Capítulo 6

Megami Tensei ~La Rebelión de Orario~

 

Mi cabello había crecido.

En algún momento, había crecido más allá de mis hombros, lo suficiente como para llegar a mi espalda.

 

Tomando un puñado de él, pude ver algunas hebras doradas asomándose en el mechón de color verde pálido.

Era ella quien siempre teñía mi cabello para ocultar mi identidad. Y era ella quien siempre lo cortaba también.

Esa mirada gentil que me miraba desde el espejo ahora estaba muy lejos. Ya no podía recordar exactamente cómo lucía esa tenue sonrisa suya.

La chica que solía cortarme el pelo se fue. La rechacé, y se marchó. Ahora que lo pienso, probablemente eso era lo que ella quería.

¿En qué pensaba cuando cepillaba mi cabello? ¿Cómo se sentía al llamarlo bonito? ¿Todo el tiempo que compartimos fue una mentira?

No puedo contar cuántas veces esa pregunta, esa ira, esa tristeza cruzaron por mi mente para luego solo desaparecer.

Ella afirmó que todo lo que vi en esos ojos grises era simplemente un juego de roles. Fue bastante clara al decir que todo el tiempo que pasó en la taberna no había sido más que un juego.

Había muchas cosas que no entendía. Además de incontables sentimientos que habían sido heridos.

¿Debería gritar y enojarme por ser traicionada? ¿Llorar por ser engañada? ¿O sería más fácil simplemente exigir alguna compensación por mis sentimientos inocentes?

Todo el tiempo que estuve atrapada bajo tierra, estas preguntas y emociones revolvieron mi mente.

 

Pero entonces me di cuenta.

Ella no había cambiado en absoluto.

Siempre fue egoísta. Siempre decía lo preciosas que éramos, pero nunca hablaba de sí misma y estaba llena de secretos. Solo se reía, haría caso omiso, y se escabulliría. Siempre fue como el viento, de espíritu libre y desenfrenada.

Esto no era diferente.

Hizo una declaración conveniente y unilateralmente intentó cortar lazos a nuestra relación. Aunque aún no entendía nada y no estaba segura de en qué creer.

Así es...

No podía aceptar esto sin una conversación adecuada con ella.

En ese caso...

Asumo que podría responderle algo como "Ese no es mi problema" y luego acercarme a ella. Aunque se burlara diciendo que todo hasta ahora solo había sido un juego o una serie de mentiras. Aún no había tenido la oportunidad de expresar todo lo que sentía.

Si vas a dejar de lado tu vida como la chica que conozco y proclamarte como una reina egocéntrica, entonces yo también puedo hacer lo que quiera. Esta vez, dejaré que el vendaval crezca hasta convertirse en una violenta tormenta.

 

—...Lo traje como me pediste. Lo recogí durante esa batalla.

Estábamos paradas frente a las puertas de la ciudad, a las afueras de las murallas.

Noté los fragmentos de madera rota.

Con un agradecido asentimiento, tomé el objeto de una de las figuras más destacadas de la ciudad, que había venido hasta aquí por mí, y luego levanté lentamente la vista hacia el cielo. Estábamos paradas en el límite entre la noche y el alba antes de que el sol comenzara a salir. Las brillantes estrellas todavía eran visibles en el cielo. Ya no apartaría la mirada de esos innumerables puntos de luz.

—Hermes-sama me dijo esto... Aparentemente, ella está en Solingen, la ciudad fabricante de espadas, bastante al este.

Asentí con agradecimiento a mi amiga por el mensaje de su dios patrón.

Con su ayuda, los preparativos para mi partida estaban terminados. Lo único que quedaba por hacer era despedirme de esta ciudad por un tiempo. Mirando hacia el horizonte ininterrumpido, le di la espalda a las murallas de la ciudad.

Por el bien de ese chico de cabello blanco. Por el bien de esa chica de cabello gris-azulado. Y por la yo que ocultó su cabello rubio durante tanto tiempo.

Iré a terminar mi última ceremonia de purificación.

Aun mirando fijamente las estrellas centelleantes, volteé hacia la ciudad y susurré al viento.

—Espera por mí, Syr. No estaré satisfecha hasta darte una buena bofetada.



Un Juego de Guerra como nunca antes se estaba llevando a cabo…

 

Esa noticia se extendió inmediatamente por todo Orario.

Mientras los residentes de Orario todavía luchaban por ordenar sus recuerdos después de que la diosa de la belleza usara su Encanto en toda la ciudad, los eventos que se desarrollaban rápidamente provocaron pánico y confusión generalizados.

La Familia Freya contra una Alianza de Familias.

Nadie sabía si esta disposición sin precedentes había sido decidida por el Gremio y el consenso general de todos los Dioses, o si la propia Freya lo había propuesto. De cualquier manera, estaba destinada a convertirse en el Juego de Guerra más grande en la historia de Orario. Incluso las masivas murallas de la ciudad no podían contener la noticia de una inminente guerra de Familias, y cuando se corrió la voz, dejó atónito al mundo exterior.

—¿Qué está pasando? — Era una frase común.

—Es lo que se merecen —, se burlaban aquellos indignados cuyos recuerdos habían sido alterados.

—¡No es suficiente! — Se podía escuchar en algunos labios.

Pero la respuesta más frecuente era "¿Qué sucederá a partir de ahora?"

Sorprendentemente, los comerciantes no estaban tratando de aprovechar la situación para obtener ganancias, al menos esta vez. Incluso ellos estaban preocupados por el destino de la ciudad.

Y los dioses no fueron la excepción.

Su actitud juguetona habitual prácticamente se había evaporado, y muchos comenzaron a pensar seriamente en su rumbo futuro. Más de uno luchaba por controlar a sus seguidores impulsivos: aventureros que estaban ansiosos por unirse a la próxima batalla.

 

Naturalmente, nadie alzó la voz instando a perdonar los crímenes de la Familia Freya. Incluso si estaban aturdidos por la idea de que todo se resolvería con un Juego de Guerra, todos los rencores y resentimientos que se remontaban a la destrucción del distrito de placer y otras muchas acciones desmesuradas y unilaterales finalmente explotaron.

Así es.

En esta situación, Freya estaba completamente sola, sin ningún tipo de apoyo.

Al menos, no hubo ninguno que proclamara ser públicamente su aliado.

--Más allá de eso, no eran muchos los temerarios que se arriesgaban a desafiar al formidable ejército de la diosa de la belleza.

