --la Casa del Dios-- donde estaba la diosa.
Estaba
sentada en un trono que había sido preparado para ella, sin hacer nada más que
apoyar casualmente su cabeza.
De
repente levanto la vista, y al ver esos ojos plateados que lo miraban de
vuelta, el elfo Luvis finalmente palideció.
—¿Un
destacamento? ¿No será que están usando esa enorme fortaleza como señuelo para
que los aventureros de Primera Clase nos ataquen por detrás?
—...No,
todos están allí. Al menos, su fuerza principal está dentro del campamento. Vana
Freya, Bringar, Dainsleif, Hildrsleif... y Ottar
también.
Un
gigantesco mausoleo se encontraba en el centro de las ruinas occidentales.
Mientras
Aisha mostraba su sorpresa moviéndose hasta la cima del techo del mausoleo,
Tsubaki observó detalladamente el comportamiento de la Familia Freya,
con una expresión como si hubiera masticado un insecto amargo.
—Por
eso no pudimos encontrar ningún rastro de ellos...
Desde
el inicio del Juego de Guerra hasta ahora, no se habían movido ni un paso de su
base.
No
eran solo Tsubaki y Aisha. Más y más informes llegaban de los exploradores que
habían avanzado en la mitad occidental de las ruinas solo para quedarse sin
palabras.
—¿Un
anaguma...?
Mikoto
murmuró en estado de shock.
La
formación enemiga que vio le recordaba a una estrategia utilizada en un juego
de mesa del Lejano Oriente.
Una
formación tipo castillo que rodeaba y protegía al rey con cada pieza en el
tablero.
—¡No,
literalmente están "formando filas con el agua a sus espaldas"...!
Lejos
de Mikoto y los demás, en el extremo este de la isla, Takemikazuchi gruñó al
ver la escena reflejada en el Occulus que sostenía Hestia.
El
enemigo había cortado todas sus rutas de escape, y había renunciado a todos los
trucos. Tenían la intención de enfrentar a la Alianza de frente.
—¿Eh?
¿Ehhh? ¿Qué quieres decir con eso?
—¡Están
ignorando las reglas...!
Mientras
tanto, dentro de Orario.
Tiona
no podía seguir lo que estaba sucediendo, y Ais exhaló sorprendida.
—Así
que eso es lo que él eligió.
Mientras
tanto, en la misma habitación, Finn entrecerró bruscamente sus ojos azules.
—Hermes-sama,
esto es...
—No
es que hayan roto ninguna regla del juego. Simplemente ignoraron el enfoque
estándar que se suponía que debían seguir.
Mientras
la confusión se extendía por toda la ciudad, dentro de Babel, Hermes explicaba
tranquilamente a Asfi, como si hubiera descifrado la estrategia.
—¡Es
un plan que nosotros no podríamos copiar jamás. Algo que solo la Familia
Freya podría llevar a cabo...!
De
vuelta en la isla, Hestia se tensó mientras apretaba el Occulus en su
mano derecha.
—¡...!
¡Maestro...!
Y
la noticia también llegó a Bell, quien actuando completamente solo, y evitando
ser detectado por el enemigo o sus aliados, visualizaba en su mente a la
persona que probablemente había planeado todo.
—¿Por
qué deberíamos seguir unas reglas de juego tan absurdas?
Mientras
la sorpresa de su despliegue retumbaba a través del campo de batalla y sobre
las montañas hacia Orario mismo, Hedin habló con arrogancia desde su lugar en
la formación de la Familia Freya.
Parado
en lo alto del templo desde donde podía observar a todos sus soldados, ajustó
sus gafas con la mano derecha.
—Mientras
mi voz llegue a ellos, los guerreros se moverán como si fueran mis
extremidades. Este método es el más eficiente. Esta formación es la más fuerte
Declaró,
mientras el viento ondeaba su hermoso cabello dorado con la brisa.
Por
supuesto, no solo los fuertes guerreros Einherjars de segunda clase o
inferior permanecieron en silencio, sino que incluso los aventureros de Primera
Clase, que mostraron insatisfacción y chasquearon la lengua, también asintieron
de manera silenciosa.
—Respondan
rápidamente. Solo tienen dos opciones.
La
estrategia de Hedin era extremadamente simple.
Concentraba
sus fuerzas en un solo punto, abandonando cualquier pensamiento de esconderse.
Tal
y como lo dedujo la diosa Hestia, esta era una estrategia que solo la Familia
Freya puede llevar a cabo.
Si
la Alianza lo intentara, simplemente serían aplastados. Este era un privilegio
exclusivo de los más poderosos.
Y
solo porque podían hacer lo que Takemikazuchi, el dios de la guerra, llamó Yokozuna
Sumo, tener la fuerza de un peso pesado, fue que podían convertir la Búsqueda
Divina en una simple Batalla campal.
(Es
un demonio...)
Lili
palideció.
Dejando
las ruinas del mercado del este con Chigusa, se apresuró hacia el enorme
mausoleo donde esperaba el grupo de Aisha. En el momento que vio la formación
del enemigo por sí misma, sintió que sus pulmones se congelaron.
Había
sido demasiado ingenua.
A
pesar de toda la información que había recibido de Finn, no había sido
suficiente.
De
cuánto el comandante enemigo, Hedin Selland, detestaba la ineficiencia y de lo
despiadado que era como elfo.
Quedaba
claro cuanto despreciaba la ineficiencia, y lo cruel que era el comandante
enemigo, Hedin Selland.
Haciéndole
recordar de nuevo cuan grande era la diferencia entre él y ella como
comandante.
(No
tiene intención de dialogar con Lili ni seguir las reglas del juego! Esta
ignorando los turnos y las normas, ¡intentando decirme: "Saca tu
espada"!)
Esto
era lo equivalente a clavar un cuchillo en el tablero, frente a los ojos
atónitos de Lili, y decirle: "Sácalo y ven a por mí".
Normalmente,
cualquiera se dejaría atrapar por el concepto del evento de las Escondidas.
¿Dónde
deberían buscar?
¿Dónde
esconderían a su dios?
¿Dónde
deberían preparar sus emboscadas?
Cómo
construir una estrategia que tenga en cuenta todas las posibles opciones.
Pero
Hedin había transformado lo que era una competencia problemática para su lado
en un concurso de fuerza más conveniente.
Sin
embargo, Hedin había transformado la problemática competencia de Búsqueda
Divina por un Campo de Batalla más conveniente para él.
Al
no dispersar sus fuerzas, había anulado completamente el plan de Lili de "sacrificar
números para crear una apertura". Ya no habría una gran Búsqueda
Divina.
Desde
el momento en que la Familia Freya eligió una estrategia de fortaleza,
la Alianza se quedó con solo dos opciones.
Cargar
contra ella o no.
(¡¡Ese
elfo... es un demonio!!)
El
pensamiento resonó en su cabeza mientras sus pensamientos daban vueltas.
Era
el peor tipo de elección.
No
había otras opciones. O al menos, Lili no pudo pensar en otra.
Reconoció
que estaba siendo forzada a elegir entre dos opciones que eran convenientes
para el enemigo.
—Oi,
¿qué hacemos ahora, comandante?
Podía
escuchar las voces nerviosas de Mord y Bors resonando desde el Occulus.
No
había opción para una batalla prolongada.
Toda
la fuerza de la Familia Freya estaba reunida en un solo lugar. Y para
empezar, su fuerza principal estaba a otro nivel. Los ataques esporádicos
simplemente serían interceptados, y las bajas en el lado de la Alianza solo
aumentarían. Además, si simplemente se quedaran mirándose el uno al otro,
serían emboscados por un ataque aplastante en el momento en que su
concentración flaqueara.
Lili
y el resto eran mucho más débiles en fuerza, así que básicamente no podían
permitirse estar a la defensiva. Incluso cuando se trataba de la cuestión de
provisiones, la Alianza, con su ventaja numérica significativa, se quedaría sin
suministros primero.
Una
lucha prolongada era inútil. ¡Inútil!
¡¡Tal
como lo pide el enemigo, no tenemos más opción que enfrentar la Batalla Final
aquí!!
—L-Lili-san...
—Lili-sama...
Chigusa,
que era su guardia, y el escuadrón de Haruhime, que había corrido hacia el
mausoleo, notaron el sudor pesado en la frente de Lili y quedaron consternadas.
No
es bueno, no puedo perder la calma, esto afectara mi capacidad de dirigir, pero
aun así, el sudor y las palpitaciones de mi corazón no se detienen.
Aisha,
Tsubaki y Daphne, que habían estado esperando que llegara su comandante,
observaban en silencio mientras ella permanecía inmóvil, atrapada en un
laberinto de shock, sin decir una palabra.
¿No
nos queda otra opción que enfrentar la desesperación de un combate directo
contra la Familia Freya?
Tomar
esa decisión me descalificaría como comandante. ¿No hay otra opción? ¿Qué diría
Finn si estuviera aquí?
¿Realmente
no hay otra opción que enviar a mis compañeros a esa muerte segura...?
Justo
cuando Lili estaba a punto de ser aplastada por el peso de su responsabilidad—
—Lili.
El
Occulus blanco que colgaba de su cadera se iluminó.
—Hagámoslo.
Dijo
el chico con voz temblorosa, intentando luchar contra su propio miedo.
—Enfrentémoslo
juntos.
Diciendo
eso, puso su mano sobre la espalda de Lili, que estaba paralizada.
Eso
fue suficiente para iluminar el oscuro laberinto en el que había estado
atrapada.
Sus
pensamientos que no paraban de dar vueltas de repente se aclararon, y los
latidos de su corazón acelerado se calmaron mientras tomaba una decisión.
Las
manos de la chica se cerraron en puños.
—Por
favor, reúnan a todas las fuerzas dispersas.
Con
el sudor aun goteando por su mejilla, Lili abrió la boca mientras fijaba la
mirada en el campamento enemigo.
—Reorganicen
rápidamente los escuadrones. Luvis-sama y el resto de los exploradores actuarán
como una fuerza de asalto.
—¡D-De
acuerdo!
—Haruhime-sama,
colóquese el Velo Inverso dentro del sepulcro. No permita que ni el enemigo ni
nadie de la ciudad noten su presencia, y manténgase justo detrás del escuadrón de
Aisha-sama. Prepárese para lanzar un Aumento de Nivel cuando sea necesario.
—¡S-sí!
Sorprendida
por el cambio en la expresión y el tono de voz de Lili, Daphne comenzó a dar
instrucciones a Cassandra y las demás, mientras Haruhime y las Berberas
bajaban una vez más al gran mausoleo.
—Chigusa-sama,
Lili ya no necesita que la protejan. Por favor, únase al escuadrón de Ouka-sama
y apóyelos.
—Lili-san…
¡sí!
—Aisha-sama,
Tsubaki-sama, ¿conocen la ubicación de los sanadores enemigos?
—...No,
no podemos verlos desde aquí.
—Probablemente
ellos también andan ocultando algo. No lo sabremos hasta que comience el
combate.
—Entonces,
prioricen encontrar a las Andhrímnir una vez que comience el combate.
Lili los buscará lo mejor que pueda también. Romper la línea de vida del
enemigo será crucial... Además, preparen los objetos mágicos para Luvis-sama y
su escuadrón.
Chigusa
asintió enérgicamente, y Aisha y Tsubaki sonrieron al responder.
Al
escuchar la voz inquebrantable de su comandante y ver la valiente presencia de
la pallum, las fuerzas de la Alianza superaron su momento de conmoción.
Tanto
Mord como los demás aventureros cercanos, alentados por las órdenes sucesivas,
respondieron con exclamaciones de "¡Sí!" y "¡Cuenta con
nosotros!”
—A
excepción del grupo de exploración, dividiremos los escuadrones en tres
unidades. Tsubaki-sama comandará el centro, Aisha-sama el ala izquierda, y
Daphne-sama y Bors-sama el ala derecha. ¡Por favor, distribuyan las Espadas
Mágicas entre cada unidad!
Mientras
la moral, que había estado desordenada, se restauraba rápidamente, Lili comenzó
a dar órdenes de forma rápida y continua.
Se
podría decir que la ventaja que Lili había intentado obtener del Occulus—la
velocidad y fidelidad de la comunicación— había sido básicamente perdida.
Mientras
los ojos y oídos de Hedin abarcaran todo el campo, sus órdenes llegarían a cada
guerrero. Incluso si hubiera algún retraso, estos serían insignificantes. Su
ejército estaba firmemente coordinado, y podrían compensar la velocidad de
comunicación del Occulus.
Por
tanto, la única ventaja clara que le quedaba a la Alianza era el enorme número
de Espadas Mágicas Crozzo que habían preparado.
Teniendo
en cuenta lo que preparó la Familia Hefesto, y el gran poder de las Espadas
Mágicas creadas sin descanso por Welf, la única opción era romper esa formación
suprema.
(¡No
te acobardes! ¡Estás aquí por el bien de Bell-sama!)
Acabaremos
con ellos.
No,
acabar con ellos es una obligación.
¡Recuerda
esa tristeza y enojo!
¡A
partir de ahora arrasaremos sin piedad con el campamento enemigo y nos
vengaremos de Freya y sus seguidores por haber encantado a Lili y lastimar a
Bell!
(¡Lili
es la comandante de esta Alianza de Familias!)
Obligándose
a sí misma, Lili sacó el cuchillo clavado en el tablero y lo apuntó hacia el
elfo diabólico frente a ella.
—¡Hagámoslo...!
—Es
aceptable.
Tras
reconocer la decisión de la Alianza de Familias de reorganizar sus
fuerzas, Hedin elogio la valiente decisión de Lili como tal.
Si
ella hubiera huido solo porque el enemigo era la Familia Freya, o si
hubiera usado alguna estrategia inútil, Hedin habría planeado destruir a la
mitad de la Alianza en un abrir y cerrar de ojos.
—Desprecio
la incompetencia. Sin embargo, valoro a las personas débiles que luchan por
volverse capaces.
Un
comandante ordinario se habría acobardado ante la diferencia de poder entre los
dos lados, y ni siquiera habría sacado la espada clavada en el tablero.
En
ese sentido, la chica pallum, que había recibido la sabiduría compartida de
Finn, tenía una calificación aceptable, al igual que Bell.
—Si
eres tú, podré cruzar espadas según lo previsto.
Habiendo
reconocido silenciosamente a la chica, Hedin dio su orden.
—Prepárense
para atacar. No se defiendan. Solo ataquen.
—¡Sí!
Mientras
uno de los integrantes del grupo se ponía en marcha, el elfo blanco observó de
cerca los movimientos de la Alianza de Familias.
* * *
—Es
como si fuera un sueño. Alineados frente a frente contra la Familia Freya…
—Lo
sé... una pesadilla, ¿verdad?
Siguiendo
las órdenes de Lili, un gran número de aventureros comenzó a moverse hombro con
hombro.
Al
oír el murmullo de Guile de la Familia Ogma, que había perdido el color
en su rostro, Naaza curvó ligeramente la comisura de sus labios.
—Me
uní porque pensé que también podría luchar, ya que no son monstruos, pero
esto... esto si da miedo. Mucho miedo.
Su
brazo derecho, su Airgetlam envuelto en un guante, tembló.
El
oponente era el enemigo más fuerte jamás visto, que era lo
suficientemente difícil como para hacer pensar que sería mejor enfrentarse a un
monstruo rex. Incluso Naaza, que siempre tenía una expresión indiferente, no
podía evitar sentir miedo.
—Pero
no pienso huir. Estoy haciendo esto para ayudar a Bell. No lo lastimaré de
nuevo.
Aun
así, no diría que lo lamentaba.
Era
otra aventurera que se había comprometido a luchar por el bien de Bell, al
igual que Lili.
La
sonrisa en su rostro cautivó a Guile y, fortaleciendo su resolución, le sonrió
de vuelta diciendo: "Lo mismo aquí".
Luego,
sin intercambiar palabras de despedida, ambos se dirigieron a sus respectivos
lugares.
Guile,
que llevaba un hacha, se dirigió hacia el escuadrón de asalto, mientras que
Naaza, con su arco y flechas, al ala izquierda.
—El
escuadrón central estará en la primera línea y se compondrá por aventureros
especializados en la defensa. Las alas, por su parte, estarán formadas por
hombres bestia y elfos para mayor movilidad. La Familia Magni, integrada
exclusivamente por enanos, ocupará el centro.
Lili
estaba de pie en la cima del masivo mausoleo, habiendo enviado a todos los
demás mientras continuaba dando órdenes en su Occulus.
No
estaba dividiendo a los aventureros por nivel. Era natural mantener a los
miembros de una misma Familia juntos permitiéndoles trabajar en armonía.
Salvo excepciones como Naaza y su grupo, que ya estaban familiarizados, la
disposición de las unidades se realizaba por Familia.
El
centro tenía a Tsubaki, Welf, la Familia Magni y muchos de los altos
herreros de la Familia Hefesto.
El
ala derecha tenía a Daphne, la Sanadora Cassandra, Ouka y Chigusa, y los
forajidos de Rivira liderados por Bors.
El
ala izquierda estaba formada por Aisha y las amazonas ex-Familia Ishtar.
Dado que tenían notablemente menos Espadas Mágicas que las otras dos
divisiones, Mikoto con su magia de gravedad también había sido desplegada allí.
Detrás de las tres divisiones estaban los magos y las reservas de Haruhime.
—¿N-No
deberíamos cambiar nuestras posiciones también?
—Déjalo.
Aunque nosotros, los dioses, intentáramos algo, seria en vano. Todo lo que
podemos hacer por ahora es mantenernos ocultos y observar.
Dentro
de cierta ruina, Hestia miraba inquieta el Occulus conectado a Lili,
mientras Hefesto simplemente cruzaba los brazos y se apoyaba contra la pared
con los ojos cerrados.
La
mitad este de la isla, donde se ocultaban los dioses de la Alianza, estaba
desprovista de aventureros, excepto por sus guardaespaldas.
El
campo de batalla se encontraba más al oeste de la línea que dividía la isla de
norte a sur.
La
Alianza había establecido su cuartel general en el gran mausoleo del centro
occidental, mientras que la Familia Freya se había desplegado para
proteger la Casa del Dios en el borde occidental de la isla,
enfrentándose en una tensa vigilancia.