 

—¿¡Qué demonios estás diciendo!?

El grito de Hestia resonó contra el enorme techo abovedado de la sala.

El Denatus se estaba llevando a cabo en el piso treinta de Babel, en el centro de la ciudad.

—¿¡Por qué no participarás en el Juego de Guerra, Loki!?

¡BUM!

Las manos de Hestia golpearon la mesa redonda.

Sentada diagonalmente frente a ella, Loki frunció los labios en forma de "".

—...Simplemente no puedo. Así es como son las cosas.

—¿¡A qué te refieres con eso!?

Un alboroto llenó la habitación mientras Hestia gritaba.

El objetivo del actual Denatus era discutir las reglas y la estructura del próximo Juego de Guerra, confirmando quienes se unirían a la alianza liderada por la Familia Hestia.

Se sobreentendía que la Familia Loki era la opción principal cuando se trataba de enfrentarse a la Familia Freya. Pero no participarían.

Un escalofrío recorrió a la enorme cantidad de dioses que habían llegado a este Denatus.

—¡Eras la primera opción de todos para darle una paliza a Freya! ¿Y te echas atrás en un momento como este? ¿No te da vergüenza?

—Tú fuiste la que se puso arrogante diciendo que aceptarías el Juego de Guerra...

—¡Porque conociendo tu naturaleza impulsiva, asumí que serías la primera en unirte a la alianza! ¡O mejor dicho, estaba totalmente convencida de que podríamos contar con Wallen-lo-que-sea-kun para todo! ¡De lo contrario, no habría intentado enfrentarme a ese monstruo de frente!

—¿No te da vergüenza depender de alguien a quien normalmente aborreces...?

Loki apenas podía creer cuánto esperaba la pequeña diosa que los demás resolvieran sus problemas. Pero Hestia tenía sus razones para no preocuparse excesivamente por las apariencias en ese momento.

Inclinándose hacia adelante, gritó con tanta intensidad que podría salpicar a Loki con saliva.

—¡Mira a tu alrededor! ¡Desde que dijiste que no participarías, los que estaban entusiasmados en unirse han comenzado a perder el interés!

Todos los dioses que observaban de cerca las reacciones de los demás, ahora se habían distanciado repentinamente de Hestia, tanto de manera metafórica como literal. Para ser precisos, habían alejado sus sillas unos cinco pasos de la mesa, mientras mostraban sonrisas vacías y nerviosas en sus rostros.

Si la Familia Loki no se une, entonces ¿quién va a detener a ese grupo de monstruos?

Estaba claro que todos estaban pensando lo mismo.

Cuando las perspectivas parecían sombrías, la mayoría priorizaba protegerse a sí mismos. Eso era tan cierto para los dioses como para los mortales.

—Entonces, supongo que lo diré... —respondió Loki cansadamente después de echar un vistazo alrededor. —Si nos involucramos, esto solo se convertirá en un "enfrentamiento entre Loki y Freya".

—¿¡Qu...!?

—Oficialmente, se supone que este juego debería resolver tu problema con Freya. Si intervenimos, entonces tú serías solo un extra... estarías en la pelea solo de nombre.

En lugar de la Familia Freya VS la Familia Hestia y sus aliados, se convertiría en la Familia Freya VS la Familia Loki y algunos más.

Hestia sabía que era verdad, por lo que no pudo discutirlo.

Considerando que Freya había apostado toda su riqueza, honor y orgullo en esta batalla, sería patético y deshonroso dejar que alguien más peleara por ella.

Por supuesto, a ella no le importaba en lo más mínimo cómo se viera, porque el enemigo era increíblemente fuerte y la castidad de Bell estaba en juego.

—E-Entonces, ¡al menos podrías dejar que algunos de tus hijos participen...!

—Eso también ya fue descartado... por el Gremio.

A pesar de que Freya haya sugerido este Juego de Guerra, de seguir así solo se convertirá en una ejecución pública.

Eso no haría ningún favor a su reputación en otros países, así que, si iba a ser etiquetado como un Juego de Guerra, tendría que haber al menos cierta apariencia de imparcialidad... Esa era la posición del Gremio sobre el tema.

—¡Pero no fueron tan injustos aquella vez con Apolo!

—Eso solo fue porque metiste la pata y descuidaste tu tarea de reclutamiento.

Al final, Hestia solo pudo apretar su cabeza, gruñendo un "Gununu".

Era una Guerra de Familias sin precedentes, de uno contra varios. Y aunque no había un ejemplo previo al que referirse, no era tan descabellado, pero...

—...

Hestia miró el lugar vacío justo enfrente de ella en la mesa.

Ese era el asiento de la reina a la que desafiaría.

Freya no estaba participando en este Denatus.

Había declarado que aceptaría cualquier desafío, bajo cualquier regla, sin importar cuán desventajoso fuera.

Renunciando a su derecho a residir en el piso más alto de Babel, había regresado al trono de su mansión, en un silencio inquietante, esperando la decisión de la ciudad. Jugándoselo todo para tener su guerra, Freya seguía siendo una reina.

—El Gremio no permitirá una guerra que rompa el equilibrio de Orario. Sus órdenes son un dolor en el trasero, pero no podemos hacer nada, así que tendremos que quedarnos fuera de...

—...Qué conveniente excusa. No es porque Freya esté aprovechándose de alguna debilidad tuya, ¿verdad?

—¡--Ugh!

Loki entró en pánico de la manera más obvia posible.

Los ojos de Hestia ardían.

—¡Lo sabía! ¡Note que algo olía mal cuando una amante de los combates como tú seguía obedientemente lo que el Gremio decía!

—¿¡Q-Q-Qué estás insinuando!? No es como si estuviera siendo extorsionada por la túnica de plumas de halcón que tomé prestada y nunca devolví. ¡Nada de eso!

—¡Esa es la parte que se supone que debes mantener en secreto, maldita diosa bravucona!

Hestia y Loki se pusieron de pie, derribando sus sillas y armando un alboroto, mientras que Hefestos, Miach, Takemikazuchi y los demás que estaban observando, dejaron escapar un profundo suspiro.

Finalmente, Loki soltó un largo suspiro y volvió a sentarse.

—...Si pudiéramos pelear, lo haríamos. Esa ero-idiota se lo ganó de verdad esta vez. No estaré satisfecha hasta darle un buen golpe.