—Esta
es la primera vez que veo un Juego de Guerra tan tranquilo.
Desde
una ciudad distante, el altavoz hecho con Piedras Mágicas recogió el
suave murmullo de Ibri, que por lo general era ruidoso.
Tenía
razón, todo estaba muy tranquilo.
Lo
único que resonaba era el movimiento de reorganización de las unidades por
parte de la Alianza.
Aparte
de eso, no había choque de espadas ni gritos de batalla.
Los
dioses en la isla y los habitantes de Orario tragaban saliva mientras seguían
observando.
Pero
finalmente.
El
silencio se rompió.
—...Es
hora. Por favor, avancen...
Lili,
habiendo terminado sus preparativos, dio la orden a través del Occulus
en su mano.
Mientras
ambos campamentos observaban, las ruinas desmoronadas se transformaron en un
campo de batalla sembrado con un mar de rocas.
No
había nadie que impidiera que lo que alguna vez fueron bloques llenos de
edificios se convirtieran en un terreno baldío histórico.
Las
tres grandes divisiones comenzaron a avanzar nerviosamente en línea hacia la Familia
Freya, visible a la distancia.
—Deténganse.
Por
otro lado, la Familia Freya permanecía inmóvil.
Bajo
el sereno comando de Hedin, mantenían sus posiciones, sin moverse en absoluto.
Algunos
habían clavado los pomos de sus lanzas en el suelo como porteros, mientras
otros simplemente miraban furiosos con sus espadas aún enfundadas.
—Sigan
avanzando. No se detengan...
Lili
repetía la orden mientras las divisiones inconscientemente se ralentizaban bajo
la mirada de tantos ojos.
Lo
que ella quería era entrar en el alcance efectivo.
Un
alcance donde las Espadas Mágicas podrían escupir las llamas que
quemarían a las fuerzas enemigas.
Sentía
como si su vida se desgastara con cada paso que daba la fuerza de la Alianza,
pero con una voluntad de acero, les hizo continuar el avance.
—Adelante...
La
Alianza presionó hacia adelante.
—Deténganse.
Los
fuertes Einherjars no se movieron.
—Adelante...
Una
gota de sudor recorrió la mejilla de la chica pallum.
—Deténganse.
La
expresión del estratega elfo permanecía inquebrantable.
—Adelante...
El
sudor goteó por la barbilla de la chica.
—Deténganse.
Los
ojos del estratega no errarían en juzgar la distancia.
—¡Adelante!
Al
instante siguiente.
—Ahora.
—¡¡Oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!
El
grito de batalla marcó el inicio del combate.
—¡¡Aquí
vienen!!
Bors
gritó mientras los Einherjars se lanzaban hacia adelante en un abrir y
cerrar de ojos como una marea enfurecida.
—¡Preparen
las Espadas Mágicas!
Ante
el rugido de Tsubaki que emano desde el centro, los aventureros, que estuvieron
a punto de retroceder, levantaron sus Espadas Mágicas al unísono.
—¡Aún
no! ¡No disparen aún!
Desde
el ala izquierda, Aisha esperaba el momento adecuado para desatar la ráfaga.
—¡El
enemigo aún no ha usado magia!¡Mantengan la calma, aún estamos fuera de su
alcance!
En
el ala derecha, Daphne anunciaba su análisis.
En
la era de los dioses, cuando ejércitos opuestos se encontraban, era común ver
ráfagas de hechizos en lugar de flechas. Sin embargo, eso no ocurrió aquí. Es
decir, el enemigo se había cansado de ser cauteloso con las Espadas Mágicas
Crozzo.
Así
es como lo veía Daphne.
—¡¡Ugh...!!
Pero
el peligro que representaban era demasiado real.
Armas
empuñadas con intenciones asesinas, rugidos bestiales y una velocidad que solo
podía ser alcanzada por aquellos con estados aterradores.
Una
ofensiva desorganizada se desataba como una oleada imparable, como si no
tuvieran intención de cooperar entre ellos. Los seguidores de la Familia
Freya, que perfeccionaban su fuerza individual a diario en el Folkvangr, no
prestaban atención a sus camaradas. Solo buscaban atravesar las líneas de la Alianza
y dispersar al enemigo con sus propias armas.
El
ataque, que recordaba a un torcido campo de espadas, hizo que Ouka y Chigusa se
sintieran inesperadamente abrumados mientras empuñaban sus Espadas Mágicas.
—¡T-Todavía!¡Todavía
no! ¡No se precipiten!
Frente
a la escena que heló su corazón y mente, Bors lucho por mantener la compostura,
temblando mientras hablaba.
Avanzaban,
cerraban el cerco, embestían.
Ante
los guerreros más fuertes que los aplastarían en un abrir y cerrar de ojos en
el momento en que cortaran la distancia, sintieron una presión tan intensa que
les secó la lengua, pero aun así soportaron el momento, que parecía
interminable
—¡Todavía
no, todavía no--! ¡Ahoraaaaaaaaaaa!!!
Y
entonces.
Con
las venas hinchadas y la saliva volando, Bors rugió.
—¡¡Fuegoooooooooooooo!!
Tsubaki
también dio la señal.
Al
instante siguiente.
—¡Kazukiiiiiiiiiiii!!!
Innumerables
llamas brotaron de las Espadas Mágicas.
Llamas
explosivas, tormentas de nieve, truenos, ráfagas, todo estalló sobre la fuerza
que avanzaba.
—¡¿--?!
Los
destellos arcoíris de la artillería se entrelazaron, creando un formidable
torrente de poder mágico, apagando los gritos de la Freya Familia que
recibió el impacto directo.
Explosiones
y ondas de choque destrozaron el suelo empedrado, haciendo temblar las ruinas
de la ciudad.
Explosión
tras explosión. El fuego concentrado de toda la fuerza desencadenó una cadena
de detonaciones, y un diluvio de destrucción siguió en un abrir y cerrar de
ojos.
—¿¡Giii!?
—¡Geeeh!
—¿¡Gaaaaaa!?
El
implacable disparo arrasó primero con los bestias que iban al frente, luego con
los humanos, y después con los mitad-elfos, desapareciéndolos en la explosión.
Frente
a los paradójicos e implacables cañones de disparo rápido, ni siquiera la
Familia Freya pudo evitar ser alcanzada. Incluso los famosos aventureros
de segunda clase se convirtieron en presas de las Espadas Mágicas,
siendo tragados por el torbellino de destellos.
Todas
las Espadas Mágicas Crozzo podían emitir una potencia que superaba
incluso la magia de largo alcance de un mago de alto nivel.
Al
añadir las Espadas Mágicas de la Familia Hefesto a la mezcla, el
poder de fuego se infló a proporciones excesivas. Se trataba de una cantidad de
energía pura que bien podría compararse con la necesaria para conquistar las
profundidades del calabozo.
Hasta
los aventureros que usaron las Espadas Mágicas Crozzo temblaron al ver
la amplia franja de destrucción que habían cortado ante ellos.
Sin
embargo, ese asombro fue inmediatamente reemplazado por miedo.
—¡¡Oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!
No
caían.
Aun
con la piel quemada, aun después de perder sus armas.
Aun
habiendo perdido un brazo, o incluso teniendo una pierna volada.
Los
seguidores de la diosa de la belleza no podían ser detenidos.
—¡Hiii!
Olvidando
que era una Sanadora, Cassandra abrazó su bastón y gritó.
Una
figura humana, mutilada y quemada, continuaba lanzándose al ataque.
Un
enano con carámbanos aun colgando de su cuerpo y una amazona sosteniendo su
brazo que había sido cortado por una cuchilla de viento. No importaba cuántas
veces fueran repelidos, seguían levantándose, incluso caminando sobre sus
aliados caídos mientras cargaban contra la Alianza.
—¡Los
poderosos Einherjars!
Daphne
gritó inconscientemente.
Las
fuerzas que seguían avanzando a través de este panorama infernal eran
verdaderos berserkers.
La
Familia Freya no temía a la muerte. La habían experimentado innumerables
veces en los combates diarios en el Folkvangr, literalmente muriendo y luego
reviviendo. Había miedo. Dolor también. Pero los formidables seguidores de la
diosa sometían todo eso con su inquebrantable lealtad e instinto de lucha crudo
feroz.
Por
eso no podían ser detenidos.
Por
eso seguían corriendo bajo el furioso asalto de las Espadas Mágicas,
buscando aún el combate.
Por
eso eran Einherjars.
Era
una hazaña solo la Familia Freya podía lograr. Y después de presenciar
esa demostración en vivo de por qué a menudo se les llamaba la Familia más
fuerte, los aventureros de la Alianza palidecieron y comenzaron a
retroceder en miedo.
—¡¡N-No
tengan miedo!! ¡Aplástenlos! ¡Fuego! ¡Fuego! ¡Fuego!
Sin
embargo, la voz enojada de Bors, que gritaba de miedo, tuvo efecto.
Era
una orden imprudente, pero porque era simple, los aventureros obedecieron
reflejamente.
Dispararon.
Y dispararon. Y dispararon de nuevo.
Bajando
y levantando las espadas, deseando la caída de los guerreros que no temían a la
muerte, se desesperaban mientras continuaban con sus ataques.
Se
formaron grietas en las hojas, pero cuando se rompían, uno de los aventureros
de la última línea avanzaba y hacia rugir una nueva Espada Mágica.
Incluso
sin los espejos divinos, lo que sonaba como una erupción volcánica resonó sobre
las montañas de Orza y Orario, haciendo que todos los residentes de la ciudad
se remecieran.
—Waa...
eso es una locura...
—Esto
es prácticamente una guerra de verdad.
—Pero
esta es la única manera de que Hestia y los demás ganen.
—Así
que por eso ese idiota de Ares estaba tan obsesionado con ese herrero Crozzo...
Mientras
la gente se estremecía, los dioses en Babel tenían sus propios pensamientos.
Los
disparos resonaron sin cesar, y las montañas Beor temblaron con fuerza.
La
tierra vibraba con cada sacudida, causando que los monstruos que habitaban las
montañas se desorientaran y huyeran en todas direcciones, buscando escapar de
la imponente caldera.
Y
entonces, el número de Espadas Mágicas Crozzo restantes comenzó a
alcanzar la mitad de sus reservas.
A
medida que la nube de polvo, las chispas de fuego, el frío, el viento con
destellos eléctricos y las partículas de luz multicolores se desvanecieron en
silencio, el campo de batalla, devastado hasta el empedrado, estaba cubierto
por innumerables valientes Einherjars caídos.
—¡¡JaJajajajajajajajajajajaja!!
¡Lo hicimos! ¡Que les den, malditos bastardos de la Familia Freya!
Tras
casi un minuto de silencio, al ver que el enemigo no se levantaba, Bors empezó
a reír como un maníaco.
—¡Al
diablo con los Einherjars! ¡Tenemos las Espadas Mágicas Crozzo!
Su
risa se contagió y los otros aventureros, que respiraban con dificultad,
también empezaron a vitorear.
Incluso
si los Einherjars no temían a la muerte, no había nadie que pudiera
escapar de ella. Nadie excepto los DeusDea.
Por
tanto, habría un límite. La pura fuerza de las Espadas Mágicas Crozzo
resultó ser esta vez mayor que su fortaleza.
─¡¡Ooooooooooooooooooooo!!
La
Alianza rugió con emoción.
Aunque
los aventureros de Primera Clase del enemigo no habían sido incluidos, habían
derribado una gran parte de la fuerza de combate enemiga. Era seguro calificar
este combate inicial como una victoria completa. Sosteniendo las empuñaduras de
las espadas rotas, los miembros de cada Familia vitorearon.
Todos,
excepto algunos que fruncieron el ceño.
Aunque
esta había sido la única opción, Daphne, Aisha y los demás sintieron emociones
contradictorias ante el uso de una estrategia que se reducía a una simple
potencia de fuego.
—La
invencibilidad mítica del Reino de Rakia... ¡maldita sea!
Entre
ellos, Welf, quien había producido en masa las Espadas Mágicas Crozzo,
tenía una expresión amarga.
Su
tierra natal, Rakia, había combatido contra muchos países utilizando
innumerables Espadas Mágicas Crozzo, convirtiendo todo lugar al que
llegaban en un páramo. Habían ganado el resentimiento de la mayoría de los
elfos y traído el tipo de destrucción que los espíritus maldijeron. Y la escena
ante ellos no era diferente de las obras de Rakia que dieron origen a su
leyenda de invencibilidad. O al menos así le parecía a Welf.
—¡Al
final terminé haciendo exactamente lo mismo que ellos...!
Siguiendo
el mismo camino que tanto había despreciado, Welf fue golpeado por un intenso
odio hacia sí mismo.
Pero.
Había
un malentendido en su reacción. No veía el panorama completo
Era
demasiado ingenuo.
—Jajajajajajajajajajaja...
¿eh?
La
risa estruendosa de Bors de repente se detuvo.
Su
buen ojo estaba enfocado en los miembros de la Familia Freya colapsados
sobre el suelo roto y destrozado.
Y
un sinfín de partículas doradas del color del crepúsculo.
—"Mi
nombre es Oro. Soy la mano derecha de la diosa que promete la
inmortalidad".
Entonces,
una voz dulce llegó a sus oídos.
—"Tres
veces serán quemados, y por siempre atravesados. En el infierno de lanzas de
fuego, nacerá la luz que eliminará a la muerte".
Provenía
de la formación enemiga.
De
pie, dentro de la nube de polvo que se disipaba en la distancia, ellas
aparecieron.
—¿¡Las
Andhrímnirs!?
Lili
fue la primera en darse cuenta de que estaban allí.
Lo
que sus ojos color avellana distinguieron fue un grupo vestido con túnicas
blancas como una banda de sacerdotisas.
Dándose
cuenta de que había sido lenta en notarlas porque la ráfaga desatada por las Espadas
Mágicas había creado una cortina de humo que cubría el campo de batalla,
emitió un grito casi desesperado.
—"Regocíjense,
alégrense, enloquezcan. Mi cuerpo es oro. Fuente de luz renovadora, trae aquí
la guerra eterna".
Su
largo cabello, levemente carmesí, estaba atado en dos coletas. Llevaba un
delantal blanco sobre un vestido de enfermera rojo y una modesta armadura. La
única diferencia entre Heith Velvet y las otras Sanadoras y herbolarias era que
ella sostenía una vara adornada con decoraciones doradas mientras tejía su
hechizo.
Un
gigantesco círculo mágico dorado apareció en el centro del campo de batalla,
lleno de pilas de cadáveres.
El
tiempo se congeló para las fuerzas de la Alianza. Simplemente no podían creer
la escala de la magia.
—"Zeo
Gullvieg".
Era
un hechizo de curación que cubría una vasta área.
La
habilidad especial de la chica que había apoyado por si sola el bautismo en el
Folkvangr se activó-- y los fuertes Einherjars caídos revivieron.
—¿¡Eh!?
Bañados
en la magia dorada que brotaba del suelo, las marcas de quemaduras del humano y
las heladas del hombre bestia desaparecieron por completo.
El
enano y la amazona presionaron sus extremidades cortadas contra sus heridas y,
tras una erupción de energía mágica, recuperaron el uso de sus miembros.
Y
como si fueran seres inmortales, más guerreros volvieron a ponerse de pie.
—He
recibido el permiso de Freya-sama. De ahora en adelante, este será otro
Folkvangr.
Ignorando
a la Alianza que miraba en shock, Heith, la persona que creo esta escena, habló
con calma.
—Bienvenidos,
valientes barbaros.
Contrario
a lo sugirieron esas palabras, su mirada era despiadada, como si observara a
insectos en lugar de a guerreros.
Una
mirada de Enemiga Despiadada, muy distinta a la de una Sanadora Confiable,
que Bell nunca había visto.
La
hermosa chica con un rostro casi divino pronunció la sentencia de muerte.
—Les
otorgo la bendición de la batalla.
Los
ojos de los fuertes y valientes Einherjars recién revividos brillaban
ferozmente.
—¡L-Las
Espadas Mágicas!
Gritó
Lili.
—Demasiado
tarde
Concluyó
Hedin.
—Adelante,
valientes Einherjars.
Heith
decretó el mandato de la diosa.
—¡¡Ooooooooooooooooooooooooooooooooo!!
Un
segundo asalto.
Esta
vez, el ataque de un ejército que no temía a la muerte, se estrelló contra las
líneas de la Alianza.
—¡¡N-No
puede serrrrrrrrrrrrr...!!
El
grito de Bors fue ahogado por un grito de guerra ensordecedor.
Tras
acortar la distancia a más de la mitad en el primer avance, los valientes Einherjars
cerraron la brecha de golpe y lanzaron simultáneamente sus espadas, lanzas,
hachas y mazos con gran ímpetu.
La
muralla de escudos de la Alianza se preparó inmediatamente, mientras las líneas
del frente se estrellaban.
—¡¡Guooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!
Dormul
gritó en shock en el momento en que la carga del enemigo impactó.
La
superficie de su escudo se hundió y el enano fuertemente armado fue empujado
hacia atrás.
—¡¡N-No
puedo contenerlos!!
La
lucha solo duró un momento.
La
defensa de Dormul y de los demás miembros de la Familia Magni fue
destrozada y lanzada por los aires en un abrir y cerrar de ojos.
—¡Gaaah!
¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaah!
Después
de que su muralla de escudos colapsara, los gritos de los aventureros eran
inevitables.
Bajo
el brutal asalto de los Einherjars, sus armaduras se destrozaron, sus
armas se partieron por la mitad y, antes de que se dieran cuenta, la sangre
salpicaba por todas partes. Y desde allí, era una escena familiar. Los números
despiadados de niveles y estadísticas superiores aplastaron completamente a los
aventureros de nivel inferior.
Un
humano fue abatido, un hombre bestia atravesado, un elfo golpeado por una
espada arrojadiza, y las Amazonas retrocedieron todas a la vez. Después de que
Dormul y los otros enanos fueron lanzados por los aires y cayeran al suelo,
quedaron atrapados bajo el peso de docenas de sabatons, siendo
aplastados completamente y derramando su sangre por todas partes.
El
pánico y la confusión consumieron a la Alianza, y la línea comenzó a ceder.
—¡Maldita
sea!
En
medio de la caótica batalla desigual, el grito furioso de Aisha, que blandía su
gran Podao, resonó.
El
ala derecha, el ala izquierda y el centro se habían desmoronado al instante de
la colisión. La primera línea de defensa, incluida la vanguardia, fue
devastada, dejando a los magos de la retaguardia y al escuadrón de reserva que
se ocultaba junto a Haruhime muy expuestos.
Algunos
desataron sus Espadas Mágicas Crozzo incluso si eso significaba golpear
a aliados, pero fue en vano. Incluso si algunos de ellos fueron arrastrados, la
Familia Freya no se detendría. Ignorando a sus compañeros caídos, los Einherjars
solo pensaban en cortar al enemigo. La parte más aterradora de todo era que
incluso si tres aventureros de la Alianza se unían para atacar, serían
eliminados por un solo Einherjar.
En
la era de los dioses, la calidad superaba a la cantidad.
Un
solo aventurero de nivel superior podría dominar fácilmente a cien ordinarios.
En
una lucha contra oponentes que superaban incluso sus habilidades y estrategias,
los aventureros de la Alianza estaban indefensos.
—¡¡Son
demasiado fuertes...!! ¡¡Todos, incluso hasta los de menor clase!!
Mikoto
no podía hacer más que enfocarse en esquivar mientras resistía ataques por
todos lados.
Se
vio obligada a utilizar habilidades de shinobi para sobrevivir en lugar de
enfrentar la batalla como una samurái o una espadachín. Bombas de
humo, granadas y sus kunais Shakuya: estaba utilizando armas y objetos a
un ritmo que pronto la dejaría sin nada en las manos.
Finalmente
logró derribar a una sola persona, pero por la respuesta supo que era un
aventurero de nivel 1. Mientras se quedaba quieta, golpeada por esa cruel
verdad, casi fue decapitada y se vio obligada a seguir luchando en estado de
shock y pánico.
La
Familia más fuerte.
Deberían
haber estado plenamente conscientes del peso de esa reputación, pero la amenaza
resultó ser aún mayor de lo esperado, causando escalofríos en Mikoto y en los
demás.
—¡Haruhime-sama!
¡Aplique un aumento de nivel para Aisha-sama, Mikoto-sama, Daphne-sama,
Bors-sama y Welf-sama!
—¡S-Sí!
Con
la Alianza siendo despedazada, Lili no iba a quedarse de brazos cruzados.
Se
habían usado cinco colas. Con su aumento de nivel, la habilidad Kokonoe
de Haruhime ahora podía manejar seis, pero el agotamiento mental crecía con
cada cola. Cuando usó cinco durante la expedición, casi cayó en un Mente Cero,
pero Lili no podía preocuparse por eso ahora. Para mantener la línea, tenía que
usar su carta de triunfo sin restricciones.
—<<¡Magos!
¡Comiencen su ataque! ¡¡Desde la Familia Serket hasta la Familia
Ratri, concentren la potencia del fuego en el centro!!>>
También
era el momento para usar el Command Call.
El
efecto de la nueva habilidad que había ganado con su aumento de nivel permitía
que sus palabras viajaran más lejos cuando gritaba por encima de un cierto
volumen.
En
otras palabras, cuanto más elevaba su voz, era posible que sus órdenes llegaran
a todos, incluso en el campo de batalla más intenso. Así que esto le permitía
enviar órdenes a aquellos que no habían recibido un Occulus.
De
pie sobre el techo del gran mausoleo, observando a todas las divisiones
luchando, Lili continúo usando su habilidad y el Occulus para enviar más
órdenes.
Sin
embargo, no podía borrar la preocupación en su rostro.
—¡Nos
incitaron a usar las Espadas Mágicas para...!¡No, nos obligaron a
desperdiciarlas!
El
avance inicial de los Einherjars había parecido temerario, pero el
verdadero propósito era provocar a la Alianza para que usara sus Espadas
Mágicas Crozzo.
Hedin
no había subestimado la amenaza que representaban las Espadas Mágicas
creadas por Welf y la Familia Hefesto. Así que los había provocado para
que desperdiciaran una gran parte de sus recursos limitados en un ataque
fallido que fue completamente anulado por las Andhrímnir. El feroz
contraataque fue solo la guinda del pastel.
(Las
Andhrímnir... tal como dijo Finn-sama, ¡¡son demasiado peligrosas!!)
Aunque
la Alianza debería haber ganado completamente la batalla inicial, ellos —o más
bien una sola chica— habían borrado completamente todo su progreso.
Un
ejército que no temía a la muerte y una habilidad de curación que, en el peor
de los casos, era la segunda mejor en todo Orario. Era una estrategia que
requería ambos factores para funcionar; en otras palabras, era algo que solo la
Familia Freya podía llevar a cabo.
—¡Pero
ahora sabemos dónde están...!
Junto
con los aventureros de Primera Clase del enemigo, derrotar a las Andhrímnir era
el objetivo de máxima prioridad.
Con
la situación tan crítica en el tablero que prefería no mirar, Lili extendió su
mano hacia el Occulus, que había estado inactivo, con la determinación
de acabar con Heith y su grupo a toda costa.
—¡Luvis-sama,
Mord-sama! ¡Por favor!
Pronto,
las tropas ocultas que habían sido preparadas para dar una emboscada, lanzaron
un grito de guerra.
—¡Vamooos!
—¡Hagámoslo!
Desde
el noroeste, y alejados del combate principal, justo en el flanco donde estaban
desplegados las Andhrímnir, el escuadrón de Mord se quitó las túnicas,
volviéndose visible de nuevo.
Los
Velos Inversos de Fels.
Lili
los había distribuido al escuadrón de asalto y les hizo avanzar en sigilo.
Había preparado una emboscada haciendo que rodearan el campo de batalla
principal con el fin de enviarlos tras las Andhrímnir.
—¡Estábamos
esperando que aparecieran!
Mord
y sus compañeros se habían aproximado cuidadosamente al enemigo, evitando ser
detectados, y ahora se habían lanzado rápidamente para no desperdiciar su
oportunidad.
Dado
que las filas de la Alianza habían sido destrozadas, casi todos los enemigos se
estaban desplegando en las líneas del frente.
Y
al estar tan alejados de las líneas de la retaguardia, no había nadie
protegiendo a las Andhrímnir.
Mord
se relamió los labios al ver a los sanadores aislados mientras balanceaba su Espada
Mágica.
—¡Tráguense
estoooo!
Mord,
Guile y Scott lanzaron cada uno una ráfaga de fuego que engulló a las Andhrímnir.
—¡Continúen,
continúen!
Los
rudos y temibles matones dispararon sus Espadas Mágicas Crozzo una y
otra vez para destruir a las hermosas chicas.
Sin
saber que los dioses que observaban los espejos en Orario los
abucheaban, Mord y sus amigos continuaron su bombardeo sin cesar.
—¡O-Oi!
¿no estás exagerando un poco?
—¡No
hay tal mierda cuando se trata de la Familia Freya! ¡Además, la estamos
usando por ti ya que dijiste que no podías usar estas Espadas Mágicas!
¡Así que solo cállate y mira!
El
elfo Luvis habló en contra del implacable ataque, pero Mord no lo escuchaba.
Mord
estaba en llamas.
No
por heroísmo, sino por un poderoso deseo de ayudar a un chico.
Como
si estuviera saldando todas sus deudas, el matón arremetió con fuerza.
—¡Ayudaremos
a Bell Cranel!
Impulsados
por la sensación de omnipotencia que daban las Espadas Mágicas Crozzo,
siguieron provocando más explosiones.
Pronto,
sus ataques crearon un mar de llamas, chamuscando a las Andhrímnir.
Dado
que había sido un ataque sorpresa perfectamente ejecutado, no tuvieron tiempo
para evitarlo. Y no había manera de defenderse contra tanto poder de fuego.
Cuando
las hojas de las Espadas Mágicas comenzaron a agrietarse y alcanzaron su
límite, Mord y su grupo, exhaustos y respirando pesadamente, finalmente
detuvieron su ataque.
—Haa…
haa… ¡No importa cuánto puedan recuperarse, si ustedes mismos reciben un
bombardeo concentrado, no podrán usar su magia! ¡¡Así que muéranse de una vez!!
Con
una sonrisa orgullosa, Mord llevo la espada demoniaca sobre su hombro
No
quedaba ni una sola persona en pie en el mar de llamas.
El
crepitar de las llamas llenaba el aire.
Los
Einherjars que luchaban en las líneas del frente no estaban preocupados.
Naturalmente.
Incluso
Hedin, que estaba en la retaguardia, observaba en silencio. Como si no hubiera
necesidad de hacer algo.
Finalmente,
Mord, junto con Luvis y el resto de los asaltantes, frunció el ceño ante el
desagradable olor a carne quemada y se cubrió el rostro con su fornido brazo.
—¿Quizás
me excedí un poco...?
—Era
de esperar que habría una emboscada dirigida a nosotros.
Mord
se quedó helado cuando escuchó una voz proveniente de las llamas.
—¿Pero
eso que importa?
Lentamente,
una sola chica se levantó del suelo ardiente donde había estado acostada.
—¿¡Qué!?
Mord
y Luvis no podían creer lo que veían.
La
chica estaba ardiendo.
Su
armadura quedo completamente destruida, su ropa fue quemada, y su piel blanca
como la nieve se tiño de un color rojo brillante.
De
pie en el mar de llamas, atormentada por el fuego infernal, su cuerpo se cubría
de quemaduras grotescas.
Y
estaba regenerándose.
—"Earth
Gullveig". Desafortunadamente, mi magia ya ha sido activada.
Una
luz dorada alejaba las llamas feroces que lamían su piel.
Un
patrón de luz parecido un círculo mágico comprimido apareció en la superficie
de su piel.
—¡M-Mord!
¡Es como...!
—¡Lo
del Piso 18!
Guile
y Scott palidecieron al recordar al Goliath Negro con el que Bell y los demás
habían luchado.
La
escena ante sus ojos era inquietantemente similar a la pesadilla de un monstruo
rex cuya regeneración superaba el daño que podía infligir un ataque masivo de
magos.
Auto-curacion.
Una
regeneración que curaba continuamente el daño durante cierto período de tiempo.
Heith
había usado su magia sobre sí misma y sobre el resto de las Andhrímnir antes
de que fueran atacados por Mord y su grupo, incluso antes de que pusieran un
pie en el campo de batalla.
Uno
tras otro, las Sanadoras y Herbolarias se levantaron después de ella.
—¡¡N-No
puede ser...!!
La
escena de renacer desde las cenizas parecía a la de un fénix, o quizás a la de
un muerto volviendo a la vida luego de la cremación.
Su
piel chamuscada recuperaba su lustroso brillo bajo las motas doradas de luz.
Las
horquillas que sujetaban el cabello de Heith se quemaron, pero incluso así su
largo cabello chamuscado pronto se recuperó.
Las
llamas debilitadas no eran rivales para la auto-curación, y ahora las Andhrímnir
ni siquiera estaban siendo quemadas. Todo lo que el ardiente infierno podía
hacer era avergonzar a las chicas al quemarles la ropa.
Lo
que quedaba de sus equipos de batalla desaparecían lentamente mientras se
revelaban hombros, estómagos, caderas flexibles y muslos, e incluso la parte
inferior de sus bien formados pechos.
Pero
aun así, los aventureros no tenían tiempo para sentirse lujuriosos.
Con
un bastón en mano, Heith avanzó sola por las llamas, con un aspecto que parecía
celestial.
—¡M-Malditos
monstruoooos!
—¡Mord!
¡Detente!
Frente
a una magia rara que solo los miembros de la Familia Freya conocían,
Mord se puso furioso.
Sin
escuchar mientras Guile intentaba detenerlo, atacó a Heith mientras ella salía
de las llamas.
—¡Si
tan solo pudiera quemarla directamente con esta Espada Mágica...!
Levantando
su Espada Mágica Crozzo, intentó dispararle directamente con un ataque
ardiente.
—Que
desagradable.
Sin
embargo, la vara en la mano de la chica brilló a gran velocidad.
—¿¡Gh!?
La
larga vara, que se había balanceado verticalmente desde una gran altura, golpeo
al hombre contra el suelo como si fuera un martillo de guerra.
El
suelo de piedras rotas y su rostro se encontraron en un choque violento,
mientras la consciencia de Mord, con los ojos en blanco, fue segada.
—Sucios.
Repugnantes. Demasiado desagradables.
Mientras
Guile, Scott, y los elfos de Luvis se quedaron en silencio, la chica pisaba con
fuerza la Espada Mágica a sus pies.
—No
comprendo por qué personas tan insignificantes como ustedes se atrevieron a
mostrar sus colmillos a la diosa. ¿Por qué intentan mancillar su autoridad...?
¡Pongo en duda su cordura!
Al
levantar la mirada y apartar el flequillo de cabello que cubría su rostro, lo
que residía en sus brillantes ojos carmesí era la llama de la ira.
—¡¡Tengan
algo de vergüenza, malditos demonios!! ¡¡Miserables impuros que rechazan la Voluntad
Divina de la diosa!
—¡¡No
permitiré que ni una sola de sus miradas vulgares, olores nauseabundos, o gotas
de saliva lleguen a ella!!
En
su tono feroz y rostro de ira no había ni rastro de su habitual gentileza.
Si
Bell hubiera estado allí, seguramente habría quedado asombrado por tal cambio
de personalidad; pero no sería nada raro. Al igual que sus compañeros y el
resto de la Familia, ella adoraba a la diosa de la belleza.
Salvada
por la diosa, ofrecía fielmente un asombro y amor que no palidecían en
comparación con los de Hörn.
La
devoción de Heith, quien fue salvada por la diosa y le ofreció su lealtad,
rivalizaba con la de fanática, Hörn.
—¡Todo
es por el bien de Freya-sama--! ¡Desaparezcan, aventureros!
Enfurecida,
reveló su intención asesina y su disposición para luchar.
Lo
que comenzó fue simplemente una aniquilación.
—""¡Guaaaaaaaaaaaa--!""
—¡Guuuu--!
Sin
darles oportunidad de usar sus Espadas Mágicas, Heith derribó a Guile y
Scott con su vara. Y aunque la flecha de Luvis, disparada rápidamente, atravesó
el hombro de la chica, no hizo más. Una vez que ella la retiró, no quedó ni un
rasguño, y antes de que Luvis pudiera reaccionar, el golpe de la vara lo dejó
inconsciente.
Heith,
con una fuerza y agilidad impropias de una Sanadora, envió al suelo a los elfos
restantes de la Familia Modi.
* * *
Un
Sanadora dedicada acababa de arrasar con los aventureros de clase alta de nivel
2 y 3.
Al
ver esa extraña escena en los espejos de Orario, los más sin palabras no fueron
las personas normales ni siquiera los aventureros.
Fueron
otros sanadores.
—Heith
Velvet…
Entre
los sanadores de la Familia Dian Cecht que habían evitado participar en
el Juego de Guerra, Amid Teasanare, Dea Saint, entrecerró los ojos con
asombro.
Amid,
conocida por ser la mejor Sanadora de la ciudad, y Heith.
Durante
un tiempo, habían sido conocidas como las dos grandes Sanadoras de Orario: la
Santa Plateada y la Bruja Dorada.
La
principal diferencia entre los dos que dominaban el primer y segundo puesto en
la lista de mejores Sanadoras era sobre todo su alcance de curación.
Amid
también podía usar magia curativa de amplio alcance, pero Heith, forjada en los
fuegos de Folkvangr, estaba a un nivel completamente diferente. Amid podría
ganar en términos de poder de curación bruto, pero Heith probablemente llevaba
la delantera en cuanto a rendimiento y durabilidad.
Y
la otra diferencia decisiva era... la capacidad de combate puro.
Mientras
que la habilidad de combate cuerpo a cuerpo de Amid estaba en el reino de los
sanadores normales, Heith podía aniquilar por sí sola a aventureros de segundo
nivel.
—Su
formación como Sanadora simplemente es muy diferente...
Eso
decían los rumores que habían llegado a la santa, pero estaban inequívocamente
impregnados de verdad.
La
chica originalmente había soportado el bautismo en el Folkvangr como una Einherjar,
pero—al igual que un cierto gatito abandonado—reconoció sus límites como
guerrera y cayó en la desesperación. Sin embargo, con una devoción
inquebrantable a la diosa de la belleza, cambió de clase a Sanadora y descubrió
un talento latente que eventualmente floreció.
Su
Estado actual era Nivel 4.
Su
segundo nombre era Vana Mardoll.
En
consideración al brillo dorado de su magia, su determinación inquebrantable y
su fuerza vital inmortal, los dioses la aclamaban como una verdadera valquiria,
alguien que presidia sobre la vida y la muerte.
—Una
seguidora única nacida del duro ambiente de la Familia Freya... Al igual
que los aventureros de Primera Clase, si la Alianza no se encarga de ella, no
tendrán ninguna posibilidad de victoria...
Mientras
los otros sanadores de su propia Familia temblaban a su alrededor, la
santa murmuró esas palabras con absoluta confianza.
—¡Esto
es malo! A este ritmo...!
Daphne
también era plenamente consciente de eso.
—Liliruca,
¿hay más unidades de asalto que puedas enviar?
—¡¡Ya
lo estoy haciendo!! ¡Pero la capacidad de curación de Vana Mardoll es
demasiado anormal! ¡No puedo acabar con ella!
En
una abertura entre los Einherjars que corrían hacia ellos, Daphne apenas
podía ver a otro escuadrón atacando, pero las Andhrímnir no caían. El
trabajo de los otros sanadores y herbolarios era anormal, y mientras los
asaltantes luchaban por derribarlos, los magos enemigos en la retaguardia los
destrozaban.
La
impaciencia de Lili se podía sentir dolorosamente bien a través del Occulus.
—Si
no detenemos a las Andhrímnir, no importa cuánto luchemos, todo será en
vano...
El
enemigo que acababa de eliminar sería revivido de nuevo si Heith y los
sanadores comenzaban a moverse. Con la ayuda de un aumento de nivel, finalmente
habían derribado a uno. Que revivieran una y otra vez sería una pesadilla.