—Entonces...

—Pero esta vez, hay una razón por la que no puedo hacerlo.

Loki misma se veía notablemente insatisfecha, y su rostro estaba tenso al expresarlo.

Su voluntad divina era firme. O más bien, había alguna razón que retorcía su voluntad divina y la obligaba a pagar lo que le debía a Freya. Y no tenía la intención de decirlo.

Hestia no tuvo más remedio que aceptar las cosas tal y como estaban.

Como Diosa, sabía que no había nada que pudiera cambiar la decisión de Loki en ese momento.

—...Entiendo. No te pediré que participes. Pero, ¿al menos podrías prestarme a Wallen-lo-que-sea-kun?

Hestia intentó desesperadamente negociar un intercambio. Incluso si Loki se negaba a unirse a la próxima batalla, Hestia no quería irse con las manos vacías.

—Bell-kun y Wallen-lo-que-sea-kun son... mmm como lo digo, en términos de estilo de lucha, son bastante compatibles. Así que, ¿podríamos al menos tener su cooperación hasta que comience el Juego de Guerra?

Hestia eligió sus palabras con cuidado para que los dioses alrededor de la mesa no descubrieran la naturaleza de la rara habilidad de Bell.

Dado que conocía la fuente del poder del Liaris Freese, era dolorosamente consciente de cuánto crecía Bell cada vez que entrenaba o luchaba con Ais. Sus sesiones de entrenamiento antes del Juego de Guerra con Apolo habían impulsado su crecimiento de manera dramática, permitiéndole lograr un resultado completamente inesperado.

En respuesta a la súplica de Hestia, Loki le devolvió la mirada... y débilmente le negó con la cabeza.

—Imposible.

—¿¡Qué...!? ¿¡P-Por qué!?

—Ais ya no se puede mover. —Loki se recostó en su asiento y miró hacia el techo. —En este momento, ella es quien está más atada a un contrato que cualquiera.



Un enorme campo envuelto por la niebla matutina.

En una fría mañana temprana de otoño que casi parecía invierno, sin rastro todavía de la luz del sol.

Ais estaba sola, frente a frente con un hombre boaz.

—Este es el mensaje de mi diosa.

—...

—Ella exige que se le regrese el favor.

—...

—La compensación que deberás pagar, es el silencio.

—Ugh...

Los labios cerrados de Ais temblaron.

—No deberás participar en nada que tenga relación con Bell Cranel.

—¡...!

—El límite de tiempo es hasta que el Juego de Guerra termine. Considerando lo que sucedió aquí, esto debería ser una compensación justa.

—Pero, eso es...

—¿Estás diciendo que no puedes aceptarlo?

—...

—Después de todo, no era más que un contrato verbal. Si dices que romperás ese pacto, adelante, haz lo que quieras.

—¿...Puedo?

—Si lo haces, lo único que sucederá es que tu espada se pudrirá.

—¡¡¡!!!

—¿Cómo podría una espada que ni siquiera puede cumplir su palabra seguir manteniendo su filo?

Ottar no tenía más que agregar mientras estaban parados en medio del mar verde. Y dándole la espalda a Ais, el guerrero boaz desapareció en la niebla.

Ais, ahora sola en el Folkvangr, frunció los labios mientras miraba hacia el cielo.

—...Bell...

Lo siento.

Eso fue todo lo que logró decir.



—¿De qué se trata todo esto, Royman?

La voz del pallum estaba llena de reproche.

Ante la mirada crítica de Finn Deimne, el líder del Gremio Royman Mardeel, le devolvió una mirada firme incluso mientras sudaba.

—Es exactamente como se les notificó. El Gremio no puede permitir que ustedes, la Familia Loki, se unan al Juego de Guerra.

El pallum y el elfo se miraron el uno al otro sobre la mesa que los separaba.

Finn y Royman estaban teniendo una reunión secreta dentro de un pequeño café que se encontraba en un callejón separado de la Calle Principal.

—¿Podrías darme una razón por la que deberíamos aceptar esa decisión?

—Como si necesitara explicación. La Familia Loki y la Familia Freya son las dos grandes fuerzas de Orario, las Cabezas Gemelas de la Ciudad. ¡Al igual que lo fueron Zeus y Hera, ustedes tienen que continuar en la cima de Orario para mantener el delicado balance!

Las verdaderas intenciones de Royman eran claras.

¡No podemos permitir que Loki y Freya se enfrenten y se destruyan mutuamente en este Juego de Guerra!

Impulsado por esa única idea, intentaba contener la gran guerra que se estaba gestando.

Y estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario, posiblemente por su propia iniciativa, incluso si eso implicaba ser despreciado y odiado por todos.

Como evidencia, presionaba su abultado vientre con una mano y lo frotaba frecuentemente. Su rostro también lucía pálido. Seguramente había muchos dentro del Gremio que estaban en contra de su decisión, por lo que sus gemidos de dolor de estómago eran casi audibles.

La razón principal por la que habían elegido este café oculto como su lugar de reunión secreto fue para evitar ser vistos por otros, una preocupación que era principalmente de Royman. Si por casualidad se filtrara el rumor de que Braver había ido a reclamarle directamente al líder del Gremio, su autoridad se desplomaría. Lo cual invitaría a que fuera criticado tanto por los Aventureros como por los empleados del Gremio, provocando que la opinión pública se volviera aún más hostil. Y ya que sería una pérdida de tiempo si terminaba colapsando por el estrés, Finn eligió como lugar de reunión este establecimiento que había conocido por un elfo de su propia Familia.

Era obvio que esta era una opción desesperada para Royman.

Pero a Finn no le importaba eso.

Esa aguda y peligrosa mirada hacia el elfo no era algo propio de su gentil carácter. Con solo echar un vistazo, se podía ver lo mal que le había sentado esa decisión.

—¿Cuál es el propósito de un Juego de Guerra? ¿Con qué fin se establecen las reglas? La razón principal por la que crearon este sistema que convierte conflictos privados en duelos... dándole una forma de prueba, era evitar el daño del que ahora estás tan preocupado, ¿no es así?

—¡Atrévete a decir eso nuevo! ¿¡Acaso crees que podría confiar en la palabra de un Aventurero!?

Ante el señalamiento de Finn, Royman replicó con fuerza.

Ese era el único punto en el que no estaba dispuesto a negociar.