Sin
embargo, podían culpar a Lili por la incompetencia de dejar que la emboscada
fallara. En el momento en que tuvieran una carta oculta como la auto-curación,
la estrategia más efectiva de aplastar a los sanadores antes de que pudieran
activar su curación estaba fuera de cuestión. Si Daphne estuviera en el lugar
de Lili, ya habría volcado el tablero y hubiera hecho un alboroto.
—¿Pueden
las Andhrímnir ser atacadas desde el ala derecha?
—¡No
pidas lo imposible...! ¡Estamos ocupados manteniendo la línea del frente!
Ella
misma estaba en medio del tumulto mientras comandaba el ala derecha,
interceptando un golpe de lanza con su Fencer Laureate. Las partículas
de aumento de nivel alrededor de su cuerpo brillaban como si gimieran por el
esfuerzo, pero de alguna manera logró repeler el ataque. No tenía tiempo ni
para recuperar el aliento.
—¡"Soullight"!
Pero
aun así, Daphne y el resto estaban bien.
Estaban
centrados alrededor de Cassandra mientras Ouka, Chigusa y Bors en particular
luchaban desesperadamente.
Al
igual que Daphne, Cassandra había alcanzado el nivel 3 en la Expedición a los
Pisos Inferiores, y estaba haciendo pleno uso de su magia curativa, ayudando a
los aventureros que colapsaban una y otra vez.
Incluso
mientras luchaban por lidiar con los sanadores enemigos, eran salvados por los
suyos.
Pero
lamentablemente, en una batalla de sanadores, la Alianza no tenía esperanza de
victoria.
—¡La
base enemiga! ¡Si sus magos avanzan, serán un gran problema! ¡Todo acabará si
caemos dentro del alcance de su magia! Tenemos que eliminar a las Andhrímnir
antes de que...
Daphne,
que continuaba luchando sin siquiera tener tiempo de secarse el sudor, suplicó
al Occulus.
—Gh.
La
respiración de Lili se cortó, como si la estuvieran estrangulando con la punta
de un cristal.
Daphne
comprendió el significado un instante después.
—“--”
El
tiempo se congeló para ella cuando lo vio.
A
lo lejos, en lo profundo de la base enemiga, incontables Lanzas de Rayos
apuntaban a Daphne y a los demás.
—Parece
que hubo un malentendido... ese lugar ya está dentro de mi rango de alcance.
El
color desapareció del rostro de Daphne.
La
voz del elfo blanco, que no debería haber podido escuchar, resonó en sus oídos
mientras se daba cuenta de su error.
Al
comienzo del combate, parecía que el enemigo había decidido ignorar la amenaza
de las Espadas Mágicas. Que habían calculado mal su alcance.
Así
lo había visto Daphne y el resto de la Alianza.
Pero
estaban equivocados.
El
comandante enemigo—Hedin—no había atacado simplemente para hacerles gastar sus Espadas
Mágicas Crozzo.
El
área principal del campo de batalla, el recién formado Folkvangr, ¡¡había
estado dentro del alcance de ese aventurero de Primera Clase desde el
principio!!
—Acabemos
con esto--Caurus Hildr.
Desató
su hechizo.
Numerosos
rayos de luz iluminaron los rostros de los aventureros congelados en la
incredulidad, dibujando arcos en el aire y lloviendo sobre el campo de batalla.
—¡Gyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!
Los
innumerables rayos que caían desde arriba impactaban como bombas.
Los
rayos que sembraron el caos en el campo de batalla eran en sí mismos un
ejército brutal. Atravesaban a los humanos que huían aterrorizados, lanzaban
por los aires a las hombres bestia junto con la tierra, y electrocutaban a las
amazonas que intentaban cubrir a sus compañeras.
Los
disparos de rayos habían sido ultra precisos, que ningún miembro de la Familia
Freya fue afectado en lo más mínimo.
Hedin
tenía una comprensión clara y precisa de todo lo que sucedía en el campo de
batalla, y se tomó el cuidado adicional de atacar solo a los aventureros
enemigos. Además de destruir muchas de las Espadas Mágicas restantes.
—Gh--
¡Protejan a Cassandra!
—¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!!
Daphne
gritó tan fuerte como pudo mientras la lluvia de rayos caía sobre ella.
Había
tomado la desgarradora decisión de renunciar a mantener la línea del frente y
priorizar el soporte vital de su escuadrón. De manera inmediata, Ouka levantó
su gran escudo mientras Bors y el resto de los residentes de Rivira se
apresuraban con una determinación de acero. Desde la perspectiva de Cassandra,
que había sido empujada al suelo por Chigusa, innumerables rayos se estrellaban
contra docenas de escudos, desencadenando un frenesí.
Pilares
caídos y escombros se dispersaron en todas direcciones, levantando fragmentos
de piedra mientras el campo de batalla se dividía miserablemente en dos.
—El
absurdo número de Espadas Mágicas ha sido reducido. Es hora.
Mientras
el crujido de la electricidad y una enorme nube de polvo se elevaban sobre el
campo de batalla, el elfo blanco que había creado la situación actual por sí
solo, entregó su frío anuncio.
La
cuenta regresiva para el verdadera ataque había comenzado.
—Llego
la hora, bestias. Vayan.
* * *
—¿Un
bombardeo tan potente, desde tan lejos? ¡Está tan loco como siempre...!
Tione
escupió irritada mientras observaba la batalla en el espejo.
El
ataque mágico había viajado más de 500 meders, y había golpeado tan
fuerte que más de doscientos aventureros habían caído.
Su
aluvión de rayos, que logró cubrir la mayor parte del campo de visión con
polvo, fue lo suficientemente aterrador como para hacer estremecer a la Familia
Loki.
—Hildrsleif,
Hedin Selland... en términos de alcance, su magia es probablemente la mejor en
todo Orario.
—¿¡Eh!?
Pero, pero, tú eres más fuerte, ¿verdad, Riveria?¡Después de todo, te conocen
como la maga más fuerte de la ciudad!
—Dependiendo
de lo que exactamente quieras decir con eso, la respuesta cambiaría. Llevado al
extremo, si se trata de lanzar hechizos a muy largas distancias, o incluso un
combate cuerpo a cuerpo, probablemente perdería contra Hedin.
Tiona
intentó resueltamente argumentar contra el análisis frío de Riveria, pero la
alta elfa con cabello color jade menciono los hechos de manera calmada.
Nine Hell, Riveria Ljos
Alf, era superior en potencia mágica y en la cantidad de hechizos elementales
que podía convocar para ataque, defensa y soporte. Como maga de apoyo,
su poder y habilidades eran tan excepcionales que no admitían comparación.
Sin
embargo, Hedin era un Espadachín Mágico que también había dominado el
combate cuerpo a cuerpo.
Sus
campos de especialización eran demasiado diferentes como para realmente
compararlos.
Él,
que era un experto en combate cuerpo a cuerpo y hechizos rápidos usando cantos
supercortos, representaba el modelo ideal de un Apoyo de alto nivel.
Pero
además de eso, como demostró tan poderosamente en este Juego de Guerra, también
tenía un potencia y alcance absurdo.
—Una
vez derrotó a un enorme ejército de diez mil hombres solo usando magia.
Cierto
o no, rumores sobre él se habían esparcido desde el mar de arena.
Si
hubiera una sola manera de describirlo adecuadamente, sería como un Artillero
Espadachín Mágico.
—Pero
sobre todo, en cuanto a la cantidad total de poder Mental... La
resistencia mágica de Hedin me supera con certeza.
Su
cantidad total de poder Mental para usar magia era tan grande que incluso
Riveria, la maga más fuerte de la ciudad, admitió su derrota sin reservas.
El
hecho de que ni siquiera hubiera sudado después de lanzar un bombardeo mágico
que cubría todos los rincones del gran ejército, respaldaba esto.
Mientras
las hermanas Amazonas dejaban claro su descontento, los ojos de Riveria se
entrecerraron.
—Junto
con el otro elfo, se les conoce como Los Caballeros Blanco y Negro....
Y aquí viene.
Sus
ojos de jade miraban fijamente al espejo mientras la nube de polvo comenzaba a
aclararse.
* * *
—¡Aaaaaaaaah!
—¿¡Waaa!?
Un
corte agudo rasgó a la Familia Freya.
Mientras
muchos de los aventureros de la Alianza eran repelidos, Tsubaki
Collbrande mostraba su valentía mientras se limpiaba bruscamente su rostro
manchado de sangre y polvo.
—¡No
duden! ¡Si tres no son suficientes, ataquen a uno de ellos con cinco de los
nuestros! ¡Si cinco no son suficientes, entonces háganlo con diez! Mientras
puedan resistir, ¡yo los cortaré a todos!
El
ánimo de todos los aventureros a su alrededor se elevó gracias a los ánimos de
la maestra herrera de Nivel 5.
Dado
que realmente no podía tomar el mando, Tsubaki se convirtió en una guerrera que
derribaba enemigo tras enemigo. Incluso los Einherjars, conocidos por su
fortaleza y tenacidad, acababan cayendo de rodillas ante ella, que poseía la
fuerza de un aventurero de Primera Clase.
Ya
había derribado a docenas de enemigos, y numerosos guerreros en armadura yacían
a su alrededor.
(¡Esto
es malo! ¡El flujo de enemigos no disminuye para nada! A pesar de que he
acabado con docenas de ellos, ¡siguen viniendo!)
El
sudor goteó por la mejilla de Tsubaki.
Se
murmuró a sí misma, llamándolos demonios de guerra—
(¡Y
mientras haya sanadores, aquellos que están durmiendo en el suelo seguirán
volviendo a la vida...!¡Esto es peor que el Calabozo!)
—Es
por eso que la Familia Freya es tan difícil de manejar.
Dijo
con cierto pesar.
Habían
estado resistiendo con el apoyo de las Espadas Mágicas de la Familia
Hefesto, pero el bombardeo anterior de Hedin había eliminado muchas de
ellas. Ahora que el polvo había reducido la visibilidad, él no iba a disparar
otra ráfaga aún, pero si eso se repetía, la moral de la Alianza se derrumbaría
por completo. Y Tsubaki probablemente también alcanzaría su límite.
—Si
llegara a suceder, no tendría otra opción que lanzarme en un ataque suicida
contra las Andhrímnir antes de que la nube de polvo se disipe.
Justo
cuando estaba a punto de tomar su decisión—
—¡Aaaaaaaaaah!
Se
produjo un sonido repentino.
No
era el grito de alguien que había sido derrotado, sino el espantoso sonido de
un corte.
—...
Los
oídos de Tsubaki no la engañaron.
Era
un sonido que solo podría haber provenido de un maestro de la espada.
—¡--Hogni!
Se
giró hacia el oeste.
El
elfo oscuro estaba de pie en la parte trasera de la nube que se desvanecía.
—¿¡H-Hogni
Ragnar!?
—¡¡Un
aventurero de Primera Clase!!
—¡É-Él
realmente vino...!
El
grito de Tsubaki incitó a los aventureros y pronto sus gritos y alaridos
llenaron el aire.
El
cabello plateado, casi púrpura, y la piel oscura marcaban a Hogni como un elfo
oscuro.
Su
espada de color negro azabache estaba empapada en sangre, y su mirada aguda
vagaba como si buscara presas a las que perseguir. Tenía una sonrisa fría en
los labios, como si deseara disfrutar de un banquete de sangre.
Enfrentarse
a un aventurero de Primera Clase. Eso era suficiente para hacer que cualquier
aventurero se desesperara, y así la Alianza se tambaleaba sobre sus pies.
Mientras
tanto, Hogni...
(Aaaaah...
¡¡tanta gente que no conozco me está mirando...!!)
Entró
en pánico.
Completamente
en pánico.
Su
mirada peligrosa iba de un lado a otro para evitar encontrarse con la de
alguien, y su sonrisa fría era solo un espasmo que había congelado su cara de
manera extraña. El inútil elfo, que era el introvertido definitivo y
completamente carente de habilidades de comunicación, sentía cómo su corazón se
aceleraba mientras se transformaba en un monstruo.
(Esto
no es bueno... ¡Tengo que hacer esto bien...! Soy un seguidor de Freya-sama y
técnicamente un asombroso aventurero de Primera Clase en Orario... ¡Si la gente
se burla de mí, sería una humillación para la Familia y Freya-sama...!)
Forzó
sus labios hacia arriba, espasmo de mejilla y todo, obligándose a llevar una
sonrisa siniestra.
—...Ku,
Ku-ku-ku, enfrentarse con mi abismo aquí marcará su final... los vestigios de
la antigüedad no significan nada, y el carmesí entona su canto... mi espada
ansia un sacrificio. Así que... m-m-m-m-mueran.
Temblando
bajo la mirada de tanta gente, Hogni intentó transmitir la idea "Manejaré este
escuadrón y acabare con todos. El combate inicial ha terminado.
Prepárense."
Mientras
tanto, la reacción de la Alianza fue desastrosa.
—Uwa,
¿qué le pasa?
—Pensé
que iba a decir algo, pero vaya que es raro.
—Oye,
¿qué le pasa? ¿Qué está diciendo?
—¡Para
ser un elfo, está sonriendo como un ogro!
—¡Pide
disculpas! ¡¡Pide disculpas a todos los elfos!!
—""¿¡Cómo
demonios alguien como él es un aventurero de Primera Clase?!""
(Ahh,
no, quiero morir.)
Una
gota brillante brilló en la esquina del ojo del elfo oscuro.
(Deténganse,
por favor deténganse, no me miren asííííííí. ¡No puedo, no puedo, simplemente
no puedo! ¿C-Cómo es que terminé siendo un aventurero de Primera Clase? No necesito ser el foco de atención, solo
déjenme desvanecerme en la oscuridad y luchar. De hecho, quiero convertirme en
la misma oscuridad, quiero ser la encarnación de las sombras. Ya no puedo más.
Deténganse. Es demasiado. Tan solo quiero recluirme en el bosque. Ahh, ya
basta. Lo único que deseo es que Freya-sama me ofrezca su regazo... No, quiero
que ella apoye su cabeza en mi regazo.)
Hogni
hizo lo mejor que pudo.
Realmente
lo intentó, soportando la presión de los ojos de todos y su propia
victimización imaginada.
Pero
en el momento en que se dio cuenta de que su ridícula actuación estaba siendo
transmitida por los espejos en Orario, su equilibrio mental colapsó y la
catástrofe golpeó. La vergüenza y la humillación se grabaron en su mente, y
ejecutó una retirada patética.
(No
puedo más... Debería usarla...)
En
otras palabras, utilizó su magia.
—"Libéralo,
Rey de las Espadas Mágicas".
Levantó
su espada hacia los cielos con ambas manos, como un caballero, o como si
intentara ocultar su rostro.
Al
mismo tiempo, un círculo mágico negro se desplegó alrededor de sus pies.
—¡Ghh!
¡Detengan su canto!
Tsubaki
gritó sin preocuparse por la dignidad.
Se
había sorprendido por su actuación cómica que había durado solo un breve
momento, pero en el momento en que lo escuchó comenzar a lanzar un hechizo, las
campanas de alarma más grandes comenzaron a sonar en su cabeza.
Conocía
la razón del segundo nombre de Hogni y preocupada sacó la Espada mágica
en forma de daga que estaba atada a su cintura.
—"Sacrifica
la razón, y ofrece sangre fresca. Hasta que termine el banquete--asesínalos a
todos".
Era
un conjuro rápido. Incluso si lo atacaran ahora, sería demasiado tarde.
Viendo
la reacción de Tsubaki, los otros aventureros y herreros siguieron su ejemplo.
Innumerables
Espadas Mágicas y decenas y decenas de flechas volaron hacia Hogni
mientras él permanecía allí con los ojos cerrados.
—Dainsleif.
Hubo
una explosión cuando dijo el nombre del hechizo.
El
círculo mágico pareció brillar y luego fue tragado en una tormenta de ataques.
Era
un poder de fuego que incluso un aventurero de Primera Clase no podría
simplemente escapar ileso. Tsubaki y los demás se cubrieron la cara y tragaron
saliva. Las llamas danzaban.
Frente
a un poder de fuego tan intenso que incluso aventureros de Primera Clase no
saldrían ilesos, Tsubaki y los demás se cubrieron el rostro y miran fijamente,
conteniendo la respiración, mientras el humo de la explosión comenzaba a
oscilar.
Y
entonces.
—¡Gyaaaaaaaa!
Se
escucho un sonido.
Un
estruendoso sonido aplastante resonó en los oídos de Tsubaki, desprovista de
toda moderación y misericordia alguna.
—...
Tsubaki
quedó sin palabras mientras un chorro de sangre se elevaba desde un extremo de
su escuadrón.
Tres
aventureros de clase alta cayeron al suelo.
Junto
a ellos, estaba un solo elfo oscuro que parecía estar usando el humo de la
explosión como una armadura.
—--Estoy
dispuesto a escuchar sus suplicas de clemencia. Pero a cambio, sus vidas serán
el precio.
El
tono de su voz cambio dramáticamente.
Con
una mirada despiadada que no mostraba ni un rastro de su timidez anterior.
Tsubaki
se dio cuenta de que se había activado la magia que nunca debía permitirse ser
lanzada.
—¡Dainsleif...!
¡La magia que altera la personalidad de Hogni!
Ese
era el ritual y la clave que permitía al elfo oscuro, tan asustado por lo que
pensaran los demás, transformarse en un guerrero.
Era
diferente de una magia ofensiva estándar o un encantamiento. Dainsleif
era una magia rara que afectaba el estado mental del usuario. El efecto era una
transformación literal tanto de su personalidad como de su habla. Esta
"magia" era la razón por la que, cuando Bell fue atacado por Hogni
durante el Festival de la Diosa, se preguntaba si realmente era la misma
persona.
Sin
embargo, no afectaba su estado de ninguna manera.
Solo
afectaba su personalidad, por lo que entre la amplia gama de magias, incluso
podría decirse que era bastante simple.
—¡Se
ha convertido en el otro Hogni...!
Pero
al especializarse tan completamente en sus efectos mentales, superaba la mera
autosugestión y trascendía a la autoconstrucción.