—Incluso si creyera tus palabras, ¿cuántas veces ha habido un juego de guerra sin muertes? ¡O mejor dicho, es raro que NO los haya!

Aunque se prohibiera matar a los miembros de la Familia enemiga, aún habría numerosas víctimas.

Esa era la preocupación principal del Gremio.

Incluso si se suponía que era una batalla en representación de los Dioses, los que luchaban eran Aventureros de carácter violento. Aún más si el oponente era una Familia enemiga, en el calor de la batalla, las reglas a menudo quedaban en segundo plano.

Pero desde el punto de vista de Finn, esta preocupación llegaba demasiado tarde. El Gremio había estado desviando la mirada a las muertes en los Juegos de Guerra desde hace ya un tiempo. Incluso, en la mayoría de los casos, promovían los juegos de guerra para resolver conflictos.

La razón principal residía en que aquello era preferible a permitir que un conflicto ocurriera dentro de la ciudad, Sin embargo, al mismo tiempo, estaban resignados a aceptar que si no se decidía un claro ganador y perdedor durante el juego, las disputas entre Dioses nunca tendrían fin.

Pero no se podía negar que la expectativa de que las Familias lucharan entre sí era un factor crucial que impulsaba a los aventureros a realizar grandes hazañas y a subir de nivel.

De cierta manera, los Juegos de Guerra eran básicamente pruebas en las que se podría obtener un retorno mucho mayor al de cualquier sacrificio.

El Juego de Guerra entre la Familia Hestia y la Familia Apolo fue un buen ejemplo.

Traicionando cualquier predicción, la Familia Hestia, no dispuesta a convertirse en una presa fácil para la Familia Apolo, tomó la victoria al borde de la derrota. Especialmente Bell, en esa batalla obtuvo el título del Super Rokkie por su actuación, alzándose como un Aventurero prometedor. Incluso hubo quienes murmuraban sobre su potencial para convertirse en un nuevo candidato a héroe.

Royman seguramente declararía firmemente que Orario no era igual a la tierra sagrada de las Amazonas, donde la lucha a muerte continuaba todo el año, pero siendo llamada La Ciudad de los Héroes, era inevitable que aquellos que intentaban llegar a serlo se enfrentaran entre sí.

Sin embargo...

—¡Incluso yo lo sé, Finn! ¡Este Juego de Guerra será el más grande hasta ahora! ¡Será tan intenso que eclipsará todo lo anterior! ¡No habrá cabida para dudas ni titubeos, todo autocontrol desaparecerá por completo, y los aventureros de Primera Clase no serán la excepción! ¡Eso es lo que significa comenzar una guerra contra la Familia Freya!

Y no era para menos, considerando la causa del conflicto que se había desatado en la ciudad.

Todos en Orario habían sido envueltos por un encanto irresistible que había alterado sus recuerdos. Esta invasión había llevado a que muchos exigieran venganza.

—¡La diosa Freya hizo algo imperdonable! ¡Lo admito!¡Pero es precisamente por eso que muchas personas están furiosas y ya no es una situación que podamos frenar! ¡Vanargand es un buen ejemplo de ello!

Justo después de que Hestia liberara a todos del encanto de Freya, Bete, el hombre lobo intentó ir a por la Familia Freya y tomar sus cabezas. Incluso después de que el gremio emitiera una orden de cese al fuego, si no hubiese sido por Finn y el resto de su Familia, no habrían podido detenerlo.

—¡Esta vez no puede haber ningún contratiempo!¡No podemos permitirnos perder a ningún aventurero de primera clase, especialmente a ustedes, la Familia Loki, a Ottar y a los demás, antes de la subyugación del Dragón Negro...!

La última de las Tres Grandes Misiones, la subyugación del Dragón negro, era responsabilidad de la Ciudad Laberinto.

Por lo que si la Familia Loki y la Familia Freya terminaran eliminándose entre sí, no solo se alejarían del más anhelado deseo del mundo mortal, sino que la esperanza en sí podría extinguirse por completo.

Royman temía que eso sucediera más que nadie.

—Si no participamos, la Familia Hestia y su alianza serán derrotadas definitivamente.

Habiendo escuchado lo que tenía que decir el elfo, Finn entrecerró sus ojos y habló.

—... ¿Y cuál es el problema? El deseo de la Diosa Freya es simplemente transferir a Bell Cranel a su Familia. Solo eso. Un mero trámite burocrático.

El elfo cerró la boca por un momento, y replicó.

—¡Incluso si la Familia Hestia es derrotada, no dañara el poder de combate de la ciudad!

Después de mucho, realmente mucho tiempo, Finn casi se muestra una pequeña risa burlona.

--El mal hábito del líder del Gremio, o mejor dicho de Royman, había salido a la luz.--

Su obsesión con la visión en general lo llevaba a ser poco razonable en estos casos.

Royman estaba lejos de ser el inútil cerdo del Gremio que muchos creían que era. Sin embargo, priorizaba demasiado el bien mayor e ignoraba la moral y los sentimientos de las personas.

Y ahora volvía a hacerlo.

Con el fin de no perder a una de las más poderosas fuerzas de combate de la ciudad como la Familia Freya, impediría la participación de la Familia Loki y abandonaría a la Familia Hestia.

Incluso luego de haber experimentado la invasión en su mente, Royman seguía apoyando a la Familia Freya.

Y a pesar del temor que tenía de ser encantado nuevamente en el futuro, controlando sus emociones y con una voluntad de hierro, se enfocó en cumplir el deber de la Ciudad Laberinto, el logro más anhelado del reino mortal.

Para un político, sin duda esta sería la elección correcta, y quizás realmente era la decisión más sabia cuando el destino del reino mortal estaba en juego. Pero al mismo tiempo, no era una causa justa que la opinión pública aceptaría.

Por lo que Finn, Bete y el resto de Familia Loki tampoco aceptarían.

—Esto es una farsa, Royman.

—Tiene que ser una farsa, Finn.

Los dos se miraron fijamente.

Aunque la mirada de Finn parecía albergar emociones casi asesinas, Royman nunca desvió su mirada.

Su determinación era clara en la forma en que se comportaba.

—...Las reglas y el tipo de Juego de Guerra se decidirán en el Denatus. De manera imparcial, para que ambas partes tengan posibilidades de ganar. Tampoco es que quiera que la Familia Hestia pierda.

—¿Cuánta gente piensas que se lo va a creer cuando vean todo lo que estás haciendo? Al menos, los miembros de mi Familia no lo harán. Y tampoco estoy dispuesto a convencerlos.

Royman estaba haciendo todo lo posible por mantener la calma mientras hablaba, pero Finn lo enfrentó de inmediato de manera sarcástica.

Royman inmediatamente se puso rojo de ira.

Y luego... dejó escapar un gran suspiro.

Con un rostro similar al de un anciano cansado, sacó algo de su bolsillo.

—Finn... mira esto.

—¿?

Lo que colocó sobre la mesa, era un trozo de hielo.

Era más pequeño que una Daga.

Mirándolo bien, no era solo un trozo de hielo, sino una Espada Corta congelada a la que le faltaba la hoja.

—¿Esto es...?

Viendo lo asombrado que estaba su rostro, Royman le informó a Finn.

—Es algo que trajeron del Jardín de Hielo de Thalia.

—¡!

Al instante, los ojos de Finn se abrieron de par en par

Su mirada iba y venía entre el rostro de Royman y el objeto congelado sobre la mesa.

—... ¿Hubo algún otro resultado aparte del de ella?

—Nada más que reliquias insignificantes.

—¿...El lugar?

—La brecha entre los Pisos 60 y 61. Es todo lo que puedo decirte por ahora.

Finn inconscientemente bajo la voz.

Y tras unos segundos de duda, preguntó.

—¿Qué hay con la llave?

—No fue encontrada. Al menos, Zeus y Hera no la encontraron.

Un momento de silencio llenó la tienda.

Como si el mundo se hubiese detenido.

Sin embargo, Royman no titubeo y retomó el tema principal.

—Si prometes no participar en el Juego de Guerra, te revelare la información que el Gremio posee sobre el Jardín de Hielo.

—¡¡!!

—Desde la ruta detallada, hasta la ubicación del área, todo. Incluso se podría autorizar una incursión de ataque.

Finn se sorprendió por segunda vez.

Ignorando al pallum que había dejado de moverse por completo, Royman continuó con una fuerte angustia en su rostro.

—Incluso Zeus y Hera solo trajeron objetos pequeños como este a la superficie. Pero... si se trata de ustedes, la Familia Loki, que tienen a esa tomboy de diosa, posiblemente puedan encontrar la llave.

Las palabras de Royman apenas lograron pasar a través de sus pensamientos que daban vueltas en círculo.

Sacudiéndose del inesperado impacto, Finn se esforzó por reunir información... antes de preguntar sobre la verdadera intención de Royman.

—¿Por qué me revelas esta información ahora?

—¡--No me dejaron otra opción, malditos testarudos!

En respuesta, Royman volvió a arquear sus cejas en un ángulo agudo.

—¡¡Originalmente no tenía intención de revelarles esta información a ustedes y a la Familia Freya hasta que se unieran como Zeus y Hera!! ¡Ya que si es justo como dicen los informes, el área donde está el Jardín de Hielo es demasiado peligrosa!¡Sin embargo, ni siquiera intentan colaborar y se la pasan peleando entre ustedes!¡Incluso ahora estaban a punto de iniciar una batalla!

*¡DON!*

La mesa fue golpeada fuertemente.

Royman se levantó de su silla, y comenzó a hablar con tanta energía que esparcía saliva.

—¡¡Si se van a destruir entre ustedes...!! ¡Es mejor revelar información confidencial si eso significa evitar un conflicto!

Royman, jadeando, se dejó caer en la silla y se quedó allí, sin fuerzas.

Ese era el trato que se había puesto sobre la balanza, una negociación angustiosa.

Se le permitiría a la Familia Loki asaltar en solitario una zona peligrosa que no se les habría permitido atacar, a menos que las dos Familias principales estuvieran dispuestas a cooperar.

A cambio, tenían que retirarse del Juego de Guerra.

Eso es lo que estaba diciendo Royman.

—...

Frente a este compromiso del líder del Gremio, Finn por primera vez se quedó en silencio.

Y al mismo tiempo, fue una forma de que Royman se vengara de Finn.

Llegados a este punto, Finn y los demás ya no podrían ignorar la información que tenían delante.

Al menos, Riveria no se quedaría callada.

Si se le confiaba este asunto, definitivamente evitaría que participaran en el Juego de Guerra, incluso si eso significaba enfrentarse a Bete y los demás.

—Finn... ustedes tienen que derrotar al Dragón Negro.

—...

—No habrá nadie después de ustedes. Ya no aparecerán más Recipientes de Héroes de su talla.

—...

—Completar las Tres Grandes Misiones, es así de dura y pesada.

El elfo que superaba los 150 años dijo eso como si mordiera cada palabra.

—Cuando llegue el momento de la subyugación del Dragón Negro, sin duda tú serás el comandante... ¿Hasta cuándo seguirás pretendiendo ser solo un aventurero?

En ese tono de advertencia, también se incluía una súplica.

Un profundo silencio pasó entre los dos.

—... ¡Ya dije todo lo que tenía que decir! ¡No participes en el Juego de Guerra, Finn! ¿¡Entendido!?

Finalmente, Royman retomó su tono habitual, y se levantó de su asiento.

Después de darle un recordatorio tras otro, se marchó apresuradamente de la tienda.


× × ×

—...Haaa...

Finn dejó escapar el suspiro que había estado conteniendo.

Extendiendo su mano hacia el trozo de hielo que quedaba sobre la mesa, lo levantó hacia el techo y lo miró fijamente.

Y luego, recostándose en su silla, y tras inclinar su cabeza hacia atrás, habló.

—¿Esto también formaba parte del plan de la Diosa Freya, Hedin?

—No te atrevas a pronunciar mi nombre con tanta familiaridad, pallum.

Una voz fría le respondió desde atrás.

Proveniente de un rincón de la tienda, y aún más al fondo de donde estaba Finn.

Quien estaba sentado en un asiento delimitado por un separador de tela, era un hermoso elfo, de aspecto diferente a Royman.

El nombre del elfo, de cabello dorado que fluía hacia su espalda y leía un libro con una mano, era Hedin Selland.

Un ejecutivo de la Familia Freya, y un Aventurero Nivel 6.

—No sabía que también fueras un cliente habitual en esta tienda.

—Es evidente que el nombre de la tienda deja claro su vínculo con los elfos. Supongo que fue Mil Elfos quien te la recomendó.

El nombre de esta tienda era Wishe.