Lo
que sucedía podría llamarse la realización de su forma ideal.
Una
magia que invocaba la versión más fuerte de Hogni, nacida del profundo
desprecio hacia sí mismo.
—Ya
estoy harto de ver sus rostros aterrados. Les ofreceré misericordia. Empuñen
sus espadas. Les permitiré morir como guerreros.
--Una
gota de sudor resbaló por la mejilla de Tsubaki.
Durante
la Edad Oscura de Orario, Hogni utilizo esa magia para acabar con más de
mil seguidores de Evilus en una sola batalla. Tsubaki era dolorosamente
consciente de cuán poderoso podía ser.
Absorbiendo
la luz del círculo mágico que se había hecho trizas, los ojos ligeramente
púrpuras de Hogni brillaron sutilmente mientras hacía su anuncio.
—Desaparezcan,
escorias. Los gusanos que rechazan el amor de la diosa no son dignos de seguir
viviendo.
En
un instante, el cuerpo del elfo oscuro se hundió ligeramente.
Y
luego, se lanzó. Fue tan rápido que casi parecía como si se hubiera
teletransportado.
En
el momento en que parecía que había pasado una sombra oscura, un escuadrón
completo había sido aniquilado.
—Aaa...
aaaah...
Fue
un solo tajo.
La
Espada Maldita que empuñaba extendía el alcance de sus cortes,
permitiéndole derribar a muchos aventureros en un solo destello.
El
rondó de desesperación y cortes había empezado.
No
vaciló ni tuvo piedad. El limitador que retenía todo su potencial había sido
completamente eliminado por su magia, transformándolo en la encarnación de una
cuchilla que incluso su máximo rival, Hedin, lo llamó "Un elfo de
mierda, pero el más fuerte en combate cuerpo a cuerpo entre los elfos".
Como
si empuñara una Espada Mágica que no podía volver a su vaina sin traer
innumerables muertes, desató una tormenta de sangre.
Los
aventureros fueron cortados en pedazos. Los altos herreros, junto con sus Espadas
Mágicas, también fueron aniquilados.
Su
tajo no conocía distinciones. Atacaba a hombres y mujeres, de todas las razas,
sin importar si eran jóvenes o ancianos. Dictando sentencias de muerte como un
tirano, con la imparcialidad de un Dios.
—No
me corresponde ser llamado despiadado. Todo es culpa de ustedes, que se
conformaron con ser débiles.
El
alias de Hogni, Dainsleif, provenía en realidad del nombre de su magia.
Era
el mayor elogio de los fanáticos y apasionados seguidores que tenía entre los
dioses de la ciudad, reconociendo su transformación de un Caballero Oscuro
(en tono de burla) a un verdadero Tirano de la Oscuridad.
Diez,
luego diez más. Los aventureros estaban siendo masacrados a un ritmo
vertiginoso. El elfo oscuro, convertido en un despiadado y cruel Señor de la
Guerra que sembraba muerte y destrucción, hizo que Tsubaki, a solo unos
pasos de distancia, hablara con voz temblorosa.
—...Lilisuke,
necesito ese Level Boost o Aumento de Nivel que mencionaste.
—¿Eh?
—¡Date
prisa, rápido!
—¡S-Sí!
Tomando
prestado el nombre que Welf le daba, llamó a la chica pallum a través del Occulus.
Justo
cuando parecía escuchar una presencia agitada, un poderoso poder mágico se
elevó desde muy detrás de Tsubaki, y un pilar de luz dorada, semejante a un
martillo, apareció sobre su cabeza.
—¡"Uchide
no Kozuchi"!
Habiendo
recibido el Aumento de Nivel de Haruhime en su cuerpo, su estado cambió de
Nivel 5 a Nivel 6.
Sin
embargo, incluso así, eso no la tranquilizó.
Todos
los aventureros, excepto ella, habían caído, dejando un anillo carmesí de
sangre a su alrededor.
—Así
que tú eres la que está calificada para enfrentarse a mí en un duelo mortal, Cyclops.
—Así
es, maldita cuchilla demoniaca. Seré yo quien rompa tu Espada Mágica
personalmente.
Los
ojos de Hogni, afilados como la punta de una espada, se posaron sobre Tsubaki.
No
eres un elfo, eres un espíritu maligno.
Dejando
entrever una sonrisa tras su comentario casual, cambio de expresión, y empuño a
su querida Benishigure.
La
brisa movió la capa del elfo oscuro, emitiendo un ruido.
En
medio del escuadrón central casi aniquilado, el Señor de la Guerra y la Herrera
se encontraban frente a frente.
—Tu
destino está sellado. --Esta espada será tu lápida.
De
repente, ambos desaparecieron, y se produjo un furioso choque de espadas.
* * *
—¡Tsubaki!
Welf
alzo la voz ante el furioso choque de espadas detrás de él.
Era
un danza de espadas que un Nivel 2 como Welf realmente ni siquiera podía ver.
La espada negra azabache y la espada larga chocaban y se deslizaban juntas,
mientras las chispas formaban un rastro que indicaba el corte.
Welf
jadeó ante las imágenes residuales creadas por una batalla entre dos Nivel 6, y
luego apretó el puño.
(¡Incluso
si es un duelo de uno contra uno, tengo que ayudar! ¡Lilisuke me habló de la magia
de Dainsleif! Mi Will-o-Wisp podría funcionar...)
Lili
había compartido mucha de la información que Finn le dio sobre la Familia
Freya, y la magia de Hogni, por supuesto, formaba parte de eso.
La
magia de alteración de personalidad, Dainsleif, utilizada para mantener
al otro Hogni, consumía constantemente su Mente, mientras su cuerpo se inundaba
de poder mágico. Esto se evidenciaba en la inquietante luz de sus ojos y el
oscuro brillo púrpura, similar a un espejismo, que emanaba de su cuerpo.
Y
si había partículas mágicas, entonces había una chispa que encendería el fuego
anti mágico de Welf.
Dainsleif, que tenía que
estar activo constantemente como un encantamiento, era un objetivo perfecto
para Welf.
—"¡Arde,
fuego blasfemo!"
Sosteniendo
su Espada Mágica en su mano izquierda, extendió su mano derecha.
Al
concentrar toda su Mente, empujo su alcance al límite.
De
esa manera, no importaba cuán rápido fuera Hogni o si podía verlo, toda el área
de movimiento del elfo oscuro quedaría cubierta.
Apuntando
a todo el ring donde el elfo estaba cruzando espadas con Tsubaki, gritó su
canto ultracorto.
—"¡Will-o-Wi...!"
Pero
entonces.
*TON*
Hubo
un sonido como si golpearan ligeramente una rueda con un bastón.
Como
un ágil gato que se impulsó del suelo y empezó a correr.
Justo
antes de que se activara su fuego anti mágico, el sonido de una aceleración
instantánea resonó en los oídos de Welf.
En
un abrir y cerrar de ojos.
Un
trozo de carne salió volando del hombro derecho de Welf.
—--
Una
línea diagonal ultrarrápida cruzó su campo visual, robándole parte de su
hombro.
El
tiempo pareció ralentizarse para Welf, y en el momento en que reconoció que
estaba siendo atacado, la sangre brotó de la abertura y un grito estalló de su
garganta.
—¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!
Los
ojos de Welf estaban inyectados en sangre, y un terrible sudor estalló en su
cara mientras su brazo derecho colgaba inertemente como el de un muñeco roto.
—No
intentes nada raro, inútil.
Una
voz se escuchó desde su derecha.
Cuando
Welf se dio la vuelta, él estaba allí.
—Tú
eres...
Vana Freya, Allen Fromel.
El
aventurero, que había bloqueado fácilmente la magia de Welf, estaba allí de
pie, relajado, con una lanza plateada en la mano.
Llevaba
una hombrera de plata en su hombro izquierdo, de la cual se desprendía un pelisse
de color verde esmeralda. La única otra armadura que vestía eran las grebas de
plata, que cubrían sus piernas desde las rodillas hacia abajo. Este equipo no
estaba diseñado para recibir impactos, ya que estaba hecho para el más
rápido de la ciudad.
Welf,
quien retorcía su rostro debido al sudor grasiento y un dolor intenso como el
de una quemadura, no tenía manera de saberlo.
Vana Freya solo llevaba su
pelisse cuando tenía la intención de luchar con todo sus fuerzas.
—Tenía
planeado acabar contigo de un solo golpe, como la última vez.
—¿¡Gh...!?
—¿Te
alejaste en el último segundo? ¿Ya aprendiste la lección de ser arrollado por
mí?
Tenía
razón.
Welf
había sido atacado por Allen durante el Festival de la Diosa. En el momento en
que oyó el escalofriante sonido de esa aceleración instantánea, se movió
inconscientemente. Ese instinto defensivo de fracción de segundo evitó que
muriera instantáneamente.
—Sin
embargo, es inútil. Solo eres una pérdida de tiempo. Desaparece.
—Gh...
¡¡No me jodas!!
Estalló
ante esos ojos que no lo veían ni siquiera como un enemigo, sino solo como un
bache en el suelo que estorbaba el avance del carro.
Sin
embargo, justo cuando Welf trató de ignorar el ardiente dolor y gritó, Allen se
acercó rápidamente delante de él.
Comenzando
un feroz aluvión de estocadas de lanza.
—Gah,
Gh, ¿¡Uggggh...!?
Su
grito no fue más que una demostración de su espíritu. Lo único que Welf podía
hacer, con su brazo derecho sorprendentemente aún adherido, era adoptar una
postura defensiva y usar su Espada Mágica, Shikou Kazuki, que
sostenía con la mano izquierda como un escudo. Pero al hacer eso, era como un
niño incapaz de ocultarse completamente detrás del tronco de un árbol. Bajo la
protección de la hoja plana de la espada larga, soportó el aluvión de
estocadas.
Pero
estaba siendo gradualmente desgastado. Su ropa, su piel, todo su cuerpo.
Se
estaba desvaneciendo. Perdiendo sangre, la fuerza para sostenerse, la voluntad
de contraatacar.
Continuó
gritando mientras su mano izquierda, que empuñaba la Espada Mágica, y su
hombro, que presionaba contra la hoja, eran perforados por ataques que burlaban
su defensa. Su carne se rasgaba y sus huesos se agrietaban y rompían mientras
todo su cuerpo se descomponía. La serie de estocadas llevó a Welf al límite en
muy poco tiempo.
(...No
se romperá...)
Mientras
tanto, Allen miraba con curiosidad la escena.
A
pesar de los repetidos golpes y sacudidas, la Espada Mágica de Welf no
se rompía. A diferencia de las típicas Espadas Mágicas, que eran
básicamente consumibles, esta superaba esa condición al representar la tenacidad
de su forjador.
La
mirada aguda de Allen se desplazó, reconociendo el bache en el camino como un
obstáculo real, aunque menor.
—¿Qué
clase de Espada Mágica es esa?
—...Solo
algo... que hice...
Welf
no estaba orgulloso ante la pregunta de Allen.
Con
la dignidad de un herrero, insistió en que su obra maestra, forjada en el
calabozo, solo era un peldaño hacia lo más alto.
—¡¡Si
ni siquiera puedes romper una simple Espada Mágica, tampoco debes ser la
gran cosa...!!
Y
mantenía una falsa bravuconería.
Estaba
sangrando y su cuerpo estaba magullado, pero aun así se obligó a sonreír.
Era
una provocación, un herrero arrogante riéndose de un aventurero de Primera Clase.
Pero Allen no se inmutó.
—Reconozco
tu habilidad como herrero.
De
hecho, por primera vez, realmente reconoció las capacidades de Welf.
—Pero
solo eso.
—--
Y
entonces, se revistió de una intención asesina que incluso atravesó a Welf.
Pateando
contra los adoquines de piedra, aceleró.
--No
había forma de que un simple herrero pudiera reaccionar a tiempo.
Welf
se había atrincherado detrás de su espada, pero en un instante, Allen apareció
a su lado, lanzando una patada.
—¡¡Gh!!
Y
eso fue todo lo que se necesitó para acabar con Welf.
Con
una patada de su pie derecho, como si estuviera levantando algo, golpeó
directamente en las costillas de Welf, levantándolo del suelo.
Por
un breve momento, experimentó una sensación de flotar, y luego una patada
giratoria con el pie izquierdo lo golpeó con fuerza.
Con
las costillas agrietadas, fue catapultado por los aires, rodando por los
adoquines, hasta colapsar miserablemente.
Con
el último vestigio de su terquedad, logró sostener su Espada Mágica, que
se teñía de rojo con la sangre que goteaba de su mano.
—Te
lo dije antes, inútil. Vuelve a tu taller y juega con el hierro.
Esto
había ocurrido el día que se atacó y destruyó a la Familia Ishtar.
Y
al igual que cuando conoció a Welf por primera vez, Allen mostró su desprecio.
—Entiéndelo
bien. Los herreros nunca van a ser útiles en un campo de batalla, perdedor.
Lo
único que Welf había logrado fue retrasar a Allen por menos de un minuto.
Dejando
al herrero tranquilamente desplomado en el suelo, Allen comenzó a ejecutar su
misión.
—¡Aaah!
¡Uwaaaaaaaaaa!
—N-No
logramos golpearlo... ¡nada funcionaaaaaaaaa!
Bajo
la dirección de su comandante Hedin, el Carro, que al igual que Hogni
entró en la batalla, provocó la desesperación entre los aventureros de la Alianza.
Incluso Lili se puso pálida al observar desde lo alto del mausoleo cómo su
formación había sido completamente destrozada.
—¡Aisha-dono!
¡El escuadrón central esta...!
—¡Maldición...!
¡Esos monstruosos aventureros de Primera Clase!
En
el ala izquierda...
Tan
pronto como la nube de polvo se disipó, Mikoto y Aisha pudieron ver que Hogni y
Allen habían aniquilado por completo al escuadrón central.
Siguiendo
los manuales, dentro de la línea de batalla de la Alianza, el escuadrón central
era el más sólido. Tsubaki, de nivel 5, había sido asignada al frente, y se
había reunido a la mayor cantidad de fuerzas, incluyendo aventureros y
herreros. Sin embargo, estaban al borde de ser completamente aniquilados.
Al
ver a los aventureros ser abatidos sin siquiera poder escapar, estaba claro que
ya no era siquiera una batalla.
—¿¡Qué
hacemos!? ¡Lili-dono está ocupada dirigiendo el escuadrón central y el ala
derecha! ¡A este paso...!
—Gh...
¡Dirijámonos al centro! ¡Si Cyclops cae, esto realmente será el fin!
¡Necesitamos llevarnos a Haruhime y ayudar a esa enano—!
Esa
fue la angustiosa decisión de Aisha.
Con
el ala izquierda también sumida en una feroz batalla, la única manera de cruzar
hacia el centro era designando a alguien como retaguardia para que se sacrificara.
Aisha, superando su sentimiento de culpa, estaba a punto de decirles a las Berbera,
que luchaban valientemente a su alrededor, "Por favor, mueran aquí por
nosotras".
—¿¡Ah!?
—¡¡Kyaaaaaa!!
Pero
su resolución no sirvió de nada.
—¿¡...!?
¡Sharay, Elisa!
Las
Berbera que estaban detrás de ella fueron derribadas repentinamente por
cuatro personas a la vez.
Dándose
la vuelta en shock con Mikoto, Aisha vio cuatro figuras.
—Es
un plan inútil.
—No
es como si tú pudieras hacerlo.
—¿Acaso
no es obvio?
—Aunque
ya estamos aquí.
Cascos
de color arena y armaduras a juego.
Una
lanza larga, un gran martillo, un gran hacha y una gran espada. Cuatro armas
para cuatro pallums.
—Los
hermanos Gulliver... ¡Bringar!
Mikoto
se estremeció mientras los labios de los tres hermanos menores se curvaban en
burlas.
—Sombra✝Absoluta y Antianeira.
—Esto
es una repetición del Festival de la Diosa.
—¿Vas
a caer ante nosotros otra vez?
Y
finalmente, el hermano mayor, Alfrigg, anunció con compasión—
—Caigan
aquí, por el bien de Freya-sama.
—¡Ghhh!
¡No me subestimes!
El
grito furioso de Aisha rompió el silencio, y las Amazonas ensangrentadas a su
alrededor levantaron un grito de batalla.
Con
las llamas de las Espadas Mágicas, la luz del aumento de nivel y las
ondas de gravedad, lucharon con todas sus fuerzas contra los cuatro pallums y
los Einherjars.
Desventaja
tras desventaja.
Mirando
fijamente y atónitos al espejo sobre la Calle Principal, uno de los residentes,
un aventurero —o tal vez un dios— lo dijo. O quizás todos estaban pensando lo
mismo.
Esto
solo era una masacre, un juego completamente desigual.
* * *
—El
idiota de Hogni, el más fuerte en combate cuerpo a cuerpo entre los elfos, está
en el centro; el estúpido gato, que destaca por su velocidad, está aplastando a
las unidades con Espadas Mágicas; y el ala izquierda, poco afectada,
está siendo asegurada por los hermanos pallums... todo es tan predecible y
aburrido como lo dicta el manual.
Hedin
sonaba aburrido mientras observaba el desarrollo de la batalla desde su
posición en lo alto del templo de su Familia.
Si
hubiera desplegado a los aventureros de Primera Clase desde el inicio de la
batalla, probablemente el resultado habría sido prácticamente el mismo.
Sin
embargo, Hedin había tomado todas las precauciones necesarias.
Como
estratega a cargo de las operaciones de la Familia Freya, comprendía lo
devastador que sería la caída de un aventurero de Primera Clase. Si Hogni o
Allen cayeran, incluso los Einherjars, esos guerreros indomables que no
temían a la muerte, perderían la compostura, llevando a una inigualable baja de
moral. Y sin duda, la comandante enemiga, Lili, estaba apuntando precisamente a
eso.
Debido
a ello, desplegó su carta más poderosa, los aventureros de Primera Clase, solo
después de haber eliminado por completo la única fuente de incertidumbre: las Espadas
Mágicas Crozzo. Desde la perspectiva de Lili o Daphne, esto representaba
una crueldad que rozaba la desesperación.