Finn no lo sabía, pero esta era la tienda donde Hedin llevó a cierto chico y también era el lugar donde Finn abordó el tema del compromiso entre pallums con el chico en cuestión.

Y aunque Royman no lo había notado, Hedin ya se encontraba ahí desde antes que entraran a la tienda.

Finn había decidido continuar con su conversación aun sabiendo que él estaba allí, en parte porque quería que Hedin escuchara, pero el elfo dueño de la tienda, quien incluso ahora estaba disfrutando despreocupadamente de una taza de té en el fondo de la barra, demostró ser también un individuo bastante astuto.

—Freya-sama solicitó esta batalla con la idea de aplastar a todas las fuerzas de Orario. Así que deja de mancillar su nombre con tales vulgares sospechas.

Hedin, aun con la mirada en su libro, describió los hechos tal y como fueron.

Por su parte, Finn jugueteaba con el objeto de hielo en su mano derecha cuando preguntó.

—¿Estás diciendo que ella planeaba acabar con nosotros también si nos uníamos a la Alianza de Familias?

—Si decidieran enfrentarse a nosotros, solo tendríamos que idear una estrategia que contara con tu presencia. Y así pondríamos fin a todas esas bestias rabiosas.

La Familia Freya estaba conformada por los Einherjar, fuertes guerreros que luchaban únicamente por el bien de su diosa--un grupo abrumador de individuos que se resistían a cualquier intento de coordinación o control.

Entonces, ¿qué sucedería si, por el bien de su diosa, de alguna manera comenzaran a cooperar entre ellos?

...Se volverían inmanejables.

Pero hipotéticamente hablando, si pudieran mostrar un liderazgo mayor al de Finn y los demás, la Familia Loki no podría derrotar a la Familia Freya.

—Nosotros, los ejecutivos, nos encargaríamos de los aventureros de Primera Clase, mientras Heith y los demás se ocuparían del resto.

—Andhrímnir, ¿eh...?

—En primer lugar, me ofende llamarlo aliado, pero... mientras tengamos a Ottar, podremos superar cualquier cosa que se nos presente.

—...

Él tenía razón.

En resumen, no importaba a cuantos se enfrentaran, si no derrotaban a Ottar, sería el fin.

Eso era lo que significa enfrentarse a la Familia Freya, que se jactaba de tener al más fuerte de la ciudad.

—...A pesar de todo lo que dijo Royman, apoyaré a la Familia Hestia.

—¿Qué hay con eso?

—Dejando de lado la intervención directa, la “cooperación” no está prohibida.

—¿En otras palabras?

—Le compartiré algo de conocimiento a una valiente compañera pallum.

—Ahórrate tus sofismas y quejas de mal perdedor, maldito idiota.

Dándose la espalda el uno al otro, y sin intercambiar ni una mirada, solo sus voces viajaban entre ellos.

—Ver cómo te dejabas engañar por ese cerdo del Gremio me dejó completamente satisfecho. Realmente fue un sentimiento gratificante.

—Si, fui engañado.

Finn reconoció fácilmente el sarcasmo de Hedin, quien volteaba las páginas de su libro sin cambiar de expresión en absoluto.

Royman quien temía más que nadie la pérdida del poder de combate de la ciudad, había jugado su valiosa carta de triunfo.

Si incluso un solo miembro de la Familia Loki participaba en el Juego de Guerra, él ciertamente no les daría la información que Finn y los demás querían.

—Con esto, la esperanza de recibir refuerzos se ha desvanecido...

Si la Familia Loki participaba, haría que las posibilidades fueran de un 50 y 50. Solo entonces se equilibraría la balanza de poder.

Así de fuerte era la actual Familia Freya.

Lo que les esperaba a la Familia Hestia era una batalla que prometía ser cruel, agobiante y carente de esperanza.

Finn miró por la ventana.

Y mientras recordaba el rostro de cierta chica de su misma raza, entrecerró sus ojos azules.

—Me pregunto si estará manteniendo la calma en lugar de llorar, o gritar.



—¡¡Bell-shamaa~~!!

Resultó que no.

Desvaneciendo las esperanzas de Braver, Lili se había convertido en un bebe llorón.

—Lili... Ya estoy bien, así que...

—¡Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento! ¡¡Lili, Lili, waaaaaaaa~~~~~!!

Mansión Chimenea, hogar de la Familia Hestia.

Bell se encontraba parado en la sala de estar.

O, para ser exactos, solo podía estar parado.

Lili lo abrazaba como si quisiera enterrar su rostro en su estómago, y mirándolo hacia arriba con sus ojos llorosos, se disculpaba una y otra vez como una caja de música rota. Por lo que ante su postura, en la que había continuado llorando por un rato, Bell no podía moverse.

Y no solo era Lili.

—¡Lo siento, Bell-kun...! ¡Te dije todo eso...! ¡Soy un fracaso como Asesora...!

—Le pagué con ingratitud al héroe que me salvó... yo... ¿Qué debería hacer para expiarl...?

Eina estaba detrás de él a la derecha.

Y Haruhime estaba detrás a la izquierda.

Las manos de la elfo sujetaban firmemente su mano derecha, mientras que la renart, arrodillada, sostenía delicadamente su mano izquierda.

La avalancha de disculpas estaba impregnada de la misma tristeza.

La atmósfera era pesada.

Tanto, que hizo que empezara a sudar por la nuca.

Aunque no le sorprendió ver a Haruhime desconsolada, recibió un shock al darse cuenta de que Eina también estaba llorando.

Ver a la mujer que era como una hermana mayor llorando como una niña por él —o más bien, debido a él— era un golpe demasiado fuerte para un chico de apenas catorce años. Aunque quería decir algo, las palabras se negaban a salir, así que no tenía más remedio que soportar la culpa que brotaba dentro de él.

—Mis más humildes disculpas, Bell-dono... ¡No solo me olvidé de ti, te rechacé...! ¡De qué sirve una Familia si ni siquiera puede ayudarte en momentos difíciles...! ¡Ni postrándome ante ti podría ser perdonada!

—Lo siento, Bell. Y-Yo... yo también...

Más y más.

Mikoto, Welf y varios otros también rodeaban a Bell.

Nahza y Daphne, Cassandra, Ouka y Chigusa, además del resto de la Familia Takemikazuchi. Incluso Aisha y Mord estaban allí. Aparte de los dioses que asistían al Denatus, este grupo incluía a todos los que habían rechazado a Bell bajo la influencia del encanto de Freya.

—Quiero que me des un puñetazo...

—Eso… solo aliviaría tu propio sentido de culpa...

—E-Entonces, ¿¡qué debería hacer...!?

—¿...Seppuku?

—¡Detente, Ouka! B-Bell-san, yo... yo lo haré en su lugar.

—Lo están exagerando...

—¡Y-Yo... no creo que estuviera equivocado...! S-Solo... solo quería asegurarme de que no estuvieras deprimido...

Y así sucesivamente.

Todos lucían pálidos, como si no hubieran dormido en absoluto, y ninguno podía mirar a Bell a los ojos. La sala de estar se había convertido en una zona densamente poblada de disculpas.

Ahhh, esto ya es un caos.

La Hestia que vivía en el fondo de la mente de Bell miraba al techo y comenzaba a girar como un molino de viento.

... ¿Qué debería hacer...?

Para ser precisos, no estaba seguro de cómo sentirse.

No era el tipo de persona que encontraba satisfacción haciendo que la gente se inclinara y se disculpara. Bell era un chico sencillo, y escuchar sus desgarradoras disculpas le pesaba. Y no era como si alguno de ellos le hubiera hecho realmente algo malo. Ellos también fueron víctimas, manipulados para pensar que él era alguien más. Pero no importaba cuántas veces les dijera que "todo estaba bien", o les asegurara que "no habían hecho nada malo", no ayudaba. De hecho, sus rostros solo se ensombrecerían más.

Y así, Bell se encontraba mirando al techo, con los ojos cerrados mientras las arrugas de su frente se profundizaban, completamente perdido.

Si pudiera, me gustaría escapar de la realidad, es lo que pensaba, cuando los sollozos de Lili empezaron a brotar desde el fondo de su estómago.

—¡Lili... Lili ya había jurado que nunca traicionaría a Bell-sama, y a pesar de eso...!

En su primer encuentro, Lili se había acercado a Bell por la codicia y por un resentimiento injustificado y egoísta.

Le mintió, y lo traicionó, pero aun así fue salvada por Bell y se convirtió en su inigualable Soporter.

Para ella, el hecho de haber herido a Bell debió ser algo imperdonable, algo que ni muriendo mil veces podría expiar.

El llanto de la chica, poseída por un profundo arrepentimiento y odio hacia sí misma, parecía hablar por todos los presentes.

Bell, perplejo, observaba las lágrimas que aún fluían... y tomó una decisión.

Colocando ambas manos sobre los hombros de la chica, se arrodilló en el suelo y su mirada se encontró con sus ojos que incluso ahora seguían llorando.

—Lili, ¿me escuchas? No puedo darte el... castigo que buscas.

—Ugh, gusu... ¡No puede ser...!

Lili, sollozando, miraba a Bell, llena de tristeza.

Por mucho que lo intentara secar con sus pequeñas manos, las lágrimas seguían brotando de sus ojos castaños sin cesar.

Mientras miraba a Lili, Bell habló, como si quisiera que también lo oyeran Eina y los demás.

—Pero--comparado con un castigo, algo mucho más aterrador nos espera. No solo para ti, Lili, sino también para mí.

—¡¡!!

Los ojos de Lili se abrieron ampliamente.

Entre Welf y los demás, se podía percibir un aire de sorpresa.

Bell bajó las cejas y sonrió con un poco de pena.

—Yo solo no podré hacer nada en la siguiente batalla. Por lo que desearía que le prestaran su fuerza... a alguien tan inútil como yo.

—Bell-sama...

—Por eso, en lugar de que se disculpen... quisiera que enfrentemos esto juntos.

Por favor, Lili.

Ayúdame.

Frente a los ojos rubíes de Bell quien le rogaba sinceramente desde el fondo de su corazón, los ojos castaños de ella se humedecieron con un significado diferente al de antes.

Lili, todavía secándose las lágrimas que caían de forma brusca y ruidosa, asintió una y otra vez mientras se sonaba la nariz.

—¡Sí...! ¡Lili te ayudará, Bell-sama! ¡Te apoyará! ¡Lo compensará por haberte herido! ¡¡No, más que eso, a partir de ahora y para siempre!!

—...Gracias, Lili.

Bell sonrió ante Lili, que gritaba como si estuviera haciendo un juramento.

Al verlo, Lili finalmente dejó que las lágrimas rompieran la presa y se abrazó a él.

Mientras palmeaba suavemente la espalda de la chica, que enterraba su rostro en su cuello, Bell miró a su alrededor.

—Welf, Mikoto-san, Haruhime-san... y también Eina-san y los demás, por favor, les pido que me ayuden.

Con Welf y los demás mirando sorprendidos, ahora bromeaba.

—Les he causado muchas molestias a todos, ¿no? Así que, con esto... digamos que "estamos a mano".

--Sin embargo, tal vez mi “deuda” sea mayor y no sea suficiente.--

Bell se rascó  la mejilla torpemente.

Inmediatamente después, una sonrisa volvió a los rostros de Welf y los demás.

—Esas son las palabras de nuestro líder. Hagámoslo, chicos.

—Sí... ¡Ayudaremos a Bell-dono!

—¡Yo también te regresaré el favor! ¡Incluso a costa de mi propia vida!

Welf sonrió como un hermano mayor, Mikoto respondió con seriedad, y Haruhime, mientras se secaba las lágrimas de los ojos, hizo su juramento.

Finalmente pudo regresar de ser el “Bell Cranel de la Familia Freya" a ser el “Bell Cranel de la Familia Hestia”.

Es lo que pensaba Bell en ese momento.

—Bell... a partir de ahora empezaré a hacer muchas pociones curativas... Incluso intentaré elaborar ese elixir, el que siempre me resultó imposible de hacer.

—¡Muchas gracias, Naaza-san!

—¡Yo también seguiré durmiendo hasta que tenga un buen sueño premonitorio, aunque sea doloroso!

—¡Por favor no hagas nada irrazonable, Casandra-san!

—¡Bell-kun! ¡Yo también te filtraré toda la información que consiga en el Gremio!

—E-Eso ya es algo excesiv...

Respondiendo al llamado de Bell, finalmente Naaza y los demás pudieron liberarse del tormento de la culpa, alzando sus rostros y prometiendo ayudar de cualquier manera posible.

Y justo cuando los “yo también y yo también” comenzaban a volverse más acalorados, y grandes gotas de sudor comenzaban a acumularse en la frente de Bell.