—Las
principales fuerzas de la Alianza han sido desplegadas por completo... sin
embargo, falta un conejo.
Sus
ojos élficos no pasaron por alto ni el más mínimo detalle de la formación del
enemigo.
Aun
en medio de una gran batalla campal, se dio cuenta de que el joven de cabello
blanco a quien había entrenado no estaba presente.
—Por
más que cargue su explosión y la detone en el campo de batalla principal,
mientras Heith y su grupo estén ahí, será en vano.
Enviar
a un solo Nivel 5 a estas alturas no cambiaría la situación.
Después
de ser asesinado tantas veces en Folkvangr, incluso ese estúpido conejo debería
saberlo hasta la médula.
—Y
sobre todo... con las reglas de este Juego de Guerra, ni siquiera eso es
posible.
De
hecho, la única oportunidad de victoria para la Alianza era utilizar el campo
de batalla principal como señuelo y enfocarse en la reina.
Anticipando
las tácticas de la Alianza con una precisión diabólica, el elfo blanco levantó
la vista.
Sus
ojos se estrecharon mientras miraba hacia los extremos de la isla, lejos del
campo de batalla.
—¿Será
el suroeste... o quizás, el noroeste?
* * *
Corría
hacia el noroeste.
Asegurándome
de no ser visto mientras iba a toda velocidad.
Avanzaba
hacia la base de la Familia Freya, completamente solo.
—Lili,
quizás debería luchar junto a los demás...
—¡No,
Bell-sama! ¡Sigue avanzando hacia Freya-sama!
Entre
los gritos de guerra que azotan mi hombro izquierdo y mi espalda—y sin
necesidad de ver, conocía los numerosos lamentos de mis aliados—intenté
voltear, pero la voz de Lili emergiendo del Occulus en mi guantelete
izquierdo me detuvieron.
En
el mismo instante en que las Espadas Mágicas Crozzo desataron sus
llamas, marcando el comienzo de la batalla, rodeé el noroeste de la isla,
evitando completamente el campo de batalla principal.
Esa
había sido la orden de Lili. Usar el combate a gran escala como señuelo para
acercarse sigilosamente a la base enemiga.
—¡Hildrsleif
y el Rey todavía están en la base enemiga!
—¡...!
—¡No
podremos ganar a menos que derrotemos al aventurero más fuerte de Orario!
Lili
tenía razón. El Rey era alguien de esa magnitud.
Soy
dolorosamente consciente de eso después de que me derribó de un solo golpe
durante el Festival de la Diosa.
Mientras
él permanezca de pie frente al trono protegiendo a su señora, la Alianza estará
destinada a la derrota.
No
tendremos futuro a menos que encontremos una manera de superar al más fuerte de
la ciudad, de nivel 7.
—¡Y
la habilidad Argonauta de Bell-sama es nuestra única esperanza para
derrotarlo!
Eché
un vistazo al Occulus, recordando la batalla en la Calle Daedalus, y
luego observé mi mano derecha. El campanilleo resonaba, acompañado del
iluminado brillo de la carga que ya había comenzado.
El
maestro y el resto de la Familia Freya solo habían visto mi estado
durante el tiempo que pasé con su Familia cuando el encanto de su diosa
torció toda la ciudad. Si espero hasta poder ver al enemigo antes de activar el
Argonauta, no llegaré a tiempo. Los Einherjars nunca lo permitirían.
Eso
significa que ahora es el momento. Para desatar un ataque a plena potencia,
necesito comenzar a cargar antes de encontrarme con el enemigo.
La
misión que me habían asignado era montar un ataque sorpresa.
Alternando
entre ocultarme y moverme, mi objetivo era asestar un golpe completamente
cargado a la mayor fuerza del enemigo--a Ottar-san.
Lili
había concluido que, si el ataque en oleadas de las Espadas Mágicas Crozzo
fallaba, este sería el único método para derrotar al Rey.
—Tenemos
que sacrificar a todos para que al menos puedas llegar a Freya-sama! De lo
contrario, no podremos ganar esta batalla.
Incluso
si nuestros aliados son cortados por Hogni-san, arrollados por Allen-san,
destruidos por Alfrigg-san y sus hermanos, abatidos por mi maestro--o incluso
si eso significa ignorar a Heith-san y a las sanadoras, tengo que derrotar a
Ottar-san y llegar hasta Freya-sam--no, tengo que llegar hasta ella.
Apreté
los dientes mientras Lili daba las órdenes.
Incluso
el sonido resonante de las campanadas me hacía consciente de que así tenía que
ser.
Descartando
los pensamientos que me desgarraban el corazón, continué acercándome a la base
enemiga.
(¡Con
cuidado, pero rápido! ¡No deben detectarme!)
Incluso
en el noroeste, lejos del campo de batalla principal, se extendía un vasto
campo de ruinas.
Había
edificios en ruinas, una avenida de mármol y colosales columnatas sin techos.
Utilizando este paisaje digno de una ciudad en ruinas, me ocultaba mientras
verificaba la ausencia de enemigos o miradas indiscretas, antes de correr hacia
el siguiente punto.
Actualmente
era invisible.
Estaba
usando uno de los Velos Inversos de Fels-san y era básicamente
invisible.
Pero
aun así, evitaba cualquier acercamiento audaz.
Esta
vez el enemigo era mi Maestro y la Familia Freya. Si percibían incluso
la más mínima anomalía, sería el fin. Aunque usé un objeto para neutralizar mi
olor y evitar ser detectado incluso por el olfato de las beastman, nunca podía
estar completamente seguro.
Y,
lo más importante...
(¡El
sonido de la carga...! Aunque todavía no había alcanzado su base, ¡sin duda lo
detectarán si me acerco demasiado!)
Sentí
una ola de sudor frío mientras escuchaba las campanadas repetirse y las
partículas de luz blanca se acumulaban.
No
importa cuán perfectamente un explorador elimine su presencia, si produce un
sonido que revele su ubicación al enemigo, simplemente será un tonto. Y yo
tengo que adoptar precisamente ese tipo de sigilo imprudente para lanzar mi
ataque. Aunque necesito acumular suficiente fuerza para derribar al enemigo,
también debo hacerlo de manera sigilosa. La contradicción entre acumular fuerza
y mantener el sigilo hacía que mi corazón se acelerara involuntariamente.
(El
Limit Off... ¡No puedo dejar que suene la Gran Campana...!)
Si
la campanada de la campana gigante resonaba, sería detectado inmediatamente sin
importar cuán lejos estuviera.
Y
si los Einherjars me interceptaban antes de que pudiera infiltrarme en
su base, perderíamos nuestra única oportunidad.
No
tenía más opción que acercarme lo máximo posible utilizando una carga normal.
(Pero...
¿realmente podía evadir los ojos de mi Maestro?)
No
podía dejar de imaginar a mi Maestro, observándome como un halcón desde su
posición aún distante.
Era
fuerte. Y más astuto que cualquiera.
Seguramente
ya había descifrado nuestros planes, ¿no es así?
Luchaba
contra esa terrible sospecha, reprimiendo mi respiración temblorosa, y
avanzando lo más rápido que pude.
—...Este
lugar es...
Había
llegado a una estructura especialmente grande.
Debió
haber sido un anfiteatro alguna vez.
Parte
de la pared exterior estaba derrumbada, y dentro se podía ver los asientos para
espectadores y la arena. La arena tenía un diámetro de unos 150 mederos, y la
altura total de la pared exterior y los asientos para espectadores alcanzaban
unos 30 mederos. No era difícil imaginar que, en una época donde las opciones
de entretenimiento eran escasas, muchas personas acudían a este anfiteatro al
aire libre para disfrutar de los espectáculos.
Entre
columnas descoloridas y caídas que evocaban una cierta melancolía, rápidamente
desvié la mirada.
No
tenía tiempo para detenerme en sentimientos. Así que empecé a rodear el
exterior del anfiteatro.
Y
justo entonces.
—¡Haaaaaaaaaaaah!
—¿¡!?
Una
sombra se deslizó por el suelo y sentí un aura asesina caer desde arriba.
Justo
en el momento en que un grito de batalla y una hoja estaban a punto de
alcanzarme, levanté rápidamente mi cuchillo.
—¿¡Gh!?
Las
hojas del atacante y el Cuchillo Hestia chocaron.
No
logré bloquearlo completamente.
Evité
el daño directo, pero mi Velo Inverso termino rasgado, disipando mi Invisibilidad.
Mientras me recuperaba del impacto, mi
atacante aprovechó para darme una patada. Dado que no podía usar mi mano
derecha libremente debido a la carga, fui fácilmente lanzado por el aire.
Salté
hacia atrás para disminuir el impacto, lo que me llevó al centro del
anfiteatro.
Rodé
a través de la pared exterior derrumbada, quedando atrapado en una arena sin
salida.
—¿¡De
verdad creíste que podrías pasar desapercibido haciendo ese ruido de campanas!?
¡Bell!
—¡...!
¡Van-san!
El
fuerte guerrero Einherjar mitad-pallum, Van-san, me había seguido hasta
el centro del amplio anfiteatro, regañándome como solía hacerlo.
(¡He
sido descubierto...!)
El
ataque sorpresa había fallado. El plan ya no funcionaria. Este era el fin del
camino.
¿Van-san
estaba solo? ¿Dónde están los demás? ¿Podía recuperar la situación? ¿Qué
debería hacer?
Mientras
la desesperación se apoderaba de mí, Van-san pareció adivinar lo que estaba
pensando y gritó.
—¡Estoy
solo! ¡Esto no tiene nada que ver con las órdenes de Hedin-sama! ¡Después de
haber luchado tantas veces contigo en el Folkvangr, sabía que terminarías
viniendo aquí!
—¿¡Qu...!?
—¡Y
decidí que sería yo quien realizaría tus ritos finales!
¿¡Predijo
mis movimientos...!? No, ¿¡se ocultó aquí en el noroeste, esperándome!?
Luché
por procesar lo sucedido, mientras que Van-san me miraba como si hubiera
traicionado su confianza.
—¡A
pesar de haber recibido la bendición de Freya-sama, eres un traidor que rechazó
su voluntad divina! No importa lo que Ottar-sama o los demás digan, ¡seré yo
quien acabe contigo!
Era
una ira innegable, una obsesión, un punto de no retorno.
—¡Es
mi deber como el que estuvo a cargo de vigilarte!
Aunque
ocurrió en un mundo distorsionado, vivimos bajo el mismo techo y compartimos la
misma mesa.
Durante
el Bautismo, nos enfrentamos en múltiples ocasiones, y a veces
compartimos consejos. Esto creó un extraño vínculo entre nosotros.
Puede
que solo haya sido una ilusión, pero durante esos veinte días, fui un miembro
más de la Familia Freya.
Los
ojos del mitad-pallum se distorsionaron mientras me miraba. Y los míos hicieron
lo mismo.
Sin
embargo, en un instante, Van-san dejo a un lado todas las emociones triviales y
me atacó.
—¿¡Gh...!?
—¡Vamos,
Bell! ¡¡Pelea!!
Las
Espadas Gemelas de Plata de Van-san me amenazaron una y otra vez.
"Si
no tomas mi mano, te mataré". Esa determinación se reflejaba claramente en
sus dos espadas.
Repelí
las dos espadas que se dirigían hacia a mi pecho con el Cuchillo Hestia.
No
tenía opción. En medio del anfiteatro, volví a enfrentarme a Van-san, como si recreáramos
el bautismo.
El
cuchillo y las espadas gemelas chocaron entre sí.
Chispas
se esparcieron en el aire.
Un
agudo sonido metálico resonó como un grito de dolor.
El
ataque se desvió.
Mis
dudas me llevaron a tomar varias decisiones equivocadas.
Mi
afecto hacia Van-san y la Familia Freya era más profundo de lo
que había imaginado.
—¿¡Estas
jugando conmigo al combatir con una mano!? ¿¡Desde cuándo te crees tan superior
como para menospreciarme!?
—¡Gh...!
—¡Apunta
esa carga!¡Contra mí!¡Yo soy tu enemigo ahora!
Su
furia, teñida de rojo, resonaba una y otra vez en mis oídos.
A
estas alturas, el hecho de que aún reservara mi carga enfureció a Van-san,
quien ahora realmente intentaba matarme.
Mientras
soportaba su ataque, lo que sentía no era miedo ni ansiedad, sino una
abrumadora sensación de vacío y una tristeza tan profunda que me hacía querer
gritar.
Ascender
de nivel era realmente cruel.
Van-san,
de Nivel 4, con quien luché innumerables veces durante el bautismo, a veces
ganando y a veces perdiendo... ahora parecía dolorosamente lento.
Podía
ver sus ataques con total claridad.
A
pesar de estar lleno de dudas, lograba esquivar sus ataques con facilidad.
Había
entrenado intensamente con Tiona-san y los demás, aventureros de Primera Clase,
para adaptarme después de subir de nivel.
No
había forma de que pudiera perder aquí.
—¡Ghhhh!
Apreté
los dientes con todas mis fuerzas y acorté la distancia.
Todo
terminó en ese momento.
Con
los ojos de Van-san bien abiertos, me lancé hacia él, guardé el cuchillo en mi
mano izquierda y lo golpeé en el estómago con un puñetazo.
—¿¡Gah!?
Grité
con todas mis fuerzas, como si el grito pudiera consumir la lástima y el apego
que aún persistían en mi corazón.
—¡"FIREBOLT"!
Una
explosión resonó desde mi puño izquierdo al impactar en su abdomen.
Las
atronadoras llamas envolvieron el cuerpo de Van-san, lanzándolo por los aires
hasta que se estrelló contra una parte de las gradas.
—¡...B-elll...!
El
golpeado mitad-pallum se desprendió del escalón de piedra donde había impactado
y cayó hacia adelante.
Y
con la boca ensangrentada, extendió su mano temblorosa hacia mí antes de perder
el conocimiento.
—Ngh...
Ni
siquiera me quedé sin aliento.
La
batalla había durado menos de un minuto.
Nivel
5 y Nivel 4. La diferencia entre esos dos números lo era todo.
Y
esta amarga experiencia me había mostrado las alturas que había logrado
alcanzar como Aventurero de Primera Clase.
—Así
que aquí estabas.
Sin
embargo…
—--
Ese
breve combate fue más que suficiente para atraer al más fuerte hacia mí.
—¿Actuaste
por tu cuenta, Van? Aunque, me ahorraste el tiempo de buscarlo.
Escuché
algo aterrizar en la arena y una voz solemne.
Conteniendo
la respiración, me di la vuelta lentamente.
Cabello
y ojos color óxido, y una figura abrumadoramente gigantesca que parecía una
roca.
Empuñaba
dos grandes espadas, una en cada mano, y en su espalda portaba una espada que
más bien parecía un inmenso bloque negro.
Frente
al boaz, que se erigía como la Cúspide de todos los Aventureros, una voz
ronca cayó de mis labios.
—...Ottar-san...
El
más fuerte de la ciudad que no se había unido a la batalla principal... ¿Había
estado buscándome desde el principio?
Todavía
estaba lejos de una carga máxima completa. Y ahora que él me había encontrado,
un ataque sorpresa ya no tendría sentido.
Mi
cuerpo había perdido tanto la temperatura que me sentí como una estatura de
hielo. Podía sentir las respiraciones pesadas de Lili a través del Occulus.
Esta
vez seguro, nuestro plan había fallado. Había sido completamente destrozado, y
nuestra única oportunidad de victoria era—
Esta
vez ya era seguro, el plan había fallado, la estrategia había fracasado, y al
perder nuestra única oportunidad de victoria nos encontrábamos en una—
"Situación
desesperada". Esas dos palabras llenaron nuestras mentes.
—...
Ottar-san,
sin decir una palabra, dirigió su mirada hacia mi figura paralizada en el
centro del anfiteatro.
Al
ver las partículas de luz condensándose en mi mano derecha, sutilmente estrechó
los ojos.
Acto
seguido...
Arrojó
la enorme espada que tenía en su mano derecha frente a mí.
—¿Gh...?
Con
un sonido sordo, la gran espada se clavó en el suelo a una distancia lo
suficientemente cerca como para que pudiera alcanzarla y tomarla.
Sin
darme cuenta, me quedé mirándola fijamente.
La
hoja estaba hecha de un mithril refinado. Su filo y solidez eran auténticas,
indiscutiblemente era un arma de Primera Clase.
Ello
no había sido un ataque. Ni mucho menos una intimidación.
Era
casi como si estuviera dándome el arma. Y después de notar que era incapaz de
moverme debido a mi confusión, habló.
—Tómala.
—¿…Eh?
—Dije
que la tomes.
Se
refería a la gran espada.
Mis
ojos se abrieron ampliamente al escuchar esas breves palabras.
—Con
todo tu poder
Dijo
el Rey.
—Ven
a por mí con todo lo que tengas.
Con
el porte de un rey, dictó su decisión.
—Te
concederé un ataque.
Estaba
probando mi capacidad.
O
tratando de medir mi habilidad.
—Apuéstalo
todo y ven. Enfréntame con toda la fuerza de Bell Cranel.
—¡Gh...!
Me
quedé sin palabras.
Lo
decía en serio. Realmente lo decía en serio.
El
boaz frente a mí sabía exactamente lo que estábamos intentando hacer, y aun así
me decía ¡"Ven e inténtalo"!
(Una
trampa, no..., ¡no tendría sentido poner una!)
Él
era el más fuerte. Podía vencerme fácilmente con solo atacarme de
frente.
No
habría ninguna razón para idear estrategias contra un aventurero inferior al
que podía aplastar en un abrir y cerrar de ojos.
Esta
era simplemente la manera del Rey.
Como
el seguidor más fuerte de su diosa, quería ponerme a prueba.
Guerrero.
Esa
palabra dominaba mi mente.
—B-Bell-sama...
Una
voz temblorosa resonó desde el Occulus.
Lili
también estaba agitada. Pero también estaba suplicando.
Esta
era una oportunidad única en la vida.
No
podía darme el lujo de dejarlo pasar. Incluso si era algo dado por el enemigo,
tenía que aprovecharlo.
Además,
si perdiera esta oportunidad, simplemente seria aniquilado.
Por
otro lado, si de alguna manera lograra vencer a Ottar-san aquí, se abriría un
camino hacia la victoria.
—...¡Gh!
Ya
lo había decidido.
Tomé
la gran espada plateada frente a mí con la mano derecha.
—¡”FIREBOLT”!
Canalicé
el rayo de llamas desde mi mano izquierda hacia el filo de la espada de
mithril.
Inmediatamente,
las partículas luz que había acumulado en mi mano derecha se extendieron a la
gran espada.
La
llama que debía haberse desvanecido se aferró al metal, incrementando
poderosamente su fuerza.
Carga Dual.
Una
alteración del rango de acumulación de carga.
Al
extender el efecto sobre la espada, el consumo de mi Resistencia y Mente
se disparó de inmediato, pero no tenía otra opción.
No
podía cambiar el suave tintineo en un gran campanada.
Cambiar
de estrategia ya no era posible.
No
a menos que cancelara la carga y comenzara desde cero. Pero hacer eso
significaría perder toda la resistencia y Mente que ya había gastado.
Considerando la pelea que me esperaba con los Einherjars, incluso si
lograba derribar a Ottar-san, no podía darme el lujo de consumir demasiada
Mente.
Sosteniendo
el mango con ambas manos, corrí hasta que la carga completa estuviera a menos
de un minuto de distancia.
(...¿Realmente
podía hacerlo? Aunque es un enemigo al que normalmente nunca podría vencer...
¡Con un Argonauta completamente cargado podría...!)
Conocía
el poder destructivo total del Argonauta mejor que nadie.
Una
carga breve tal vez no sería suficiente, pero potenciado al máximo, podía
borrar a cualquier enemigo sin dejar rastro. Gracias a esta habilidad, había
superado la diferencia de niveles en repetidas ocasiones.
Era
lo que Kami-sama llamaba el Golpe del Héroe, la fuerza para revertir
cualquier situación.
¿Realmente
podía golpear a un aventurero de carne y hueso con ese ataque tan extremo...?
Observé
al boaz que estaba frente a mí.
La
armadura que llevaba era sorprendentemente ligera.
Contrario
a lo que el considerable grosor podría sugerir, su armadura solo cubría ciertas
partes como el lado izquierdo de su pecho, sus manos, su frente y lugares
similares. Con una protección así, ¿no sería sencillo que un ataque con carga
máxima lo supere y le quite la vida?
Mi
oponente era el aventurero más fuerte de la ciudad.
No
era un oponente contra quien pudiera bajar la guardia, retener mi fuerza, o
hacer suposiciones ingenuas.
Pero
aun así…
La
indecisión que surgía en mi corazón me hacía dudar sobre usar mi ataque a
máxima potencia.
No
obstante, como si quisiera disipar esas preocupaciones mías, Ottar-san comenzó
a cantar.
—"Misericordia
de la luna de plata, y el desierto dorado. Ofrezco este cuerpo al jabalí de la
guerra”.
Mis
ojos se abrieron de par en par ante el eco del canto.
—"Corre,
lleva la voluntad de la diosa--".
Era
un canto corto.
Y
a pesar de que el hechizo se completó en un breve instante, se liberó un
tremendo poder mágico.
—"Hildis
Vini".
Una
luz dorada hirió mis ojos.
Un
brillo similar al color del crepúsculo se acumulaba en la espada del Rey.
—¿Qué...?
Ante
tal brillo, instintivamente entrecerré los ojos y contuve el aliento.
Su
arma estaba envuelta en luz, convirtiéndose en una Espada Dorada.
La
furiosa luz mágica cubrió la superficie de la gran espada, casi como una llama
del fin. La luz era tan intensa que daba la ilusión de que la hoja había
aumentado de tamaño, casi como si el arma llevara la piel de un gran jabalí
dorado.
Ese
inusual aumento de poder mágico... ¿era como el Argonauta?
No--¡es
solo una forma sencilla y extrema de fortalecimiento!
—¿Esa
es... la magia de Ottar-sama de la que habló Finn-sama...? ¡¡El brillo dorado
que se dice que derrotó a otro aventurero de Nivel 7!!
Frente
al cegador brillo dorado, Lili murmuro aterrorizada a través del Occulus.
Su
aumento de fuerza no requería una carga previa.
Aunque
no estaba seguro, combiné la información que Lili me había dado de antemano y
llegué a esa conclusión.
Era
un simple aumento de fuerza.
Y
porque era simple, se convertía en una carta de triunfo inimaginablemente
poderosa cuando se combinaba con la absurda cantidad de fuerza de
Ottar-san.
Fue
en ese momento que al sentir como un sudor frio bajaba por mi piel, dejé de
lado toda duda.
El
poder que almacenada esa Espada Dorada era tan inmenso que me había
impulsado a tomar una decisión.
—...
—...
Mientras
continuaba mi carga, como una ballesta preparándose para disparar, lentamente
asumí mi postura.
Sujeté
firmemente la empuñadura de la gran espada con ambas manos, bajé mi cadera y
adopté una postura lateral.
Ottar-san
tomó la misma postura, casi como si estuviera imitándome a propósito.
Me
había dado una de sus grandes espadas gemelas.
Nuestras
armas eran iguales. No existían ventajas ni desventajas.
La
victoria se decidiría por la combinación de fuerza, magia y poder destructivo
puro.
Una
luz blanca y una luz dorada.
Una
llama rugiente y un brillo feroz.
Las
ondas de poder que emanaban de nuestras armas llenaron el anfiteatro.
Lili
observaba conteniendo la respiración.
Estoy
seguro de que Ais-san y el resto de la ciudad también lo estaban observando a
través de los espejos.
Apreté
con fuerza el grueso mango de la espada, mientras sentía cómo todas las miradas
de quienes no estaban luchando en el campo de batalla se centraban en nosotros.
Y
finalmente, ese momento había llegado.
Cinco
minutos.
Luego
de alcanzar el nivel 5 y haber prolongado el tiempo para cargar mi energía, el
sonido de la campana alcanzó un punto crítico.
—¡--Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!
Empecé
a correr.
Con
todas mis fuerzas.
Blandiendo
la espada imbuida con la llama sagrada sobre mi hombro derecho, avancé hacia el
guerrero más fuerte que se interponía en mi camino.
Ottar-san
no se movió. Permanecía tan quieto que resultaba aterrador.
Inmóvil
como una enorme roca, me observaba avanzar directamente hacia él.
Inquietud,
miedo, preocupación—
Descartando
todas esas emociones, y soltando un rugido de fuego, liberé la Llama Sagrada.
—¡¡"ARGO
VESTA"!!
Con
toda mi fuerza y espíritu.
Desaté,
sin duda, el ataque más fuerte de Bell Cranel, quien había alcanzado el Nivel
5.
Frente
a ese ataque mortal, el boazman, armado con su gran espada, rugió.
—¡UUUUOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Como
si intentara repelerme solo con su rugido, desencadenó una fuerza sobrehumana
impresionante.
Su
Corte Dorado colisionó contra mi Llama Sagrada.
Y
entonces—
—¿¡Gh!?
Se
produjo un impacto inmenso, un destello de luz y luego un estruendo
ensordecedor.
El
enfrentamiento duró solo un instante.
La
llama sagrada ardiente pareció ser repelida por la luz dorada, pero casi al
mismo tiempo, ambas espadas alcanzaron su límite y se desintegraron desde la
empuñadura, lanzando a Ottar-san y a mí en direcciones opuestas.
—¿¡Gah!?
Con
la fuerza de una corriente imparable, fui lanzado a través de la enorme arena y
me estrellé de espaldas contra la pared de mármol.
El
impacto destrozó la pared y me dejó sin aliento, haciendo que todo el
anfiteatro se estremeciera. Las grietas recorrieron las paredes y las gradas,
levantando una densa nube de polvo.
Probablemente
me lo esté imaginando, pero podría jurar que toda la isla acababa de quedarse
en silencio.
Era
como si, al ver la colisión de nuestros ataques, los aventureros y los Einherjars
detuvieran sus combates y contuvieran el aliento.
—¡Geha,
gaha…! ¡¡Aaaaaah...!!
Lo
poco que quedaba de la empuñadura de la gran espada cayó de mis manos mientras
me retorcía por el retroceso del impacto.
Con
las manos aun temblando, alcé la mirada.
A
través del humo que se disipaba...
Vi
aparecer una sombra.
Mi
respiración temblaba mientras observaba casi como si suplicara... y entonces,
la sombra se mostró.
—...Así
que es un empate...
Eso
fue todo lo que dijo con una voz cortante y baja.
Él
se encontraba de pie.
Sus
gruesas piernas habían tallado dos profundos surcos en el escenario pavimentado
con piedra cuando fue empujado contra la pared.
Desprendiendo
su enorme espalda de la pared rota, Ottar-san me miró lentamente.
—No...
considerando la diferencia de nivel, tu ataque fue mejor que el mío.
Un
elogio sincero.
Sus
ojos color óxido se entrecerraron mientras elogiaba el Argo Vesta que igualó su
Hildis Vini.
Sin
embargo, a pesar de esas palabras de elogio, mi rostro se había puesto pálido.
¿Un
empate? ¿Anulado? ¿El Argonauta?
¿El
mismo Argo Vesta que derrotó a las poderosas garras del Juggernaut?
—Fue
un ataque espléndido... Sin embargo...
A
pesar de haberlo dado todo, mi ataque a máxima potencia no fue lo suficiente
como para derrotar al Rey.
El
humo se elevaba de los lugares donde la llama sagrada había quemado su cuerpo,
pero el guerrero boaz avanzó con calma, como si no hubiera recibido daño
alguno.
—El
trato se limitó a un solo ataque.
Desechando
la empuñadura de la gran espada, ahora convertida en un trozo de metal
deformado, desenfundó una increíble Gran Espada Negra de su espalda.
Un
grito surgió del Occulus en mi guantelete.
Seguro
que era para decirme que tenía que huir.
Pero
incluso cuando el temblor se apoderaba de mi cuerpo--lo sabía.
Si
le daba la espalda, me mataría.
No
me estaba permitido huir.
Tenía
que luchar contra el más fuerte hasta caer.
—De
ahora en adelante, es simplemente un combate.
El
anfiteatro se había transformado en un campo de caza para el despiadado jabalí.
* * *
Las
espadas brillaban.
El
destello plateado de una espada y el brillo negro azabache de la otra intercambiaban
golpes feroces.
—¡Gaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!
Tsubaki
rugió como una bestia.
Su
ropa estaba hecha jirones, y solo un pedazo de tela cubría su torso, pero aun
así, la semi-enana rugía. Con gran destreza, manejaba la larga espada en sus
manos, desviando los poderosos cortes y contraatacando con fuerza.
La
herrera, convertida en una Asura de un solo ojo, se enfrentaba a Hogni.
La
capa del elfo oscuro estaba hecha trizas, pero en sus ojos no había ni miedo ni
desprecio. Reconocía que la mujer, envuelta en el resplandor del aumento de
nivel y dispuesta a derrotarlo, era una enemiga formidable, y la enfrentaba con
la dignidad de un rey guerrero en un duelo frontal de espadas.
Plata
y negro. Oro y púrpura. Las luces residuales de sus armas y sus magias se
entrelazaban, dibujando trayectorias en el aire. Su duelo estaba en un nivel
completamente diferente, dejando estupefactos a los demás Einherjars y
aventureros mientras la batalla se intensificaba. Y entonces—
—¡¡Sei...aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!!
—¡Haaah!
El
golpe decisivo fue lanzado.
Uno
soltó su vaina y desató un corte diagonal hacia abajo con todas sus fuerzas.
El
otro lanzó un corte ascendente a gran velocidad, interceptando el ataque.
Tsubaki
y Hogni, empuñando sus espadas, intercambiaron posiciones y se quedaron
inmóviles por unos momentos.
—¡Kuh...!
La
sangre brotó del hombro de Hogni.
Entrecerró
los ojos al notar la herida en su hombro izquierdo, mientras su capa ondeaba al
viento de la batalla.
—Guh...
Al
mismo tiempo, Tsubaki comprendió que había sido derrotada.
La
sangre brotaba del corte diagonal que cruzaba su torso, rasgando incluso su
sarashi, mientras caía hacia un lado.
Incluso
su largo cabello negro, que había estado atado en un lazo, se soltó y se
extendió como un abanico mientras la luz del aumento de nivel se desvanecía.
—Puedes
sentirte orgullosa, Cyclops. Tu ataque amenazó mi vida.
Dijo
Hogni, mirando hacia atrás con su espada aún en la mano derecha.
Tsubaki
lo miraba fijamente desde donde yacía, moviendo solo su ojo derecho, el que no
llevaba el parche.
—Pero
mi Victim Abyss es un asesino de vanguardias... Tu destino era
caer ante esta Espada Maldita, igual que los otros espadachines.
La
querida arma de primera clase de Hogni: Victim Abyss.
Era
una Espada Maldita creada con la ayuda de cierto hechicero hexer, y a cambio de
un precio, podía extender el alcance de su corte.
En
combates uno a uno, cuanto mejor fuera el espadachín, más alteraba la
distancia, y en batallas contra múltiples enemigos, era una habilidad mortal
que le permitía derribar a varios oponentes de un solo tajo. Cuando era
empuñada por Hogni, un aventurero de primera clase con excepcionales
habilidades en combate cuerpo a cuerpo, se transformaba en el Emperador de
la Espada Maldita, dominando tanto los duelos individuales como las
batallas grupales.
—¡Tú...!
Tsubaki,
quien había trabajado con innumerables armas, no pudo prever los movimientos de
la espada maldita Victim Abyss, que cortó repetidamente su piel morena,
dejándole múltiples heridas.
Ni
siquiera con su estado mejorado por el Aumento de Nivel pudo superar la espada
de Hogni.
—Por
esto... es que... no quería luchar contra ti...
Lo
siento, Diosa... Welfchi.
Justo
antes de que sus ojos se cerraran, susurró una disculpa a su diosa y al joven
que ya había sido derrotado.
La
combatiente más fuerte de la coalición, la herrera maestra de nivel 5, había
sido vencida, y la situación comenzó a cambiar rápidamente.
—¡Cyclops...!
Daphne
palideció al ver a Tsubaki caer.
La
coalición ya estaba en una situación crítica, pero ahora la moral se desplomaba
por completo.
Esa
era la consecuencia de perder a Tsubaki en el centro: perder la fuerza de una
aventurera de primera clase.
—¿Oi,
qué se supone que haremos ahora?
—¡Ya
no nos quedan más Espadas Mágicas!
—¡Vana
Freya derrotó a los herreros...!
Bors,
Ouka y Chigusa reforzaron su defensa en grupo.
Allen
había irrumpido libremente, cazando a cualquiera que empuñara una Espada
Mágica Crozzo, sin importar dónde estuvieran. Ala derecha, centro, ala
izquierda: nada le importaba. Su velocidad le permitía ignorar las distancias
mientras eliminaba a los restantes herreros de la Familia Hefesto y a
los aventureros de Rivira.
Ni
siquiera Daphne, la segunda al mando, pudo idear un plan de acción, mucho menos
una estrategia para revertir la situación.
Su
mente estaba al borde de detenerse cuando el tirano de la guerra apareció
implacable ante ellos.
—¿Así
que ustedes serán las próximas ofrendas?
—¡Gh!
¡Dainsleif!
El
siguiente objetivo de Hogni, tras Tsubaki, eran ellos.
Apenas
lograban mantenerse organizados como grupo, pero Hogni los consideraba la mayor
amenaza restante, aunque solo fuera un riesgo tan pequeño como una hormiga. Por
eso se dirigió con diligencia hacia el ala derecha del campo de batalla.
—¿¡D-Daphne-chan...!?
Cassandra,
situada en el centro del grupo, palideció como una paciente que reconocía la
llegada de la muerte.
Daphne
se interpuso instintivamente frente a su sanadora, solo para recordar que ya no
hacía ninguna diferencia.
Una
mezcla espesa y pegajosa de sangre y sudor le goteaba por la mejilla.
—¡Oi,
oi! ¿Qué estás haciendo, Laurus Fuga?! ¿¡Qué debemos hacer!? ¡Date prisa
y di algo!
Bors,
que entendía mejor que nadie lo desesperante que era enfrentarse a un
aventurero de Primera Clase en el campo de batalla, estaba al borde del pánico
mientras gritaba. La única razón por la que no había huido de inmediato era
porque sabía, al igual que Daphne, que sería inútil.
—¡Daphne-san...!
—¡Laurus
Fuga!
Chigusa
levantó su arco, y Ouka dio un paso adelante frente al grupo con su hacha Kougou,
esperando una decisión de su comandante.
(Deténganse.
No soy tan genial…)
El
sonido de su corazón acelerado ahogaba sus pensamientos.
(No
soy Braver... ¡No puedo encontrar ningún movimiento perfecto que lo
cambie todo…!)
El
impulso de abandonar toda responsabilidad llenaba su mente.
(…Pero
Liliruca…)
Sin
embargo, en el último momento, recordó el rostro de aquella chica y se mantuvo
firme.
(Sin
importar cuán desesperada fuera la situación, ella no huiría…)
Escenas
de la expedición pasaron por su mente: el musgo gigantesco, la anfisbena, y
todos los dilemas a los que se habían enfrentado.
Aunque
el pequeño cuerpo de Lili temblaba en esas situaciones sin esperanza, ella
seguía luchando.
La
chica a quien Daphne había guiado, tomando el papel de maestra, jamás huiría.
(...Bueno,
supongo que tendré que hacerlo.)
En
realidad, no quería.
Con
esa última queja en su corazón, la determinación regresó a sus ojos.
Para
ella, esos momentos de conflicto interno parecieron una eternidad, pero para
los demás, solo fueron unos breves instantes.
Sin
embargo, en esos pocos momentos, los ojos de Hogni se entrecerraron, centrados
en Daphne, quien había recuperado el aire de amenaza que él había percibido
antes.
—¿Así que tienen la intención de resistir? Muy bien. Entonces los reconoceré como enemigos. Los cazaré minuciosamente, con precisión, sin dejar a ninguno.
El
tirano no bajaría la guardia.
Sin
importar cuán inferiores pudieran parecer, su espada negra y demoníaca los
exterminaría a todos.