La puerta del salón se abrió de golpe con un estruendo.

—¡Ah es inútil! ¡¡Como esperaba, no pude persuadir a Loki y los demás!!

Exclamando como si ya no pudiera más, quien entró en la sala de estar fue Hestia.

Habiendo regresado del Denatus, soltó un peculiar “¡Nyoaa!” mientras arrojaba al aire los documentos que traía y se lanzaba de cabeza al sofá.

—Una prohibición de participación para la Familia Loki... Entonces, es como esperaba...

Recogiendo uno de los pergaminos que había caído al piso, y mirando lo que tenía escrito, Bell no pudo ocultar su ansiedad.

Sabía que Hestia había estado asistiendo al Denatus diariamente desde que se decidió la celebración del Juego de Guerra, tratando de obtener condiciones favorables para ellos. Y también el hecho de que las cosas gradualmente se habían vuelto sospechosas.

—Freya no asistió al Denatus y ha mantenido una actitud de aceptar cualquier tipo de competencia...

—Para empezar, la brecha de poder es demasiado grande. Sin la participación de la Familia Loki, las otras Familias que estaban interesadas ahora están considerando retirarse.

Tras Hestia, los que aparecieron en la sala de estar fueron Miach y Takemikazuchi. Hefesto entró al último, mientras los miembros de la Familia apretaban los dientes.

—Ojalá hubiera sido una competencia de quien come más, o algo así...

—¿Y quién diablos estaría satisfecho si se decidiera con algo así?

Ante las palabras de Daphne, Ouka sintió un dolor de cabeza ya que sabía que incluso él quería decir algo similar.

El renombre de la Familia Freya resonaba con tal fuerza que enfrentarse a ellos significaba enfrentarse a la desesperación.

—En cuanto a la no participación de la Familia Loki, hay voces de descontento incluso dentro del gremio. Sin embargo, parece que los altos mandos temen que tanto las facciones de Loki y Freya caigan entre sí...

Con las palabras de Eina como final, un silencio cayó en la sala de estar.

¿Por qué aceptaron el Juego de Guerra?

No había nadie que culpara a Bell ni a Hestia de esa manera.

Todos entendían que, si no superaban esta batalla, no podrían romper los lazos con la Familia Freya y el disturbio no se resolvería.

Alejándose de Bell y recuperando finalmente su calma, Lili adoptó una expresión de estratega y miró a Welf.

—Welf-sama...

—Lo sé... cómo se lo dije a Bell antes, forjaré "Espadas Mágicas Crozzo". Tantas como el tiempo lo permita.

—W-Welf, pero eso es...

—En cualquier caso, si son mis “Espadas Mágicas” dependerán de la habilidad del usuario. Incluso si se rompen, para sacar un poder de fuego que derribe a un oponente de una clase superior, no hay otra opción que usar la "Espada Mágica de Crozzo".

Ante la mirada preocupada de Bell, Welf negó con la cabeza

La "Espada Mágica Welf", creada durante la expedición, había eliminado sus elementos autodestructivos, y por tanto, su eficacia y poder de fuego dependían del nivel de habilidad del portador, ignorando el de su creador, Welf.

Incluso si Lili, que ahora era Nivel 2, la usara, solo podría exhibir un poder de fuego correspondiente a su Nivel.

Si se desea un poder de fuego instantáneo capaz de incinerar al enemigo, las "Espadas Mágicas Crozzo" eran esenciales.

Estaba listo para imitar a su país natal Rakia--a la Familia Ares, que se jactaba de su "mitología invicta".

Welf, quien había evitado las espadas mágicas de la Familia Crozzo, había tomado esa resolución.

Todos en la sala, incluido él, se dieron cuenta de que no podían enfrentar a un enemigo así sin elegir los métodos.

—Planificaremos meticulosamente una estrategia. Debemos explorar todos los métodos posibles. De lo contrario, no tendremos ninguna posibilidad de ganar.

Justo después de que Lili dijera eso con voz tensa--

Aisha, que había permanecido en silencio y no se había unido a las disculpas hacia el joven, habló.

—En lugar de inclinar la cabeza ante Bell Cranel, prefiero aplastar a los subordinados de la diosa Freya. Siempre he pensado de esa manera. No importa si la "Familia Loki" está o no... ¿No piensan lo mismo?

Ante las palabras provocativas de esa amazona amante de las batallas...

Esta vez los Aventureros lo aprobaron.

—¡Sí, Aisha-sama! ¡Yo también... l-los mandaré a volar!

—Bell-dono ha estado luchando solo todo este tiempo. ¡Así que ahora es nuestro turno de darlo todo!

Haruhime y Mikoto también alzaron sus voces.

Alentados por las voces de sus amigas de la infancia, Ouka y Chigusa sonrieron y respondieron con un "¡Sí!" y un "¡Vamos!".

El ánimo de Aisha había disipado la atmósfera sombría, y pronto, bajo el liderazgo de Lili, comenzó la discusión sobre el Juego de Guerra.

—...Qué alivio.

Mientras observaba a Lili y los demás rebosantes de energía y voluntad, Bell sonrió.

Era una sonrisa de tranquilidad, feliz porque Lili y los demás se habían deshecho de su sentimiento de culpa.

Con los ojos entrecerrados, Bell pronto cambió su expresión.

Se alejó discretamente del grupo y se acercó a la ventana, donde el sol ya había cedido su lugar a la luna.

--¿Qué estará haciendo... ella ahora?--

En su mente flotaron los sucesos ocurridos en el “campo” donde pasó su tiempo falso y “ella” quien le mostró muchas expresiones que no había visto antes.

Mientras miraba la luna brillando fugazmente, Bell susurro el nombre de una chica con una voz que nadie podía escuchar.



La noche azulada se asemejaba a un oscuro canal.

Las estrellas centelleantes eran como la superficie del agua ondulante.

La luna menguante, como una única góndola.

Brillando fugazmente a través de los espacios entre las pálidas nubes.

Como si estuviera buscando a alguien perdido desde el barco, la luz de la luna lamentaba no poder encontrar a nadie.

Entonces, ¿a quién estás buscando?

A punto de hacer esa pregunta, la diosa de la belleza se detuvo.

Sacándose a sí misma de ese demasiado ridículo mar de sentimentalismo, simplemente, murmuró el nombre de ese chico.

—Bell...