Daphne
devolvió la mirada al elfo oscuro, que ni siquiera les ofrecía una apertura.
Su
espada negra, su capa oscura ondeando con la brisa, su magia completamente
activada…
Observando
todo sobre su enemigo, Daphne absorbió toda la información que pudo, y el
último lugar al que dirigió la mirada... fue al filo de la espada que les
apuntaba.
—…
Cerrando
los ojos, apretó silenciosamente el cristal azul en su cintura, confiándole
todo.
—Todos,
por favor.
Finalmente,
abrió los ojos y dio la peor orden con una resolución tiránica.
—Dejen
que los corte.
* * *
El
sureste de la batalla principal en las ruinas occidentales.
—¡Kuh...!
—¡Aisha-dono!
Tras
un terrible intercambio de golpes, la amazona gimió y el grito de la humana
resonó.
—""Este
es el fin.""
Un
martillo de batalla y un hacha de guerra se acercaron, llenando el campo de
visión de Aisha.
La
derrota era inevitable, provocada por la cooperación entre el segundo y el
tercero de los hermanos Gulliver, Dvalinn y Berling.
Su
retirada estaba sellada, y no tenía posibilidad alguna de defenderse o escapar.
Los ataques se desataron en perfecta sincronización, buscando aplastar a Aisha
sin piedad.
—""¿--Otra
vez van a detenernos?""
Pero
justo antes de que pudieran concretarlo, Alfrigg, el mayor, y Grer, el menor,
gruñeron molestos.
Como
si sus visiones estuvieran perfectamente sincronizadas, Dvalinn y Grer, que
estaban a punto de acabar con Aisha, saltaron hacia atrás.
En
el instante siguiente, una tremenda ráfaga de relámpagos golpeó justo donde los
cuatro hermanos habían estado.
—¡Naaza-dono...!
¡Estoy muy agradecida!
—Tch,
¡me ha salvado el trasero más veces de las que puedo contar ahora!
Una
Espada Mágica Crozzo, con forma de Estoque, sobresalía del centro de un
cráter, habiendo sido disparada.
Mikoto
no perdió tiempo y saltó hacia el estoque, blandiéndolo contra los cuatro
pallums.
—Perdimos
la oportunidad otra vez.
—¿Cuántas
veces ya van?
—Once.
—Los
demás aventureros están cayendo en masa, pero Antianeira y Sombra✝Absoluta siguen resistiendo.
Los
cuatro hermanos casi gruñían mientras evadían fácilmente la única explosión que
podría haberlos derrotado: el enorme poder de fuego de esa Espada Mágica.
El
ala izquierda de la Alianza había evitado el colapso completo hasta el momento.
Incluso
los dioses que observaban desde la ciudad habrían llamado a esto un esfuerzo
verdaderamente valiente, resistiendo el furioso ataque de los Einherjars,
liderados por los Bringar.
La
razón de su resistencia era la arquera, cautelosa y cobarde, que los apoyaba.
—¡Son
demasiado rápidos...! ¡No puedo alcanzarlos con mi arco!
Detrás
de Aisha y los demás, Naaza estaba situada en la cima de una columna de diez
meders de altura, gimiendo mientras sacaba otra flecha, o más bien, una Espada
Mágica, de su carcaj y la colocaba en su arco largo.
Un
ataque de largo alcance utilizando Espadas Mágicas Crozzo.
Su
destreza como arquera, capaz de mantener en jaque incluso a aventureros de
primera clase, había prolongado la resistencia del ala izquierda.
—¡Apuntar
al enemigo y al mismo tiempo reabastecernos con Espadas Mágicas...! ¡Es
increíble que una táctica como esta sea posible!
—¡A
veces la suerte también está de nuestro lado! ¡Pero esos pallums se adaptarán
pronto! ¡No dejen que nos quiten las Espadas Mágicas!
Naaza
disparaba Espadas Mágicas estilo estoque que parecían flechas.
Si
no acertaban a su objetivo, se clavaban en el suelo con una explosión; mientras
tanto, Mikoto o Aisha podían apresurarse a recogerlas mientras el enemigo
retrocedía para evitar la explosión.
Era
tanto fuego de cobertura como reabastecimiento.
Gracias
a eso, el ala izquierda apenas—solo apenas—mantenía la línea. Aisha reconocía
que habría sido derrotada fácilmente sin ese apoyo.
Con
las Espadas Mágicas de Naaza en mano, Mikoto y los demás lanzaron
valientemente explosiones contra los Gulliver.
—¡Dogman!
¡Protege a Aisha, cueste lo que cueste!
—¡Nosotras,
las Berbera, detendremos a estos tipos! ¡Oraaaaaah!
Naaza
se centró en apoyar a Aisha y Mikoto. Es decir, se enfrentaría a los hermanos
Gulliver.
Las
Berbera, que admiraban a Aisha, estaban combatiendo al resto de los
enemigos—los Einherjars que intentaban eliminar a la arquera problemática—con
firmeza y resolución. Aunque era un equilibrio precario, gracias a ellas, Naaza
podía centrarse en su apoyo.
También
continuaba moviéndose entre los pilares, cambiando agresivamente de posición.
—Tienen
una buena arquera.
—Y
además cautelosa.
—Una
parte del plan de Hedin se está arruinando. Se lo merece.
—Nosotros
somos los que estamos siendo retenidos, así que no te alegres demasiado.
Todavía
completamente imperturbables, los hermanos Gulliver elogiaron a Naaza.
La
estrategia de la Familia Freya era simplemente forzar un combate a
muerte una vez que se hubieran agotado suficientes Espadas Mágicas Crozzo.
Pero
gracias al ingenio rápido de Naaza, había surgido un pequeño obstáculo en su
camino.
Mientras
que cada división, excepto las de reserva, había estado disparando sus Espadas
Mágicas como parte de una gran exhibición—tal como Hedin les había guiado a
hacer—Naaza era la única que no había distribuido sus Espadas Mágicas.
Usando su propio juicio, ignoró la orden de Lili de realizar un bombardeo
concentrado para salvarse a sí misma.
—Estas
Espadas Mágicas son nuestra única salvación, ¿verdad...? ¡No las soltaré
tan fácilmente! ¡Ya actué precipitadamente una vez y perdí mi brazo por eso...!
Naaza
Erisuis, quien se había retirado como aventurera hacía seis años, siempre había
luchado manteniendo algún seguro. El trauma de perder un brazo a manos de un
monstruo, tras cometer un error mientras exploraba el Calabozo, le había robado
el coraje para luchar contra ellos de nuevo.
Pero
también la había hecho más sabia y decidida.
(Está
bien. Conozco mis límites. Solo estoy ayudando a Mikoto y Aisha. ¡Así que
mantén la calma...!)
Naaza
sudaba mientras contaba continuamente cuántos disparos de Espadas Mágicas
le quedaban, sin dejarse llevar y centrándose solo en el apoyo.
No
pensó ni por un momento que podría derrotar a un aventurero de Primera Clase
por sí sola.
No
soñaba con convertirse en una heroína.
Pero
debido a eso, fue capaz de prolongar la resistencia del ala izquierda durante
tanto tiempo.
Sus
fracasos y experiencias pasadas estaban salvando a sus compañeros del peligro
ahora.
—¡Pero
esto no llevará a nada... el resultado seguirá siendo el mismo!
Sin
embargo, también comprendía que todo esto era solo un combate inútil.
Una
vez que se agotaran todas las Espadas Mágicas, los hermanos Gulliver
contraatacarían fácilmente; Aisha, Mikoto y Naaza serían derrotadas tan fácil
como romperle el cuello a un bebé. Simplemente esperaba que el equilibrio se
rompiera finalmente, sin intentar lo imposible.
Había
una amarga resignación en sus ojos.
* * *
80/20.
Ese
era el balance actual del Juego de Guerra.
Y
eso era solo dándole a la Alianza todos los posibles beneficios de la duda.
Mientras
los dioses en la ciudad observaban en silencio, los residentes palidecían ante
la brutal masacre. La unilateralidad de la situación apagaba cualquier impulso
de animar a la Alianza. A pesar de algunos momentos de resistencia que podrían
considerarse un buen combate, la mayoría de los residentes comenzó a apartar la
mirada ante la abrumadora diferencia de fuerzas.
Los
aventureros, que realmente estaban luchando, sentían una desesperación
incomparablemente peor que la de los espectadores en la ciudad. Pero aun así,
seguían peleando. A estas alturas,
simplemente era una cuestión de orgullo. El enemigo era tan absurdo que,
aunque sabían que no podían ganar, querían al menos asestarles un golpe.
Incluso si solo era un rasguño, querían incomodar a sus enemigos, hacerlos
enfurecer. Después de todo, la Familia Freya era tan poderosa que los
irritaba, y por mucho que hubieran temido luchar antes, eso dejó de importar.
Incluso se habían convertido en guerreros fuertes y valientes, Einherjars en el
sentido más verdadero.
Pero
sobre todo, querían ver a esos presumidos enemigos quedar humillados.
Porque
la carta de triunfo de la Alianza aún no había sido jugada.
Los
aventureros más sabios sabían que eran señuelos.
Que
Lili los estaba usando como tapadera para enviar al conejo blanco directamente
hacia Freya.
Por
muy tenue que fuera el hilo, aún albergaban alguna esperanza de victoria.
Se
convencían a sí mismos de que todavía había una posibilidad.
Y
así, los aventureros lucharon. Y lucharon. Y siguieron luchando.
Aquellos
que conocían al Little Rookie se sentían orgullosos.
Aisha,
Mikoto, Naaza, Daphne y Cassandra seguían resistiendo, mientras que Haruhime,
ignorando el abundante sudor que le corría por la frente, continuó cantando.
Lucharon.
Y lucharon. Y siguieron luchando.
Y
al final de todo—
Se
escuchó un rugido que destrozó su esperanza.
—""""—————————""""
El
silencio se apoderó del campo de batalla.
Un
estruendo tan fuerte que invadió todos los corazones, y ahogó cualquier
grito de batalla.
Todos
los que luchaban en la isla detuvieron sus combates.
Enemigos
y aliados por igual.
Todos
miraron en esa dirección.
Los
Einherjars tragaron saliva.
Los
aventureros palidecieron.
Las
expresiones de los Aventureros de Primera Clase se mantuvieron sin cambios,
pero entrecerraron los ojos.
El
estruendo provenía del noroeste, donde el sonido de la batalla había resonado,
los sonidos que las fuerzas de la Alianza habían pretendido no oír.
—¡Ya
detente!
La
primera en gritar fue Eina.
—Por
favor... ¡detente...!
—E-Eina...
Saltó,
tirando su silla al suelo mientras se paraba frente a un espejo que reflejaba
la escena.
Tras
su grito ronco, lágrimas comenzaron a caer de sus ojos, cubriéndose el rostro,
sin escuchar la voz de Misha.
—¡Kuh...!
Ais
apretó los puños con tanta fuerza que sus uñas cortaron su piel, y la sangre
comenzó a fluir.
Su
rostro estaba lleno de desesperación, mientras se maldecía y se recriminaba por
no estar en ese campo de batalla.
Los
otros aventureros de Primera Clase observaban en silencio. Tiona también
palideció, siendo la única que podía entenderla.
—¿¡Bell-sama!?
La
última en gritar fue Lili.
Perdió
toda la compostura, y su máscara de comandante se rompió mientras observaba el
desenlace.
Sus
temblorosos ojos color avellana miraron a través del Occulus hacia la
enorme sombra que se alzaba en el anfiteatro.
El
solitario guerrero sostenía al chico por la cabeza.
—¡...Ah...!
¡...ahh...!
El
chico, cuyo cráneo seguía crujiendo, dejó escapar fragmentos de voz.
Su
cuerpo estaba maltrecho, y su armadura se había perdido o roto hacía tiempo.
Sus
piernas colgaban en el aire, balanceándose como las manecillas de un reloj
roto.
Bell
Cranel había sufrido una derrota aplastante.
—...
El
guerrero boaz no dijo una palabra.
Sosteniendo
su gran espada negra en su mano izquierda y agarrando la cabeza del chico con
su derecha, no mostró ninguna emoción.
Sus
ojos de color óxido permanecieron enfocados en el chico maltratado y
destrozado.
—No
lo rompas, Ottar.
A
lo lejos.
Escuchando
el estruendo desde las ruinas de la Casa del Dios, la diosa de la belleza
comprendió el curso de los acontecimientos. Cerró los ojos y, aun apoyando su
cabeza, habló.
No
había una sonrisa en su rostro, ni alegría. Solo una aceptación del resultado
natural de las cosas.
—Levántate.
—¡Gaha!
Ottar
agitó ligeramente su brazo derecho.
Ese
simple movimiento envió el cuerpo de Bell volando hacia un montón de escombros.
Como
testimonio de la feroz batalla, el anfiteatro había cambiado drásticamente.
Tras
ser alcanzado por el fuego, los rayos y el impacto de múltiples ataques, las
paredes y las gradas colapsaron, dejando los adoquines agrietados en varios
lugares.
Era
la prueba de que Bell Cranel, el héroe incompleto, había luchado con todas sus
fuerzas.
Y
en medio de aquel campo de batalla que contaba la historia de un feroz combate,
Ottar estaba, extrañamente, ileso.
El
guerrero era la manifestación misma de la desesperación para el chico.
—¡Ahgrgh…!
¡Guhhhhhhh…!
Bell
logró emitir un terrible gemido desde lo profundo de sus pulmones mientras se
levantaba.
Con
la sangre goteando de sus heridas, formando un charco a sus pies, exprimió
hasta la última gota de su fuerza restante y se puso de pie una vez más.
Sus
ojos rojos, inyectados en sangre, se volvían aún más intensos mientras extendía
su temblorosa mano derecha frente a él.
—¡¡¡...FIRE...BOLT!!!
Rayos
de llamas estallaron.
Una
magia de disparo rápido.
Mientras
la lanza de relámpagos carmesí se dirigía hacia él, Ottar no intentó evadirla.
*PLAFF*
Ni
siquiera usó su espada. Simplemente la desvió con su mano derecha, como si
apartara un insecto molesto.
Eso
fue todo.
Solo
eso bastó para dispersar la magia del chico.
—...
Y
saltó.
Sin
esperar a que Bell, ensangrentado y jadeante, recuperara el aliento, el enorme
cuerpo de Ottar se elevó por encima de su cabeza.
Bell
intentó impulsarse desde el suelo.
Estaba
gravemente herido, pero aun así ejecutó una evasión impecable, digna de un
aventurero de Primera Clase.
Aun
así, no fue suficiente.
Justo
después de que el montón de escombros se convirtiera en un espacio vacío tras
el aterrizaje de la pesada patada de Ottar, este extendió su mano y atrapó la
pierna de Bell, balanceándolo en un arco sobre su cabeza y luego estrellándolo
contra las losas de piedra.
—¡Gaha!
Aterrizando
de espaldas, el cuerpo de Bell se convirtió en un martillo que destrozó el
suelo.
El
impacto fue descomunal.
El
dolor ya no era más que una chispa insignificante recorriendo su columna.
El
azul del cielo en sus ojos comenzaba a desvanecerse, mientras lo que debería
haber sido un grito se convirtió en un alarido desgarrador.
Y
justo cuando su conciencia amenazaba con desvanecerse por completo, un
despiadado pisotón se estrelló contra su estómago.
—¡Guh!
Volvió
a despertar.
Volvió
a reanimarse.
Volvió
al infierno.
Ansiaba
la curación de Heith, que parecía mucho más agradable en comparación con la
resurrección a través del dolor infligido por Ottar.
—Levántate.
No
había terminado.
Aun
con el cuerpo de Bell lleno de heridas y sumido en la desesperación, el bautismo
del guerrero aún no había concluido.
Mirando
con indiferencia el rostro del chico, desfigurado por la sangre y las lágrimas,
Ottar habló.
—Recuerda
esto bien. Así es como sabe el barro.
Sin
prestar atención a la débil súplica del chico pidiendo que se detuviera, Ottar
agarró el pecho de Bell con su mano derecha y lo lanzó nuevamente a gran
velocidad.
Un
estruendo seguido de fragmentos esparcidos. El cuerpo delgado del chico y su
cabello blanco rebotaron como un conejo muerto.
Bell
se desplomó como una marioneta cuyos hilos habían sido cortados, besando el
suelo mientras un charco de sangre se formaba silenciosamente debajo de él.
Al
ver eso, Eina sintió que sus piernas cedían y cayó al suelo llorando.
—...
Hedin,
que observaba la escena con sus agudos ojos de elfo, no mostró emociones.
—Bell-kun…
Hestia,
viendo el terrible espectáculo a través del Occulus de Lili, quedó
congelada.
—¡Kuh!
—¿...A
dónde vas, Asfi?
—¡No
hace falta que lo preguntes, ya deberías saberlo! ¡Y no permitiré que digas que
es en vano!
Asfi
saltó de su asiento, dándole la espalda al inexpresivo Hermes, y salió
corriendo mientras empuñaba un brillante ítem mágico.
—Bell
Cranel está...
—¿Ese
mocoso...? ¿Ha alcanzado el Nivel 5, verdad?
—¿Incluso
el Record Holder no puede hacerle frente...?
En
una taberna de la ciudad, los aventureros que sabiamente evitaron participar en
la guerra estaban completamente desconcertados.
Viendo
la imagen en el espejo, todos estaban presos del terror, mientras uno de los
aventureros habló.
—Idiotas,
¿a quién creen que se enfrentaban?
Era
un aventurero veterano.
Un
beastman que había sobrevivido a los conflictos de hace siete años. Su voz
estaba llena de asombro y miedo.
—Él
es Ottar.
Esa
fue la respuesta.
Una
verdad absoluta que no requería prueba alguna.
El
más fuerte de la ciudad.
El
Nivel 7.
La cima.
El
cuerpo de Bell convulsionó silenciosamente y cayó de lado mientras la solitaria
figura del Rey llenaba su visión, cada vez más teñida de rojo.
—Si
vas a recibir el amor de esa persona, entonces demuestra que puedes superarme.
El
chico, con lágrimas de sangre fluyendo de sus ojos y enfrentando su
interminable bautismo, comprendió que su fin había llegado.
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